Friday, January 3, 2014

Curiosidades de la historia 2: lecturas para la noche


Compilado por  G. Islas

A principios de 1951, el ciudadano estadounidense Stanley Clifford Weyman recibió la oferta de incorporarse a la embajada tailandesa en calidad de agregado de prensa. Preocupado por si aquel empleo podría poner en peligro su ciudadanía norteamericana, Weyman solicitó permiso a la Secretaría de Estado. Casualmente, un funcionario de aquel departamento creyó reconocer aquel nombre y comprobó su historial en los archivos estatales. De sus averiguaciones se pudo descubrir que este personaje, de nombre real Stephen Weinberg, y siempre actuando con el mismo alias de Stanley Clifford Weyman , se las había apañado a lo largo de cuarenta años para desempeñar o suplantar los siguientes cargos y honores: Cónsul de los Estados Unidos en Marruecos; adjunto militar de la embajada de Serbia; teniente de la Marina de los Estados Unidos; cónsul general de Rumania; teniente de las Fuerzas Aéreas durante la Primera Guerra Mundial; médico en el Perú; teniente de navío del Cuerpo Médico de la armada norteamericana y experto de protocolo de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos; secretario del cirujano vienés Adolf Lorenz, durante la visita de éste a Estados Unidos; experto en reforma de prisiones; médico de la estrella cinematográfica Pola Negri; comisario de manicomios del Estado de Nueva York; abogado; consultor de reclutamiento (es decir, asesor para librarse del servicio militar); reportero del Erwin News Service y corresponsal ante las Naciones Unidas del periódico londinense Daily Mirror.

Stanley Clifford Weyman o Stephen Weinberg


Stanley Clifford Weyman o Stephen Weinberg











Simón el Mago fue un sectario cristiano de origen judío, a quien se considera fundador del gnosticismo de raíz cristiana, que vivió en el siglo I y que aparece citado en Los Hechos de los Apóstoles. Era un experto mago y fue convertido al cristianismo por las predicaciones de  Felipe. Poco después, fascinado por los milagros de  Juan y  Pedro, pretendió comprarles el don de realizar prodigios. De este intento, violentamente rechazado por los apóstoles, procede la palabra simonía, referida a la venta o compra deliberada de cosas espirituales, y especialmente de sacramentos, prebendas y demás beneficios sacerdotales. La Iglesia considera la simonía corno un sacrilegio. Según la leyenda, Simón Mago murió en Roma, estrellado contra el suelo cuando pretendía caminar por los aires.


Simón el mago
Simón el mago 

El Caballero de Éon (Charles Geneviève de Beaumont d'Éon, 1728-1810) fue un famoso espía francés, cuya peripecia es, sin duda alguna, ciertamente curiosa. Reclutado como espía por el rey Luis XIV  fue destinado a Rusia, donde se presentó disfrazado de mujer. Pronto se abrió paso en la cosmopolita corte de Catalina II La Grande, destacando tanto que la zarina le nombró lectora de la corte. Allí ejerció sus labores de espionaje a plena satisfacción, aunque, para no levantar sospechas, recibió la orden de reincorporarse a París. Poco tiempo después, fue enviado de nuevo a San Petersburgo, donde se presentó esta vez como hermano de aquella lectora, sin que nadie se diera cuenta del engaño. Cumplida su misión, volvió a su país, donde obtuvo el empleo de capitán de dragones, tomando parte en la guerra de los Siete Años. Posteriormente fue enviado a Londres como ministro plenipotenciario, aunque cayó en desgracia ante Luis XIV , por lo que hubo de permanecer exiliado algunos años en la capital inglesa, hasta que fue rehabilitado por el nuevo rey Luis XV , permitiéndosele que regresara a Francia, siempre que lo hiciera en calidad de mujer. De nuevo en Versalles, el equívoco sobre su verdadera personalidad —hombre o mujer— se mantuvo durante el resto de su vida. Cuando finalmente murió, a los 82 años, se pudo comprobar que se trataba, efectivamente, de un hombre.
Charles Geneviève de Beaumont d'Éon

Charles Geneviève de Beaumont d'Éon












El ingeniero austriaco Reinhold Boyer, afincado durante muchos años enMadrid, donde murió, fue un verdadero coleccionista de catástrofes . Al parecer, Boyer sobrevivió a suprimer grave accidente a los seis años, cuando, viajando con sus padres, se derrumbó un puente de ferrocarril al paso de su tren; en el accidente murieron 200 personas. A los ocho años, se libró milagrosamente del incendio de un teatro vienés, en el que se hallaba nuevamente junto a sus padres; en el accidente murieron 449 personas. Ya trabajando como ingeniero en una mina cercana al Paso de Caíais, se libró milagrosamente del incendio que asoló varias galerías; en el accidente murieron unos 1.300 mineros. Dos años después, hallándose en Sicilia realizando unos sondeos, se produjo un fortísimo terremoto; a causa del temblor murieron unas 200.000 personas. En 1912, a punto de emprender un viaje a los Estados Unidos, tuvo que desistir a última hora a consecuencia de una súbita enfermedad; de esta forma tan casual se libró de sacar un pasaje para el infortunado viaje inaugural del Titanic; en el accidente murieron 1.513 personas. Tiempo después, estando en la ciudad norteamericana de Miami, un huracán destruyó prácticamente la zona; a consecuencia del huracán murieron 12.000 personas. Finalmente, seis meses después, volvió a escapar milagrosamente de la riada causada por el desbordamiento del río Mississippi en el estado norteamericano de Luisiana; en la riada murieron varios miles de personas. A todo ello, al parecer, habría que añadir diversos accidentes, choques, descarrilamientos y catástrofes naturales de menor entidad. Increíble. Pero, al parecer, totalmente cierto.


Tumba de  Reinhold Boyer


El excéntrico Timothy Dexter (1747-1806) fue un curtidor de pieles, reconvertido en rico comerciante y después en escritor. Consiguió su primera fortuna vendiendo carbón en Newcastle. Posteriormente invirtió los beneficios de aquel negocio en la compra de una partida de calentadores de cama, con la que partió absurdamente hacia las Indias Occidentales (es decir, hacia el tórrido Caribe). Sorprendentemente, consiguió venderlos todos en muy poco tiempo, pues los nativos encontraron pronto una nueva utilidad a aquellos extraños artilugios: les resultaron muy útiles como sartenes ad hoc para freír pescado y ñame. Posteriormente, Dexter aumentaría su fortuna vendiendo piezas de maquinaria, biblias y mitones de lana (!?) en las mismas Indias Occidentales. Con una gran fortuna amasada en tan peculiares negocios, adquirió una mansión colonial en Newburyport, una pequeña localidad del estado norteamericano de Massachusetts. Decoró el exterior de la mansión con cuarenta estatuas de madera en tamaño natural que representaban a grandes personajes de todas las épocas, tales como Adán y Eva, George Washington, Nelson, Luis XIV , incluyéndose él mismo entre tan dispar procesión de personajes. Además de una esposa (de quien él decía que en realidad era un fantasma), dio entrada en la casa a un astrólogo, un gigante retrasado mental en calidad de bufón, un ama de llaves que se suponía que era en realidad una princesa africana y un poeta oficial de su pequeña corte (cuya verdadera profesión era la de pescadero). En 1802, como era de prever ante tal derroche de imaginación, Dexter se hizo escritor. Su primera obra, como no podía ser menos, fue una autobiografía filosófica cuyo título podría ser traducido por En adobo para los entendidos, una de cuyos pasajes más dignos de mención es aquel en que insinúa la idoneidad de su persona para un eventual cargo de emperador de los Estados Unidos. Ahora bien, lo más notable del libro es que está compuesto por una sola oración, ni siquiera aliviada por el menor atisbo de signo de puntuación u ortográfico. Además, tampoco tiene argumento, ni hilazón temática. Era un ejemplo avant la lettre de la escritura automática de los surrealistas. Sin embargo, en una segunda edición de esta magna obra, el inefable Dexter se apiadó de los potenciales lectores y arbitró el ingenioso remedio de incluir al final del libro una página con trece líneas de comas, puntos, signos de interrogación y de interjección y demás parafernalia ortográfica para que cada entendido lector adobase el libro a su gusto. Desde luego, la respuesta de los lectores fue un largo silencio, acentuado, eso sí, con numerosos signos de interrogación.

Mansión de Timothy Dexter

Timothy Dexter


Según cronistas de la época de total fiabilidad, hacia el año 1920 se hizo muy famoso en Madrid el arte de un bailaor, apodado “Mate Sin Pies” por la extraña e inverosímil circunstancia, era bailarín, que tenía amputadas las dos piernas a la altura de las rodillas.


"Mate Sin Pies"



GI










Thursday, January 2, 2014

Curiosidades de la historia: Lecturas para la noche...




Compilado por G.Islas

A mediados de 1881, el sheriff Pat Garrett mató en la pequeña localidad de Fort Summer al célebre
forajido Billy the kid, que fue enterrado en el pequeño cementerio de la ciudad. Algunos años después,
la tumba fue abierta por mandato judicial y se descubrió que al cadáver le faltaba la cabeza. Esto
aumentó la leyenda que ya circulaba sobre la vida y las andanzas de aquel célebre bandido adolescente.
William Boney, más conocido como Billy the kid , había nacido en Nueva York, el año 1859, hijo de
emigrantes irlandeses. Aún muy pequeño, marchó con su familia al territorio de Nuevo México, donde
creció en un ambiente mexicano, hablando, por cierto, en español. A los doce años tuvo su primer
tropiezo con la ley, al matar a cuchilladas a un hombre que estaba agrediendo a un amigo. Obligado a huir
de la justicia, llegó a México, donde comenzó a forjar su fama como integrante de la banda de cuatreros
de Jesse Evans. Denunciado por un periódico, tuvo que huir de nuevo, reapareciendo en el valle de
Lincoln, donde se alistó en un ejército de matones que participaba en una guerra entre dos facciones
enemigas. Derrotado su bando, continuó su vida de forajido, hasta que un nuevo gobernador, llamado
Lewis Wallace (1827-1905) —más conocido en el mundo literario por haber escrito años después la
famosa novela Ben-Hur—, dictó una amnistía general. Billy se entregó a la justicia con la esperanza de
poder cambiar de vida, pero fue encarcelado bajo la acusación de asesinato. Logró huir de la prisión
antes de ser ejecutado y continuó su vida de bandolero y cuatrero. En diciembre de 1880, el sheriff Pat
Garrett le tendió una trampa, capturándole. Condenado a muerte en abril del año siguiente, se escapó de
nuevo ese mismo mes, asesinando a sus dos guardianes. Oculto en Fort Summer, Garrett dio con él,
matándole a traición amparado en la noche. A pesar de esta intensísima peripecia, al morir, Billy the kid
tenía sólo 22 años.





Billy the kid
Sheriff Pat Garrett






Fiodor Dostoievski (1821-1881) nació en el manicomio en que su padre trabajaba de médico. En su infancia vivió, pues, en permanente contacto con los enfermos mentales, lo que marcaría su vida e impregnaría toda su obra literaria con una fructífera vocación por la  introspección psicológica de sus personajes. Además, hubo de convivir durante toda su vida con la pobreza y las enfermedades. La  epilepsia y los continuos problemas familiares influyeron en su atormentada literatura. Para colmo, cuando era un escritor muy famoso
fué condenado a muerte por sus ideas revolucionarias, aunque en el último momento esta condena fue conmutada por los trabajos forzados y el destierro en Siberia  


Fiodor Dostoievski, escritor de "crimen y castigo"



La imagen histórica de eterno vencedor que se aplica a Napoleón Bonaparte (1769-1821), al menos
hasta su derrota final, ha de ser contrastada con los múltiples problemas de salud que arrastró. Al
parecer, además de ser vencido en Waterloo, hubo de soportar la derrota mientras luchaba contra las
hemorroides, llegándose a especular que esta dolencia fue una de las razones principales de su derrota,
ya que le impedía montar a caballo, lo que, a su vez, no le permitió tener un conocimiento exacto de la
marcha de la batalla. También sufrió al parecer de estreñimiento crónico durante toda su vida. Y eso que
era un comedor frugal, de lo que da muestra, por ejemplo, que su plato favorito fueran las papas
hervidas con cebolla. Asimismo, sufría un miedo visceral, de carácter fóbico, hacia los gatos. Para
algunos historiadores, parece seguro que también contrajo la sífilis. En fin, según estudios recientes
realizados sobre su esqueleto, parece muy verosímil que muriese envenenado. Tal vez tantos males y
achaques hicieron de Napoleón un hombre precavido. Y quizás por eso, en mayo de 1813, firmó una
póliza de seguro por valor equivalente a 10 millones de francos  de la época, cubriendo la eventualidad
de que muriese en batalla o fuese hecho prisionero. La prima que tuvo que pagar fue de tres libras para un
seguro válido tan sólo para un mes. Sin embargo, frente a esa existencia tan Ilena de achaques, su
inmortalidad goza de una muy buena salud, si se puede decir así.


Napoleon Bonaparte



Al morir en 1805, a los 47 años en la batalla de Trafalgar, Horatio Nelson (1758-1805) —que, por cierto,
aunque ha pasado a la historia como el Almirante Nelson, nunca obtuvo ese grado, sino sólo el de
vicealmirante—, había sufrido la malaria en sus viajes por las Indias Orientales y Occidentales, había
perdido un ojo mientras luchaba en Córcega y su brazo derecho en Tenerife. No es de extrañar, a la vista
de ello, que, según cuentan los cronistas, el supersticioso Nelson, antes de entablar la batalla de Trafalgar
clavara una herradura de la suerte en el mástil de su nave almirante, la Victory. Lo cierto fue que tal vez
esta herradura trajo muy buena suerte a Gran Bretaña, cuya victoria en Trafalgar detuvo para siempre
los planes invasores de Napoleón, pero no impidió que Nelson muriese en la batalla.


Almirante Horacio Nelson

GI