Compilado por G. Islas
A principios de
1951, el ciudadano estadounidense Stanley Clifford Weyman recibió la oferta de incorporarse
a la embajada tailandesa en calidad de agregado de prensa. Preocupado por si
aquel empleo podría poner en peligro su ciudadanía norteamericana, Weyman
solicitó permiso a la Secretaría de Estado. Casualmente, un funcionario de
aquel departamento creyó reconocer aquel nombre y comprobó su historial en los
archivos estatales. De sus averiguaciones se pudo descubrir que este personaje,
de nombre real Stephen Weinberg, y siempre actuando con el mismo alias de
Stanley Clifford Weyman , se las había apañado a lo largo de cuarenta años para
desempeñar o suplantar los siguientes cargos y honores: Cónsul de los Estados
Unidos en Marruecos; adjunto militar de la embajada de Serbia; teniente de la
Marina de los Estados Unidos; cónsul general de Rumania; teniente de las
Fuerzas Aéreas durante la Primera Guerra Mundial; médico en el Perú; teniente
de navío del Cuerpo Médico de la armada norteamericana y experto de protocolo
de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos; secretario del cirujano
vienés Adolf Lorenz, durante la visita de éste a Estados Unidos; experto en
reforma de prisiones; médico de la estrella cinematográfica Pola Negri;
comisario de manicomios del Estado de Nueva York; abogado; consultor de
reclutamiento (es decir, asesor para librarse del servicio militar); reportero
del Erwin News Service y corresponsal ante las Naciones Unidas del periódico
londinense Daily Mirror.
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Stanley Clifford Weyman o Stephen Weinberg |
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Stanley Clifford Weyman o Stephen Weinberg |
Simón el Mago fue
un sectario cristiano de origen judío, a quien se considera fundador del
gnosticismo de raíz cristiana, que vivió en el siglo I y que aparece citado en
Los Hechos de los Apóstoles. Era un experto mago y fue convertido al
cristianismo por las predicaciones de Felipe. Poco después, fascinado por los
milagros de Juan y Pedro, pretendió comprarles el don de realizar
prodigios. De este intento, violentamente rechazado por los apóstoles, procede
la palabra simonía, referida a la venta o compra deliberada de cosas
espirituales, y especialmente de sacramentos, prebendas y demás beneficios
sacerdotales. La Iglesia considera la simonía corno un sacrilegio. Según la
leyenda, Simón Mago murió en Roma, estrellado contra el suelo cuando pretendía
caminar por los aires.
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Simón el mago |
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Simón el mago |
El Caballero de Éon (Charles Geneviève de Beaumont d'Éon,
1728-1810) fue un famoso espía francés, cuya peripecia es, sin duda alguna,
ciertamente curiosa. Reclutado como espía por el rey Luis XIV fue destinado a Rusia, donde se presentó
disfrazado de mujer. Pronto se abrió paso en la cosmopolita corte de Catalina
II La Grande, destacando tanto que la zarina le nombró lectora de la corte.
Allí ejerció sus labores de espionaje a plena satisfacción, aunque, para no
levantar sospechas, recibió la orden de reincorporarse a París. Poco tiempo
después, fue enviado de nuevo a San Petersburgo, donde se presentó esta vez
como hermano de aquella lectora, sin que nadie se diera cuenta del engaño.
Cumplida su misión, volvió a su país, donde obtuvo el empleo de capitán de
dragones, tomando parte en la guerra de los Siete Años. Posteriormente fue
enviado a Londres como ministro plenipotenciario, aunque cayó en desgracia ante
Luis XIV , por lo que hubo de permanecer exiliado algunos años en la capital
inglesa, hasta que fue rehabilitado por el nuevo rey Luis XV , permitiéndosele
que regresara a Francia, siempre que lo hiciera en calidad de mujer. De nuevo
en Versalles, el equívoco sobre su verdadera personalidad —hombre o mujer— se
mantuvo durante el resto de su vida. Cuando finalmente murió, a los 82 años, se
pudo comprobar que se trataba, efectivamente, de un hombre.
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Charles Geneviève de Beaumont d'Éon |
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Charles Geneviève de Beaumont d'Éon |
El ingeniero austriaco Reinhold Boyer, afincado durante
muchos años enMadrid, donde murió, fue un verdadero coleccionista de
catástrofes . Al parecer, Boyer sobrevivió a suprimer grave accidente a los
seis años, cuando, viajando con sus padres, se derrumbó un puente de
ferrocarril al paso de su tren; en el accidente murieron 200 personas. A los
ocho años, se libró milagrosamente del incendio de un teatro vienés, en el que
se hallaba nuevamente junto a sus padres; en el accidente murieron 449
personas. Ya trabajando como ingeniero en una mina cercana al Paso de Caíais, se
libró milagrosamente del incendio que asoló varias galerías; en el accidente
murieron unos 1.300 mineros. Dos años después, hallándose en Sicilia realizando
unos sondeos, se produjo un fortísimo terremoto; a causa del temblor murieron
unas 200.000 personas. En 1912, a punto de emprender un viaje a los Estados
Unidos, tuvo que desistir a última hora a consecuencia de una súbita
enfermedad; de esta forma tan casual se libró de sacar un pasaje para el
infortunado viaje inaugural del Titanic; en el accidente murieron 1.513
personas. Tiempo después, estando en la ciudad norteamericana de Miami, un
huracán destruyó prácticamente la zona; a consecuencia del huracán murieron
12.000 personas. Finalmente, seis meses después, volvió a escapar
milagrosamente de la riada causada por el desbordamiento del río Mississippi en
el estado norteamericano de Luisiana; en la riada murieron varios miles de
personas. A todo ello, al parecer, habría que añadir diversos accidentes,
choques, descarrilamientos y catástrofes naturales de menor entidad. Increíble.
Pero, al parecer, totalmente cierto.
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Tumba de Reinhold Boyer |
El excéntrico Timothy Dexter (1747-1806) fue un curtidor
de pieles, reconvertido en rico comerciante y después en escritor. Consiguió su
primera fortuna vendiendo carbón en Newcastle. Posteriormente invirtió los
beneficios de aquel negocio en la compra de una partida de calentadores de
cama, con la que partió absurdamente hacia las Indias Occidentales (es decir,
hacia el tórrido Caribe). Sorprendentemente, consiguió venderlos todos en muy
poco tiempo, pues los nativos encontraron pronto una nueva utilidad a aquellos
extraños artilugios: les resultaron muy útiles como sartenes ad hoc para freír
pescado y ñame. Posteriormente, Dexter aumentaría su fortuna vendiendo piezas
de maquinaria, biblias y mitones de lana (!?) en las mismas Indias
Occidentales. Con una gran fortuna amasada en tan peculiares negocios, adquirió
una mansión colonial en Newburyport, una pequeña localidad del estado
norteamericano de Massachusetts. Decoró el exterior de la mansión con cuarenta
estatuas de madera en tamaño natural que representaban a grandes personajes de
todas las épocas, tales como Adán y Eva, George Washington, Nelson, Luis XIV ,
incluyéndose él mismo entre tan dispar procesión de personajes. Además de una
esposa (de quien él decía que en realidad era un fantasma), dio entrada en la
casa a un astrólogo, un gigante retrasado mental en calidad de bufón, un ama de
llaves que se suponía que era en realidad una princesa africana y un poeta
oficial de su pequeña corte (cuya verdadera profesión era la de pescadero). En
1802, como era de prever ante tal derroche de imaginación, Dexter se hizo
escritor. Su primera obra, como no podía ser menos, fue una autobiografía
filosófica cuyo título podría ser traducido por En adobo para los entendidos,
una de cuyos pasajes más dignos de mención es aquel en que insinúa la idoneidad
de su persona para un eventual cargo de emperador de los Estados Unidos. Ahora
bien, lo más notable del libro es que está compuesto por una sola oración, ni
siquiera aliviada por el menor atisbo de signo de puntuación u ortográfico.
Además, tampoco tiene argumento, ni hilazón temática. Era un ejemplo avant la
lettre de la escritura automática de los surrealistas. Sin embargo, en una
segunda edición de esta magna obra, el inefable Dexter se apiadó de los
potenciales lectores y arbitró el ingenioso remedio de incluir al final del
libro una página con trece líneas de comas, puntos, signos de interrogación y
de interjección y demás parafernalia ortográfica para que cada entendido lector
adobase el libro a su gusto. Desde luego, la respuesta de los lectores fue un
largo silencio, acentuado, eso sí, con numerosos signos de interrogación.
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Mansión de Timothy Dexter |
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Timothy Dexter
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Según cronistas de la época de total fiabilidad, hacia el
año 1920 se hizo muy famoso en Madrid el arte de un bailaor, apodado “Mate Sin
Pies” por la extraña e inverosímil circunstancia, era bailarín, que tenía amputadas las dos piernas a la altura de las rodillas.
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"Mate Sin Pies" |
GI
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