Mormones en México

Recopilación
por
Gustavo
Islas
Fotografía de la portada:
Escuela Dominical de la Rama de San Pedro Mártir a
principios de la
década de 1920
que era típica de
pequeñas pero fieles ramas.
Cortesía Archivos de la Iglesia.
Contenido
Capítulo
1 Breve Historia
de la Iglesia en México 4
Capítulo
2 Pioneros
Mormones en México 90
Capítulo
3 El Centro
Escolar “Benemérito de
las Américas” 193
Capítulo
4 El Centro de
Capacitación Misional de
México 199
Capítulo
5 Las colonias
mormonas en el Norte de 202
México
Capítulo 1
Breve Historia de la Iglesia
en México
A mediados de la década de 1870, el presidente Brigham Young envió
emisarios a México en busca de lugares para colonizar, tanto como refugio de la
persecución que se padecía en Estados Unidos, y como medio para hacer llegar el
Evangelio a Latinoamérica.
En junio de 1874
encargó a los élderes Daniel W. Jones y Henry Brizzee mejorar su conocimiento
del español y preparar una traducción de trozos selectos del Libro de Mormón a
esta lengua con el fin de comenzar la “misión del Sur”, como se le llamó. Para
la traducción, Jones y Brizzee se valieron de la ayuda de Melitón Gonzñalez
Trejo, un teniente de las fuerzas reales de España, que se había convertido al
mormonismo.
Fueron nombrados para abrir la misión
en México, Daniel W. Jones, su hijo Wiley C. Jones, Janes Z. Stewart, Helamán
Pratt, Robert H. Smith, Ammon M. Tenney y Anthony W. Ivins. A ellos Brigham
Young les dio la instrucción de hacer una primera entrada en México para estudiar
las condiciones propicias del país para el caso de que tuvieran que buscar
refugio en él dadas las condiciones de persecución que había contra ellos en
Estados Unidos. Iban a predicar el evangelio y
buscar lugares como sitios de recogimiento para los Santos debido a que los
esfuerzos anti-poligamia se estaban intensificando. Orson Pratt dijo a los
élderes: "Deseo que ustedes busquen por lugares donde nuestros hermanos
puedan ir y estar seguros de peñigro en caso de que la persecución haga
necesario para ellos alejarse por una temporada" (Thomas Cottam Romney,
The Mormon Colonies in Mexico, 39).
El grupo partió de Utah el 1o. De septiembre
de 1875, llevando consigo 2,000 ejemplares de “Trozos Selectos del Libro de
Mormón”, traducidos por González. Su intención era entrar a México por Sonora,
pero debido a un conflicto armado que había en ese estado, los viajeros
tuvieron que cambiar el rumbo a el Paso, Texas.
De ahí el grupo
dirigido por Daniel W. Jones entró a México el 6 de enero de 1876 por El Paso
de Norte, Chihuahua. En su camino predicaron a nativos americanos y enviaron un
reporte favorable a las Oficinas Generales de la Iglesia, lo que llevo a la
fundación de la ciudad de Mesa, Arizona. Para tener una razón de permanecer en
Paso del Norte, Daniel Jones estableció una talabartería en la que aprovechaba
toda ocasión que se le presentaba para evangelizar a sus clientes. A finales de marzo de ese mismo año, Daniel
W. Jones y sus compañeros, que ahora era Stewart, Pratt, Anthony W. Ivins y
Wiley viajaron 200 milas dentro de México hasta la ciudad de Chihuahua. Ahí,
fueron recibidos por el gobernador Antonio Ochoa Carrillo, quien por ser
liberal y juarista, simpatizó inmediatamente con los recién llegados, pues como
es bien sabido, la política de Juárez era favorecer la entrada del
protestantismo a México para contrarrestar la influencia de la Iglesia Católica
en el pueblo.
Con el permiso del
Gobernador, tuvieron una reunión en el local del palenque, el sábado 8 de abril
de 1876, donde acudieron 500 personas. Sobre los efectos de esta reunión
Helamán Pratt apunta en su diario; “Abril 9 1876, Domingo- Por la mañana
vinieron a vernos dos caballeros, uno de ellos estaba ciego; habían asistido a
la reunión y dijeron creer el testimonio que se dio. Habían venido de su hogar,
en las montañas de la Sierra Madre con el fin de obtener permiso para predicar,
pero no pretendían autoridad divina; parecían estar más interesados en nuestra
misión y dijeron que la gente en donde ellos vivían aceptaría el evangelio tan
pronto como se les predicase”. Igualmente, invitaron a la gente a escuchar la
lectura del Libro de Mormón en el teatro Zaragoza. El 16 de abril de 1876 Daniel W. Jones habló
en la primera reunión pública de la Iglesia en México. Desde Chihuahua los
misioneros enviaron 500 copias de su
folleto, Trozos Selectos del Libro de Mormón, a los principales
dirigentes políticos de la República; al presidente Lerdo de Tejada, a los
ministros de su gabinete, a los miembros del Congreso, a los gobernadores de
los estados, y a otros líderes influyentes.
Después de tres
semanas, Jones y sus compañeros regresaron a su tierra, pero antes pasaron por
varios pueblos de la sierra: Concepción (Guerrero), Arisiachi, Tejolócachi,
Matachi, Temósachic, Namiquipa, Galeana y Casas Grandes, a donde llegaron el 12
de mayo.
Miércoles 23
Abril 1876 — La primera reunión
se celebra en México en el pueblo de Guerrero, Chihuahua, donde la mayor parte
de los habitantes eran nativos conocidos como Tarahumaras. El mensaje del
evangelio es bien recibido por los investigadores locales. En sus memorias Daniel W. Jones nos dice
que “un hombre llamado Francisco Rubio,
en verdad entendió y creyó en el Libro de Mormón; de pronto en la reunión, lo
tomó en su mano y lo explicó en la forma más lúcida que yo había escuchado
antes, especialmente la parte que habla de la aparición del Salvador en este
continente; personalmente yo recibí nueva luz de este nativo....Por lo general
he visto aqú y allá entre los mexicanos, algunas veces creo que las personas llamadas
Santos de los Últimos Días están sólo convertidas a medias. He observado y
sentido mas calor del espíritu y fe manifestada por los mexicanos, que la que
jamás he visto entre Santos blancos. Aun los Apaches me dijeron que no
esperarían mucho para que llegara la escena del fin de la tierra, una vez que
ellos tuvieran el poder y la autoridad de Dios para actuar en su nombre. Esa
fe, que llegará a quitar los poderes de mal de entre los Santos vendrá
principalmente del remanente (de ellos). Creo que los necesitaremos en nuestra
obra, y deberíamos procurarlos un poco más sin tener nada que ver con su
dinero”.
Al su regreso a los
Estados Unidos, Daniel W. Jones se encontró con el presidente Young en Kanab,
Utah. Él se alegró de verlo y de escuchar su reporte sobre México. Expresó que
se sentía muy satisfecho de los resultados de su viaje y dijo que era la
apertura para una obra mayor.
Segunda Misión
Proselitista a Arizona y México
Al año siguiente
,Brigham Young llamó un segundo grupo, que incluía algunos de los mismos
misioneros, a regresar y en esta vez penetrar más dentro del país. Les pidió
que contactaran y predicaran a los indios Yaqui. Estos misioneros, James Z.
Stewart y su hermano Isaac, y Helamán Pratt, Melitón González Trejo, Louis
Garff y George Terry, llevaban consigo ejemplares de Trozos Selectos del
Libro de Mormón.

Cortesía Museo de Historia del Mormonismo en
México
Copia de Trozos Sekectos del Libro de Mormón que
fue enviado a mexicanos influyentes.
Llegaron a Tucson,
Ariz. en enero de 1877 y ahí trabajaron para ganar fondos y poder continuar su
viaje hacia Sonora. En febrero de 1877 establecieron su cabecera en Tuba,
Arizona, y por algún tiempo esa colonia fue el centro de la obra misional a lo
largo de Arizona entre los mexicanos y los indios. Los élderes González y Garff los dejaron para
enseñar a los indios Papago mientras que los demás trabajaban en una mina. Los
misioneros entraron por lugares distintos y de dos en dos, y fueron: los élderes Pratt y Terry, que entraron por
Altar, So-nora; y los élderes González
Trejo, Garff, y los hermanos Stewart, que entraron por Magdalena, Sonora y
llegaron a Hermosillo y trabajaron desde el 6 de abril al 28 de mayo de 1877.
Sus labores fueron
pronto recompensadas. El élder Garff registró que el 20 de mayo,
bautizaron a José Epifanio Jesús y el 24 de mayo, bautizaron a José Severo
Rodríguez, María Ta, Cruz Parra y José Vicente Parra. “Aquí gozamos de los
frutos del Espíritu Santo abundantemente, a pesar de la persecución que tuvimos
en este lugar”, escribió el élder Garff. “Fuimos apedreados 17 veces mientras
caminábamos por las calles o dondequiera que nos encontraran”.
Después de dejar
Hermosillo, los élderes Pratt y Terry se detuvieron para visitar al cónsul
americano, que les previno acerca de visitar a los Yaquis. Estos, dijo él,
tenían la práctica de matar aquellos que atravesaban sus fronteras si tenían
alguna conexión con el gobierno mexicano o los industrialistas americanos que
habían tratado al pueblo yaqui cn gran inhumanidad.
Los intrépidos
misioneros dejaron al cónsul y viajaron en bote a través del Golfo a las
tierras de los yaquis. Cuando los élderes Pratt y Terry llegaron a un pueblo,
los yaquis tenían una fiesta. Los misioneros dieron un mensaje de que ellos
querían hablar con el jefe. Fueron atados y llevados en medio de un grupo, y se
les invitó a tomar asiento y presentar su asunto.
El jefe se encontraba 65 kilómetros
lejos. Se les negó acceso y se les pidió alejarse mientras pudieran y no
regresar más. Los misioneros pronto se fueron, sintiendo que la mano de la
Providencia los había preservado.
En una ocasión entre
1875 y 1878 el Dr. Plotino Rhodakanaty, un profesor de griego en un colegio
presbiteriano de la Ciudad de México había estado orando al Señor por sabidu-ría.Una
noche soñó que una persona venía y le presentaba un libro, presionándolo sobre
su frente. Al siguiente día, mientras enseñaba en el colegio, un niño vino y
trató de venderle un libro. El Dr. Rhodakanaty no estaba interesado pero el
niño insistió. Finalmente compró el libro que resultó ser una copia de “Trozos Selectos del Libro de Mormón”. Se publicaron 1,500
copias de este libro que contenía pasajes seleccionados del Libro de Mormón,
uno de los muchos que fueron enviados en 1876. El Dr. Rhodakanaty recibió un testimonio del li-bro. En
1878, organizó un grupo que se reunía en su casa los domingos para estudiar
pasa-jes del Libro de Mormón. Escribió a Meliton Trejo en Arizona con la
esperanza de aprender mas acerca de la Iglesia. Se escribieron por un tiempo y
luego el hermano Trejo escribió al Presidente John Taylor e incluyó algunas de
las cartas de Rhodakanat. El Presidente Taylor escribió al Dr. Rhodakanaty y le
envió literatura adicional. Los hermanos supieron que ha-bía entre quince y
veinte personas en la Ciudad de México que estaban interesadas en la Iglesia. (Ibid
p.294, 309-10)
El 15 de noviembre de 1879: Llegan los primeros misioneros a la capital; el élder Moses
Thatcher, del Quórum de los Doce Apóstoles, Melitón G. Trejo y Jamez Z. Stewart,
y otros. En una semana nueve personas del grupo de Plotino fueron bautizadas, y
cuatro hermanos fueron ordenados élderes. Rhodakanaty y Silviano Arteaga, pasan
por ser los primeros bautizados en México como mormones y los primeros élderes,
el 20 de noviembre, aunque Daniel W.
Jones, en sus memorias tituladas “40 Años entre los Indios”, afirma que
en su primera entrada a México, por
Chihuahua, bautizó a toda una familia en Namiquipa, en mayo de 1876. Como hemos
visto, otras fuentes dicen que los primeros bautizados fueron cinco personas en
Hermosillo, Sonora, por parte de Pratt y González Trejo.
De todos modos fue
con Rhodakanaty y sus compañeros, otros seis bautizados poco después que él,
que se formó la primera rama de México, quedando el mismo Rhodakanaty como
presidente y Arteaga y José Ibarrola como consejeros, el 23 de noviembre de
1879.
Daniel W. Jones nos dice en sus memorias de su visita a Namiquipa:
“El siguiente lugar donde
ocurrió algo interesante fue en Namiquipa, un poblado al norte del Río Santa
María. Llegamos a este lugar en domingo como a las diez de la mañana, con la
intención de quedarnos allí el resto del día. Acampamos a la sombra de unos
álamos cerca a la gran casa de un rancho, al otro lado del río del pueblo
principal.
Fuí a la casa para comprar
algo de carne seca. Conocí a una anciana aque nos vendió la carne, y me dio una
basta cantidad de ella por veinticinco centavos. Le regalé uno de nuestros
libros y regresé al campamento.
Después de mediodía la misma
anciana con un compañero de edad avanzada, llegó al campamento. El anciano se
veía como de unos cien años. Supimos después que tenía ciento tres años.
Estando sentado el hombre
dijo: “Estuvo usted en mi cas esta mañana”.
“Si, Señor”
“Compró algo de carne”
“Sí , Señor”
“Pagó por ella”
“Sí, Señor”, y comencé a
pensar en la gran cantidad de llea, que obtuve por mi dinero.
“Dejó usted un pequeño libro”
“Sí, Señor”
“¿Se le pagó por el?”
“No señor. No deseo que se me
pague por el libro. Nosotros no vendemos estos libros”
“Sí, pero ud. pagó por la
carne. Eso no fue correcto”.
Aquí el anciano alzo el libro
y dijo: 'Yo he estado leyendo este libro, lo entiendo y sé quienes son ustedes.
Ustedes son apóstoles del Señor Jesucristo, exactamente lo mismo que Pedro,
Santiago y Juan, y yo lo sé. Y también sé que este libro es verdadero'.
Entonces volteando hacia su esposa, dijo: 'Mujer, no le he estado diciendo a
nuestros vecinos por los últimos dos años que apóstoles trayendo el evangelio
verdadero vendrían entre nosotros y que yo viviría para verlos?'.
Estábamos asombrado al
escuchar este testimonio tan directo y positivo.
Don Francisco Vázquez
continuó y preguntó si pensábamos regresar pronto. Le dijimos que no sabíamos
paro que esperábamos hacerlo.
Él dijo que le gustaría ser
bautizado y recibir el beneficio del evangelio antes de morir.
El anciano vivó ciento cinco
años. Yo visité su familia diez años después de esto. La señora todavía vivía.
Ella me dijo que Don Francisco, en su lecho de muerte, reunió su familia y les
mandó a todos que se bautizaran cuando los Mormones vinieran. Unas cuarenta
personas estuvieron de acuerdo en hacerlo. Su hijo mayor me dijo lo mismo”.
Noviembre de 1879: Se organiza la primera rama en México, con Plotino Rhodakanaty
como presidente. Dos semanas después, un pequeño grupo de católicos
desafectados que habían estado reuniéndose para estudiar la Biblia en la casa
de Julián Rojas, en la región rural de Ozumba-Tecalco, invitaron al mismo grupo
de misioneros para hablarles. Todos con la excepción de uno estos estudiantes
de la Biblia fueron bautizados, y se organizó la segunda Rama. Para diciembre
de 1876 ya había 16 miembros en la ciudad de México y para 1881, año decisivo
en el que el Apóstol Thatcher dedicó oficialmente a México para la predicación del
Evangelio, había 241 miembros con ramas, además de México y Ozumba, en Toluca,
Metepec, Iztcalco, Tecalco, Chimal, Cuautla, San Andrés de la Cal, y Nopala.
En 1880 la rama había progresado hasta tener dieciséis miembros.
Los élderes Trejo y Ste-wart trabajaban traduciendo mas literatura de la
Iglesia, incluyendo “Voz de Amonestación” de Parley P. Pratt.
25 de enero de 1880. El élder Thatcher dedica México para la obra misional por
primera vez, en el cuarto de un hotel de la ciudad de México.. El oró para que el Señor “librara
a la nación de elementos revolucionarios y la disposición de derramar sangre,
para romper los yugos de los cuerpos y mentes de los pobres lamanitas, para que
puedan ser libres en la ley de Cristo. Y
con ello, como la venida de los conquistadores españoles predijo su esclavi-tud,
así el evangelio pueda predecir su liberación; que así como lo primero vino
sobre ellos con la espada, así pueda la proclamación de la verdad divina
subyugar y suavizar sus cora-zones”. (LDS
Biographical Encyclopedia, Andrew Jenson, Vol. 1, p.127)
Los periódicos comenzaron a publicar artículos atacando a la
Iglesia y las réplicas del Elder Thatcher fueron también publicadas. Esto
generó algún interés y paró las acusaciones mal intencionadas. El Elder Thatcher
hizo contacto con muchas personas influyentes en el go-bierno mexicano e hizo
muchos amigos valiosos. Los élderes comenzaron a tener algunos problemas con el
hermano Rhodakanaty, quien trataba de traer a los miembros de la Iglesia a una
forma comunal de vida.
El Elder Thatcher conoció a un caballero belga, Emelio
Biebuyck, quien tenía permiso del gobierno para promover el establecimiento de
colonias en México. El creía que los mormo-nes "eran los mejores
colonizadores del mundo" Esta oferta animó al Elder Thatcher tanto que
partió para Salt Lake City el 4 de febrero de 1880, llegando el día 22. Los hermanos
consideraron la oferta pero concluyeron “que la colonización de los Santos de
los Últimos Días en México en este tiempo, aún bajo la generosa concesión del
contrato mencionado, sería prematura”.
En la conferencia de Abril el Elder Thatcher reportó:
“Nos dieron una recepción cálida y genuina [en Mexico], y
deseamos bendecir al pueblo. Creemos que el Señor abrirá aún la vía por la cual
miles y cientos de miles recibirán el co-nocimiento de la verdad. Hemos
bautizado algunos veinte en esa tierra y tenemos una pe-queña rama casi
formada….Habrá una gran obra realizada en México. Siento que los lama-nitas en
esa tierra recibirán el Evangelio por millares”.
Mayo 1880 — Fernando A. Lara y Domingo Mejia se convierten en los primeros
mexicanos llamados como misioneros.
6 Abril de 1881 — En el Popocatépetl, el Élder Moses Thatcher dedica nuevamente
México para la proclamación del Evangelio y el establecimiento de colonias.
Otras ocho personas se le unen en las laderas del volcán para celebrar la
primera conferencia de la Iglesia en México. Las primeras labores misionales
duraron diez años. Después de ello, el énfasis fue hacia la colonización, y la
obra misional perdió empuje. En esos diez años, 18 misioneros habían servido en
México, 241 conversos habían sido bautizados, y se habían organizado diez
ramas. Cuando la obra misional cesó en el centro de México, las colonias del
norte vi-nieron a ser conocidas como la Misión Mexicana hasta la organización
de la Estaca Juárez en 1895.
Mientras
el Elder Thatcher estaba afuera , los élderes Stewart y Trejo tradujeron mas
del Libro de mormón. Concentraron sus esfuerzos misionales en el pueblo de
Ozumba y encon-traron algún éxito. Pronto se estableció una rama ahí. Pero el
progreso fue lento y desalen-tador. Durante mayo de 1880, el élder Trejo volvió
a su casa en Arizona, dejando al élder Stewart solo en México.
Conferencia en el volcán Popocatépetl
La obra misional progresó lentamente en 1881. Debido a que
los élderes no podían aceptar los puntos de vistas utópicos del hermano
Rhodakanaty, él se apartó de la Iglesia y pronto estaba escribiendo artículos
en contra de los Santos. El 6 de abril de 1881, Moses Thatcher presidió en la
primera conferencia de la Iglesia en México en el Popocatépetl. Los miem-bros
mexicanos que asistieron incluyeron a Silviano Arteaga, Fernando A. Lara,
Ventura Paez, Lino Zarate, y otros dos hermanos. Debido a que muchos de los
primeros miembros en México se habían apartado, el Elder Thatcher de nuevo
dedicó a México para la predi-cación del Evangelio. (Tullis,
"Early Mormon Exploration and Missionary Activities in Mexico," BYU
Studies 22:3:303)
Crónica de la
Conferencia:
“La mañana del lunes 4 de
abril de 1881 a las 7 horas, el élder Moses Thatcher, James Z. Stewart,
Feramotz L. Young y tres hermanos
nativos, salimos de la ciudad de México y nos
dirigimos en tren a Ozumba, a unos 65 kilómetros de distancia. Al llegar
nos dirigimos a la casa del hno. Lino Zárate, a quien habíamos bautizado el 30
de enero de ese año. Él y su esposa nos recibieron amablemente, y después de
tomar un refrigerio, dedicamos la tarde a caminar por los campo sy observar los
alrededores desde un pequeño y hermoso cerro boscoso que se levanta del valle
precisamente al oeste de la aldea rodeada de huertos llamada Chimal, y
localizada tal vez a unos 2,500 metros al sur oeste de Ozumba. Entre el tupido
bosque de pinos, cuyas ramas cubrían como alfombra el piso, procedimos, ante de
bajar de la cumbre del cerro, junto con el hno. Lino Zárate que nos acompañaba,
a ofrecer oraciones individuales al Señor, pidiendo nos bendijera en nuestro
viaje al Popocatépetl, a donde deseábamos ir a tener una Conferencia y adorar
al Dios de Israel.
Saliendo de Ozumba el 5 de
abril a las 5 a.m. caminamos unos 2,500 metros a Atlautla donde tomamos un
desayuno ligero, mientras uno de nuestros hermanos conseguiría un caballo para
cargar nuestras provisiones y cobijas.
A las 8 a.m. Salimos 9
personas del lugar mencionado rumbo a la montaña, 7 de los cuales eran miembros
de la Iglesia. Teníamos dos caballos, uno de los cuales serviriía para regresar
a alguien del grupo que no pudiera terminar el viaje. A las 3.00 p.m., después
de viajar 9 horas, con excepción de dos breves descansos, llegamos a la orilla
superior del terreno boscoso a unos 24-26 kilómetros de Ozumba, el tiempo
requerido en recorrer esta distancia puede comprenderse cuando explicamos que
habíamos subido a una altitud probablemente entre 3,500 y 4,000 metros del
nivel del mar. Los últimos 16 kilómetros, muy semejantes a los pronunciados
caminos montañosos de Utah donde nunca transitan carretas.
Todos en el grupo estábamos
de buen ánimo, aunque bastante cansados.
Después de descansar por un breve periodo, recogimos gran cantidad de leña de
pino para hacer la fogata del campamento. Ya no estábamos en un clima tropical,
pues nos pegaban los fríos vientos que
bajaban de las álgidas piedras y nieve congelada que descendía de la más
grandiosa y segunda montaña más alta en el continente de Norte América, ya que
el Popocatépetl (Nombre azteca que significa 'montaña humeante') se eleva a
5,600 metros sobre el nivel del mar.
Una vez que preparamos y comimos nuestra
frugal comida, encendimos una fogata, como las que se hacían años atrás,
alrededor de la cual nos juntamos y tuvimos una breve e interesante reunión
iniciada por la oración ofrecida por el Élder Thatcher.
El élder Stewart explicó el
objetivo del viaje, como se mencionó anteriormente, y confió en que cada uno de
los hermanos, considerara éste un gran privilegio de servir al Señor en un
lugar tan puro y santo, como debíamos sentir que tal lugar era. Nos instó a
todos a mantenernos en oración para que pudiéramos servir al Señor en forma
aceptable.
El élder Silviano Arteaga,
habló de la esperanza que alegraba su corazón, en cuanto a la liberación de su
raza y gente de la ataduras de la esclavitud, la superstición y la ignorancia,
si recibían la verdad que los siervos del Señor les traían y les ofrecían
libremente, sin precio monetario. Sin embargo, expresó temor de que muchos
tropezarían y dejarían pasar como algo sin valor, los invaluables tesoros de la
eterna salvación, amando y aspirando por las cosas mundanas, en lugar de las
cosas de Dios. Mencionó que varios de los que habían entrado a la Iglesia,
claramente indicaban por sus obras, que deseaban esas cosas más que la verdad.
El hermano Ventura Páez
expreesó un deseo de crecer en fe y buenas obras, y dijo que era un placer y un
privilegio estar con sus hermanos con quien agradecía y gozaba de su compañía.
El élder Tahtcher explicó lo grande que eran y lo feliz que estaban los
ancestros de los lamanitas, cuando se regocijaron con el pueblo nefita en el
servicio del Dios de sus ancestros. Dijo que las condiicones deplorables de
ceguera, miseria y esclavitud de la gente mexicana (refiriéndose a los
descendientes de Israel) era el resultado de la desobediencia, el asesinato de
los profetas y el rechazo a Dios y sus mandamientos, por parte de sus
progenitores quince siglos antes. Como siervos del Señor venimos a esta gente,
ofreciendo liberación y salvación. La obediencia a las leyes del Todopoderoso
es el único medio por el cual pueden ser hechos puros, felices y libres. Si el
remanente de Israel rechaza este el único medio de escapar, tal como lo
hicieron, tendrán que permanecer en su actual estado miserable de servidumbre,
inclinándose ante dioses extraños, hasta que estén dispuestos a arrepentirse y
volverse a su Dios con todo el propósito de corazón.
Dijo que los que aman la
verdad lo manifiestan por sus obras, habiendo recibido la luz, la cual dejarán
que brille, a la vez que advierten a sus
vecinos. Nuestros corazones se han dolido y nuestras almas han llorado por la
indiferencia, la maldad y las prácticas abominables de este pueblo, y sin
embargo, nos dan lástima, sabiendo que han sido oprimidos y se les ha enseñado
todo tipo de doctrina falsa que corrompe su mente y contamina sus almas.
Venimos a esta montaña, muy por arriba de los valles allá abajo, para que
podamos, rodeados del dulce aire de los cielos y sobre tierra sagrada y pura,
expresar en oración a esta gente, los deseos de nuestras almas para que la luz,
el gozo, la paz, la felicidad y la libertad del evangelio pueda llegar a ellos.
La reunión terminó con la
oración del hermano Fernando Lara. La noche se puso intensamente fría, por lo
que pudimos dormir muy poco debido a la escasez de cobijas. El rugir de los
leones montañeses alrededor de nuestro campamento impidió que estuviéramos
solos casi toda la noche. Después de tomar un desayuno y ofrecer nuestras
oraciones, iniciamos a las 5 a.m. a escalar la montaña. La primera hora la
ocupamos caminando sobre una espesa arena negra y ceniza volcánica que no era
diferente a las formaciones en Soda Springs. A las tres horas de un difícil
escalar llegamos a una saliente de roca roja que brillaba como vasijas
barnizadas. Ascendimos por el lado sur oeste y habíamos escalado a una altitud
probablemente no menos a los 4,600 metros, y a pesar del gran esfuerzo
requerido para escalar la pronunciada subida conservamos nuestros abrigos, ya
que el aire parecía que se hacía más escaso y mas frío a cada paso. Siendo
evidente que sería peligroso que algunos del grupo continuaran subiendo,
concluimos con la decisión de tener allí nuestra conferencia.
El élder Stewart ofreció la
oración u el Espíritu del Señor descansó sobre nosotros, haciendo que nuestros
corazones se regocijaram El élder Arteaga solicitó ofrecer otra oración, e
imploró con profundo ardor, en medio de lárgimas, que Dios tuviera piedad sobre
su pueblo y librara a su raza de la obscuridad que cegaba su vista y endurecía
sus corazones. Habían nueve personas en el grupo, ocho miembros de la Iglesia y
un creyente, el otro joven se había quedado a cuidar el campamento.
El élder Stewart hizo algunos
comentarios relacionados con la ocsasión, explicando que este día honrábamos y
conmemorábamos el 51 aniversario de la organización de la Iglesia y luego
procedió por solicitud, a presnetar la
Primera Presidencia, John Taylos, George Q. Cannon y Joseph F. Smith. Cada uno
fue unánimente sostenido a su alto y sagrado llamamiento.
Los once Apóstoles, con
Wilford Woodruff como su presidente, fueron sostenidos en igual manera, así
como todas las Autroidades Generales de la Iglesia, tal como fueron sostenidos
en la Conferencia General de Lago Salado en octubre de 1880.
Se sostuvo a Moses Thatcher
como Presidente de la Miisón Mexicana y a J.Z. Stewart y F. L. Young como
élderes en la Miisón paara ayudarle. Se hizo la moción y se votó ordenar al
hermano Lino Zárate un élder, lo cual se hizo, pronunciando la ceremonia de
ordenaicón por el Élder Tahtcher. La última oración fue ofrecida por el élder
Young y se concluyó la reunión.
Los élderes Thatcher y Young
así como los hermanos Páez y nuestro joven creyente continuaron el ascenso por
dos horas más, llegando a la base de la segunda saliente donde se localiza el
punto llamado fraile, una alta columna rocosa que se eleva unos 30 metros sobre
la saliente. Habíamos alcanzado una altitud probablemente no menor a los 5,200
metros sobre el nivel del mar, y posiblemente más alto, pues ya estábamos mucho
más arriba de la línea de nieve perpetua como se veía en los lados norte y
oriente. El intenso frío, la falta de oxígeno y la peculiar sensación que se
produjo, nos advertía a no escalar más alto. Así que muy juntitos, sobre la
dura capa de nieve, buscamos protección bajo la columna rocosa del frío
penetrante, leímos algunos pasajes del Libro de Mormón que hablaban de los
Lamanitas y las promesas hechas por medio de los antiguos profetas, al
remanente en los últimos días, cuando el evangelio les llegaría de los
gentiles.
Luego arrodillándose ante el
Señor, el Élder Tahtcher suplicó al Dios de Abraham, al que se le hizo la
promesa, que se acordara de los descendientes de José y se cumplieran las
promesas hechas en el Libro de Mormón al remanente de su simiente en este país.
Rogó a Dios que quitara las escamas de la obscuridad de sus ojos, que abriera
sus oídos y ablandara sus corazones para que pudieran ver, oir y comprender. Oró que la montaña fuera
sagrada al Señor, un majestuoso monumento de honor y gloria a Él y que sus
siervos salieran a partir de ese momento con una aumentada fe y poder de hacer
el bien; que las grandes rocas que se elevaban sobre nosotros pudieran
considerarse como un altar al que venimos a derramar nuestra devoción de
nuestras almas a Él y la súplica de nuestros corazones.
Que toda la tierra donde
moren los Lamanitas pudiera ser dedicada u preservada para el Señor en paz,
hasta que pudieran escuchar la voz del verdadero Pastor y dejaran de ir en pos
de extraños, que pudieran recibir la verdad con corazones contentos y ayuden a
construir la Ciudad central de Sión, a la vez que florecen con cantos de gozo
las montañas y se regocijen sobre los collados de su herencia eterna, sacando
agua de los manantiales de salvación por siempre, porque Dios cese la
arrogancia de los orgullosos y se postre la altivez de los terribles, rompiendo
el bastón del malvado y colocando el cetro en las manos de los justos.
Continuó el élder Young en
oración rogando al Señor recordara con misericordia a todo el pueblo de Dios y
les diera poder de sobreponerse a todas las cosas; que los jóvenes puedan seguir
los caminos de la rectitud, resistir la tentación y conocer a Dios.
Descendimos luego de la
montaña avanzando con gran cuidado, ya que a lava volcánica había formado en
muchos lugares una capa dura, cubierta ligeramente con roca calcinada y ceniza
sumamente pronunciada. Su uno llegara a resbalar o caer, no se detendría hasta
llegar a la arena cientos d metros más abajo.
Llegamos al campamento en una
hora, lo que se había tomado casi cinco horas en subir. Después de tomar
alimento continuamos hacia Ozumba, caminata que nos tomó 5 horas. Por lo que
recorrimos la distancia en poco más de la mitad de tiempo que nos tomó la
subida.
Permanecimos en Ozumba toda
la noche y llegamos a esta ciudad a las 10 a.m. el día siguiente sumamente
cansados y adoloridos, pero sintiéndonos muy regocijados de nuestro viaje y por
los favores y bendiciones que Dios derramó sobre nosotros durante nuestra
ausencia.
Tomado de The Deseret News. D 45 Vol. 29, 1881
En
agosto de 1881, el Elder
Thatcher recibió su relevo y volvió a casa.El Elder H. F. Wil-cken fue enviado
a presidir sobre el trabajo misional. Al tiempo del relevo del Elder That-cher,
había habido sesenta y un bautismos en la Misión Mexicana desde que los élderes
llegaron en 1879. El Elder Thatcher dejó la ciudad de México con el élder Feramorz
L. Young y un converso mexicano, Fernando Lara, el 15 de septiembre. El élder Young estaba muy enfermo y murió de neumonía
tifoidea en el buque. Fue sepultado en el mar cerca de veinte millas de la
costa de Florida. El Elder Thatcher dijo a los pasajeros quien era este joven,
sus parientes, misión, y dio testimonio del evangelio restaurado. El Elder
Thatcher llegó a casa enUtah el 8 de octubre de 1881. En la Conferencia General
de octubre dijo: "Feramorz Young vivió una vida pura. . . . Feramorz L.
Young estaba bien preparado para pasar allende del velo como ningún otro joven
que yo haya alguna vez conocido en Israel, y él nunca se quejó que Dios lo
llamara a esa misión”. (Comprehensive
History of the Church, 5:577)
En 1882, Anthony W. Ivins (uno de los primeros misioneros en
1875) y Nielson R. Pratt fueron enviados a la ciudad deMéxico. El Elder Ivins tomó el liderato de la misión
cuando el Elder Wilcken fue relevado en la primavera de 1883. Cincuenta y un
conversos mas pronto vinieron a la Iglesia. El evangelio se predicó en varios
pequeños pueblos en el centro de México.. Helaman Pratt se encargó de los
destinos de la misión en marzo de 1884. La o-bra comenzó en San Marcos.
Cuando
la cruzada anti-poligamia comenzó a hacer crisis para los Santos, los hermanos
co-menzron a buscar hacia el sur para posibles lugares a colonizar en México.
En 1884, los Apóstoles
Brigham Young Jr. y Heber J. Grant viajaron por Sonora, Mexico,
conduciendo una expedición de veinticuatro hombres, para intentar hacer un
tratado con los Indios Yaqui. Fueron prevenidos por el Gobernador de Sonora de
que los indios estaban en pie de guerra.
De todas formas insistieron y fueron recibidos por los Yaqui en su
poblado. Fueron capaces de predicar el
evangelio pero no encontraron conversos.
Brigham Young Jr. y Heber J. Grant se enfermaron y tuvieron que regresar
a Estados Unidos. A su regreso, comenzaron a circular rumores en la prensa de
que los Mormones estaban coludidos con los Yaqui en contra de los Estados
Unidos. El Presidente Taylor aconsejó en contra de establecer una colonia en
territorio Yaqui
Enero 1885 — El Presidente John
Taylor realiza la primera visita de un Presidente de la Iglesia a México,
arribando a Sonora.
1885 — Melitón G. Trejo y James Z. Stewart completan la traducción al
español del Libro de Mormón. La Iglesia publica la primera edición de copias al
lenguaje español.
1885 — Comienza el primer intento por parte de Santos de los Últimos
Días de habla inglesa de asentarse en México. Se establecen siete colonias en
Chihuahua y dos en Sonora. Para su establecimiento en México, los mormones
contaron con las facilidades plenas que les prestaron los miembros de la
administración del presidente Díaz, especialmente del ministro de Guerra, Carlos
Pacheco, que en 1884 fue nombrado gobernador de Chihuahua.
Durante enero de
1885, familias polígamas en Arizona y
Nuevo México se les dijo que se prepararan para buscar refugio en el valle del
río Casas Grandes, en Chihuahua, Mexico.
El 1o de enero de 1885, Alexander F.
MacDonald, y Christopher Layton fueron enviados a México por las Autoridades
para buscar tierra para renta o compra por los santos exiliados. Rentaron una
buena tierra en Corralitos, Chihuahua, Mexico y exploraron mas hacia el oes-te.
Cuando los hermanos MacDonald y Layton
volvieron a Corralitos el 20 de enero, en-contraron que varias familias ya
habían llegado de los Estados Unidos.
El 9 de febrero de
1885, un grupo de familias, haciendo un
total de setenta personas, dejaron Snowflake, Arizona bajo el liderato de Edward A. Noble. Finalmente llegaron al r´´io
Casas Grandes el 7 de marzo de 1885. Establecieron un campo al otro lado del pueblo mexicano de La Ascension. (Turley, Historia de las
Colonias Mormonas en México, 26)
Moses Thatcher encabezó un comité para comprar tierra. Fue
un proceso difícil por causa de muchos tratantes de tierras deshonestos.
Durante un periodo de seis semanas, cerca de 350 Santos arribaron. La llegada
de los mormones causó que se produjera sospecha entre los oficiales locales
mexicanos. Enviaron cartas al gobierno de Chihuahua. El 9 de abril, se expidió
una orden para que todas las familias mormonas dejaran el estado en un lapso de
quince días. El. Apóstol George Teasdale encabezó una delegación a la ciudad de
Chihua-hua para abogar por su causa. La reunión con el gobernador fue
infructuosa. Todavía in-sistía él en que los mormones se fueran. Se envió una
carta a Moses Thatcher, quien estaba de
regreso en Utah. Él envió un telegrama al presidente de Misión Helaman Pratt en
la ciu-dad de Mexico, pidiéndole acudir con los oficiales del gobierno. Fue
instruido para solici-tarles detener la orden mientras que Brigham Young Jr. y
Moses Thatcher llegaban a la ca-pital. Ellos llegaron el 9 de mayo de 1885. Los
oficiales del gobierno los trataron con ama-bilidad y la crisis fue superada.
El Presidente Porfirio Diaz, quien había visitado antes Salt Lake City, dijo a
los hermanos que los Santos eran bienvenidos como colonizadores en México.
Durante los siguientes años, se establecieron las colonias
mormonas. La primera colonia fue Colonia
Diaz, seguida pronto por la Colonia Juarez que fue establecida el 10 de enero
de 1886. Se contruyeron casas de oración, canales y eventualmente hogares
permanentes. . La primera casa en ser construida en Colonia Diaz fue la casa de
William D. Johnson, la cual fue completada en el invierno de 1886. Menos de un
año después de que Colonia Jua-rez fuera establecida, todo el pueblo tuvo que
nmoverse porque se descubrió que estaba lo-calizado en un rancho de Luis
Terrazas en lugar de la tierra que había sido comprada. Así que en enero de 1887,
tuvieron que mover la comunidad entera dos millas al norte sobre el río Piedras
Verdes.
Hannah Hood Hill Romney escribió: "En Abril de1887 el
sitio para Juárez [Colonia] fue dedicado por el Apóstol Moses Thatcher. Después de eso muchas
personas vinieron a Juarez. Edificaron buenas casas, plantaron árboles y
huertos. (Our Pioneer Heritage, Vol.
5, p.278).
El primer barrio en las colonias en ser organizado fue en
Colonia Juarez el 5 de junio de 1887 con
George W. Sevey como obispo.
La obra misional continuó, generalmente entre las clases
pobres cerca de la ciudad de Mé-xico. En 1887 los líderes de la Iglesia
establecieron planes para recoger a los conversos del área de la ciudad de
México a las colonias en el norte. Cuando la propiedad para la Colonia Juarez
fue comprada, el gobienro incluyó una condición de que un cierto porcentaje de
los habitantes deberían ser nativos mexicanos. Equipos fueron enviados el 30 de
abril para traer a los conversos a las colonias. Una compañía de 41 santos llegaron el 10 de
mayo de 1887. Fueron distribuidos entre las varias colonias pero pronto se
desilusionaron con sus nuevas condiciones de vida, clima, cultura y costumbres
entre los santos anglos. La vasta
mayoría de los santos mexicanos pronto volvió a pie a sus hogares en la ciudad
de México. (Romney, The Mormon
Colonies in Mexico, 92).

- Conferencia
en Cuernavaca, Morelos, 1903, tomado de sud.org.mx
1888 — La obra misional fue establecida en Sonora, dirigida por el
Presidente Ammon M. Tenney. Setenta y un personas son bautizadas en el norte de
Sonora.
Mediados de 1889 — Se suspenden todos los esfuerzos misionales en México a causa de
la persecución de la Iglesia en Utah. Los conversos mexicanos de la Iglesia
permanecen fieles. Los mormones entonces volvieron a su idea de
colonizar. Con esta medida se perseguían dos objetivos: ofrecer a los mormones
de Estados Unidos una vía de escape a las persecuciones de las que eran objeto
en Estados Unidos por causa de la Ley Edmunds de 1882, que prohibía la
poligamia, y desde esas colonias irradiar el evangelio a las comunidades
mexicanas vecinas. El momento era de lo más oportuno debido a la política
porfirista que no sólo aceptaba sino que alentaba la inmigración y ocupación de
tierras agrestes, sobre todo en el Norte. El mismo presidente Díaz le sdió su
consentimiento el 22 de julio de 1885.
En otoño de 1884, un
grupo de colonizadores, bajo la dirección de JohnLoving, se estableció en
Corralitos, al sur de Casas Grandes, en terrenos rentados. El 22 de febrero de
1885, otro grupo de colonos, bajo la dirección de William C. McClellan, llegó a
la región de Ascensión y para mayo ya eran 400. La primera colonia formal, con
tierras compradas, fue la Colonia Díaz, en 1885; luego la Colonia Juárez en
1886 y la Dublán en 1887. A éstas siguieron pronto las colonias Pacheco,
García, Chuichupa, en el estado de Chihuahua, y Oaxaca, Morelos y San José en
Sonora. En 1904 los mormones también compraron terrenos en el estado de Tabasco
para colonizar y en 1906 hicieron lo mismo en el de Hidalgo.
En
1889 al continuar con gran fuerza la crisis anti-poligámica en Utah, los
élderes en la ciudad de México fueron
llamados a casa y la Misión fue cerrada. Los
241 santos nativos en el centro de México y los mas de cuarenta indios
miembros en el norte fueron dejados solos.
Esto fue al-go muy duro para los santos mexicanos. Muchos sintieron que
el sacerdocio los había dejado.. Mientras grandes números cayeron en la
inactividad, otros mantuvieron sus fuertes testimonios e hicieron lo mejor para
mantener a la Iglesia funcionando sin supervisión misional.
La
obra misional se afectó a causa de este fracaso. También, las condiciones
políticas crearon ligas mas cercanas entre la iglesia católica y el gobierno.
Henry Eyring tomó el liderato de la Misión Mexicana en 1887. Él escribió:
"Nuestro éxito en México en ese tiempo era mas que limitado, al estar la
gente muy indiferente en asuntos pertenecientes al evangelio. Fui capaz de
bautizar a un solo hombre, y temo de que el
Señor nunca lo convirtió, pues poco después dejó la Iglesia”. (LDS Biographical Encyclopedia, Andrew
Jenson, Vol. 1, p.311)
En
1891 los Santos en las colonias al norte de México fueron organizados dentro de
la Misión Mexicana, con el Apóstol
George Teasdale como presidente. Como el presidente Teasdale reportó en
la Conferencia General de abril de 1894:
“Tenemos cinco o seis establecimientos en México, y están
creciendo y aumentando. Considera-mos que hemos pasado lo peor de nuestra
experiencia en poner el fundamento de nuevas comu-nidades. Los hermanos y
hermanas que están en México están ahí porque creyeron que era donde el Señor
deseaba que trabajaran. ..Hemos estado ahí solo siete años, y tenemos ya
algunos buenos edificios”.
Fueron
establecidas hermosas comunidades y las escuelas fueron organizadas para los
niños. En 1892, Karl G. Maeser visitó a
las colonias para inspeccionar las escuelas. Las organizó dentro de un sistema
general escolar de la Iglesia y nombró una mesa de educación. En 1895 el Elder George Teasdale reportó al
diario Deseret News que los Santos en
las colonias eran muy trabajadores: "No hay cantinas, casas de juego u otras
instituciones denigrantes que perjudiquen a nuestros establecimientos. Los funcionarios estatales y federales son
amigos de los colonos. Las autoridades mexicanas están ansiosas de tener
establecido en este país un pueblo industrioso y están dando apoyo a esa clase
de gente”. (Romney, The Mormon
Colonies in Mexico, 130).
El 9 de diciembre de 1895, se llevó a cabo una conferencia especial en Colonia
Juarez. Los Santos fueron organizados en la Estaca Juárez con Anthony W. Ivins como presidente. Pronto se
decidió edificar una Academia en la Estaca. El edificio fue abierto el 20 de
septiembre de 1897, con una inscripción
de 291 estudiantes. Tenía muchos salones grandes, un auditorio, una biblioteca,
una oficina, un sala para oración, y dos
salas. Un estudiante después
comentó: "Uno puede contemplar el confort y grandeza de este edificio sin
evitar compararlo con el pequeño cuarto de adobe y las rústicas bancas que se
ocuparon para la primera escuela en Juárez hace trece años. " Para 1900, había 750 santos en Colonia Juarez. (Romney, The Mormon
Colonies in Mexico, 141).
.
8 de junio de 1901 — Se reabre la Misión Mexicana por John Henry Smith y Anthony W.
Ivins. Ammon M. Tenney es llamado como presidente.
En 1901 se
abrió de nuevo la Misión Mexicana en el centro de México. Ammon
M. Tenney fue llamado para ser el Presidente y único élder para servir en la
ciudad de México. El Apóstol John Henry
Smith y Anthony W. Ivins acompañaron al élder Tenney a la ciudad. Los hermanos
acudieron con el Presidente Porfirio
Diaz a fin de ganar su apoyo para la nueva misión. El Presidente Diaz expresó
su simpatía hacia el pueblo mormón y les deseó éxito. (Ver F.
LaMond Tullis, "Reopening the Mexican Mission in 1901" BYU Studies
Vol. 22, No. 4)
Al
buscar los hermanos a los antiguos miembros, se sorprendieron de encontrar unos
pocos que se habían mantenido en sus testimonios del evangelio. El Elder Ivins
encontró muchos viejos amigos de sus días como misionero en el área. Los Elderes Smith y Ivins partieron a casa, dejando
al Presidente Tenney solo, y a cargo de reestablecer la Iglesia en México
central. Los miembros habían establecido
sus propias congregaciones y no deseaban dar el control al Presidente Tenney, por miedo de que ellos
pudieran ser dejados solos de nuevo en el futuro.
En
Cuautla, encontró a Simón Zúñiga, quien había estado entre los santos mexicanos
que habían retornado de las colonias en 1887. El Presidente Tenney fue recibido
ahí.. Seis conversos vinieron a la Iglesia en ese lugar. En Ozumba encontró a
Lino Zárate, un misionero anterior. El hermano
Zárate con entusiasmo se unió al Presidente Tenney en sus esfuerzos por localizar a los
Santos. En Atlautla, encontraron a Simón Paez y su familia. Esta familia había
estado en las colonias mormonas por cinco años antes de volver a su casa. El
hermano Paez los recibió con amabilidad, estando todavía fiel al evangelio. En
Chimal encontraron a la familia de
Nicolas Rodriguez. Esta familia aceptó en regresar a la Iglesia solo con
la promesa de que los misione-ros no los dejarían de nuevo. En Tecalco localizaron a Julián Rojas, un ex
misionero, quien por años había prestado servicio en su rama. Tomó mucho tiempo convencer al hermano Rojas
para que permitiera a su congregación
volver al liderato del sacerdocio autorizado. El 18 de agosto de 1901, el
hermano Rojas y setenta y cinco
seguidores fueron re-bautizados dentro de la Igle-sia. (Tullis, BYU Studies Vol. 22, No. 4,
pg.449)
Y
así continuo el arduo proceso. Por cerca
de un año el Presidente Tenney trabajó
para organizar y traer a los santos mexicanos de vuelta a la Iglesia. Las ramas
fueron organizadas en Tecalco y San
Andres de la Cal, y el sacerdocio fue conferido a los hermanos dignos. Se llamó
a misioneros locales a trabajar. De las cerca de 300 personas traidas a la
Iglesia antes de que la Misión fuera cerrada en 1889, solo 55 de estos santos
estaban en las listas de la Iglesia en
agosto de 1902. Pero la Iglesia en
México comenzó a crecer de nuevo. Durante la presidencia de quince meses del
Presidente Tenney, 175 conversos vinieron a la Iglesia.
1901 — Los primeros coros de la Iglesia son organizados en Tecalco y
Atlautla. Estos coros
cantan en varias
conferencias.
En
1902 misioneros de tiempo completo llegaron de las colonias para ayudar al
Presidente Te-nney. Entre ellos estaba Alonzo L. Taylor quien sirvió
como consejero en la presidencia de la misión.
En
la Conferencia de octubre de 1902, Anthony W. Ivins reportó:
“Hace un año, en junio, bajo la dirección del Apóstol John Henry Smith, se reestableció una Misión
en la ciudad de México, y desde ese tiempo cerca de 210 personas han sido
añadidas a la Iglesia”.
En 1903 Hyrum Smith Harris vino a ser el presidente de la
Misión. El 17 de agosto de 1903, el
Elder Elmer Hooks, de Provo, Utah, falleció de fiebre tifoidea en la ciudad de
México. Los santos locales también fueron afligidos por esta enfermedad. . Lino
Zárate murió de tifoidea, dejando atrás una esposa y siete hijos. La mayoría de
los miembros de su familia también se encontraban en cama enfermos cuando él
murió. La Sociedad de Socorro de la Rama Ozumba ayudó a la familia y los
atendió hasta que recobraron la salud..
1903 — Se organizan grupos de la Sociedad de Socorro en dos áreas de
México.

En
Mayo de 1904, el Apóstol Abraham O.
Woodruff y su esposa visitaron a la Misión con
An-thony W. Ivins. Poco después de su llegada, la hermana Helen Woodruff
enfermó de viruela. La hermana Juana Paez arriesgó su propia vida para cuidar a
la hermana Woodruff, la cual
gradual-mente empeoró y finalmente falleció el 7 de junio de 1904. Fue
sepultada en el cementerio ame-ricano de la ciudad de México. Los élderes que habían estado expuestos a la
viruela fueron re-levados y viajaron con el Elder Woodruff a El Paso. El Elder
Woodruff se enfermó en el tren. El élder
Alonzo L. Taylor también enfermó de viruela
cuando llegaron a Ciudad Juarez. Fueron llevados a un hospital en El
Paso. El Elder Ivins cuidó de todas sus necesidades. El 20 de junio 1904, el
Elder Woodruff repentinamente empeoró y falleció por la tarde.
Durante
1904,
Arwell L. Pierce, de veintidos años, (que tendría mas tarde un impacto histórico
en los santos mexicanos y sus descendientes) fue llamado como misionero en
México. Había vivido en Colonia Diaz
desde la edad de ocho años, El Elder
Pierce llegó a la ciudad de México el día de Navidad de 1904. Sirvió como
consejero en la presidencia de la Misión. Durante su misión de veinte meses,
bautizó ocho personas.
Durante 1906, Rey L. Pratt fue llamado a trabajar en la Misión Mexicana.
En 1907, fue apartado como su Presidente. El Presidente Ivins dijo: "Tenemos una
docena de élderes trabajando entre ese pueblo, y ellos están haciendo conversos
cada día. Así vemos que el Evangelio ha sido introducido entre ellos, y que
están viniendo a un conocimiento de la verdad.. . . . Hay cerca de 4,000 Santos
de los últimos días [en México], sin
incluir a los miembros de la Iglesia que viven en las proximidades de la ciudad
de México, y cuyo número alcanza los quinientos o seiscientos” También en 1907 Anthony W. Ivins fue llamado
a ser un Apóstol y Junius Romney fue
sostenido como el nuevo presidente de la Estaca Juárez. En 1909, el misionero pionero Hela-man Pratt murió en Colonia Dublán. El
Presidente Rey L. Pratt casi muere de tifoidea en 1908, y estuvo encamado por
varios meses.
29 Sep. de 1907 — Rey Lucero Pratt (posteriormente miembro de los Setenta) es
llamado como presidente de la MisiónMexicana,
Su llamamiento se prolonga 24 años,
hasta 1931. Entre 1901 y 1910 se expande la misión hasta abarcar los estados de
México, Hidalgo, Morelos y el Distrito Federal.
En
1910, la revolución comenzó después de
que el presidente Diaz encarceló a su principal o-ponente político, Francisco
Madero. Después de que fue liberado, Madero llamó a una resistencia armada. El
5 de marzo de 1911, una pequeña fuerza de cerca de quinientos revolucionarios
se acercó a Casas Grandes, cerca de Colonia Dublán. La batalla fue dura pero las tropas federales
vencieron y atraparon a los soldados rebeldes en las colinas.
Las
fuerzas rebeldes pelearon otra batalla en Ciudad Juárez y esta vez salieron
victoriosas. Miles de hombres desertaron de la causa federal y se unieron a las
fuerzas revolucionarias. Las colonias mormonas comenzaron a sentir los efectos
de la revolución al ser quemados puentes de las vías del tren que los
comunicaba con El Paso. Se colocaron guardias cada noche alrededor de los
establecimientos y se dieron órdenes estrictas de permanecer neutrales. Bandas
de revolucionarios vendrían al pueblo primero a solicitar víveres. Pero estas
solicitudes después se volvieron en demandas y luego en hurtos.

Cortesía Archivos de la Iglesia.
(página anterior) Refugiados
de las colonias mormonas abordan el tren en 1912, escapando de la Revolución
Mexicana.
Doce a la estaca de
colonia Juárez, mencionó la siguiente promesa: “las generaciones jóvenes que se
encuentran aquí, vivirán para ver el día en que por cada converso que se una a
la Iglesia hoy, habrá mil conversos”. El presidente Brown mencionó haber
dirigido sus esfuerzos para lograr esto, mencionó que su espera comenzó a dar
frutos por primera vez en 1943; para este año el número de miembros había
llegado a 10,000.

- San
Pedro Mártir, 1911, tomado de sud.org.mx
El
5 de febrero de 1912, tropas vinieron a
Colonia Juarez. Demandaban rifles, caballos, y víveres. Las demandas no
se admitieron. Al día siguiente, el presidente de estaca Junius Romney fue a
reunirse con el General Salazar en Casas Grandes para obtener seguridades de
que los mormones no serían molestados mientras permanecieran neutrales. Salazar
expidió una órden que incluía: "Se respetará en todo sentido la
neutralidad de los miembros de las varias colonias mormonas y en ninguna manera
se les molestará." (Romney, "The Mormon Colonies in Mexico,"
157)
El
Presidente Junius Romney fue a El Paso
para hablar con el Apóstol Anthony W. Ivins. Noticias de una posible crisis fue
enviada a Salt Lake City. El Presidente
Romney informó a los hermanos que “si los Santos en las colonias continuan tratando
de conservar sus armas de fuego y municiones, podría significar que tendrían
que entrar en el conflicto armado, y que rendir sus armas significaría dejar a
nuestras familias a merced de los demonios”.
Los hermanos en Salt Lake City giraron instrucciones de que los líderes
en las colonias deberían asumir la responsabi-lidad de decidir el mejor curso
de acción.
El
20 de julio de 1912, el Elder Ivins
sostuvo una conferencia con los líderes de Colonia Dublan. Pronto llegaron
noticias de que los rebeldes vendrían al pueblo a tomar todos los caballos que
pudieran encontrar. El General Castillo,
que dirigía otra fuerza de 600 hombres, envió una orden al Presidente Romney de
entregar los caballos, rifles, municiones y otras mercancías. En Casas Grandes,
el General Salazar estaba preparando a sus tropas para pelear en contra de las
fuerzas federales y podría necesitar todos los rifles y municiones que pudiera
encontrar.
El
26 de julio de 1912, el General Salazar informó al presidente de la Estaca
Juárez, Junius Romney, de que estaba retirando sus garantías a los mormones
para su protección. Dijo al Pre-sidente Romney que entregara todas las armas y
municiones. El Presidente Romney pidió
que les permitiera a los Santos evacuar a todas sus mujeres y niños del país
antes de dar respuesta a su petición. El General demandó que las armas se
entregaran inmediatamente y amenazó con hacer que sus soldados tomaran a las
mujeres y los niños. El Presidente
Romney dijo al General que los rifles eran propiedad privada y que él no tenía
la autoridad para entregarlos. Salazar estaba furioso. Amenazó al Presidente Romney de que si los rifles y
municiones no fueran entregados, los mormones serían atacados. El Presidente Romney finalmente concluyó de que
por la seguridad de las mujeres y los niños, deberían hacer lo que el General
decía y se hicieron los arreglos para rendir las armas en Colonia Dublan.
Cuando
el Presidente Romney llegó a Colonia Dublan, se descubrió que las tropas
estaban bus-cando en las tiendas y que una batería de cañones y ametralladoras
se colocaron en el estableci-miento. El
pueblo estaba rodeado de la caballería.
Ochenta y un rifles, quince pistolas y muni-ciones fueron entregadas.
Esa noche el Presidente Romney se reunió
con todos los hombres en Colonia Juarez.
Se decidió que todas las mujeres y niños fueron enviados a El Paso. (Romney,
"The Mormon Colonies in Mexico," 180-81)
El
28 de julio de 1912, el Presidente
Romney envió cartas a las varias colonias, informándoles de la decisión de
evacuar a todas las mujeres y niños a El
Paso. Muchas de las familias esperaban regresar pronto una vez que los
problemas hubieran pasado.
El
29 de julio de 1912, el Elder Anthony W. Ivins, en El Paso, envió un telegrama
a Salt Lake City: "350 refugiados
han llegado aquí a medianoche desde las colonias. Espero por dos trenes hoy con probablemente
1,000 personas mas. (Romney,
"The Mormon Colonies in Mexico," 188)
Los hombres que permanecieron en las
colonias se reunieron en conferencia en
Colonia Juárez para determinar las siguientes medidas a tomar. No había
ningún signo de que la paz llegaría. El 1 de agosto de 1912, un líder rebelde
llamado Cavaro vino a Colonia Juarez con
setenta y cinco hombres y comenzó a amenazar a los colonos. Los hermanos se reunieron
esa noche, y se decidió evacuar la colonia inmediatamente. Instrucciones para
la evacuación fueron enviadas a las otras colonias. Algunos de los hombres
deseaban quedarse y pelear, pero la mayoría estaba convencida de que eso sería
suicida.
El
7 de agosto comenzó la marcha hacia la frontera. Algunos de los hermanos
contrataron a me-xicanos para cuidar de su propiedad que habían dejado. Al atardecer del 10 de agosto, la procesión
cruzó hacia los Estados Unidos y alcanzó Dog Springs, donde algunos soldados
americanos estaban estacionados. En los siguientes días se reunieron con sus
familias.
Los
refugiados esperaban regresar pronto a sus hogares. Las autoridades mexicanas
de la ciudad fronteriza de Ciudad Juarez
les dieron seguridades de que los Santos serían protegidos en las colonias del
valle de Casas Grandes. El 21 de agosto, se enviaron cinco hombres a las
colonias para ver las condiciones. Trajeron informes desalentadores. Las casas
de Colonia Dublan habían sido todas
saqueadas. Muchas de las casas en las
colonias de las montañas habían sido destruídas. Las cosechas estaban arruinadas por animales
salvajes. El Presidente Romney fue a ver por si mismo el 25 de agosto. En
Colonia Diaz, cada casa excepto una fue saqueada de prác-ticamente todo de
valor. La pérdida total de propiedad fue estimada en un millón de dólares.
El 12 de octubre de 1912, la Primera
Presidencia disolvió la Estaca Juárez.
Los hermanos no querían llevar la responsabilidad por la seguridad de
aquellos que todavía insistían en regresar a las colonias. Sin embargo,
expresaban en su mensaje: “Pero a todos quienes pueden desear regresar, les
decimos, vayan con nuestra sancion y bendición y nuestras oraciones, para su
preservación y éxito”. (James R. Clark, Messages of the First Presidency,
Vol.4, p.277).
Solo
cerca de la cuarta parte de estos Santos eventualmente retornaría a las
colonias.
En
el centro de México, durante agosto de 1912, cuatro hombres mormones fueron
capturados durante una batalla entre los rebeldes y tropas federales en Cuautla. Dos hombres fueron llevados en
custodia y alistados en el Ejército. El
Presidente Rey L. Pratt trató en vano de lograr su libertad. Uno de
ellos fue ejecutado. Después algunos
miembros locales fueron arrestados por ser sospechosos de conspiración en
contra del gobierno. Dos fueron ejecutados y una hermana fue enviada a un campo
de trabajo. En Febrero de 1913, debido
al continuo conflicto, todos los misioneros
(siete de ellos) fueron llamados a la casa de misión en la ciudad de México
para su seguridad. Pronto fueron sacados del país. Sin embargo, la Misión no se
disolvió. El Presidente Rey L. Pratt
continuó escribiendo a los presidentes nativos de las veinte ramas mexicanas. La presidencia de distrito con Isaias Juarez, Abel Paez, y Bernabé Parra
fueron puestos a cargo de la Iglesia en México.
El
presidente de Misión Rey L. Pratt
reportó en la Conferencia General de octubre de 1913:
“A pesar de las condiciones adversas que existen en ese
país, tenemos en nuestros registros algo mas de 1,600 nombres; de ese número la
gran mayoría son miembros verdaderos y fieles de la Iglesia. Hemos bautizado en
este año, sesenta y cinco almas, y pueden compararse favorablemente con
cualquier Santo que abraza el Evangelio en cualquier país”.
En Colonia Juarez, el obispo Joseph
C. Bentley presidió sobre los Santos que habían vuelto a las colonias. La
Academia de la Estaca Juárez pudo reabrir sus puertas. En 1914 Joseph F. Smith reportó que algunos
de los Santos habían vuelto a las colonias .”Algunos de ellos han regresado y
están haciendo lo mejor para retener sus hogares y propiedades, pero están en
continuo peligro de incursiones de brigadas y otros enemigos de la
paz”.(Conferencia General, Octubre 1914)
En
1915, el líder revolucionario, Pancho
Villa, con un ejército de 1,500 hombres acampó por un mes en Colonia Dublán.
Estableció su cuartel en la oficina de diezmos. Una bomba de dinamita estalló
frente al edificio matando a cincuenta y
siete hombres, pero Villa sobrevivió.
En
1916 la Estaca Juárez fue de nuevo organizada y Joseph C. Bentley fue llamado
como el pre-sidente
29 de agosto de 1913 — La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, obliga al presidente
Pratt y a sus misioneros a abandonar México, lo que causa que se cierre la
misión. La revo-lucion trae consigo grandes padecimientos entre los miembros,
algunos de los cuales pier-den la vida. Rafael Monroy y Vicente Morales,
ejecutados en 1915, se convierten en már-tires de la fe. La guerra provoca un
éxodo de los miembros de las colonias.
1922 — Los misioneros de Estados Unidos retornan a México y
restablecen la obra en muchas regiones.

El Elder Rey L. Pratt y misioneros por 1925.
Durante
octubre y noviembre de 1916, el Presidente Rey L. Pratt volvió para una visita
a la ciudad de México. En el camino observó escenas de terrible destrucción.
Vió que no era factible todavía traer a los misioneros de los Estados Unidos.
Visitó a las ramas e hizo algunos ajustes. Muchos de los Santos habían sufrido
grandemente por la revolución. Algunos habían perdido sus vidas y otros habían
sido reclutados en los ejércitos y habían sido forzados a pelear unos contra
otros. Durante 1917 se hicieron
esfuerzos para llevar a algunos de los Santos fuera de México, pero las regulaciones sobre
emigración hicieron esto imposible. (CHC
6:171-72)
Durante
1916, Pancho Villa atacó Columbus, Nuevo Mexico. Se recibieron reportes de que
Villa había jurado matar a los mormones en las colonias cuando regresara. El
obispo Anson B. Call dijo a los Sanos de Colonia Dublan que fueran a sus
hogares y oraran por protección. Cuando regresó el ejército de Pancho Villa, sus guardias pasaron a través
del pueblo por la noche, y Villa continuó hacia el sur. Unos pocos días
después, el 17 de marzo de 1916, el General John J. Pershing llegó a Colonia Dublan con varios miles de soldados
americanos persiguiendo a Villa. Pershing permaneció en Dublan durante nueve
meses. El ejército inyectó muchos dólares en la economía de las colonias.
Cuando se fueron, temiendo de que Villa volviera, algunos de los santos de
nuevo huyeron a los Estados Unidos. (Turley, Historia de las Colonias
Mormonas en México, 216-17)
Este
fue el segundo éxodo de las colonias mormonas. Cerca de 1,500 fueron exiliados.
En
1915 el presidente de Miisón, Rey L. Pratt, estableció su sede en Colorado y comenzó a trabajar con la gente de
habla hispana en los Estados Unidos. En 1921 la Iglesia comenzó de nuevo a env
iar misioneros americanos a México hasta 1926 cuando el gobierno mexicano
prohibió por ley la entra-da de misioneros no nativos de México. Los americanos
fueron forzados a retirarse una vez mas. Sin embargo, la obra entre las
personas de habla hispana en los Estados Unidos fue altamente fruc-tífera.
En
1918 la sede de la Misión Mexicana fue movida a El Paso, con jurisdicción sobre
todas las ramas de habla hispana en los Estados Unidos además de las ramas en
México.
En
Junio de1919, dos misioneros en El Paso
decidieron cruzar la frontera a Ciudad Juarez. Los élderes Abel Paez y Victor Hancock comenzaron a hacer
algo de folleteo y se hallaron en medio de una batalla entre las fuerzas de
Pancho Villa y las tropas federales. No pudieron cruzar por el Rio Grande. Mientras esperaban, se reunieron
con el mismo Pancho Villa.
Villa expresó sentimientos de amistad hacia los mormones y sus esfuerzos
misionales. En 1920, una rama de la Iglesia fue abierta en Ciudad Juarez. En
ese año habían 774 miembros en la Estaca
Juárez. (Dale F. Beecher, BYU
Studies, Vol. 15, No. 3, p.303-04)
En
Marzo de 1921, El Presidente Rey L. Pratt volvió a
México con doce misioneros de tiempo completo de los Estados Unidos. La obra
misional de nuevo se volvió a efectuar en el centro de México. Encontraron que
la Iglesia había marchado bien bajo el liderato de los hermanos locales. Muchos
nuevos conversos habían sido traidos a la Iglesia mientras que los misioneros
esta-ban fuera. (CHC 6:173) El
Presidente Pratt registró en su diario:
“Solo aquellos que lo han experimentado conocen del gozo de
reunirse con este amado pueblo después de una larga ausencia. Su fidelidad
durante ocho largos años, durante los cuales pasaron por un verdadero infierno
de guerra, es maravillosa. Deseo agradecer al Señor que me ha permitido volver
aquí y encontrar a muchos fuertes en la fe”. (citado en Gerry R. Flake, "Mormon in Mexico: The First 96
Years," Ensign, September 1972, 21)
En los próximos años el Presidente Pratt envió misioneros a Queretaro, Leon, Guaymas, y Baja California.
Se creó la primera rama en Monterrey,
Mexico, en 1922 con treinta y cinco miembros.
1926 – El gobierno mexicano decidió expedir una enmienda
constitucional para impedir que extranjeros participen en la obra ministerial
activa. Y, por tercera vez en la historia de 30 años de la Misión Mexicana, los
misioneros norteamericanos salieron. La carga completa descansó sobre los
líderes locales para administrar la actividad de ramas y distritos.
En 1929,
Ralph B. Keeler vino a ser el nuevo presidente de la Estaca Juárez. Había 1,263 miembros en la Estaca, incluyendo 353
niños. La estaca consistía de cinco
colonias organizadas en barrios y una rama mexicana para los santos mexicanos
que residían dentro de los límites del barrio de Colonia Dublán. Había también
una rama en Cave Valley. (Andrew
Jenson, Encyclopedic History of the Church, p.381) También en ese año las
oficinas de la Misión Mexicana se trasladaron de El Paso a Los Angeles.
En 1930, el levantamiento católico había declnado. El embajador americano J. Reuben
Clark pidió al gobierno permitir a los misioneros extranjeros entrar a México
de nuevo. No pudo recibir el permiso. El
Presidentet Rey L. Pratt también visitó México en febrero y marzo pero no tuvo
éxito. Al visitar las ramas locales, fue
cauto de no hablar en las reu-niones porque no había nacido en México. (Dale F. Beecher, BYU Studies, Vol. 15, No.
3, p.306)
En la Conferencia General de Abril 1931, el Presidente Pratt reportó:
“Por cerca de seis años hasta ahora
no se les ha permitido a los santos mexicanos la asocia-ción y la ministración
de los élderes de Sión.Pero ellos son felices y están creciendo y pro-gresando
en la obra. El sacerdorcio local se ha elevado a lo que las circunstancias han
re-querido…Nuestros Santos han edificado cuatro casas de adoración en las proximidades
de la ciudad de México y están tratando de proveer a si mismos de lugares en
los cuales pue-dan adorar al Señor y no ser estorbados en cualquier forma”.
Después
de la conferencia, el Presidente Pratt tuvo una operación de una hernia. Hubo
algu-nas complicaciones y pronto las impactantes nuevas cundieron ese 14 de
abril de 1931, Rey L. Pratt había
fallecido. El funeral se efectuó en el Salón de Asambleas en la Manzana del
Templo. El Presidente Heber J. Grant y
el Elder Anthony W. Ivins hablaron.
Este trágico suceso dejó a la misión Mexicana sin
Presidente. Antonine R. Ivins, hijo del Elder Anthony W. Ivins, fue llamado
como el nuevo presidente. El Presidente Ivins concen-tró sus esfuerzos en las
ramas de de habla hispana en los Estados Unidos. La sede de la mi-sión estaba
en Los Angeles. Por muchos meses las
ramas en México fueron dejadas a sí mismas de nuevo, ni aún cartas se
recibían. El presidente de distrito,
Isaias Juarez, llamó a una reunión a principios de 1932 para discutir el problema sentido por los santos mexica-nos
que estaban sin liderato en la misión. El grupo decidió escribir a Salt Lake City pi-diendo a los líderes de la
Iglesia un presidente de misión nativo puesto que un presidente americano era
incapaz de funcionar. Esta reunión fue después conocida como "La Primera
Convención" (See Tullis, "A Shepherd to Mexico's Saints: Arwell L.
Pierce and the Third Convention" BYU Studies, Vol 37, No. 1, p 130-31)
Una segunda convención fue planeada. En marzo de 1932, el
Presidente Ivins finalmente viajó a la ciudad de México, acompañando al
Apóstol Melvin J. Ballard. El Presidente
Ivins reprendió a los santos por mandar peticiones a la cabecera de la Iglesia,
pero también les aseguró de que el tiempo para un liderato local podria eventualmente
llegar. En la Con-ferencia General de abril de 1932 dijo:
“Estábamos realmente sorprendidos
del éxito que aquellas personas están teniendo en llevar sus organizaciones sin
nuestra ayuda….Los visitamos sin previo aviso un domingo por la mañana. Encontramos
que la Escuela Dominical se estaba efectuando, la cual fue condu-cida en forma
muy parecida con la nuestra aquí en casa.. . . Asistimos a la reunión como vi-sitantes
solamente, porque no nos fue permitido hacerlo en la capacidad de nuestros
llama-mientos. Escuchamos a ocho o diez de ellos dar sus testimonios y
discursos, y fue un exce-lente servicio.Después de la reunión, se nos permitió
visitar con ellos, discutir algunos de sus problemas y asesorarlos”. .
Pero no fue sino
hasta 1940 que los ciudadanos de Estados Unidos pudieron entrar a México como
misioneros. Hasta ese tiempo solo los jóvenes y señoritas que podían demostrar
su ciudadanía mexicana les era permitido servir como misioneros.
En 1934,
Harold W. Pratt fue llamado como el
nuevo presidente de la Misión Mexicana.
Harold Pratt había nacido en las colonias mexicanas y así podía
legalmente predicar el e-vangelio en México. Durante 1934 las condiciones cambiaron en tal manera
que los mi-sioneros americanos pudieron regresar. Estos élderes fueron llamados
a posiciones de lide-rato sobre las ramas. Esta acción lastimó los sentimientos
de los miembros nativos. Las pa-siones se incrementaron con la publicación del
libro de Margarito Bautista que promovía
a los latino americanos como el pueblo escogido. En 1934 Harold
Pratt se convirtió en el nuevo presidente de la misión Mexicana. Pratt había
nacido en las colonias smormonas y usaba su ciudadanía mexicana para
registrarse con las autoridades del gobierno como mi-nistro. Pratt pronto se dio cuenta de que había
suficiente trabajo entre Mexico y los
Estados Unidos para dos misiones e hizo la solicitud de que la misión fuera
dividida entre México y los Estados Unidos. Los santos mexicanos esperaban de
que la división conduciría al llamamiento de su anhelado presidente de Misión
nativo.
La Misión fue dividida en 1936. Al norte de la frontera vino a ser la
Misión Hispanoamericana. Al sur permaneció como la Misión Mexicana y Harold Pratt fue su presidente
1936 – Miembros mexicanos se reúnen en lo que se llamó la Tercera
Convencion. La con-vénción es emblemática de la división que hubo entre los
miembros por cerca de una déca-da. Este grupo disidente demandaba, entre otras
cosas, que la Primera Presidencia nombrara un presidente de misión de su propia
nacionalidad. Cuando la primera Presidencia reiteró que los líderes de la
Iglesia son llamados por la inspiración de Dios, muchos del grupo se separaron
de la Iglesia. Efectuaron su propia actividad misional en las pequeñas comuni-dades
del centro de México. Por
1936, la membresía alcanzó cerca de 2,800 miembros. La Estaca Juárez había
crecido a 1,300 miembros. . La Misión
Mexicana fue dividida en la Misión Mexicama y la Misión Spanish-American. La
nueva sede de la Misión Mexicana fue establecida en la ciudad de México. Los
miembros mexicanos se desilusionaron al saber que Harold Pratt permanecería
como presidente de misión en lugar de recibir a un presi-dente nativo de
México. Muchos desearon reunirse en una Tercera Convención.
El 26 de Abril, 1936, se efectuó la Tercera Convención. Un grupo de cerca de 120
santos mexicanos se reunieron u decidieron formar sus propias congregaciones. Abel
Paez fue nombrado líder de la Tercera Convención. El Presidente Harold Pratt y
los líderes en Salt Lake City se esforzaron por traer al grupo de disidente de
vuelta al rebaño. Finalmente, en mayo de 1937, los líderes de la Tercera
Convención fueron excomulgados. Levaron consigo cerca de 800 Santos y aun
algunas capillas. Estos convencionistas continuaron creyendo en las doctrinas
de la Iglesia y funcionarion como otras congregaciones SUD. Por los siguientes
diez años operaron y crecieron junto con aquellos que habían permanecido fieles
en la Iglesia.
1937 – La Misión Mexicana inicia la publicación de In Yaotlapixquie
Tenochtitlan (El Vigía o Atalaya de México Tenochtitlán) que fue seguida por la
revista Atalaya, precursora de la revista Liahona. 

22 de mayo, 1938 — Se completa la primera capilla sud en la ciudad de México y es
dedicada por el Presidente Harold W. Pratt.

Cinco de Mayo # 21
San Pedro Martir
Tlalpan, MEXICO
En 1945 George Albert Smith se convirtió en Presidente de la
Iglesia. El tiempo para la reunificación parecía estar cerca. El Presidente
Pierce persuadió a la primera Presidencia revisar las excomuniones de los
líderes de la Tercera Convención. La Primera Presidencia decidió cambiar las
excomuniones por la suspensión de derechos.
Esto haría que el reingreso a la Iglesia fuera mucho más fácil para el
orgullo de estos Santos puetso que no se les requeriría ser bautizados
nuevamente.
En 1946
El Presidente George Albert Smith viajó a la ciudad de México. Los santos de la
Tercera Convención habían siempre mantenido su creencia en el Profeya. El Presidente Smith se reunió con varios
cientos de santos para oir las quejas de los disidentes y miem-bros leales de
la Iglesia. Después de que todos los argumentos fueron oidos, el Presidente Smith se levantí y calmadamente
habló de amor, paciencia y perdón. Dijo que ambos gru-pos eran hijos de nuestro
Padre Celestial y necesitaban reconciliarse en sus diferencias. El Espíritu ardió en los corazones de los
Santos. Después de que el Profeta habló, el
Presi-dente Pierce pidió el voto de sostenimiento de las Autoridades
Generales de la Iglesia. Solo unos pocos se abstuvieron. Se invitó a . Abel Paez
a hablar y expresó el gozo de ser capaz de regresar a la Iglesia.
Los mismos resultados fueron sentidos en otras comunidades
que fueron visitadas por el Presidente
Smith. La vasta mayoría de los 1,200 miembros de la Tercera Convención re-gresaron
a la Iglesia. La membresía total de esta alcanzó los 5,300. (Gibbons, George
Albert Smith, 311-12).

Cortesía Museo de Historia del Mormonismo
en México.
Conferencia de reunificación en 1946 con el
Presidente George Albert Smith, arriba a la
izquierda, que marcó el inicio de una nueva
era para la Iglesia en México.
Dondequiera que el
Presidente Smith habló, manifestó amor y hermandad, enfatizando la necesidad de
armonía y unidad.
Uno de los líderes de
la Convención, se paró en la conferencia y declaró: “Hay un solo presidente de
la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y está aquí hoy”.
La unidad lograda permitió un periodo de crecimiento notable. Se alargó el área
de la misión en 1947 para incluir a América Central, y se enviaron misioneros
simultáneamente a Guatemala y Costa Rica. El éxito de la obra en estas tierras
resultó en la organización de la Misión de Centroamérica en 1952.

Conferencia multitudinaria en
la ciudad de Mexico: Arriba son miembros de la Iglesia quienes estuvieron
asistiendo a la Conferencia de la Mision Mexicana, realizada el
domingo 26 de Mayo (1946) con el Presidente George Albert Smith como principal
orador. Mas de 1500 asistieron a la conferencias realizada en la amada capilla de la Rama Ermita
1945 — Se celebra la primera Conferencia Lamanita en Mesa, Arizona,
permitiendo a muchos miembros mexicanos visitar y gozar de las bendiciones del
Templo. El presidente Arwell L. Pierce junto con Harry L. Payne, presidente del
Templo de Mesa, ayudaron a los miembros de México a viajar al Templo y recibir
sus bendiciones. Muchos miembros de la segunda y etrcera generación en México
tienen fuertes lazos con este templo.
Durante 1945, la primera
excursión de santos mexicanos fue organizada para ir al Templo de Arizona. Se
hicieron muchos preparativos, y el largamente esperado evento se realizó en
noviembre de 1945. Los santos de habla
hispana tanto de méxico como de los Estados Unidos se reunieron. El hospedaje
en Mesa fue provisto en el salón recreativo Mezona. Una “conferencia especial
Lamanita” se cekebro el 4 de noviembre de 1945 con el Presidente David O. McKay presidiendo. Las
primeras ordenanzas del templo en español jamás realizadas en la Uglesia se
efectuaron el 6 de noviembre. (Richard O. Cowan, "The
Arizona Temple and the Lamanites" in "Regional Studies,
Arizona").
Durante
varios días, en Mayo de 1948, el Presidente de la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Ultimos Dias George Albert Smith visitó a México, a los
miembros, a los misioneros, también estu-vo en las piramides de Teotihuacán, y
se entrevistó por 20 minutos con el Presidente de México Manuel Avila Camacho.
Durante esos días, también visitó San Marcos,
relacionado a esto, el reportaje dice:
..............El Presidente Smith y sus
acompañantes visitaron la Rama de San Marcos donde ellos tuvieron una reunión
con la capilla llena de personas y disfrutaron una comida con los Santos. Ellos
también visitaron el punto, cerca de la capilla, donde dos mártires mexicanos
Vicente Morales y Rafael Monroy fueron fuisilados por un grupo de insurgentes a
causa de que ellos rechazaron negar su testimonio de la veracidad del
Evangelio...........

De izquierda a derecha:
Mary Brentall Done Pier-ce (Esposa del Pdte Pier-ce), Arwell Lee Pierce
presidente de la Mision Mexicana (1942 - 1950), Elder Joseph W. Ander-son
secretario de la Pri-mera Presidencia, Gua-dalupe Monroy Mera, Presidente
George Albert Smith, Jovita Monroy Mera de Parra, Bernabé Parra Gutierrez, Van
Ron McVey. Lunes 27 de Ma-yo de 1946, frente a un fresno cerca de donde
estuvo el fresno donde habían fusilado a Rafael Monroy y Vicente Morales en
1915.
En
noviembre de 1952 los Élderes Spencer W. Kimball y
Bruce R. McConkie viajaron a través de México después de establecer la Misión
Centroamericana. En la ciudad de Méxi-co se reunieron con el sumo consejo.
Para 1955 la Iglesia había crecido a 7,000 miembros. El Elder Ezra Taft Benson pasó un domingo en la ciudad de
México. Habló a los misioneros y a los miembros. Él dijo: "Después al siguiente día, al visitar al
Presidente de esa república, él expresó
sorpresa y aparentemente pareció algo complacido al darse cuenta del número de
miembros que tene-mos en la ciudad de México.
Él había sabido de nuestra gente en las Colonias, y habló elogiosamente de la Iglesia y su
gente”. (Conferencia General, Abril
1955).
On June 3, 1956, Los Elderes Harold B. Lee y Spencer W.
Kimball viajaron de El Paso a Monterrey, Mexico, para crear la Misión Mexicana
del Norte con Joseph T. Bentley
como el nuevo presidente. Después de un viaje de dos días, llegaron a Monterrey
y rentaron una casa para la nueva misión.
El 8 de junio, manejaron 900 kilómetros a la ciudad de Mé-xico. Al
siguiente día hablaron a los miembros y misioneros, y dividieron oficialmente a
la Misión Mexicana. El Presidente
Bentley estaba profundamente impresionado con un joven élder de la Misión
Mexicana, Rex E. Lee. [El élder Lee
serviría como consejero del Presi-dente
Bowman. Rex E. Lee después sirvió como
presidente de la Universidad Brigham
Young.] (Gibbons,
Harold B. Lee: Man of Vision, Prophet of God, 332-33).
El Elder Harold B. Lee luego viajó por la Misión Mexicana
mientras que el Elder Spencer W. Kimball lo hacía en la misión Mexicana del
Norte. El Elder Kimball encontró a los miembros de muchas ramas en condiciones
precarias y destituídos. En una rama,
hizo los arreglos para que una niña fuera enviada al Hospital de Niños de la
primaria. En una rama descubrió que solo
una hermana sabía leer. Tocó el piano para los Santos en otro rama por-que
nadie sabía hacerlo. (Kimball, Spencer W. Kimball, 297-98).
Durante 1958 El Elder
Marion G. Romney visitó a la ciudad de México. Reportó en la con-ferencia
General de Abril 1958: "Los
misioneros en México están con buena salud, traba-jando con empeño y por lo
tanto disfrutando del espíritu de sus llamamientos. Visitamos con y escuchamos
los reportes y testimonios de 254 de ellos. Mucha de la gente entre la que
ellos laboran son receptivos al evangelio. El último año hubo 1,288 bautismos de conver-sos. Para el
primero del año la membresía de la Iglesia en México era de 11,249."
Durante 1959, el
evangelio fue llevado al pueblo Maya en la Península de Yucatán por pri-mera
vez. El Presidente Harvey H. Taylor viajó a ese lugar con Jose Octavio y los misione-ros Stanley Gardner, Warren Carter, Leon
Sylvester, y Ken Flake. Llegaron a Mérida por tren el 5 de febrero de
1959. Dos días después el Presidente Taylor dedicó el área para la
predicación del evangelio, y al día siguiente, tuvieron la primera reunión de
la Iglesia con la asistencia de ocho investigadores.. Los primeros bautismos fueron realizados el 9
de marzo de 1959, e incluyeron miembros de las familias de Humberto Carrillo
Carrillo y Herculano Pech. ("Amid Mayan Ruins, Fireside
Focuses on History," Church News, February 22, 1997)

Liahona
Febrero 1960 (ver la siguiente página).









Liahona
Abril 1960

Liahona
Abril 1960




Liahona Marzo 1961
Liahona Agosto 1961

Liahona
Agosto 1961


Liahona Noviembre 1961
1963 — El Centro Escolar Benemerito de las Americas se establece en la
ciudad de México.
3 de diciembre de
1961 – Se forma en la ciudad de México la primera estaca de santos de
ascendencia mexicana, Se trata de la primera estaca de habla hispana de la
Iglesia.
(Tomado de the Church News) Liahona Feb.
1962
UN notable
acontecimiento en la historia de la Iglesia tuvo lugar en la Ciudad de México
durante la segunda semana de diciembre de 1961, con la creación de la primera
estaca entre miembros de ha-bla hispana.
En tal oportunidad, el
Director de las Misiones de la Iglesia en América Latina, élder Marión G.
Romney, del Consejo de los Doce, organizó la Estaca de Ciudad de México, la
344a. estaca de Sión en el mundo.
Podría decirse que la
creación de esta primera estaca de la América Latina es la culminación de la
labor misionera que iniciaran en México los élderes Moisés Tatcher, del Consejo
de los Doce, Jaime Z. Stewart y Melitón G. Trejo (traductores, estos dos
últimos, del Libro de Mormón al español), el 5 denoviembre de 1879. Desde
aquella época, hombres prominentes de la Iglesia han presidido, su-cesivamente,
sobre la Misión Mexicana. La sola mención de sus nombres, nos evoca recuerdos
im-perecederos: Anthony W. Ivins, Helamán Pratt, Henry Eyring, Ammón W. Tenney,
Rey L. Pratt. . . . Y mas recientemente, Harold Pratt, Lorenzo Anderson, Arwell
L. Pierce, Lucían N. Mecham y Clau-dio Bowman. Actualmente, el hermano Harvey
H. Taylor es el Presidente de la Misión.
Una persona de gran
estima, familiar también a los hermanos del Sur, puesto que por casi cuatro
años, desde 1949, dirigió los destinos de la Misión Argentina, preside ahora
sobre la flamante es-taca. Nos referimos al presidente Harold Brovvn, quien en
1946 formara parte de la Misión Mexi-cana.
El presidente Brown
tiene una impresionante hoja de servicio en la obra misionera de la Iglesia.
Fué misionero en Argentina desde 1937 a 1940; luego, misionero local en México,
durante su residencia en dicho país como enviado especial del gobierno
norteamericano, desde 1944 a 1946 (en tal oportu-nidad asistió a sus
autoridades inmediatas en cuanto a instrucciones misioneras y publicaciones).
En 1949, para ser más exactos, en mayo, arribaba por segunda vez a tierras
argentinas para presidir la Misión, hasta el 2 de diciembre de 1952.
El hermano Harold Brown
nació el 3 de junio de 1917 en Duncan, Arizona (EE.UU.). Años más tarde
iniciaba su educación en la Academia Juárez, de México Luego enriqueció su
cultura en las aulas de la Universidad de Brigham Young, en cuyo Departamento
de Religión enseñara posteriormente. Contrajo enlace con Leanor Jesperson,
oriunda de San Diego, California
(EE.UU.). Ambos, junto a sus dos hijos, residen ahora en México.
Dos fieles consejeros
asisten al presidente Brown en la administración de la Estaca de Ciudad de
Méjico: los hermanos Julio C. García y Gonzalo Zaragoza. El presidente García,
primer consejero, ha estado desempeñándose últimamente como Presidente
del distrito ahora convertido en estaca. Na-cido el 12 de abril de 1920 en la
ciudad de México, contrajo matrimonio con Rosa Hernández en 1943; en 1952,
dicho convenio les fué sellado en el Templo de Mesa, Arizona. El hermano Julio
C. García ha sido un miembro muy activo, habiendo también integrado el Alto
Consejo de la Misión, supervisado el Sacerdocio en la Misión, formado parte de
la Presidencia de la Rama de Ermita (presidida en un tiempo por el presidente
Brown) y ocupado ol cargo de Superintendente de la Escuela Dominical. El
presidente García tiene cuatro hijos. El presidente Gonzalo Zaragoza, segundo
consejero, nació en Mazatlan, el 10 de junio de 1903 y se casó en 1955 con
Guadalupe Garza. También' ellos fueron sellados en el Templo de Mesa, Arizona,
en 1956, y tienen un hijo. Desde 1950, el hermano Zaragoza ha sido
representante ante el Consejo Nacional de Electricistas de México, alternando
con el cargo de diputado de la 37a. Legislatura Mexicana. Habiendo sido conse-jero
en la Presidencia de la Rama de Moctezuma, fué llamado luego como Primer
Consejero de la Presidencia de la Misión Mexicana.
El Alto Consejo de la
Estaca, está integrado por los hermanos Andrés Hinojosa, Antonio Avila León,
Carlos Monroe, Jasper McClellan, Agricol Lozano Herrera, Rolf Larson, Abel
Juárez, Alfredo Pa-gaza, Robcrt Flakc, Abraham Lazano, Alfonso Villaseñor, Fahy
Robinson y Daniel P. Taylor.
Los respectivos
directores de las Mesas Directivas de las Organizaciones Auxiliares de la
Estaca, son: Sociedad de Socorro, hermana Teresa Paredes; A.M.M. de Hombres
Jóvenes, hermano Carlos Trejo; A.M.M. de Señoritas, hermana Berta Oscoy;
Asociación Primaria, hermana Esperanza Lara; y Genealogía, Fahy Robinson.
Gran actividad se
despliega en el flamante organismo. La estaca consiste de 3.500 miembros,
distri-buidos en siete barrios, tres ramas independientes y una rama
dependiente. Los barrios son: Ermi-ta, Ermita Segundo, Industrial, Moctezuma,
Roma, San Pedro Mártir y Toluca. Las ramas, Tlalpam, Monte Corona y la de
Ciudad de México para miembros de habla inglesa (independientes), y la Ra-ma
dependiente de Atlatlahuca.
El élder Marión G.
Romney, del Consejo de los Doce, manifestó:"La organización de la nueva
estaca fué algo impresionante para los santos de México y la Misión toda.
Los hermanos poseedores
del sacerdocio, están desempeñándose muy bien en las tareas que les han sido ,
asignadas, conforme al entrenamiento que han recibido de los misioneros. Pronto
estarán fir-memente compenetrados del completo programa de la Iglesia."
1967 – Se divide la Estaca de la ciudad
de México, creándose la Estaca Norte de la ciudad de México, con Agrícol Lozano
Herrera como presidente, el primer presidente de estaca de ascendencia
mexicana. La membresía en México era de alrededor de 25,000 miembros. En esta
época, la membresía comenzó a expandirse rápidamente.
Organización de la Estaca de México Norte
(Tomado de Church News)

La división se efectuó bajo la dirección de Marión G. Romney y
Howard W. Hunter, ambos del Consejo de los Doce.
La Estaca de México Norte está
compuesta por: Agrícol Lozano,
Presidente, Daniel Taylor, como
Primer Conseíero y Alfredo Pagaza,
Segundo Consejero.
Como presidente de la nueva estaca fue sostenido
el. hermano Agrícol Lozano que era el segundo consejero de la estaca original.
Sus consejeros son Daniel Taylor y Alfredo Paga-za; ambos eran miembros del Sumo
Consejo. Jean Whetten fue nombrado secre-tario de la Estaca y Nefi Treviño
secretario ayudante.
Fueron nombrados como miembros del Sumo Consejo
los siguientes hermanos: Alfre-do Pagaza Guzmán, Efraín Villalobos, Dunstano
Echeverría, Luis Ángel Mayo, Gabelo Mon-tessano, Juventino Correa y Virgilio
Aguilar.
Yolanda Juárez fue nombrada Presidenta de la
A.M.M. de señoritas, Lucrecia Suárez Vda. de Juárez fue nombrada Presidenta de
la Primaria y Agrícol Lozano como Director de Ge-nealogía.
La nueva Estaca incluye ocho barrios y una rama.
Los barrios son: Moctezuma, Mocte-zuma Segundo, Industrial, Industrial Segundo,
Camarones, Madero, Arbolillo y Arbolillo Segundo, la rama es la de
Tlalnepantla. El número de miembros de la Estaca es de 4.869.
La Estaca de México continúa con los barrios de
San Pedro Mártir, Churubusco, Ermita, Ermita Segundo, Roma, Nápóles y Toluca.
También incluye las rama de Tlalpan, Monte Corona y la de habla inglesa.
El número
de miembros de la Estaca es de 4.265.
El élder Romney informa
que 2.265 personas asistieron a la reunión de la mañana y que la asis-tencia de
la tarde fue de 2.105. Cuando la Estaca fue organizada en 1961 habían
aproximadamente 2.600 miembros; en el momento de la división el número de
miembros era de más de 9.100. Julio García, que era Primer Consejero de la
Estaca, fue ordenado por el élder Romney como Patriarca

Cosanova
integran la presidencia de la Estaca de México.
de la Estaca original y es el primer patriarca lamanita or-denado
en México.
Anterior a la conferencia de la Estaca, el élder
Romney man-tuvo entrevistas y escuchó los testimonios de los 120 misio-neros
que trabajan en la Mi-sión Mexicana bajo la direc-ción del presidente Jesper M.
McClellan. Cuando el élder Romney comenzó a supervi-sar el programa mi-sional
en México habían 11.000 miembros comparados con los 50.000 que hay en la
actualidad en tres estacas y cuatro misiones.
El presidente Lozano que es abogado dirige una
escuela preparatoria. Está casado con Rosa Malinche Gómez de la ciudad de
México y tienen cuatro niños.
El presidente Taylor se ha graduado en la
Universidad de Brigham Young en literatura espa-ñola. Está casado con Ana Marie
Pratt, de Chihuahua y tienen siete hijos.
El presidente Pagaza y su esposa, Yolanda
Castillo, son padres de tres niños. El hermano Pagaza era Presidente de la Rama
de Tlalnepantla antes de su llamamiento como miembro del Sumo Consejo.
Es contador en el departamento de finanzas de las escuelas
mormonas en México.
El presidente Brown es originario de Duncan,
Arizona, es graduado de las universidades de Brigham Young y Harvard en la
facultad de Administración Pública. Fue misionero en Ar-gentina de 1937 a 1940;
en 1949 volvió nuevamente a ese país como presidente de misión. También ha sido
misionero en México y ayudante del presidente de la misión.
El presidente Baker es convertido a la Iglesia y
ha sido miembro del Sumo Consejo durante un año. Ha servido como asesor en
la misión de la estaca y ha traído a más de cuarenta per-sonas a la Iglesia; su
esposa es una de ellas. El hermano Baker es ingeniero y trabaja en el Centro de
Estaca de la Estaca de México Norte que se encuentra en construcción.
El presidente Casanova
también es ingeniero, trabaja en el programa de construcción de la Iglesia y
viaja considerablemente a causa de su posición.
1972 — El número de miembros de la Iglesia en México asciende a
100,000
Conferencia General
de Área en México, 1972
25-27 de agosto de
1972 – Se efectua la segunda Conferencia General de Área en el
Auditorio Nacional de la ciudad de México en sus sesiones generales. La
conferencia estuvo bajo la dirección de la Primera Presidencia, con otras
Autoridades Generales que participaron en las varias sesiones.
La Conferencia dió principio
el viernes 25 con la presentación de un programa folcklórico a las 7 p.m. En el
Auditorio Nacional. Las sesiones generales se efectuaron el sábado a las 10
a.m. Y a las 2 p.m. A las 7 p.m. Se llevaron a cabo tres reuniones: una para
los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec y los futuros élderes en el
edificio de la Estaca Norte de la ciudad de México (Centro de estaca
Camarones); una segunda sesión para el Sacerdocio Aarónico se verificó en el
Centro de Estaca Churubusco, y una sesión para mujeres, desde los doce años en
adelante, se efectuó en el Auditorio Nacional.
La Conferencia
General de Área concluyó con dos sesiones generales el domingo 27 con dos
sesiones generales a las 10 de la mañana y a las 2 de la tarde. Al tiempo de
esta Conferenca existían tres estacas en la ciudad de México: la Estaca de la
Ciudad de México, la estaca Norte de la Ciudad de México y la Estaca Este de la
Ciudad de México; existían además las estacas de Monterrey y la Estaca de
Tampico.
Un Coro monumental
formado por miembros de las Estacas de la ciudad de México cantó en las
sesiones del sábado 26, dirigido por el Hno. Leonardo Ramírez y acompañado en
el órgano de tubos del Auditorio por la Hna. Ana María Pratt de Taylor. El
domingo el Coro del Tabernáculo Mormón antes de la sesión general de las 10
a.m. Transmitió su programa “Música y Palabras de Inspiración” desde el
Auditorio Nacional. Alexander Schreiner fue el organista y Jay Welch dirigió el
Coro. El Coro Regional Mormón también cantó en las sesiones del domingo y al
finalizar la última sesión los que participamos en el Coro y todos los demás
asistentes vivimos un momento muy emotivo cuando luego de cantar Las
Golondrinas, despedimos al Profeta del Señor, el Presidente Harold B. Lee,
batiendo un pañuelo blanco con la mano derecha.
Los
verdaderos valores de la vida
por Guillermo Torres
Villalobos
Presidente de la Estaca
de México Norte

Agradezco a la Primera
Presidencia y Autoridades Generales esta oportunidad de dirigirme en esta Conferencia.
Agradezco a nuestro
Padre Celestial las bendiciones que de-rrama sobre nuestro pueblo lamanita al
traer a sus siervos, los profetas, para ayudarnos con sus consejos inspirados a
encontrar el mejor camino que nos conduzca a la exalta-ción.Agradezco a todos
los hermanos por su buen trabajo, que nos han ayudado, directa o
indirectamente, en cumplir con cada uno de los cometidos para la preparación y
desa-rrollo de esta Conferencia General de Área.
Es un gran gozo y una
gran responsabilidad en estos his-tóricos días ver congregados a miles de
hermanos, muchos de los cuales han entrado a las aguas del bautismo en este
año, como también un grupo de investigadores, y tener el privilegio de
participar y gozar del Espíritu del Señor al escuchar y sentir el palpitar de
los profetas en esta dispensación del cumplimiento de todos los tiempos; en que
a la juventud de la promesa de Sión le espera un futuro muy halagador en que
habrán de ser instrumentos en las manos de Dios para sus sabios propósitos.
¡Oh queridos hermanos!
Recordemos siempre las enseñanzas de los profetas, recordemos siempre las
enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo que nos dejó en el meridiano de los
tiempos; recordemos también las exhortaciones que hizo a nuestro pueblo aquí en
las Américas, las cuales se encuentran grabadas en el Libro de Mormón, vigilar
que estos grandes valores que nos han dejado no vayan a ser sepultados como lo
fueron en el tiempo de la Gran Apostasía. Luchar para preservarlos, para
cultivarlos, para hacer de nuestras familias unidades fuertes en Sión.
Si las etapas del plan
de salvación fueren representadas por la amplitud de este hermoso valle de
México, para muchas personas su vista no alcanzaría a dominar toda su hermosura
y muchos de los propósitos que encierran nuestra vida en esta etapa, quedarían
sepultados. Para algunas personas sería como estar dentro de la ciudad y no
poder ver a su alre-dedor porque los edificios obstruirían su visual y
quedarían sin ver la plenitud de su hermosura. Conocer los verdaderos valores
de esta vida es poder subir a las montañas. ¡A la montaña de Sión! y escalar
poco a poco e ir descubriendo cada uno de esos hermosos relieves del valle que
son los verdaderos valores espirituales, y poder seguir el camino de la vida y
conseguir el fruto más deleitable porque él Señor ha dicho: "Cualquier
principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros
en la resurrección."
El cumplir con las
normas, mandamientos y ordenanzas del evangelio es uno de los grandes valores
de la vida, así como identificarse con los programas de la Iglesia y tener una
vivencia constante de ellos. Otros de los valores eternos son: Nuestros
convenios sempiternos y el trabajar en la genealogía de nuestros antepasados
para hacer las obras vicarias de nuestros muertos e identificarnos como
familias en esta vida y la eternidad.
El compartir el
evangelio con nuestros semejantes, predicándoles a nuestros amigos y parientes
sobre las verdades e-ternas, significa vivir con la felicidad de compartir el
fruto deleitable del árbol de la vida según el sueño de Lehi.
El vivir con
presupuestos familiares equilibrados y tener una planeación de nuestros
ingresos así como los egresos re-presenta una tranquilidad, una madurez
económica que tendrán logros muy grandes en la preparación material, in-telectual
y espiritual de nuestros hijos para que tengan la oportunidad de recibir una
adecuada educación escolar, téc-nica o profesional, así como hacer una misión
de campo para enriquecer sus vidas espirituales.
El ayunar para crecer
espiritualmente y pagar nuestras ofrendas al obispo y de esta manera ayudar a
los hermanos ne-cesitados de la Iglesia.
El visitar a nuestros
hermanos en sus hogares como maestros orientadores para representar al obispo y
recibir inspira-ción de nuestro Señor Jesucristo para resolver sus problemas
cotidianos, nos ayuda tanto a visitantes como visitados a ser mejores.
El saber el verdadero
valor de administrar nuestras finanzas y compartirlas cumpliendo cabalmente con
nuestras res-ponsabilidades como miembros de la Iglesia pagando nuestras
donaciones voluntarias como son los diezmos, las ofren-das, el presupuesto
misional, proconstrucción, etc.
El organizar bien
nuestro tiempo para dedicarlo a nuestras tareas y responsabilidades; tiempo
para trabajar y ganar el sustento de nuestras familias, tiempo para servir a
nuestros hermanos en los trabajos que como miembros de la Iglesia tenemos para
magnificar nuestro sacerdocio, a este respecto recordando las instrucciones del
presidente Harold B. Lee: suponiendo que nosotros fuésemos una columna que está
soportando la carga del trabajo de la Iglesia, Satanás puede derribarla más
fácilmente cuando se aligera el peso de la columna. Tiempo para tener
esparcimiento con la familia de-dicando un tiempo especial para nuestra esposa
e hijos, hijos que pronto crecerán y buscarán ellos mismos su camino que les
conduzca a la exaltación. ¡Recordad hermanos, que el tiempo de convivir como
padres e hijos pronto llega a su término y hay que aprovecharlo!
La oración familiar es
la bendición que une a la familia en cada uno de los propósitos, metas y
valores espirituales fa-miliares.
La oración individual es
un medio de comunicación íntima con nuestro Padre Celestial para agradecer y
suplicar sus ben-diciones,
La hora familiar es el
lazo más fuerte de unión entre la familia para comprendernos mejor como esposo
y esposa y tener un diálogo permanente con nuestros hijos sobre las metas y objetivos
que tiene esta vida y así ir edificando su juventud.
Otro de los grandes
valores de esta vida es la Palabra de Sabiduría para tener nuestros cuerpos
sanos y limpios. Recuerdo a un joven hace varios años cuando lo entrevisté y le
pregunté: "¿guarda usted la Palabra de Sabiduría?" Y cuando hice esta
pregunta se puso a llorar y me contó que hacía algunos meses había tenido un
accidente muy serio en su trabajo y que los doctores le dijeron, después de
atenderle por varias semanas: "Usted se salvó únicamente por la fortaleza
y bue-na constitución de su cuerpo, de seguro que usted no fuma ni toma bebidas
alcohólicas que tanto minan las fuerzas de nuestro cuerpo." ¡Qué
testimonio tan fuerte y firme!
La ley de castidad es un
gran baluarte tanto para jóvenes y señoritas, como casados. Los problemas de
fornicación y a-dulterio siempre traen después de la violación a la ley divina
consecuencias mucho muy complejas y difíciles, que no son otra cosa más que el
pago de la transgresión. Me imagino que es como transitar con un buen coche en
una autopista con todas las comodidades y viene un descuido en el volante y las
personas caen en las profundidades de una barranca, para algunos, no salen
nunca; para otros se les ayuda a salir y raros son los que pueden volver a escalar
la barranca para llegar nuevamente a la carretera y salvarse.
En todas las
dispensaciones el Señor ha dispuesto profetas, videntes y reveladores para que
instruyan a su pueblo de acuerdo con su ambiente, su capacidad y tipos de
sociedad variada de cada época del hombre, es decir, se han identi-ficado con
su pueblo. Alma es uno de los profetas de la antigüedad que más llaman mi
atención por la manera en que él instruyó a su pueblo en las verdades eternas,
y así mismo en nuestra
época el presidente David O. McKay ha establecido que ningún éxito en la vida
compensa el fracaso en el hogar; el presidente Harold B, Lee: "La Iglesia
tiene necesidad de cada miembro."
El valor para preparar a
la juventud representa en este tiempo una vital importancia. Cuando los
pioneros salieron de Nauvoo hacia las Montañas Rocallosas buscando la tierra de
promisión, llegaron a un valle hermoso donde acamparon y se pusieron á sembrar.
Más tarde, el profeta
Brigham Young les llamó para seguir el camino, y muchos exclamaron: "¿quiénes
cosecharán?" Y él les dijo: "Los que vienen atrás de nosotros a la
tierra de promisión cosecharán."
Ahora tenemos una gran
juventud de la Iglesia en México y debemos saberla cultivar y preparar para
esta transición que vivimos entre un México de ayer y un México de hoy, con
miembros de la Iglesia lamanitas; y tenemos que poner un én-fasis especial en
cada uno de los programas del Sacerdocio Aarónico de Jóvenes, porque sin lugar
a dudas les prepararán para ser grandes líderes, no sólo de la Iglesia en
México, sino también en nuestro gobierno para engrandecer nuestra patria.
Obispos y presidentes al
presidir el Sacerdocio de Aarón tienen una gran responsabilidad de llevar a
cabo los programas de logros personales.
¡Oh Juventud de Sión
creo en ti! Es tuyo este tiempo de preparación, de esfuerzo, de meditación de
programa para hacer una realidad las profecías del Libro de Mormón, para este
pueblo de la Casa de Israel y para dar en el futuro un servicio grande a
nuestro prójimo. El rey Benjamín dijo: "Cuando estamos al servicio de
nuestros semejantes estamos al servicio de Dios." Luchad y esforzaos
porque la tarea es grande y maravillosa. Recordad a Josué cuando tomó el mando
del pue-blo de Israel que el Señor le dijo:
"Mira que te mando
que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas."
Quiero dar mi testimonio
de que sé sin lugar a duda que si guardamos y cultivamos los grandes valores de
la vida, habre-mos de estar siendo preparados para comparecer ante el Señor
como dijera Alma.
Y también quisiera poder
proclamar que cada uno de los valores espirituales, cuyo objetivo principal es
de perdurar para la vida eterna, vale la pena luchar y trabajar por
conseguirlos para tener felicidad. Si cada uno de estos valores fuese se-mejante
a un tablero
de ajedrez, veríamos que
todos tienen una importancia muy grande y existe una correlación para mover
cada una de las piezas y hay que cuidar tanto los detalles particulares como
generales. Si en nuestras vidas podemos equilibrarlos de tal manera de no
menospreciar ninguno de estos valores, estaremos dentro del camino que habrá de
conducirnos a la exal-tación y vida eterna.
Sé que nuestro Señor
Jesucristo es el Hijo del Dios viviente y El está a la cabeza de su Iglesia y
El da al profeta y preside-nte Harold B. Lee su inspiración para presidirnos y
dirigirnos por el buen camino como miembros de la Iglesia en todo el mundo. Sé
que cada uno de los élderes, miembros del Consejo de los Doce, son|testigos
especiales de nuestro Señ«jr Jesucristo y nos ayudan grandemente con sus
testimonios, mensajes e instrucciones cuando nos visitan. Sé que si somos
fieles al evangelio, cuando tengamos que pasar por el umbral de esta vida a la
eternidad, todos los hombres, luego que se separan de este cuerpo mortal, sí,
los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados ante
aquel Dios que les dio la existencia.
Sé que José Smith fue un
instrumento en las manos de Dios para restaurar su Iglesia en esta última dispensación.
Que el Señor nos¿
bendiga para que podamos aquilatar cada uno de los valores que habremos de
llevar con nosotros mismos en esta vida y en la eternidad, es mi oración y mi testimonio que dejo con
toda humildad en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Firmes
en la fe
por el élder Agrícol Lozano
Presidente de la Estaca de México Este
Discurso pronunciado en la
Conferencia General de Área realizada en
la ciudad de México, DF. , agosto de 1972
Desde el sábado pasado,
Efraín y Manases se han juntado, la casa de José está de fiesta; juntos han
dado vuelta la hoja del
libro de las bendiciones y las profecías; juntos han hecho agenda
y recordado los mandamientos. Que hoy y siempre se hinchen sus entrañas de
sabiduría, como el día del juramento de sus mayores Abraham, Isaac, Jacob y
José.
Líderes en Israel, esta Conferencia ha sido magnífica porque hemos
oído y visto a quienes nos presiden espiritualmente, a
quienes a través de quórumes han decidido sobre muchos negocios
para el crecimiento de la obra entre los descendientes del Padre Lehi, varones
justos son todos ellos, dentro de los cuales algunos han influido con su
personalidad, sabiduría, humildad, conocimiento en la proyección de algunos de
nosotros; por todo ello, hermanos Autoridades Generales, muchas gracias, muchas
gracias.
Esta Conferencia elevará su magnificencia por lo que hagamos en
adelante hermanos presidentes de misión y estaca. No existe duda de que esta es
una Nación grande y gloriosa, de un pasado espiritual, cultural y moral de
dimensión conmovedora, de una fe, como de promesa de ardorosos corazones. Sin
embargo, que nuestro pasado sólo nos sea una referencia, no dejar de estar
atentos al presente, el porvenir nos exige aumento de celo, diligencia,
constancia, espíritu inventivo como el que el Señor ha requerido en la Sección 58
de
Doctrinas y Convenios.
Ha empezado nuestro día, no dejar nada para mañana que en el
porvenir daremos cuenta de nuestro llamamiento del presente; un gigantesco
programa de construcción nos empuja; una sencilla pero constante administración
del reino nos llama; una mayor fidelidad y hermanamiento nos reclama, no hay
tiempo para el descanso, no hay hora para la plática placentera del recuerdo,
otra vez Jesús extiende su mano y nos señala hacia las entrañas de las grandes
ciudades y las anatomías tristes y anémicas de los pequeños poblados, y nos
dice: ". . . alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están
blancos para la siega" (Juan 4: 35).
Las perspectivas de la vida se hallan cubiertas de nieblas,
tenemos que despejarlas, cuidémonos de que las contingencias del batallar no
las vuelvan nubarrones cargados de tormenta con brazo destructor que sólo deja
desolación; "y que cada hombre tome la justicia entre sus manos,y la fidelidad
sobre sus lomos, y proclame con voz de amonestación a los habitantes de la
tierra; y declare, tanto por palabra como por huida, que la desolación
sobrevendrá a los inicuos" (D. y C. 63:37).
Que los mensajes de amonestación de los profetas que habrán
hablado, siempre llamen vuestra atención, eleven nuestra disponibilidad para el
trabajo en la obra; guardémonos limpios de las tentaciones y pecados de esta
generación.
No quebrantemos los mandamientos, ello trae consigo siempre dolor,
sufrimiento, lágrimas, atraso, vergüenza, remordimiento, nostalgia, soledad en
el alma y locura en la mente.
Hacer el esfuerzo de dar nuestro mejor testimonio al mundo a
través de nuestra obra, trabajo en el barrio, rama, distrito, misión, estaca,
hogar, comunidad, la escuela. Que toda cosa buena y noble nos pueda ser fuente
de inspiración.
Que de nuestro pasado hermoso, hagamos para los que han de venir,
un porvenir glorioso.
Hermanos y hermanas, que de hoy en adelante, aumente, crezca en
fortaleza nuestra iniciativa; la esplendidez con el Señor; alejando toda clase
de avaricia; la fiel ofrenda llenando el alfolí con granos y frutos siempre
nuevos; apoyando y sosteniendo la obra con la entrega del tributo del diezmo
justo; llenos de generosidad para cada cosa buena y noble que tengamos que
hacer como responsabilidad o misión en la vida. El Señor ha dicho ". . .
He oído tus oraciones, y tus ofrendas han llegado hasta mí como un memorial en
bien de tus hermanos, a quienes se escogió y ordenó por medio de mis siervos
para testificar de mi norribre y llevarlo entre todas las naciones, lenguas,
tribus y pueblos" (D. y C. 172:1).
Y ustedes muchachos, muchachas, no se permitan el lujo de dejar de
ser esperanza; no malogren sus oportunidades, no se ajusten a las
circunstancias lamentando su mala suerte; no se sumen al carro vertiginoso de
la destructividad, la violencia y la oposición sistemática desprovista de
conocimiento e ideales contra las instituciones y el gobierno establecido.
Jóvenes, si no pueden crear la vida, no la destruyan; sed la esperanza estando
prestos a toda hora para lo que será su día, tener certidumbre, fe,
conocimiento en las cosas divinas y en el estudio de la ciencia verdadera; sólo
nuestra fortaleza espiritual será capaz de resistir al mundo en sus errores,
malos hábitos, en sus mentiras, engaños, esclavitudes, espejismos, ". . .
Oh recuerda, recuerda, . . . hijo mío, que Dios te ha confiado estas cosas que
son sagradas, qué El ha conservado sagradas, y que guardará y preservará para
un sabio fin en El, a fin de manifestar su poder a las generaciones
futuras" (Alma 37:14).
Rompamos barreras, derrumbemos estrepitosamente los vicios
culturales que atan el progreso de la comunidad, que detienen la inspirada
marcha de la administración del reino; servir, siempre servir con diligencia,
orientar a los débiles, dar vida a los anémicos espirituales, sensibilizar a
los duros de mente y corazón, fortalecer a quienes traicionan su testimonio; en
fin, derrumbar esa montaña de debilidades humanas que son la pereza, la apatía,
la falta de iniciativa, descubrir el valle fecundo de la vida buena que es la
prosperidad, el progreso, el cambio del error a la verdad, estar en el
servicio, en el servicio que salva y da gozo a los hombres. Alma, el gran
Profeta americano dijo: "Pero no me regocijo sólo en mi propio éxito, sino
que mi gozo es más completo a causa del éxito de mis hermanos que estuvieron en
el país de Nefi" (Alma 29:14).
De esta Conferencia nos quedarán muchos gratos y emocionantes
recuerdos . . . De sus coros, atrás quedarán sus montañas de voces que como
palomas han despegado de su vuelo de vocalizadas notas de acentos celestiales,
mensajes de belleza, que a manos llenas como en un torrente de versátiles
sonidos han dejado mensajes de descanso espiritual a nuestros corazones. Ceñid
las palabras del poeta: No importa a quién ame o cómo ame, pero que sí ame.
Porque a la postre, el acto de amar a quienquiera, es el acto de amar a Dios.
Lo bueno en los hombres es todo el Dios que hay, y amando es una contribución,
a ese bueno y a ese único Dios.
Hermanos y hermanas, poco falta para despedirnos, que nada de todo
lo que hemos visto, oído, gozado, pase al olvido, que nada nos impida el paso
acelerado de la evangelización del mundo hacia la iglesia restaurada, ni
siquiera nos detenga la pobreza, nos calle la falta de instrucción, nos
justifiquen las enfermedades, que nada nos detenga a fin de que en casos de
dificultad podamos repetir la plegaria de la Sección 109, versículos 72 y 73
de
Doctrinas y Convenios: "Trae a tu memoria, oh Señor, a todos los de tu
Iglesia, con todas sus familias y parientes cercanos, con todos sus enfermos y
afligidos, con todos los pobres y mansos de la tierra, a fin de que el reino
que has edificado sin manos llegue a ser una gran montaña e hincha toda la
tierra;
"Para que tu Iglesia salga del desierto de las tinieblas, y
brille bella como la luna, clara como el sol e imponente como un ejercitó con
pabellones." Este es mi mensaje, en el nombre de Jesucristo. Amén.
Liahona Mayo de 1973
Un poder real
Discurso pronunciado en la Conferencia General de Área durante la reunión
General del Sacerdocio de Melquisedec, en el Centro de Estaca de Camarones en la ciudad de México, agosto de 1972
por Guillermo González

Tengo la impresión de que algunos de ustedes no saben lo que es el
sacerdocio. El sacerdocio es un poder real, efectivo e indestructible, es el
poder por el cual fueron creados los mundos, particu-larmente esta tierra en
que vivimos.
Cada uno de nosotros fue investido con este gran poder, poder que
es autoridad de Dios para hacer todas las cosas. Este mismo sacerdocio es el
que ejerció el Salvador durante su ministerio, autori-dad por la cual echó
fuera demonios, sanó a los enfermos y los muertos fueron resucitados; no-sotros
poseemos este gran poder.
Si preguntara ¿cuántos de vosotros habéis resu-citado muertos?, no
vería ninguna mano levan-tarse; y si preguntara ¿por qué no han sido
ministrados por ángeles? ¿Qué pensamientos acudirían a sus mentes? Las
escrituras hablan de ministración de ángeles. Dios es hoy igual que ayer; en
cam-bio cuántas manos se levantarían si mi pregunta fuera: En virtud de este
sacerdocio que poseemos, ¿a cuántos enfermos hemos restaurado su salud?
¿Se han preguntado alguna vez por qué no han tenido la bendición
de ser ministrados por un ángel? Yo testifico que tenemos ministración de
ángeles, así como también la promesa de que si guardamos los mandamientos y
somos puros de corazón, aún veremos a Dios.
El Señor no espera que nosotros ahora resucitemos a los muertos;
al menos que yo sepa, hoy día no lo ha manifestado. Pero sí ha hablado por boca
de sus Profetas y nos ha mandado ser maestros o-rientadores de nuestros
hermanos que necesitan orientación. Ejerzamos este gran poder del sacer-docio,
orientando debidamente a las familias que el obispo ha puesto en nuestras
manos.
En los últimos años se han graduado en las escuelas miles de
jóvenes, abogados, ingenieros, con-tadores y en muchos otros campos de la
ciencia, jóvenes estudiantes que se prepararon para aceptar en forma eficiente
las responsabilidades de sus propias profesiones, pero yo me pregunto ¿dónde se
están preparando los hombres que ejerciendo el poder de Dios estén capacitados
para ser guías de los pueblos en este mundo de confusión y de engaño? Todas las
naciones del mundo están nece-sitando con urgencia hombres de Dios y vosotros,
real sacerdocio, sois llamados para hacer de vuestros hijos verdaderos hombres
de Dios, ese hombre nuevo que sólo mediante el poder del sacerdocio puede
prepararse.
Hombres de Dios son aquellos que nunca hablan con engaño, los que
saben distinguir la verdad del error y que jamás mirarían a una mujer para
codiciarla; hombre de Dios es el que enseña los princi-pios correctos y que
tiene el poder de hablar por Dios. Este es el tipo de hombres que debemos ha-cer
de nuestros hijos; esa es la responsabilidad más grande que tenemos y que Dios
ha dejado en nuestras manos. Enseñemos a nuestros hijos por el ejemplo y
hagamos de ellos verdaderos segui-dores de Cristo, hombres de Dios, real
sacerdocio, en el nombre de Jesucristo. Amén.
La luz gloriosa del
evangelio
por el élder E. LeRoy Hatch
Representante Regional de
ios Doce
Discurso pronunciado durante la Conferencia General de Área
en ciudad de México, en agosto de 1972

Temor siento al pararme ante esta congregación tan numerosa. Me
siento humilde en la presencia de estos profetas y siervos de Dios.
Reconozco la responsabilidad que es mía de mantener la dulce
espiritualidad que hemos gozado hasta estos momentos.
Ruego que pueda yo pronunciar palabras de aliento, de estímulo y
de alimentación espiritual a los aquí congregados.
Mi propósito esta mañana no es desarrollar en detalle algún tema
de doctrina, sino más bien dar una introducción breve de algunas de las
doctrinas singulares del evangelio.
Hermanos, a la verdad una luz se ha encendido en el seno de los
descendientes del Padre Lehi; aun la luz gloriosa del evangelio de Jesucristo.
Una luz, que si nos dejamos guiar por ella, nos conduce a toda verdad. Una luz
que nos ayuda a resolver los problemas cotidianos y perplejos que nos enfren-tan,
allanando el camino, haciéndolo más placentero.
Al pensar en la promesa que Dios hizo de acordarse de este pueblo
en los postreros días, no puedo menos que hacer un poco de memoria. Desde hace
cuarenta años mi vida ha estado íntimamente relacionada con la de mis hermanos
de México.
Hermanos digo porque ambos somos descendientes de José, hijo
predilecto de Jacob, y quien reci-bió la mayor bendición de aquel gran
patriarca.
Por razones de fuerza mayor, desde el año de 1925 hasta 1934 no
hubo misioneros de la Iglesia en todo México. Después de estos nueve años la
Iglesia consideró propicio enviar nuevamente misio-neros a nuestra Patria.
Para entonces yo tenía dos años como misionero entre la gente de
habla española en Texas y en California. Por ser mexicano, aunque bien
disfrazado por el color y por el habla, la Iglesia me man-dó solo a México. Mi
asignación fue de visitar a los hermanos que habían permanecido fieles du-rante
este tiempo y de hacer una labor social entre ellos. Como la Asociación de
Mejoramiento Mutuo nunca se había organizado entre los hermanos de México, por
un año me ocupé en organi-zarla en el Distrito Federal y en los estados de
México, Hidalgo, Puebla y Morelos.
Sin sentirme perito en ello, enseñaba yo el deporte, el baile, el
canto, el drama y otras actividades culturales. Esto de enseñar el baile tuvo
repercusiones. Treinta años después, siendo yo presidente de la Misión
Mexicana, uno de mis misioneros se me acercó y dijo: —Presidente, mejor me
hubiera gustado ser misionero en su día. —¿Cómo está eso?—le dije. —Pues el
otro día en Tula, Hidalgo, me encontré con una pareja suya de baile. Casi
coincidiendo con mi llegada a México, la Iglesia compró un terreno en la
entonces despoblada región de Ermita. Dentro de esta milpa de maíz había una
casita de tres piezas. Tumbamos la pared divisoria entre los dos cuartos más
grandes y ahí ce-lebramos los primeros servicios. Me acuerdo bien de aquellos
primeros presidentes de rama: el pre-sidente Apolinar Balderas, el presidente
Maclovio Villalobos y el presidente Gaspar Cárdenas—baluartes de la obra en el
Distrito Federal.
Fui yo el superintendente de la Escuela Dominical ahí, y después,
cuando se hizo la primera capilla me hicieron presidente de la rama. En esta
capilla fue bendecida mi hija mayor.
Pocos son los hermanos que se acordarán de aquel tiempo. Todavía
no nacían dos de sus presidentes de estaca y el presidente Agrícol Lozano aún
no iba a la escuela. Su patriarca, el hermano Julio Gar-cía, tan amado y
respetado, era un joven lleno de vida y
para confesar la verdad un poco travieso. En fin, para decir todo, aún entonces
no era casado el hermano Abel Juárez.
Mi alma se llena de gozo cuando pienso en aquel pequeño grupito
que se juntaba en la casita dentro de la milpa de Ermita y luego contemplo esta
selecta congregación, todos partícipes de las promesas y bendiciones
pronunciadas sobre la cabeza de José por su padre Jacob.
La luz del evangelio proclama la dignidad del hombre y declara su
linaje. Enseña que el hombre es hijo de Dios, creado a su imagen. Que como su
Hijo, inherentemente posee todos los atributos de Dios. Le brinda la esperanza
que, mediante la obedencia y la preparación, podrá llegar a ser como su Padre
Celestial. El decir que el hombre podrá llegar a ser como Dios, su Padre, para
muchos es blasfemar. ¿Acaso sería esto restar méritos a Dios? Si un hombre
tuviera un hijo que le llegara a su estatura física, mental y espiritual,
¿sería quitarle honor? Solamente un padre desnaturalizado desearía menos para su
hijo.
Tal es el amor de un padre hacia su hijo. Dios, el Padre más
perfecto, así lo desea para sus hijos.
Enseña el evangelio al hombre que su cuerpo es sagrado, que es el
templo del espíritu. Desde hace 140 años ha declarado el mormonismo al mundo
que el alcohol, el tabaco, el té y el café no son para el hombre; que su uso
daña y profana a este templo, impidiendo que el espíritu tenga una morada sana
y limpia donde desarrollarse.
Será mejor ciudadano el hombre que aplique en su vida los
preceptos que el evangelio enseña en cuanto al patriotismo. El doceavo Artículo
de Fe de la Iglesia reza: "Creemos en estar sujetos a reyes, presidentes,
gobernantes y magistrados, en obedecer, honrar y sostener la ley."
Seamos patriotas, obedientes a las leyes y respetuosos a los
gobernantes de la patria donde nos ra-diquemos. Enseñanza básica de la Iglesia
es: "La gloria de Dios es la inteligencia." La Iglesia fo-menta la
educación, aconsejando a sus miembros a prepararse en las ciencias, en las
bellas artes, en las lenguas, en la historia, y en fin, en toda enseñanza útil
para el hombre.
El evangelio destaca que el hombre debe ser industrioso, honrado,
y constantemente consagrado a buenas obras; que es perezoso el hombre que tiene
que ser mandado en todas las cosas.
Proclama el evangelio la importancia de la familia y del hogar. En
toda la Iglesia la noche del lunes es consagrada a la noche familiar. En esta
noche, dentro del ambiente hogareño, los miembros de la familia estudian,
juegan, cantan y oran juntos. Declaró recientemente un profeta moderno de Dios:
"Ningún éxito en esta vida puede compensar el fracaso en el hogar."
Sostiene la Iglesia que la moralidad y la pureza sexual, tanto
para el hombre como para la mujer, son condiciones absolutas para la exaltación
del hombre y para la estabilidad moral de una nación.
Ahora hermanos, esta luz guiadora del evangelio se ha encendido
entre los descendientes de José. Nosotros somos los guardianes de esta luz. Es
un honor, un privilegio y una gran responsabilidad pertenecer a la Iglesia de
Jesucristo.

Un privilegio porque, como acabamos de ver en parte, en ella se
encuentran todas las doctrinas y los principios que necesita el hombre para labrar
su felicidad y su salvación temporal y espiritual. Una responsabilidad porque
nosotros somos los guardianes de nuestros hermanos.
Los hombres juzgarán a la Iglesia por nuestras obras. A la verdad
hemos recibido mucho y como dicen las escrituras: "Porque de aquel a quién
mucho se da, mucho se requiere" (D. y C. ' 82:3).
Al contemplar la Iglesia no pensemos en lo que la Iglesia pueda
hacer por nosotros, sino pensar en lo que podamos no-sotros hacer por ella.
Dijo Cristo: "Más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos
20:25).
Tengamos presente que: "El que pierde su vida por causa de
mí, la hallará" (Mateo 10:39).
Desafortunadamente, en algunas ocasiones he oído a hermanos decir:
"Que la Iglesia lo haga; que la Iglesia lo pague." Hermanos, ¿quién
es la Iglesia? ¿De dónde tiene fondos? Ustedes y yo somos la Iglesia. No tiene
más fondos que los que paguen los hermanos de Guadalajara, los de Puebla, los
de Guatemala, y los de otras partes del mundo.
Mi testimonio, después de largos años de experiencia propia y de
observación, es que aquel miem-bro que da libremente de su tiempo, de sus
talentos y de sus bienes es compensado abundantemente. No puede el hombre
invertir sus bienes en mejor póliza de vida. Estas inversiones dan recompensas
eternas.
Oímos a personas de repente decir: "Daría mi vida por la
Iglesia." Estas palabras oí varias veces de los labios de un tío mío, y sé
que las decía con sinceridad. A mi tío una cosita le faltaba; no estaba
dispuesto a vivir por la Iglesia; no estaba dispuesto a asistir a los
servicios, a pagar sus diezmos, a guardar la Palabra de Sabiduría.
La Iglesia no tiene necesidad de muertos ni de los que estén
dispuestos a morir por ella. La Iglesia necesita maestros, misioneros, obispos
y presidentes de ramas. Necesita personas que estén dis-puestas a perder su
vida en servicio a sus semejantes, teniendo presente que: "Cuando os
halláis en el servicio de vuestros semejantes, sólo estáis en el servicio de
vuestro Dios" (Mosíah 2:17). Esto es ser miembro de la Iglesia; esta es la responsabilidad que
nosotros tenemos.
Liahona Junio de 1973
Discurso del presidente Harold B. Lee
en la Conferencia General de Área en México, D.F. 27 de agosto de
1972
Mi corazón rebosa de gozo al ver esta numerosa congregación de los
miembros de la Iglesia, de los países de Centroamérica y de la gran República
de México, y al mismo tiempo sentir el maravilloso espíritu que se manifiesta
aquí en tan rica abundancia.
Mis pensamientos vuelven atrás hasta mi primera visita, hará unos
28 años, y mis giras subsiguien-tes con los presidentes Arwell L. Pierce,
Claudius Bowman y Joseph T. Bentley. He repasado la his-toria de la primera
misión a México, comenzando desde 1875, ia cuai tenía el propósito doble de
llevar el evangelio a los descendientes de Abraham, Isaac, Jacob, José y
Manases, y encontrar tie-rras para futuras colonias mormonas en México.
En esta temprana historia de las misiones, se mencionan
prominentemente los nombres de Anthony W. Ivins, Daniel W. Jones, Helamán
Pratt, Ammon M. Tenney, Rey L. Pratt y muchos otros.
Muchos se han preguntado porqué se está efectuando esta
conferencia en la ciudad de México para los miembros que residen en México y
Centroamérica. Una de las razones por las que se está efec-tuando esta
conferencia es para hacer patente nuestro reconocimiento y encomiar las
notables obras de las muchas personas que en el curso de los años han sido el
instrumento que ha motivado el tre-mendo crecimiento de la Iglesia en estos
países.
En otras partes en el mundo ha habido, durante este mismo periodo,
un crecimiento igualmente significativo en el número de miembros de la Iglesia.
Todo esto se ha hecho para obedecer el man-damiento divino "de predicar el
evangelio a toda nación, tribu, lengua y pueblo, como preparación para la
segunda venida del Señor", que era, según lo explicó el mensajero
celestial, el propósito principal de la restauración del evangelio en esta
dispensación.
Tal pareciera que el Señor nos había orientado hacia una
preparación para este día, porque en una revelación anterior (Doc. y Con.
88:72-75, 85) declaró: "He aquí, yo. me encargaré de toda vuestra grey, y
levantaré élderes que les enviaré. He aquí, yo apresuraré mi obra en su
tiempo."
La evidencia del apresuramiento a que se refiere el Señor no puede
encontrarse en mayor medida que en esta República de México y en los países de
Centroamérica, como se ve en la preeminente superabundancia de la sangre de
Israel que se encuentra aquí. Ha habido un aumento en México, desde 1963, de un
total de 26.353 miembros hasta 82.648 en el tiempo actual. Y un aumento en el
número de miembros en Centroamérica desde
13.842, que había en 1963, hasta 32.484,

o sea un total combinado, en la actualidad, de 115.132 miembros en
México y Centroamérica.
Durante los últimos 10 o 15 años ha aumentado el número de estacas
y misiones en México y Cen-troamérica, y ahora tenemos 8 estacas con 75 barrios
y 12 ramas, y 7 misiones con 257 ramas.
Este gran aumento ha causado que las autoridades de la Iglesia
presten más atención al desarrollo de directores y maestros en sus países
nativos para velar por los rebaños, como el Señor llama a los miembros de la
Iglesia, y edificar el reino de Dios donde se encuentren los honrados de
corazón.
Cuando le fue preguntado al profeta José Smith cómo gobernaba a su
pueblo en los primeros días de la Iglesia, él contestó: . "Les enseño
principios correctos, y ellos se gobiernan a sí mismos." De modo que
estamos llegando a los sitios lejanos entre los miembros de nuestra Iglesia,
dondequiera que los hemos encontrado, con el plan de salvación del evangelio.
Para iniciar esta preparación, comenzamos con la Noche de Hogar
para la Familia y la Orientación Familiar.
Tenemos primarias de hogar para los niños, donde se enseñan a
estos pequeñitos los principios de una vida recta y la obediencia a la ley y al
orden. Tratamos de inculcar en todos nuestros miembros el principio de ser
leales al gobierno bajo el cual viven.
Muchos han venido a nosotros con esta pregunta: "¿Cuál es el
problema principal con que tiene que encararse la Iglesia en la
actualidad?"
La respuesta es que nuestro problema mayor es el problema de
crecimiento. Desde que fui llamado a ser una de las Autoridades Generales en
1941, el número de nuestros miembros ha aumentado desde 862.000 hasta 3,150.000
a fines de 1971, y el número de estacas y misiones ha crecido desde 134 y 35
hasta 584 estacas y 101 misiones.
Hoy estamos enseñando el evangelio en 17 idiomas diferentes. El
número de misiones nuevas sigue aumentando, lo cual requiere nuevos edificios;
y recientemente se han dedicado dos templos nuevos en los Estados Unidos y uno
más que se está construyendo en la ciudad de Washington, capital de los Estados
Unidos.
El Señor indudablemente indicará el tiempo y lugares para templos
nuevos en los años venideros, pues, como El dijo cuando se estaban haciendo los
planes para el primer templo:
"Y a mi siervo José le enseñaré todas las cosas concernientes
a esta casa, su sacerdocio y el sitio sobre el cual será edificada" (Doc.
y Con. 124:42). Si acaso, y cuando el Señor tenga necesidad de otros templos,
Ei indicará el lugar y todas las cosas relacionadas a ello.

El Presidente Harold B. Lee con el Pdte. Agrícol Loza-no
Un ejemplo de estas entrevistas fue la que tuvimos con el Señor
Thrapp, editor de religión de Los Angeles Times. Su pregunta fue: "Ahora
bien, ¿qué hay en la doctrina de la Iglesia o en [a verdad central de la
Iglesia que atrae a los no miembros y causa que la Iglesia se desarrolle en tan
gran manera?"
En mi respuesta le contesté en parte: "El misionero debe
saber por sí mismo la fuerza vital de lo que está enseñando. Bien se ha dicho
que 'no puede uno en-cender una llama en el corazón de otra persona cuan-do no
está ardiendo en el suyo.' El misionero debe, ante todo, convertirse a sí
mismo."
Muchos se preguntan porqué nuestros misioneros están dispuestos a
salir por dos años y prestar ser-vicio gratuitamente, sin ninguna compensación
monetaria, y porqué un obispo de un barrio o un presidente de rama o un
presidente de estaca o misión dan sus servicios sin retribución, cuando puede
causarles muchos dolores de cabeza, penas y desilusiones, críticas,
frustraciones. La res-puesta se encuentra en esta afirmación:
Uno presta servicio cuando es llamado bajo la inspiración del
Señor comunicada a las autoridades que lo presiden, porque sabe que ésta es
verdaderamente la Iglesia y reino de Dios sobre la tierra en la actualidad. Con
tal convicción, uno daría su vida, si fuere necesario, por la obra del Señor.
Hace pocos años nos visitó un destacado director industrial, al
cual se le llevó al sitio donde está ubicado nuestro Plan de Bienestar y
observó cómo funciona el Programa de Bienestar de la Iglesia. A la conclusión
de su visita se reunió con los miembros de la Primera Presidencia y comentó la
asombrosa actividad de bienestar que él había observado. Mientras lo llevaba de
vuelta a su des-pacho, me dijo: "He estado tratando de pensar durante el
día cuál podrá ser el motivo fundamental que los impulsa a ustedes a establecer
el Programa de Bienestar, cuando las agencias gubernamen-tales habrían ayudado
a sus miembros. Si no fuera por la clase de devoción y convicción de estas
personas, de que su Iglesia es verdadera, su programa total de bienestar no
sería más que un de-sastre."
Así sería con la obra misional, con el pago de los diezmos, la
edificación de templos o centros de reunión o aceptar llamamientos para
trabajar en la Iglesia. Si no fuera por esta clase de devoción en el corazón de
los fieles miembros, esta Iglesia no crecería ni se desarrollaría como
actualmente lo está haciendo en todas-partes de la tierra.
La fuerza de la Iglesia no ha de medirse por la cantidad de dinero
que los fieles miembros pagan como diezmos, ni por el número total de los que
son de la Iglesia, ni por el número de capillas y templos. La fuerza verdadera
de la Iglesia debe medirse por los testimonios individuales que se encuentran
en los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En una entrevista con un periodista eminente, se hizo la pregunta
adicional concerniente a la prepa-ración de nuestros misioneros para enseñar el
evangelio, Le expliqué que cuando el misionero sale a enseñar, va preparado en
cuanto a las doctrinas de la Iglesia que debe presentar. Debe enseñar y dar
testimonio de que el evangelio de Jesucristo se ha restaurado de nuevo a la
tierra. Muchas personas, si han estudiado las Escrituras, saben que tras la
muerte de los apóstoles, según se predijo, hubo una apostasía de la verdad; y
que durante este tiempo, como lo anunciaron las Escrituras, los hombres anduvieron
de un lado para otro buscando la verdad, y en ningún lugar se encontraba. Hubo
hambre en la tierra, hablando espiritualmente. Pero en una visión manifestada
al apóstol Juan en la Isla de Patmos, se prometió esto: "Vi volar por en
medio del cielo a un ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los
moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo"
(Apocalipsis 14:6-7).
La promesa se cumplió por conducto de un joven, José Smith, que se
encontraba en un dilema concerniente a cuál de todas las iglesias debería
ingresar. El problema surgió tras de haber con-currido a una reunión de
avivamiento espiritual con la esperanza de ser estimulado, como lo esperan ser
todos los que están presentes, con el deseo de acercarse más al Señor. Cada
quien entonces debe decidir por sí mismo a cuál iglesia ha de ingresar. Algunos
de la familia de José eran metodistas, o-tros bautistas, tai vez de otras fes,
así que este joven quería saber a cuál iglesia debía unirse.
Al estudiar las Escrituras encontró un pasaje muy significativo,
donde el escritor había dicho: "Y si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le
será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a
la ola del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a
otra" (Santiago 1:5-6).
Ahora bien, según su manera de pensar el pasaje tenía solamente un
significado para el joven. ¿Por qué no podía recurrir él a la fuente de la cual
recibiría este conocimiento?
Como respuesta a dicha interrogación. incorporada en humilde
oración, en un lugar apartado, vino una de las revelaciones más potentes que
jamás se han manifestado al hombre.
El Padre y el Hijo, en calidad de Personajes glorificados, le
aparecieron; y cuando les hizo la pre-gunta en cuanto a la iglesia a la que
debía ingresar, uno de los Personajes, señalando al otro dijo: "Este es mi
Hijo Amado. Escúchalo."
Entonces siguió la declaración a este joven, de que sería su
misión, y que él iba a ser el instrumento en las manos de Dios en la
restauración del evangelio verdadero y el establecimiento de la verdade-ra
Iglesia sobre la tierra. Ahora, hay que ver que todas las iglesias habían
tenido la Biblia todos esos años, pero a causa de las anotaciones, las
traducciones y las omisiones, existía una confusión muy grande entre las varias
iglesias. El Señor sabía que hacía falta un nuevo testigo de su misión. Se
proporcionó este nuevo testigo con la revelación del Libro de Mormón, en el
cual se encontraba la plenitud del evangelio de Jesucristo. En este libro se
halla la historia de los hechos de Dios con o-tros pueblos en este continente
de América; y estas escrituras no habían estado sujetas a las traduc-ciones y a
las omisiones que obviamente se habían introducido en las varias etapas del
desarrollo de la Biblia.
Se explicó, además, al que nos entrevistaba, que por todo México y
Centro y Sudamérica los ar-queólogos han descubierto indicios de una
civilización que muy bien podían ser los restos de las ciudades acerca de las
cuales el Libro de Mormón relata. Se ha acumulado mucha evidencia res-pecto de
un pueblo muy notable que vivió allí en otro tiempo.
Le fue dada orientación divina al joven José Smith, paso por paso,
en cuanto al establecimiento de la organización de ía Iglesia, tal como
previamente había existido, con apóstoles, profetas, pastores, maestros,
evangelistas, etc.

Cuando salen nuestros misioneros, decimos a las personas entre
quienes obramos: "No estamos pidiéndoles que se unan a la Iglesia
simplemente para que su nombre quede inscrito en los registros; ese no es
nuestro propósito.
Venimos a vosotros para ofreceros el don más grande que el mundo
puede otorgar, el don del reino de Dios, que está aquí para vosotros si sólo
aceptáis y creéis." Esta es nuestra invitación al mundo:
"Nosotros podemos enseñaros las doctrinas de la Iglesia de
Jesucristo y dar testimonio de !a divi-nidad de la obra; pero el testimonio de
la verdad de lo que enseñamos tiene que venir como re-sultado de vuestra propia
búsqueda." En una ocasión me preguntó un individuo: "¿Cómo puedo
encontrar a Dios?" Y yo le contesté; "De la misma manera en que se
encuentra cualquier otra cosa; hay que buscar." Decimos a las personas a
quienes enseñamos: "Id y buscad; preguntad al Señor; estudiad, trabajad y
orad."
Un profeta dijo: "Debéis hacer más que experimentar con mi
palabra; debéis tener el deseo de saber; ponedla a prueba, meditadla, leed al
respecto, estudiadla, orad. Si es verdadera, será como la buena semilla,
germinará y crecerá hasta convertirse en conocimiento verdadero, hasta que
llegue la oca-sión en que podáis decir con certeza que es verdadera." Tal
es el sistema según el cual se trae a las personas a la Iglesia, y es la misma
manera en que, desde el principio, han sido traídos a la Iglesia los Íntegros
de corazón en todas partes.
Nuevamente vuelvo a repetir; La fuerza de esta Iglesia se mide por
el testimonio individual que existe en el corazón de los miembros al respecto
de que ésta efectivamente es .la Iglesia y reino

El Profeta del Señor,
presidente Harold B. Lee dirigiéndose a los poseedores del
Sacerdocio de
Melquisedec en el Centro de Estaca de
Camarones.
de Dios restaurado en estos postreros días.
Quisiera relatar brevemente uno o dos testimonios emocionantes que
he escuchado personalmente durante mis visitas anteriores a estos países, los
cuales inequívocamente indican que la mano del Señor se ha manifestado en la
introducción del evangelio entre los pueblos de habla hispana.
Tal vez algunos de quienes voy a hablar estén presentes en esta
ocasión. En 1959, en compañía de mi esposa, venía a Sud y Centroamérica, y
mientras estaba de visita en la casa de misión en la ciu-dad de México, escuché
un testimonio de un misionero que había estado trabajando cerca de la frontera
centroamericana al sur de México, y éste es el testimonio que dio según lo
anoté en mi diario, y del cual voy a citar: "Mientras me hallaba en la
ciudad de México, después de nuestra conferencia en Guatemala, el élder Gary
Hall relató la experiencia de haber encontrado a una mujer de unos setenta años
de edad, en Tapachula, Estado de Chiapas, cerca de la frontera de Guatemala, la
cual, cuando por primera vez la visitaron los élderes, declaró casi
inmediatamente.que sabía que era verdad lo que estaban enseñando. Cuando se le
interrogó declaró que 50 años antes tres hombres de edad, de tez blanca,
llegaron a su pueblo, y por tres días predicaron la misma doctrina que los
élderes ahora predicaban. Los tres hombres también declararon que en años
venideros otros misio-neros de tez blanca llegarían llevando con ellos el
evangelio verdadero de Jesucristo, y que debían aceptarlo. Esta hermana dijo
que se rumoraba que los tres hombres continuaron hacia el sur, proba-blemente
rumbo al país de Guatemala, donde igualmente yo con anterioridad había
escuchado a misioneros que me informaron de haber encontrado a individuos que
habían escuchado a un hombre hablarles acerca de un libro que contenía una
historia de sus antepasados." (Fin de la cita) (Informe de Harold B, Lee
de su visita a la Misión Centroamericana, 16 de noviembre de 1951.)
Se dieron dos testimonios en una gran conferencia efectuada en
Guatemala que son dignos de a-tención, y que tienden a apoyar esta afirmación
de que la mano del Señor estaba guiando la obra misional en este lugar.
El presidente Alberto Mosso Amado, presidente del distrito
central, habló de un pueblo algo pro-minente en el norte de Guatemala llamado
Kumen. Le había llamado la atención el origen de este nombre, dado que en la
mayoría de los casos eran de origen español o indio; pero no era así con el
nombre Kumen. El presidente Amado había buscado en la biblioteca y determinado
definitivamente que el nombre no era español. Cuando leyó el Libro de Mormón se
emocionó al darse cuenta que uno de los Doce Discípulos, llamados por el
Maestro, cuando visitó el hemisferio occidental, lle-vaba el nombre de Kumen.
Indudablemente la ciudad tomó el nombre de ese discípulo, quien pro-bablemente
había frecuentado ese lugar.
Otro testimonio fue el del hermano Daniel Mich, alcalde de un
pequeño pueblo de Guatemala. Yo había oído a uno de los misioneros, el élder
Claire O. Searcy, consejero del Presidente de la Misión, y uno de los que había
llevado el evangelio al hermano Mich, dar este testimonio, del cual nueva-mente
cito de mi diario.
"Daniel Mich nació el 12 de diciembre de 1911, y se bautizó
el 26 de junio de 1957.- Es un herma-no de sangre pura lamanita. Este fue el
testimonio que dio: "Una mañana muy temprano, dos hom-bres bien vestidos
llamaron a la puerta y dijeron que eran misioneros de Jesucristo. Dijeron que
tenían un mensaje importante que deseaban presentarme.
Habiendo oído muchas cosas de íos mormones, y teniendo también
deseos de ver quiénes eran y porqué estaban aquí, los invité a mi humilde casa,
(construida de adobe y con techo de plama). Después de escuchar su mensaje los
invité a que volvieran a visitarme. Después de haberme vi-sitado varias veces,
me pregunté si sería verdaderamente cierto el mensaje de la restauración del
evangelio de Jesucristo, del cual testificaban.
Mi esposa y yo decidimos orar al respecto. Era lo que nos habían
dicho que hiciéramos, si real-mente queríamos saber la verdad. Una noche, como
a las tres de la mañana, tuve un sueño que yo sé fue la respuesta a nuestras
oraciones. Soñé que iba por un camino y encontré a siete hombres, cada uno de
ellos a un lado de una bifurcación, y al pasar cada uno de ellos a su vez me
dijo que el ca-mino donde él estaba era el verdadero. Les dije que tendría que
seguir por el camino que yo llevaba. Poco más adelante vi a un hombre parado en
el camino, y al acercarme me llamó por mi nombre. 'Daniel Mich—me dijo—vas por
el camino verdadero; sigue por este camino y te irá bien, porque yo soy el
profeta David O. McKay/
"La siguiente vez que los élderes vinieron a visitarme les
dije acerca del sueño que había tenido. Se asombraron al escuchar mi sueño y
prometieron traerme un retrato del Profeta, para ver si era la misma persona
que había visto en mi sueño. Os testifico que era la misma persona. Cuando me
mostraron el retrato, se me llenaron los ojos de lágrimas, y supe sin ninguna
duda que mis oraciones habían sido contestadas.
Yo sé que ésta es la Iglesia restaurada de Jesucristo porque El me
lo reveló, y dejo estas palabras y testimonio en el nombre del Señor
Jesucristo. Amén."

Quedé profundamente impresionado al leer recientemente la oración
dedicatoria del hermano Moses Thatcher del Quorum de los Doce Apóstoles,
ordenanza que efectuó por asignación de la Primera Presidencia el 25 de enero
de 1880.
En su oración dedicó el país de México para la colonización de los
miembros, que por medio de ellos pudiese llegar la salvación a muchos de los
habitantes del país, y especialmente al resto de Israel. . . Que sus hombres
principales y prudentes tuviesen sueños y visiones y manifestaciones para
prepararlos a ellos y a sus hermanos para la verdad del evangelio y el
conocimiento de sus padres que habían conocido a Dios.
Para el beneficio de los siervos del Señor, se dedicaron las
tierras, e! agua, los bosques y todas las cosas, y que la paz pudiera cernirse
sobre la faz de las mismas, a fin de que desaparecieran la vio-lencia y la
revolución y el derramamiento de sangre, y que para este fin se ablandara el
corazón de los oficiales del gobierno y los hombres de influencia en el país y
se tornara a la paz.
El hermano Thatcher entonces concluyó su oración dedicando el país
a ¡a paz, para que la descen-dencia de
Jacob, por ¡os lomos de José, pudiera aprender la verdad y
regocijarse en el evangelio de su salva-ción. Dedicó la montaña sobre la cual
estaban orando, para que llegase a ser un lugar santo de a-doración y pidió que
los dirigentes entre los lamanitas pudieran traerles lá liberación de las
cadenas, a fin de que cesara su servidumbre.
Oró por la Iglesia, por el sacerdocio, por la Misión Mexicana,
para que el cetro de poder pasara de las manos de los injustos a las de los
justos, a fin de que Sión pudiera levantarse y brillar bajo el dominio de Dios.
Entonces encontré esta declaración significativa tomada del diario
de Moses Thatcher, fechada el 25 de enero de 1880, que quisiera citar:
"Concerniente a la oración dedicatoria, puede decirse que la
bendición pronunciada sobre el go-bierno de México y sus oficiales tuvo un
notable cumplimiento en los 30 años subsiguientes de paz. El presidente
Porfirio Díaz, aun cuando con mano de hierro, trajo la paz y la prosperidad y
el desa-rrollo industrial al país, y poco después vino la colonización de
nuestro pueblo en el Estado de Chi-huahua. También en que el presidente Díaz
declaró que se sentía inspirado apermitir la colonización de nuestros miembros.
Su larga amistad que manifestó de allí en adelante fue prueba de su sinceri-dad
e influencia en cuanto a la colonización de nuestros miembros, en vista de que
los gobernadores locales y otros oficiales habían negado dicha
colonización." (Fin de la cita).
Y ahora, mis queridos hermanos y hermanas, quisiera concluir mis
palabras trayendo a vuestras mentes la lista de los grandes directores que me
han antecedido en la tarea de dar curso al destino de la obra del Señor en esta
dispensación postrera.
Algunos de los presidentes más recientes son bien conocidos a
vosotros: El presidente José Fielding Smith, el presidente David O. McKay y los
presidentes George Albert Smith y Heber ]. Grant. Estos y otros hombres antes
de ellos han puesto los cimientos sobre los cuales nosotros ahora debemos e-dificar,
a fin de cumplir el propósito para el cual nuestra Iglesia se ha organizado
sobre la tierra en nuestra época.
En mi posición actual, sintiendo el deseo de conferir mi bendición
a los fieles y a todos los miem-bros de la Iglesia, aprovecho esta oportunidad
para bendeciros y fortaleceros con nueva determi-nación, a fin de que pongáis
vuestras casas en orden y conservéis a vuestros hijos cerca de vosotros.
Esposos, sed fieles y leales a vuestras esposas. Esposas, proteged a vuestros
pequeñitos y sed ver-daderas compañeras a vuestros esposos.
Vivid en vuestras comunidades en armonía unos con otros. Frustrad
el poder del adversario llevan-do a efecto las varias actividades que el Señor
ha dispuesto para enseñar a nuestros jóvenes tantas cosas buenas, que no
tendrán tiempo para las malas.
Como uno que tiene la responsabilidad de dar testimonio de la
misión divina del Señor, os aseguro, mis queridos y fieles hermanos y hermanas,
que yo sé, como sé que vivo, que nuestro Señor y Maestro, Jesucristo, quien
está a la cabeza de esta Iglesia, es una persona viviente y verdadera. Por
todos lados hay evidencia de la obra de sus manos, y la proximidad que siento a
El me ha dado la fuerza y la determinación de seguir donde El guíe. El mensaje
más importante que puedo daros a vosotros y a todo el mundo es el de guardar
los mandamientos de Dios, porque por este medio po-déis prepararos para recibir
orientación divina mientras vivís aquí en la tierra, y en el mundo veni-dero
estar preparados para ir ante vuestro Redentor y lograr vuestra exaltación en
la presencia del Padre y del Hijo. Os doy este testimonio y dejo sobre vosotros
mi bendición en este día, en el nombre de Jesucristo. Amén.
LIAHONA Octubre de 1972

7 de noviembre de
1975 — El Élder Howard W. Hunter del Quórum de los Doce Apóstoles,
asistido por el élder J. Thomas Fyans, Ayudante del Quórum de los Doce, junto
con cuatro Representantes Tegionales, llevaron a cabo la división de cinco
estacas en la ciudad de México para dar origen a 15 nuevas estacas. Además, una
estaca adicional, la 16, fue organizada de la Misión México Veracruz. Las
Autoridades pasaron 18 horas el 8 y 9 de noviembre presideindo en seis
conferencias de estaca, y nueve horas viajando de un centro de estaca a otro.
GRAN
SUCESO HISTORICO DE LA IGLESIA EN LA CIUDAD
DE MEXICO
Liahona, enero de 1976
Por vez primera, y tal vez única, en la historia de La iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se organizaron diez nuevas estacas
en sólo dos días. Las fechas históricas fueron el 8 y el 9 de noviembre de
1975, y el magno evento tuvo lugar en la Ciudad de México y sus alrede-dores.
Antes de esa fecha dicha ciudad contaba con sólo cinco estacas, número que
repentinamente ha aumentado a quince.
La reorganización y
división se llevó a efecto bajo la dirección del élder Howard W. Hunter del
Consejo de ¡os Doce Apóstoles, con la ayuda del élder J. Thomas Fyans, Ayudante
de dicho Con-sejo y Autoridad General residente en México, asi como de cuatro
Representantes Regionales, dos de los cuales recibieron su llamamiento como
tales en fechas muy recientes. Dichos representantes son: Harold Brown, que fue
el primer presidente de estaca en la Ciudad de México; Alberto Kenyon Wagner,
ex-miembro de la presidencia de la Estaca de ¡a Ciudad de México; Agrícol Lozano
He-rrera, relevado en esta serie de conferencias como presidente de la Estaca
Aragón de la Ciudad de México y Benjamín Parra Monroy, relevado en julio de
1975 como presidente de la Misión de Mé-xico-Veracruz.
Con el fin de dejar
organizadas las quince estacas y con una asistencia total de unos nueve mil
miembros de la Iglesia, se efectuaron seis conferencias en los dos días. Los
élderes Hunter y Fyans asistieron a cada una de las seis; en verdad, fue una
ardua tarea, pues estos hermanos pasaron todo el día anterior a las
conferencias haciendo entrevistas y después de cada conferencia era necesario
apartar a las nuevas autoridades.
Pero a pesar de las largas
horas de trabajo sacrificando sueño y alimento, su fuerza espiritual se dejó
sentir grandemente entre los miles de asistentes.
A continuación se detallan
por orden cronológico los cambios efectuados en cada conferencia:
Sábado 8 de
noviembre, 10:00 hs. Conferencia de la Estaca Arbolillo, llevada a cabo en el centro de
estaca Camarones.
La estaca original queda
con cinco barrios y Guillermo Torres Villalobos sigue como su Presidente, con
Lino Alvarez y Ricardo López Bonilla como primero y segundo consejeros
respectivamente.
La nueva estaca que se
formó recibió el nombre de Estaca Zarahemla y es la primera estaca estu-diantil
de habla hispana, pues sus miembros son todos alumnos del Centro Escolar
"Benemérito de las Américas". Los integrantes de la presidencia de la
nueva estaca son: Boanerges Rubalcava Es-parza como Presidente, con Servando
Rojas Órnelas y Eloy Rubalcava Esparza como consejeros.
Sábado 8 de
noviembre, 16:00 hs. Conferencia de la Estaca de la Ciudad de México, que se realizó en
el centro de estaca Churubusco. De la estaca original, que fue anulada, se
formaron tres nuevas, quedando organizadas de la siguiente forma: Estaca
Churubusco con Juan Casanova Cerda como Presidente y Salomón Osnaya y Enrique
Moreno como consejeros; Estaca Ermita con Aurelio Val-despino como Presidente y
Ricardo Iturbe y José Juan Prado como consejeros; Estaca Tacubaya con Román
Gómez Ibar como Presidente y Jean Whetten M. y José Jaime de la Peña como
consejeros.
Sábado 8 de
noviembre, 20:00 hs. Conferencia de la Estaca de la Ciudad de México Norte, efec-tuada
en el centro de estaca Camarones. Esta estaca también se anuló para formar dos
nuevas: Es-taca Camarones cuyo Presidente es el hermano Jorge Rojas Ornelas,
que presidia la estaca original, con Fernando Dorantes y Giovanni Bertozzi como
consejeros; Estaca Satélite con el hermano Ho-racio Tenorio O. que fue llamado
para presidirla y Eugene Marcel Alvarez y Cuauhtémoc Mendoza como primero y
segundo consejeros respectivamente.
Domingo 9 de
noviembre, 8:00 hs. Conferencia del Distrito de Cuautla de la Misión de México D.F.,
efectuada en Cuautla, Morelos, con la asistencia de algunos barrios y ramas que
hasta enton-ces formaban parte de estacas de la Ciudad de México. En esta
conferencia se organizaron dos nuevas estacas: Estaca de Cuautla, con Juan
Ángel Alvaradejo como Presidente y Luis Alonso J. Y Héctor Manuel López como
consejeros;
Estaca de Chalco con Rubén
Valenzuela González como Presidente y Ricardo García y Nefi Rivera como
consejeros. El Presidente de la Misión, Lester Whetten, informó que dicha
misión cuenta con un solo distrito de miembros de la Iglesia a partir de esta
conferencia, pues todos los demás han pa-sado a formar parte de estacas.
Domingo 9 de
novíetnbre, 12:00 hs. Conferencia de la Estaca Aragón, que se realizó en el centro de
estaca Industrial.
Esta fue la más grande de
las conferencias, tanto por la asistencia (cerca de cuatro mil personas), como
por el hecho de que se dividió la estaca en cuatro, con la inclusión de algunas
ramas de la mi-sión. Fue notable también por el relevo del presidente Agrícol
Lozano Herrera, quien fue reciente-mente llamado como Representante Regional
del Consejo de los Doce. La nueva presidencia de la Estaca Aragón está formada
por Isaías Lozano Herrera como Presidente, con Enrique Ruiz Salas, y Alma
Rodríguez como consejeros. Las tres nuevas estacas son: Estaca Industrial, con
Juan Roberto Alva Pérez como Presidente y Arturo Pérez del Toro y Ranulfo
Cervantes como consejeros; Estaca de Villa de las Flores con Juan Manuel Cedeño
R. como Presidente y José Luis Velázquez y Juan Matías Pina M., como
consejeros; Estaca de Tula, que preside Silvino Mera Uribe, con Rafael Ce-rón y
David Segovia Jasso como consejeros.
Domingo, 9 de
noviembre, 17:00 hs. Conferencia de la Estaca de la Ciudad de México Este que tuvo
lugar en el centro de estaca Moctezuma. Esta estaca también fue anulada para
formar dos nuevas: Estaca Moctezuma, cuyo presidente es el hermano Filiberto
Ledezma M. que presidía la estaca original; sus consejeros son Federico
Dantuñano, y Ceniseros García; Estaca Netzahual-cóyotl, con Jaime Garay Morales
quien fue llamado para presidirla y Noé Artemio Mora y Rafael León Miranda como
sus consejeros.
Por fin, al llegar la noche
del domingo 9 de noviembre, los élderes Howard W. Hunter y J. Thomas Fyans
pudieron descansar sabiendo que una vez más habían cumplido con las instrucciones
de nues-tro Presidente y Profeta, Spencer W. Kimball, asi' como con las
indicaciones del Santo Espíritu del Señor. El esfuerzo fue grande, pero en el
corazón de miles de mexicanos Santos de los Últimos Días, se ha fortalecido la
determinación de seguir "acelerando el paso".
Varias veces se pudo
escuchar el comentario de que tan magna labor seguramente es sólo el inicio de
una época de crecimiento y progreso para la Iglesia, que México jamás ha
conocido.
Zarahemla
México 8 Nov. 1975 Boanerges Rubalcava E.
Churubusco
México 8 Nov. 1975 Juan Casanova Cerda
Ermita
México 8 Nov. 1975 Aurelio Valdespino
Tacubaya
México 8 Nov. 1975 Román Gómez Ibar
Camarones
México 8 Nov. 1975 Jorge Rojas Ornelas
Satélite
México 8 Nov. 1975 Horacio Tenorio Oriza
Cuautla
México 9 Nov. 1975 Juan Ángel Alvaredejo R.
Chalco
México 9 Nov. 1975 Rubén Valenzuela González
Industrial
México 9 Nov. 1975 Juan Roberto Alva Pérez
Villa de
las Flores México 9 Nov. 1975 Juan Manuel Cedeño R.
Tula
México 9 Nov. 1975 Silvino Mera Uribe
Mocetzuma
México 9 Nov. 1975 Filiberto Ledezma M.
Netzahualcóyotl
México 9 Nov. 1975 Jaime Garay Morales
Abril 1976 – Se anuncia la construcción del Templo de la Ciudad de México. El 21 de
mar-zo de 1976, en una reunión de liderato en la ciudad de México, la Primera
Presidencia a-nunció que un templo sería cnstruído en dicha ciudad. El
arquitecto de la Iglesia, Emil B.
Fetzer, diseñó el templo -- una adaptación moderna de la arquitectura maya.
En 1976, ha-bía 27 estacas, 173 barrios
y 198 ramas. Nueve de cada diez miembros había sido bautizado desde 1960.
Febrero 1977 – La segunda Conferencia General de Área en México tiene lugar
tanto en la Ciudad de México como en Monterrey, N.L. En la ciudad de México el
magnífico Palacio de los Deportes es el escenario para un programa cultural y
las sesiones generales de la Conferencia. Estuvo presente el Presidente Spencer
W. Kimball y otras Autoridades Generales. Se tuvo además una reunión general
para el Sacerdocio en la Sala de Armas junto al Autódromo y otra para las hermanas en el Palacio de los
Deportes.

Conferencia General de Área en
México. Febrero 1977
Desde mediados de febrero hasta la primera semana de marzo de
1977, se llevaron a cabo ocho conferencias de área en dis-tintos países de
América Latina. Las cuatro primeras tuvieron lugar en México y América Central
y las otras cuatro en la re-gión oeste de Sudamérica.
El Asesor de Área
encargado de México y América Centra! era el élder Howard W. Hunter, del
Consejo de los Doce. Le ayuda-ba en esta tarea como supervisor el élder. Thomas
Fyans, Ayu-dante del Consejo de los Doce.

En nuestro país, las
fechas y lugares en que se realizaron estas conferencias son.
Monterrey, México: 17 y
18 de febrero.
Ciudad de México; 19 y
20 de febrero
En Monterrey, la
conferencia tuvo lugar en la Plaza de Toros, que tiene capacidad para 12.000
personas. En la ciudad de México, D.F. se llevó a cabo en el imponente Palacio de los Deportes y edificos aledaños.




El 25 de noviembre de 1979, se realizó la primera palada
para el Templo de la Ciudad de México por el Élder Boyd K. Packer. Mas de 9,000
personas asistieron al servicio. Un coro de 600 voces de Santos de la ciudad de
México proveyó la música.
2 de diciembre de
1983 – Se dedican el Templo de la Ciudad de México y el Centro de
Visitantes, por el Presidente Gordon B. Hinckley. En este tiempo la membresía
en México se ubicaba conservadoramente en aproximadamente 240,000 miembros. Mas de 110,000 personas visitaron
al templo durante el periodo de casa abierta en noviembre. Cerca de 30,000
Santos asistieron a los nueve servicios de dedicación. El Presidente Hinckley dijo:
“Debemos reconocer que este día en México es un de los mas importantes en la
historia de la nación”.
El Presidente Ezra Taft Benson, del
Quórum de los Doce, recibió una revelación importante del Espíritu en esa
ocasión. Después dijo: “Al participar el la dedicación del Templo de la Ciudad
de México, recibí la clara impresión de que Dios no está complacido con nuestra
negligencia del Libro de Mormón" Cuando el Presidente Benson llegó a ser presidente de la
Iglesia, enfaticó una y otr avez la importancia de estudiar el Libro de
Mormón (Teachings of Ezra Taft Benson,
p.51).
En agosto de 1985, los Santos en las
Colonias Mormonas celebraron su centenario. En 1985 había cerca de quinientos
descendientes de los colonos originales. A través de los años las colonias
produjeron cuatro Autroidades Generales y mas de cincuenta presidentes de
misión. En 1985, mexicanos nativos de las dos estacas sobrepasaban a los descendientes
de los colonos. Doce de las catorce unidades eran de habla hispana..
6 Abril 1985 — Waldo Pratt Call, un nativo de las colonias mormonas de
Chihuahua, es llamado al Primer Quórum de los Setenta.
El 19 de septiembre de 1985, un terremoto de 8.1 estremeció
a la ciudad de México. Se estima que fallecieron diez miembros de la Iglesia.
Las pérdidas en vidas humanas posible-mente llegaron a los 10,000 y 50,000
quedaron sin hogar. Tres hogares de miembros fueron destruídos y 67 otros
dañados. El Elder Cook reportó: "miembros de todo el país están res-pondiendo
magníficamente con comida, ropa, agua, medicinas y brigadas de trabajo, con un gran espíritu de
devoción" ("Disasters Test Saints in Mexico," Ensign,
November, 1985).
1 Abril, 1989 — El primer mexicano llamado como Autoridad General, Horacio
Antonio Tenorio Oriza, es sostenido en el Segundo Quórum de los Setenta. Se
llama a miembros nativos de México como Autoridades Generales: Elder Horacio
Tenorio en 1989, Elder Jorge A. Rojas Ornales en 1991, y Elder Lino Alvarez, en
1992

Una segunda reunión
se llevó a cabo a fines de este mnismo mes en la ciudad de Monterrey, para los
líderes de la Iglesia en el norte del país.
25 de julio de 1989 — México se convierte en el primer país, después de Estados
Unidos, en alcanzar 100 estacas tras la creación de la Estaca Tecalco, México.
Se calcula que hay mas de medio millón de miembros en México.
Gran acontecimiento en México: Se creó la Estaca 100

“Al pie del
legendario volcán Popocatépetl, sólo a unos cuantos kilómetros de donde fue
dedicado el país hace mas de un siglo,
Miembros de Tecalco,
un área donde algunas de las primeras Ramas
se establecieron
cerca de la ciudad de México, sostienen a los líderes
de la estaca número
100 de México el 25 de Junio de 1989.
fue creada la estaca
Tecalco México. A pesar de que las nubes oscurecían los volcanes de
Popocatépetl y su vecino Iztaccíhuatl, por causa de la época de lluvias, más de
2,500 miembros se congregaron para presenciar la división de la estaca Chalco
por el Élder Richard G. Scott del Quórum de los Doce Apóstoles.

“Siento que nos
acompañan algunos líderes de la obra en esta área, desde los tiempos del Libro
de Mormón hasta esta dispensación”, dijo el élder Scott en su mensaje. También
se refirió a la visión del presidente Specner W. Kimball a la que hizo
referencia durante la Conferencia de Área de 1977. En esa ocasión el presidente
Kimball dijo: “Tuve un sueño...Ví médicos así como abogados luchando por el
bienestar del pueblo. Los ví a ustedes como propietarios de industrias y
fábricas...”
El Élder Scott hizo
notar que esta visión se está realizano actualmente, y alentó a la juventud a
continuar cumpliendo con la visión. Observó que la presente fortaleza de la
Iglesia está basada en la obediencia de los miembros establecidos. Hizo un
llamado a los jóvemes de nocontentarse con solamente vivir, sino “edificar
vidas hermosas de servicio sobre esta base”.
Para tener éxito en
prestar servicio extraordinario “no se dejen engañar por las costumbres y
tradiciones que abundan. Vivan los mandamientos de Dios en sus hogares”,
aconsejó. Cuando el Élder Scott se refirió a la “base” establecida por miembros
obedientes, estaba describiendo una fundación puesta en su lugar por muchos
años. El mismo nombre de la estaca, Tecalco, es una palabra nahua que significa
“casa en una roca”. Esta “estaca sobre una roca” tiene sus inicios cuando la
Iglesia se estableció en México.
El élder Moses
Thatcher del Quórum de los Doce Apóstoles, ayudado por el élder Melitón G.
Trejo, llegó a México en noviembre de 1879. Para mediados de diciembre, el
élder Trejo había visitado pueblos en el área del Popocatépetl, incluyendo
probablemente Ozumba y Tecalco así como otras comunidades vecinas.
El 6 de abril de
1881, el élder Thatcher y otros ascendieron al Popoi hasta el “Pico del
Fraile”, arriba del límite de la vegetación, y ahí dedicó la tierra de México
para la predicación del evangelio. Se estableció una rama en Tecalco en 1884.
Las colonias mormonas norteamericanas se establecieron en 1886 en el norte del
país.
El éxito de la obra
misional en la ciudad de México fue interrumpido en 1889 cuando se puso el
énfasis en la colonización. Para entonces había 241 miembros en el área. El
presidente de la misión era Ammon M. Tenney, quien se fue en 1889 pero regresó
en 1901 para reunir a los miembros otra vez en el redil y reanudar la obra
misional. Todavía hay evidencia de la labor del presidente Tenney en la
comunidad de Tecalco, donde los líderes indicaron que “la mitad del pueblo es
Santo de los Últimos Días”. Dos barrios en la comunidad se nombraron en honor
de los volcanes: Popo e Izta.
Ahora polvorientos
caminos se abren paso entre las bardas de adobe en una comunidad de
aproximadamente 3,500 habitantes, muy parecido al tiempo cuando el presidente
Tenney lo visitó a principios del siglo. Cerca de la plaza principal del pueblo
se encuentra lo que queda de una de las primeras capillas sud que se construyó,
una construcción de adobe erigida en 1926 con mano de obra de hombres y
mujeres. Cerca de ahí vivía Fidencia García de Rojas, de más de 100 años, quien
fue bautizada por Ammon Tenney en 1901.
La influencia del
presidente Rey L. Pratt, quien sirvió de 1907 a 1931 todavía es penetrante en
el área. En una breve reunión después de la conferencia, un grupo de miembros
con muchos años en la Iglesia compartieron experiencias de la misión del
presidente Pratt. Recordaron las conferencias del presidente: “Tenía una voz
muy potente”, recordó uno. “Quería que el pueblo entero lo escuchara, estuviera
en la reunión o no”.
Con ese grupo había
unos pocos ex-misionros norteamericanos que sirvieron entre los 40`s y los
60`s. En un momento muy intenso durante es areunión informal, lso ex-misioneros
agradecieron a los miembros por abrir sus hogares y sus corazones mientras se
encontraban como jóvenes fuera de sus hogares. A su vez, este grupo de fieles
miembros, agradeció a los misioneros por venir a México y compartir con ellos
las bendiciones de la verdad que conduce a la vida eterna”.
Artículo de John L.
Hart (condensado) Liahona, Septiembre de 1989, págs. 3-5
Octubre 1990 – Se divide el Área México Centroamérica y se llama a dos nuevas
presidencias. Como Presidencia del Área México se llamó al élder F. Burton
Howard como Presidente, con el élder Horacio A Tenorio O. como su Primer
Consejero, y el élder F. Melvin Hammond como Segundo Consejero. América Central
se constituyó en la otra Área.
15 de agosto de 1992 – Se divide el Área de México en las Áreas México Norte y México
Sur. El Área México Norte tiene sus oficinas generales en Monterrey, N.L.,
ciudad que tiene la mayor población de miembros en el norte. Sus límites cubren
la mayor parte geográfica del país e incluye aproximadamente la mitad de la
población de miembros de la Iglesia en México, Como presidencia del Área México
Norte fue llamado el élder Ángel Abrea como presidente, el élder Jorge A. Rojas
como primer consejero y el élder John M. Madsen como segundo consejero.
Los límites del Área
México Sur incluyen la gran población de la ciudad de México y sus alrededores,
la parte sur del país y la península de Yucatán. En el Área México Sur fue
llamado el élder F. Burton Howrad como presidente, el élder F. Melvin Hammond
como primer consejero, y el élder Lino Alvarez como segundo consejero.
Recientemente por
razones administrativas se volvieron a unificar las dos áreas y tenemos sole el
Área de México con oficinas en México, D.F.

Foto cortesía del Elder F.
Burton Howard
Agricol Lozano H., Consejero legal de la Iglesia y primer
presidente lamanita de estaca en México, presenta a la Iglesia para su
reconocimiento legal en 1993.
29 de junio de 1993 – El gobierno mexicano formalmente reconoció a la Iglesia,
permitiendo así la personalidad legal en el país que permite un crecimiento
acelerado. La entrega de este reconocimiento se llevo a cabo en una ceremonia
no común para estos asuntos, presidida por el entonces Secretario de
Gobernación, Patrocinia González Garrido.

Los miembros de cinco
estacas de la ciudad de México asistieron a la reorganización
para crear la estaca
2000 de la Iglesia en el centro de Estaca Churubusco.
La Estaca Contreras fue la estaca no. 129 en México. El
Presidente Hunter habló a 4,250 miembros en el centro de Estaca de Churubusco,
y luego habló a cerca de 12,000 reunidos parala ceremonia del encendido de
luces de la Manzana del Templo. El Presidente Hunter se refirió a los primeros
misioneros que vinieron a México en 1876 y luego dijo: "¿Quién podría
haber imaginado que desde esos humildes comienzos la obra en este país pudiera
haber progresado hasta su presente estado de madurez? El Señor, por medio de
sus siervos, ha hecho que ocurra este milagro. Esta obra continuará adelante en
fortaleza y vitalidad. Las promesas hechas al Padre Lehi y sus hijos acerca de
su posteridad han sido y continuan siendo cumplidas en México”. Fue la primera
vez en que el presidente de la Iglesia visitó a México desde que Spencer W.
Kimball lo hizo en 1977. (Church News, December 17, 1994)
reunión especial en
el Centro de Visitantes con líderes religiosos de diferentes iglesias.

27 y 28 de enero de
1996 – El Presidente Gordon B. Hinckley visita a Veracruz a una
conferencia multiestacas a-compañado por el Élder Henry B. Eyring y se dirigió
a 9,000 miembros.
4-6 abril de 1997 – Se realizó un evento conme-morativo como agradeci-miento por
las promesas y bendiciones pronunciadas en la oración dedicatoria, ofre-cida
para iniciar la predicación del Evangelio restaurado en México, llevado a cabo
en el mismo sitio el 6 de abril de 1881, por el Apóstol Moses Thatcher, llamado
en entonces como el primer presidente de la Misión Mexicana. Acompañado por
James Z. Stewart, un misionero experimentado en la obra de proclamar el
evangelio en México, ya que fue parte de lso primeros tres intentos misionales en
este país en 1875-1876, 1876-77 y 1879-81; Feramoz L. Young, hijo de Brigham
Young, primero en dar su vida por la causa, pues falleciò de ifebre tifoidea al
regreso de su miisón y fue sepultado en alta mar; Silviano Arteaga, bautizado
en el primer servicio bautismal que se llevó a cabo en noviembre de 1879 en la
ciudad de México; Fernando A. Lara, Ventura Páez,Lino Zárate, todos ellos
sirviendo como misioneros con sus homólogos compañeros del Norte, así como dos
no-miembros: Marciano Pérez y Florentino Páez.
La Estaca Teclaco y
el Museo de Historia del Mormonismo en México, A.C. patrocinaron este evnto
para celebrar el 116 aniversario de la dedicación de México.


Miles de miembros de reínen en la ciudad de México
para
escuchar al Presidente Hinckley
Marzo 1998 – Una vez más el Presidente Hinckley estuvo en México y visitó
las ciudades de Hermosillo, Ciudad Obregón, Culiacán, Guadalajara, Torreón,
León, Ciudad Victoria, Monterrey, Chihuahua y Ciudad Juárez.
6 de marzo 1999 — La Iglesia
comienza un periodo vigoros de construcción en México, comenzando con la
dedicación del Templo de Colonia Juárez, Chihuahua. Hoy existen 12 templos en
operación en México.
2000 – Fue un año
histórico por las dedicaciones de templos en México con ocho dedicaciones,
incluyenod los templos de Ciudad Juárez, Hermosillo, Oaxaca, Tuxtla Gutiérrez,
Tampico, Villahermosa, Mérida y Veracruz. El Templo de Guadalajara fue dedicado por el Presidente Hinckley el 29 de
abril de 2001.
Junio 2001 – El aniversario
número 199 desde la reapertura de la obra misional en México fue celebrada en
distintas ciudades en todo el país. Los eventos fueron auspiciados por el Museo
de Historia Mormona de México, A.C. Entre aquellos que participaron estaba
Simón Zúñiga, de 91 años, un nieto de Simón Zúñiga quien fue bautizado en 1880
y vino a ser un miembro fiel de la Iglesia tanto en el centro del país como en
Chihuahua. Descendientes de otros pioneros también asistieron tales como: Simón
Páez, Julián Rojas, Luz Bautista, Narciso Sandoval, Martín Zacarías y Angela
Chichía.
Reseñas históricas especiales fueron
llevadas a cabo en la ciudad de México, D.F., Cuernavaca, SanMarcos, Hidalgo;
Tecalco, Ozumba y Cholula, donde mas de 1,000 residentes locales aprendieron de
eventos históricos importantes de la Iglesia en estas áreas durante este
periodo significativo de reapertura. El 8 de junio se llevó a efecto una
reunión en Cuernavaca, Morelos, para celebrar el aniversario de la reapertura
de la Misión Mexicana. L Élder John Henry Smith del Quórum de los Doce, Anthony
W, Ivins, presidente de la Estaca Colonia Juárez y Henry Eyring arribaron el 1 de junio
de 1901, para apartar a Ammon M. Tenney como el nuevo presidente de la Miisón.
La Misión fue reabierta el 8 de junio
de 1901. El Presidente Tenney era uno de los misioneros originales que habían
entrado a México por el Paso del Norte, Chihuahua, un cuarto de siglo antes, el
6 de enero de 1876. El 10 de junio fue colocada una placa en la ciudad de
Tecalco, conmemorando los 100 años de la misión. Más de 400 personas asistieron
a la ceremonia. Esta tarde, un grupo de pioneros cantó del himnario de 1912,
añadiendo un gran espíritu a la ocasión.
28 de abril de 2002 – El Templo de Monterrey fue dedicado por el Presidente Hinckley.
Este templo fue el último de los proyectos de construcciónde templos en México,
siendo la culminación de un periodo de tres años sin precedentes, en el que se
construyeron y dedicaron 11 templos en México.
31 de julio de 2004 – En México con 12 templos, 20 misiones y casi 200 estacas, el
número de miembros asciende a un milllón.

Visita de apóstoles a Mexico
·
10 junio 2011


La publicación, Church News, hizo el
siguiente reporte de la visita a México del élder Dallin H. Oaks y el élder
Quentin L. Cook del Quórum de los Doce, junto con el élder Ronald A. Rasband de
la Presidencia de los Setenta.
Los obedientes Santos de los Últimos Días de México serían
reconocidos por los miembros en todo el mundo. Son diligentes, asisten al
templo y a los servicios de adoración, sirven y forman familias en la fe a
pesar de los problemas que a veces se encuentran fuera de sus casas. Sí, tienen
preocupaciones, pero también viven una vida con propósito impulsados por
el optimismo y los principios del Evangelio.
Esa fue la observación hecha por las
Autoridades Generales que recientemente pasaron varios días recorriendo México.
El élder Dallin H. Oaks y el élder Quentin L. Cook del Quórum de los Doce,
junto con el élder Ronald A. Rasband de la Presidencia de los Setenta, viajaron
a México para llevar a cabo una revisión anual del Área México y también se
reunieron con miles de líderes locales del sacerdocio, miembros, misioneros y
los empleados de la Iglesia en una variedad de reuniones y sesiones de
capacitación por el país. A veces, los tres estaban juntos, y asimismo se
separaban para visitar a los miembros en diferentes ciudades mexicanas.
Las autoridades visitantes fueron
acompañadas por sus esposas, las hermanas Kristen Oaks, Mary Cook y Melanie
Rasband, junto con los miembros de la Presidencia de Área México, los élderes
Daniel L. Johnson, Benjamín De Hoyos y Octaviano Tenorio de los Setenta y
sus respectivas esposas, las hermanas LeAnn Johnson, Evelia De Hoyos y Rosa
Elva Tenorio.

Después de regresar a las Oficinas Generales
de la Iglesia, el élder Oaks, el élder Cook y élder Rasband, se reunieron
con un representante del Church News, para compartir sus observaciones y puntos
de vista sobre su reciente gira y resaltando a los obedientes miembros
mexicanos de los Santos de los Últimos Días que llegaron a conocer. Todos
hablaron de la calidad y la capacidad de los jóvenes, líderes del sacerdocio y
líderes de organizaciones auxiliares de todo el país.
Respecto a la Presidencia de Área, el élder
Oaks resaltó, “es muy impresionante – que tres ciudadanos mexicanos presidan
una Iglesia de 1.2 millones de miembros y 220 estacas - Y lo hacen de una forma
muy inspirada, y con mucha confianza.
”


El élder Cook añadió que los líderes locales del sacerdocio, informaron
que los miembros en gran parte, no han sido afectados por las
publicaciones de las luchas en México. Los miembros se sienten seguros en sus
vidas personales y con sus responsabilidades de la Iglesia. Ellos han
respondido con mayor fe, reconociendo “la necesidad de tener el Evangelio como
el centro de sus vidas”.
Las tres Autoridades Generales comentaron sobre el espíritu y la
reverencia que estaba presente en cada una de sus reuniones con los miembros y
en las muchas sesiones de capacitación.
El élder Rasband dijo que el encuentro con miles de jóvenes SUD en
la escuela operada por la Iglesia, Benemérito de las Américas, y más tarde, en
uno de los centros de estaca más grandes de México, “fue una experiencia
emocionante.” Los jóvenes llegaron a los dos eventos vestidos con ropa modesta
de domingo dispuestos a ser enseñados e inspirados. Varios hombres y mujeres
jóvenes participaron en sesiones de preguntas y respuestas con los élderes.
“Sus preguntas fueron magníficas”, dijo el élder Rasband.
“Me preguntaron acerca de cómo prepararse para una misión y cómo mantenerse
dignos para casarse en el templo.”
El élder Cook comentó sobre el espíritu que se sintió en las
conferencias de los líderes del sacerdocio en las que él asistió. Las
presidencias de estaca y los obispos son maduros y tienen experiencia. Hicieron
preguntas doctrinales, otros se centraron en cuestiones financieras y otros en los
asuntos que enfrentan día a día los Santos de los Últimos Días en México.
La visita también incluyó reuniones con misioneros de ocho
misiones, incluyendo la visita al Centro de Capacitación Misional de la Ciudad
de México. “Los misioneros están haciendo un gran trabajo”, dijo el élder
Cook. “Están teniendo mucho éxito y la Iglesia está creciendo de una manera
maravillosa”.

Las autoridades visitantes también participaron en varias
conferencias de estaca muy concurridas, y devocionales. El élder Oaks habló
sobre la reverencia que se encontró en cada reunión. La gente estaba feliz y
receptiva. “Y ellos cantan - ¡Oh, cantan bien!”, añadió con una sonrisa.
El élder Oaks dijo que él y los demás, no viajaron a México con
una agenda diferente a cualquier visita en otra parte del mundo. “Tratamos de
detectar las necesidades específicas de una audiencia particular.”
En su consejo a los líderes locales del sacerdocio, el élder
Oaks enseñó que es esencial concentrarse en la “perla” en lugar de la ” caja“.
La ”caja“ que guarda la perla son las actividades y programas de la
Iglesia. Pero la ”perla“, dijo. ”es el Evangelio y el mensaje del Evangelio; la
expiación y las doctrinas de la Iglesia“.
Las esposas de las Autoridades Generales también participaron en
varias sesiones de capacitación para las líderes de la Sociedad de
Socorro, Mujeres Jóvenes y Primaria.
El élder Oaks, el élder Cook y el élder Rasband
acordaron que la Iglesia en México es rica en oportunidades y con gran
potencial.

Con los 1.2
millones de miembros y con líderes locales experimentados y
ex-misioneros, México está preparado para ayudar a que la Iglesia crezca, dijo
el élder Rasband. El élder Cook agregó que se puede aprender mucho de la
tenacidad de los miembros mexicanos que utilizan el evangelio viviente para
protegerse de los problemas del mundo.
”
Dondequiera
que vayamos en el mundo, existen problemas específicos, y locales“,
concluyó el élder Oaks. ”Pero dondequiera que vamos en el mundo, el
Señor inspira a su pueblo acerca de cómo lidiar con sus propios problemas. El
Evangelio es la respuesta para el mundo y en cada país.“
Escrito por Jason Swensen de ”Church News“, Traducido por Maryluz
Castro.
Fuentes de consulta para este Capítulo
Church News, 10 de julio 2004; Mexico milestones. Important
moments of Church history in Mexico
Don L. Searle, Un mIllón en México, Liahona
julio 2004, págs. 35-41
Agrícol Lozano Herrera, Historia del Mormonismo en méxico, México,
D.F.
Capítulo
2
Pioneros en México
Cuando el evangelio restaurado llegó al centro de México
a fines del siglo diecinueve y principios del siglo veinte, primeramente se
predicó en pequeños pueblos rurales donde produjo la primera generación de
fieles y diligentes Santos de los Últimos Días. Cada rama exitosa de la Iglesia
parece tener un grupo común de pioneros hermanos y hermanas cuya fe es tan
profunda como su historia nativa. La disposición de los pioneros para
sacrificar, trabajar y soportar la persecución los coloca entre aquellos
recordados como pioneros “honrados y bendecidos”.
Los miembros mexicanos provienen de estratos
socio-culturales muy variados, desde profesionistas que viven en la megalópolis
urbana de la Ciudad de México, hasta granjeros y jornaleros que residen en
remotas zonas rurales. A todos los une el testimonio de Jesucristo y el deseo
de servir al prójimo, según Él lo indique. Sería imposible manifestar con
palabras o fotografías la gran riqueza de la vida de los Santos de los Últimos
Días en México, pero las palabras y las imágenes permiten vislumbrar lo que es
la vida para estas personas, quienes representan al resto de la población de
miembros.
Hay toda una historia de generaciones de miembros
dedicados quienes asistían a las reu-niones de la Iglesia fielmente a pesar de
las condiciones económicas difíciles. Es la historia de aquellos que construyeron
capillas con mano de obra donada, y es la historia de aque-llos que viajaron
grandes distancias a un templo. En cada rama y barrio hay tales miem-bros –
muchos en sus 80 o 90 años – profundamente agradecidos por el progreso de la
Igle-sia. Sus ejemplos anclan la fe de generaciones que les siguen. La
generación después de la generación de los pioneros, generalmente hablando,
sirve actualmente en posiciones de liderazgo. En la siguiente generación están
los jóvenes sirviendo en misiones o reciente-mente casados en el tempo, siendo
“firmes.. en la fe que guardamos” (Himno núm. 166). Los miembros en México
viven en más de 200 estacas y más de 40 distritos.
Una pionera solitaria mexicana
Desideria Quintanar
Yañez (1814-1893) fue descendiente de Cuauhtémoc, el último de los emperadores
aztecas por el año 1500. Además de tener derecho a tan noble herencia, también
tuvo el honor de ser la primer mujer mexicana bautizada en la Iglesia en
México.

Por Clint Christensen, Traducida por Martha Chee
Raptis, Fotografías por Itzcoatl Lozano Gómez
Biografía
A más de 3200
kilómetros al suroeste de las colinas de la Nueva Inglaterra, cuna de la
Restauración, se encuentran las pendientes sembradas de nopales del pueblo de
No-pala en el área central de México – lugar poco probable para encontrar a un
pionero mormón. Desideria Quintanar Yañez llegó al mundo en 1814, nueve años
después que el profeta José Smith. Nopala, el humilde lugar donde nació,
significa cactus y se encuentra en el estado de Hidalgo, aproximadamente a 120
kilómetros al noroeste de la Ciudad de México.

Durante
su vida, su fe fue pro-bada y fue testigo de grandes milagros en los primeros
años de la Iglesia en México. Tuvo la bendición de vivir muchos años y
sobrevivió tanto a José Smith como a Brigham Young, pero no conoció a ningún
Santo de los Últimos Días hasta la edad de 66 años cuando John Taylor presidía
la Iglesia. Ella fue de las primeras personas que se unieron a la Iglesia
cuando el apóstol Moisés Thatcher organizó la Misión Mexicana en 1880.
Desideria
Quintanar Yañez fue descendiente de Cuauhtémoc, el último de los empe-radores
aztecas por el año 1500. Además de tener derecho a tan noble herencia, también
tuvo el honor de ser la primer mujer mexicana bautizada en la Iglesia en
México. El primer paso de Desideria hacia su conversión como Santo de los
Últimos Días fue a través de un sueño y como resultado del mismo, abrazó el
evangelio res-taurado. Debido a su sed de conocimiento espiritual, también fue
ella la primer persona en México que obtuvo una copia personal de El Libro de
Mormón completo, pu-blicado en 1886.

Desideria
Yañez soportó, incomunicada, la soledad por ser una pionera Santo de los
Últimos Días. Nunca pudo gozar de la bendición de formar parte de un barrio o
de una estaca, ni de gozar de la hermandad más que de unos pocos misioneros y
miembros. Tuvo que pasar la prueba de ser una solitaria viuda, pero que después
de tan dura prueba, tuvo la oportunidad maravillosa e inespe-rada de que un
apóstol visitara su hogar y le diera una bendición del sacerdocio. Aún cuando
Desideria, como miembro, vivió la experiencia de pertenecer a la Iglesia
sola-mente a través del estudio personal y el contacto ocasional con misioneros
viajantes, ella permaneció fiel y entusiasta en el evangelio restaurado hasta
su muerte en 1893 a la edad de 79 años.
A pesar de que
Desideria pasó su vida entera en los alrededores de Nopala en México, su
temprana conversión demuestra la profunda fe y compromiso de las mujeres
hispanas de la Iglesia. Fue un ejemplo de los pioneros que ayudaron a colocar
los cimientos de Sión en México, un país que hoy día ha florecido como la rosa
con más de un millón de Santos de los Últimos Días y muchos templos en esa
tierra.
Su experiencia en la Vida
Un
Sueño

Que el evangelio
llegara a una mujer mexicana espiritualmente sensible no fue por medio del
sonido de una trompeta de ángel sino por la profunda impresión de un sueño que
Desideria Yañez recibió a principios de 1880. La imagen central del sueño fue
un folleto titulado: “La Voz de Amonestación” por medio del cual Desidería
recibió la impresión de que la “ayudaría espiritualmente.” En su sueño ella
también vio a unos hombres que publicaban el folleto en la Ciudad de México3.
El mensaje era claro:
debía obtener una copia del folleto. Pero ¿cómo podría una mujer de 66 años
viajar desde Nopala a la Ciudad de México, una distancia de 120 kilómetros? Su
salud era precaria para viajar tanta distancia, incluso por tren; o ¿cómo
buscar en la ciudad a esos hombres?. Sin embargo, compartió su experiencia con
su hijo, José María Yañez quien creyó en las palabras de su madre y en febrero
de 1880 viajó a la Ciudad de México para buscar a los hombres y el folleto4. Cuando José Yañez salió a la ciudad de México, Desideria esperó
ansiosamente el regreso de su hijo.
¿Quién
fue esta Mujer?

Entre 1840 y 1850
mientras que los Santos de los Últimos Días se establecían en Nauvoo y
posteriormente viajarían a las Montañas Rocallosas, la familia Yañez prosperaba
hasta convertirse en dueños de tierras y ganado. José, el hijo de Desideria,
era propietario del Rancho Paltha así como de una considerable área de tierra
en San Sebastián cerca de Nopala y en Veracruz, México8. Los animales que comúnmente criaban los rancheros en esa área
eran cabras, ovejas y ganado9.
Desideria supo de
conflictos e inseguridades en su vida. Durante la década de los años 1860 bajo
el Imperio de Maximiliano, el ejército francés, invadió México y en 1864
saquearon e incendiaron Nopala. Su hijo José peleó como comandante en el
ejército mexicano y ayudó a echar al ejército francés fuera de México10. Con la ejecución de Maximiliano, los mexicanos vieron el fin de
la influencia de poderes europeos y se unieron bajo el liderazgo del Presidente
Benito Juárez. En 1858, Juárez había promulgado leyes que instituyeron la
libertad de religiosa. Sus reformas prepararon la vía para la llegada de nuevos
grupos protestantes a México11.
El
Evangelio Restaurado Llega a México
En 1874, Brigham Young
llamó a su oficina a Daniel W. Jones y a Henry Brizee. Jones relata, “Nos dijo
que había llegado el tiempo de hacer llegar el Evangelio a México, que había
millones de descendientes de Nefi en esa tierra, y que teníamos la obligación
de visitarlos”12. Acompañados por
Melitón Trejo, un recién converso, los hombres siguieron las instrucciones del
Presidente Young de traducir trozos selectos de El Libro de Mormón que
terminaron y publicaron en 1875. Ese otoño, Jones y varios otros misioneros
salieron de Utah para hacer su primera misión a México. Con caballos cargados
con 1,500 copias de los trozos selectos de El Libro de Mormón en español, los
misioneros viajaron hacia el norte de México. Al encontrar que tenían poco
éxito, los elderes enviaron por correo 500 copias de los trozos selectos de El
Libro de Mormón a líderes prominentes en todo México13.

Una copia de esos
trozos selectos llegó a manos de Plotino Rhodakanaty, un griego que vivía en
México. Éste escribió una carta a John Taylor, quien como presidente del Quórum
de los Doce llegó a ser el líder de más antigüedad de la Iglesia cuando
falleció Brigham Young in 1877, para pedirle misioneros. En 1879 el Presidente
Taylor llamó al recién nombrado apóstol, Moisés Thatcher, como el primer
presidente de la Misión Mexicana. Élder Thatcher viajó a la Ciudad de México
junto con los misioneros James Z. Stewart, Feramorz L. Young y Melitón Trejo14.
Apóstol Moisés Thatcher
.
En su diario, Moisés
Thatcher registró el primer bautismo en la Ciudad de México el 20 de noviembre
de 1879. El lugar era conocido como los Baños de Servitano, un hermoso lugar
rodeado por olivos. Thatcher lo llamó el “jardín de los olivos.” Escribió, “Con
el claro azul del cielo sobre nosotros, el sol brillando en todo su esplendor,
toda la naturaleza sonriendo a nuestro alrededor y creo que con ángeles regocijándose
por ello, bauticé en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,” a
Rhodakanaty y Silvano Arteaga, un hombre de raza india pura15. Cuatro días después, Rhodakanaty fue llamado como presidente de
rama en la Ciudad de México. Él ayudó a los misioneros a empezar a traducir el
folleto de Parley P. Pratt: La Voz de Amonestación16.
La
Voz de Amonestación
Cuando José Yáñez llegó
a la Ciudad de México en febrero de 1880, empezó a inquirir acerca de un grupo
religioso que había publicado un folleto. Finalmente, conoció a Plotino
Rhodakanaty en la calle. Rhodakanaty envió a Yáñez al Hotel San Carlos para ver
a los misioneros mormones17. La
traducción de La Voz de Amonestación, como se le conoció en español,
había sido terminada y enviada a la imprenta el 9 de febrero de 1880. El
misionero James Z. Stewart escribió en su diario el l7 de febrero que se
encontraba corrigiendo las pruebas de impresión del folleto cuando “tuvo una
conversación muy interesante con el Señor José M. Yáñez de Nopala, del Estado
de Hidalgo”18.
Stewart debió haber
encontrado “interesante” saber que una mujer mexicana había tenido un sueño
acerca del folleto aun cuando se encontraba todavía en proceso de publicación.
Las copias terminadas del folleto no fueron impresas hasta marzo. Sin embargo,
José Yáñez regresó a casa con el conocimiento seguro de que el sueño de su
madre era verdad. Ya que la publicación de La Voz de Amonestación no
estaba terminada, los misioneros dieron a José algunos otros folletos para su
mamá. De acuerdo con lo escrito en la historia de la Misión Mexicana, “después
de leer los folletos ... ella pidió que los élderes fueran y la bautizaran.”19
Bautismo
por Melitón Trejo
Después
que la edición en español de La Voz de Amonestación fue publicada en la
ciudad de México, James Z. Stewart envió a Melitón Trejo a Nopala20.
Trejo fue el hombre perfecto para la tarea.
Al
igual que Desideria, su jornada en la vida había cambiado a causa de un sueño
inspirador. Trejo era español y supo de la Iglesia por medio de un inglés
cuando servía en el ejército español en las Filipinas. Un sueño lo inspiró a
dejar las Filipinas para viajar a Utah donde conoció a Brigham Young, se unió a
la Iglesia y ayudó a traducir los trozos selectos de El Libro de Mormón al
español. Posteriormente, acompañó a Moisés Thatcher como misionero a la Ciudad
de México en 187921.
Melitón
Trejo acompañado por José Guerrero, un miembro mexicano, viajó a Nopala a
finales de abril de 188022. Trejo bautizó a tres miembros de la
familia Yáñez en un arroyo cercano a Nopala o en el rancho de la familia el 22
de abril de 1880. Desideria Yáñez fue la vigésima segunda persona, y la primera
mujer, que se bautizó en México23. Su hijo, José María Yáñez y la
hija de éste, Carmen, también se unieron a la Iglesia ese día24.
Origen
de la Rama en Nopala
A
principios de abril de 1880 James Z. Stewart propuso a Manuel, el hijo de
Desideria, formar una rama en Nopala y ambos decidieron esperar hasta que José
pudiera venir a la Ciudad de México.

Cuatro
días después de su bautismo, José Yáñez llegó una vez más a la Ciudad de
México. Elder Stewart y Silviano Arteaga ordenaron a Yáñez como elder en la
Iglesia y lo autorizaron a predicar el evangelio a su familia y amigos en
Nopala. Lo enviaron a casa con cincuenta folletos, diez copias de la traducción
al español de La Voz de Amonestación y dos copias de los trozos selectos
de El Libro de Mormón en español25. Si es que Desideria no tenía ya
una copia propia de La Voz de Amonestación debió de haber recibido el
folleto que había visto en su sueño cuando José regresó a Nopala.
En
junio de 1880 Élder Stewart visitó a la familia Yáñez y en el transcurso de un
año, varios otros miembros de la familia fueron bautizados. Había un gran
potencial para que el evangelio se propagara entre esos primeros miembros, sin
embargo había pocos misioneros para velar por el pequeño rebaño. Con las
pequeñas ramas diseminadas en los alrededores del valle de México, tampoco
había oportunidad de fortalecer a los miembros reuniendo a los Santos en
comunidades.
El
número de misioneros enviados a México se vio reducido ya que los miembros de
la Iglesia en Utah se estaban enfrentando a los esfuerzos del gobierno de los
Estados Unidos para detener el matrimonio plural26. Sin embargo de
1880 hasta 1886 la familia Yáñez tuvo muchos contactos con misioneros y
presidentes de misión quienes los visitaban para visitar a “Mamá Yáñez”, como
la llamó un élder27.
Prueba
Difícil
Desideria
Yáñez era ya viuda con mala salud cuando se unió a la Iglesia. En 1886
Desideria tenía 72 años de edad y estaba inválida por lo que se encontraba
recluida en su hogar, situación que duró por varios años28. Vivía
sola en San Lorenzo mientras que su hijo José vivía en San Sebastián no muy
lejos de ella29. Una tarde, su tranquilidad se vio bruscamente
interrumpida cuando unos “ladrones entraron a su casa en la noche, la golpearon
sin piedad hasta darla por muerta, [para posteriormente] robarle $3.000.00
pesos y escapar”30. No murió, pero el trauma agravó su ya precaria
salud.

Pocos
miembros de la Iglesia tendrán alguna vez la bendición de que un apóstol visite
su hogar en cualesquier fecha, mucho menos en tiempos de una grave necesidad.
Esta bendición tan inesperada la recibió Desideria en una hora de obscuridad.
El pequeño grupo de líderes del Sacerdocio llegó a Nopala el 24 de octubre de
188632. Al enterarse de la tremenda golpiza que había recibido Desideria,
el Elder Snow fue a su hogar y le dio una bendición de consuelo33.
Ella vivió siete años más después de recibir esta bendición34.
Genealogía
y El Libro de Mormón en español
En la
visita del Elder Snow a la familia Yáñez, se enteró que Desideria era
descendiente de Cuauhtémoc, el emperador azteca ejecutado por Hernán Cortés
cuando los españoles conquistaron México35. Al Elder Snow le dio
mucho gusto saber de esos lazos reales en su familia e inmediatamente instruyó
a los miembros de la familia a que recolectaran su genealogía. La relación
ancestral de una mujer mexicana Santo de los Últimos Días moderna a un jefe
azteca y por consecuencia a más personas de la antigüedad en las Américas, era
el cumplimiento de una profecía hecha por Mormón. En la página del título de El
Libro de Mormón, Mormón escribió que el libro mostraría “al resto de la casa de
Israel cuán grandes cosas el Señor ha hecho por sus padres; y para que conozcan
los convenios del Señor”36.
También durante la visita del Elder Snow a la Hermana Yáñez, el
presidente de misión, Horace Cummings, mencionó que la primera edición de El
Libro de Mormón en español completo estaba casi lista para ser distribuida en
la Ciudad de Lago Salado. Cummings anotó en su diario que la Hna. Yañez “estaba
tan ansiosa por leer El Libro de Mormon [que] he enviado por un volumen sin
empastar”37. Un mes después, el 28 de noviembre, el Presidente
Cummings regresó a Nopala. Escribió en su diario: “visité a la anciana Hermana
Yáñez, una inválida y le di un Libro de Mormón sin empastar que había pedido a
Utah. Fue el primero en español que se había recibido en México y ella fue la
primera mujer bautizada en la República – una grata coincidencia. Pareció muy
complacida por ello”38. Desde el momento en que tuvo su sueño en
1880 y a lo largo de su vida como miembro de la Iglesia, Desideria vio cumplida
la gran bienaventuranza..: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
rectitud, porque ellos serán saciados” 39.
El
Perseverar hasta el fin
El Presidente Cummings regresó a la Ciudad de México y pocos meses
después llevó a 42 santos mexicanos a las colonias mormonas en el norte de
México40. La familia Yáñez se quedó en Nopala. Los presidentes de
misión que le sucedieron no visitaron la Ciudad de México por más de una década.
La familia Yañez perdió contacto con los misioneros Santos de los Últimos Días
durante el transcurso de los años 1890 ya que la Iglesia se dedicó a fortalecer
las nuevas colonias mormonas mexicanas. Desideria falleció a los 79 años en
189341.
En 1901 los misioneros regresaron a la
Ciudad de México y empezaron a buscar a los miembros antiguos. En 1903, el
presidente de misión Hyrum S. Harris y el misionero Alonzo L. Taylor, visitaron
a José Yáñez en San Sebastián. El hermano Yáñez se sintió desalentado por no
haber visto misioneros por muchos años y según los líderes de misión, llegó al
punto en que incluso renunció a su sacerdocio. Esta situación dejó a los Santos
en Nopala sin la dirección de un presidente de rama42.
Alonso Taylor registró la visita con José
Yáñez de la siguiente manera: “Nuestro anfitrión al principio pareció… muy frío
pero después de hablar con él durante una hora, nos mostró fotos de Moisés
Thatcher, J[ames] Z. Stewart, M[elitón] G. Trejo y otros misioneros quienes
trabajaron aquí hace muchos años. Posteriormente pareció animarse y nos dijo
que su mamá y su esposa habían fallecido totalmente fieles al mormonismo”. José
expresó a sus visitantes que si “hay una iglesia sobre la tierra que tenga la
verdad, son los mormones quienes la tienen, y … tiene la esperanza de morir
dentro del mormonismo”43.
La afirmación de José Yáñez de que su madre
“murió totalmente fiel al mormonismo” es un tributo a su esfuerzo de perseverar
hasta el fin y no ser incrédula sino creyente. Desideria no supo que finalmente
los misioneros regresarían a México y que más de un siglo después habría
templos por toda la tierra. Su sencillo testimonio del evangelio fue suficiente
y ella fue fiel a sus convenios bautismales. A más de un siglo después de la
muerte de Desideria, sus ordenanzas en el templo fueron hechas. Ella tiene
ahora acceso a todas las bendiciones de la plenitud del evangelio de
Jesucristo.
1 Joel
2:28. Véase también Hechos 2:17.
2 JS―H
1:41.
3
Alonzo L. Taylor papers, (Documentos de Alonzo L. Taylor) 10 de Julio de 1903,
Biblioteca de Historia de la Iglesia, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días, Salt Lake City, Utah, de ahora en adelante mencionada como
Biblioteca de Historia de la Iglesia; Manuscript History of the Mexican Mission,
(Historia Manuscrita de la Misión Mexicana) 7 de julio de 1903, Biblioteca de
Historia de la Iglesia.
4
Alonzo L. Taylor papers, (Documentos de Alonzo L. Taylor) 10 de Julio de 1903,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
5
Actas de Defunción de Nopala, Hidalgo, 1890, #173, Biblioteca de Historia
Familiar, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Salt Lake
City, Utah.
6
Actas de Defunción de Nopala, Hidalgo, 1890, #82, #173, Biblioteca de Historia
Familiar, James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart) 22 de junio
de 1880, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
7
James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart) 17d e junio de 1880,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
8
Actas de Defunción de Nopala, Hidalgo, 1890, #82, #173, Biblioteca de Historia
Familiar; Alonzo L. Taylor papers, (Documentos de Alonzo L. Taylor) July 10,
1903, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
9
“Villagren Nopal. Estado de Hidalgo,”Enciclopedia de los Municipios de México
(Ciudad de México, México: Instituto Nacional para el Federalismo y el
Desarrollo Municipal, 2005),
http://www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/hidalgo/municipios/13044a.htm.
10
“Villagren Nopal. Estado de Hidalgo,” Enciclopedia de los Municipios de México
(Ciudad de México, México: Instituto Nacional para el Federalismo y el
Desarrollo Municipal, 2005), http://www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/hidalgo/municipios/13044a.htm; Alonzo L. Taylor papers, (Documentos de Alonzo L. Taylor) 10 de
julio de 1903, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
11
Vicki J. Anderson, The Other Eminent Men of Wilford Woodruff (Otros Hombres
Eminentes de Wilford Woodruff) (Malta, ID: Nelson Book, 2000),
238-48.
12
Daniel W. Jones, Forty Years Among the Indians (Cuarenta Años entre los
Indios) (Salt Lake City, Utah: Juvenile Instructor, 1890), 219-22.
13
F. Lamond Tullis, Mormons in Mexico (Los Mormones en México) (Logan, UT:
Utah State University Press, 1987), 18-25; Richard O. Cowan, “Mexico Receives
the Gospel,” (México Recibe el Evangelio) in Unto Every Nation (A Todas las
Naciones): Gospel Light Reaches Every Land (La Luz del Evangelio llega a
todo lugar) (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 234-40.
14 F.
Lamond Tullis, Mormons in Mexico (Mormones en México), (Logan: Utah
State University Press, 1987), 34-36.
15
Moses Thatcher journal, (Diario de Moisés Thatcher) 20 de noviembre 1879,
Typescript of holograph, (Transcrito a máquina del ológrafo), Biblioteca de
Historia de la Iglesia. Véase también Brigham Young University,
Online Mormon Missionary Diaries, http://lib.byu.edu/dlib/mmd/. La referencia a los
Baños de Servitano se encuentra en la red en el vol.. 3, p. 140.
16 F.
Lamond Tullis, Mormons in Mexico (Mormones en México) (Logan: Utah State
University Press, 1987), 36. Rhodakanaty se enlista como traductor en la página
del título de La Voz de Amonestación (Ciudad de México n.p.,1880).
17
Manuscript History of the Mexican Mission, (Historia Manuscrita de la Misión
Mexicana) 7 de Julio de 1903, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
18
James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart) 9 de febrero de 1880,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
19
Manuscript History of the Mexican Mission, (Historia Manuscrita de la Misión
Mexicana, 7 de Julio de 1903, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
20
James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart) 17 de abril de 1880,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
21
Daniel W. Jones, Forty Years Among the Indians (Cuarenta Años entre los
Indios) (Salt Lake City, Utah: Juvenile Instructor, 1890), 219-22.
22
James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart) 17 de abril de 1880,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
23
Moses Thatcher journal, (Diario de Moisés Thatcher) volumen 3 index, Typescript
of holograph, (Transcripción a máquina del ológrafo) Biblioteca de Historia de
la Iglesia. Thatcher compiló una lista de los bautizados en México entre 1879 y
1881 de diversos registros disponibles escritos por misioneros.. La familia
Yañez se encuentra en la lista con los números 27, 28 y 29 de personas
bautizadas. Sin embargo, hay una discrepancia en la lista. Los individuos
anotados con el número 21 al 26 fueron bautizados en agosto de 1880, cuatro
meses después del bautismo de la familia Yañez. Esto significa que José Yañez
fue realmente la persona número 21 que se bautizó en México seguido por su
madre, Desideria, y su hija, Carmen.
24
Moses Thatcher journal, (Diario de Moisés Thatcher) volumen 3 index, Typescript
of holograph, (Transcripción a máquina del ológrafo), Biblioteca de Historia de
la Iglesia; James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart), 26 de
abril de 1880, Biblioteca de Historia de la Iglesia.. James Stewart indica que
José tenía una hija llamada Carmen.. La historia mexicana [yo creo que aquí
quisieron decir la historia de la Misión Mexicana] en 1903 menciona que la
esposa de José fue también fiel al mormonismo, pero su nombre no se menciona en
los registros. Existe la posibilidad que el nombre de la esposa de José fuera
Carmen. Si ese fuera el caso, entonces la mujer bautizada en abril de 1880 fue
la esposa de José y no su hija.
25
James Z. Stewart papers, (Documentos de James Z. Stewart) 26 de abril de 1880,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
26
Richard O. Cowan, “Mexico Receives the Gospel,”(México Recibe el Evangelio) en Unto
Every Nation: (A Todas las Naciones): Gospel Light Reaches Every Land (La
Luz del Evangelio llega a todo lugar) (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003),
241-42.
27 James Z. Stewart papers,
(Documentos de James Z. Stewart), Biblioteca de Historia de la Iglesia; Horace
H. Cummings papers, (Documentos de Horace H. Cummings) 24 de octubre de 1886,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
28 Actas de Defunción de
Nopala, Hidalgo, 1890, #173, Biblioteca de Historia Familiar.
29
Actas de Defunción de Nopala, Hidalgo, 1890, #173, Biblioteca de Historia
Familiar.
30
Horace H. Cummings papers, (Documentos de Horace H. Cummings( 24 de octubre de
1886, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
31
Ibid., 17 de octubre de 1886.
32
Ibid., 24 de octubre de 1886.
33
Ibid.
34
Actas de Defunción de Nopala, Hidalgo, 1890, #173, Biblioteca de Historia
Familiar..
35
Horace H. Cummings papers, (Documentos de Horace H. Cummings), 24 de octubre
de1886, Biblioteca de Historia de la Iglesia; “Cuauhtémoc,” The Encyclopedia
Americana: International Edition (La Enciclopedia Americana: Edición
Internacional) (Danbury, CT: Grollier, 1995), 293.
36 El
Libro de Mormón (1981), página del título.
37
Horace H. Cummings papers, (Documentos de Horace H. Cummings) 24 de octubre de
1886, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
38
Ibid., 29 de noviembre de 1886.
39
Mateo 5:6
40
Horace H. Cummings, Gems From My Journal, (Joyas de mi Diario) ed. L. J.
Cummings (Utah: L. J. Cummings, 1982), 51.
41
Actas de Defunción de Nopala, Hidalgo, 1890, #173, Biblioteca de Historia
Familiar
42
Alonzo L. Taylor papers, (Documentos de Alonzo L. Taylor) 10 de Julio de 1903,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
43
Alonzo L. Taylor papers, (Documentos de Alonzo L. Taylor) 10 de Julio de 1903,
Biblioteca de Historia de la Iglesia
Isaías Juárez
La influencia de pioneros de pueblos en
México a menudo se extendió mas allá de su entor-no familiar. Isaías Juárez,
cuya influencia llegó a ser muy amplia durante muchos años de servicio devoto a
través de México central, fue tal pionero.

El hermano Isaías Juárez hablando durante un mitin político.
conversión no fue fácil porque yo creía que ya
tenía la verdad”, dijo. “Aún discutí con el hno. (Arwell L.) Pierce, quien en
1906 fue un misionero en San Pedro Mártir. Pero even-tualmente sucumbí ante la
veracidad del evangelio.
Mi testimonio de esta verdad fue para mi
como remover un velo de mis ojos”.
Después a menudo
acompañaba a los misioneros a hacer visitas, predicar el evangelio y defender
la fe. No pasó mucho tiempo en que el hermano Juárez fue apartado como presi-dente
de la Rama de San Pedro Mártir. Al irrumpir la guerra civil mexicana en 1910 y
el retiro de los misioneros extranjeros, los Santos de los Últimos Días
mexicanos fueron for-zados para ir adelante en fe y aislamiento. A pesar de
maltrato y encarcelamiento por com-partir activamente sus creencias, el hermano
Juárez continuaba teniendo reuniones de la Iglesia y visitando a los miembros
durante la Revolución, que se prolongó hasta 1917. Sirvió como presidente de
rama hasta 1926.
Debido a la Rebelión
Cristera en 1926 (una revuelta de católicos en contra de políticas
gubernamentales que adversamente les afectaban), el gobierno de nuevo alejó a
todos los clérigos extranjeros de suelo mexicano. Rey L. Pratt, el amado
Presidente de Misión que había sido forzado a salir de México por segunda vez,
apartó a varios líderes de varias ramas y organizó un distrito de misión sobre
el cual miembros nativos presidían en su ausencia. Isaías Juárez estaba entre
los mas promisorios líderes de distrito para los 3,882 miembros de la misión.
Como presidente de
distrito, presidió sobre los miembros en el Distrito Federal y en los es-tados
de Morelos, México, Hidalgo y Puebla. Este nuevo nivel de liderato trajo
estabilidad y confianza a las pequeñas ramas de la Iglesia en México central.,
que estaban dirigidas ya por líderes locales. Disfrutando ahora de dirección
continua y ánimo del presidente Juárez y sus consejeros, las pequeñas ramas
sobrevivieron, algunas aún florecieron.
El presidente Juárez
escribía regularmente a los líderes de la Iglesia, incluyendo al Presi-dente
Pratt, que estaba confinado mayormente en la frontera sur de los Estados Unidos
aunque continuó sirviendo como presidente de misión de México. El presidente
Juárez también se correspondía
frecuentemente con los consejeros del presidente Pratt y con los presidentes de
22 ramas.
El presidente Juárez
era un agricultor. La élite en la altamente rígida sociedad del México de
entonces, le llamaba un campesino, pero Isaías Juárez era mas complejo que el
este-reotipo. Había sido juez de paz en San Pedro Mártir y tesorero municipal,
y juez civil del distrito de Tlalpan. Un organizador nato, también había
servido un término como vicepre-sidente de la municipalidad de Tlalpan. El
hermano Juárez enseñó a sus hijos que para ser un líder del sacerdocio y siervo
del Señor exitoso requiere de humildad, principios y pa-ciencia. “Haz bien
todo” fue su lema. Al aplicar su lema en su vida política, el presidente Juárez
ayudó a mejorar las condiciones de los campesinos. Después de su relevo como presidente
de distrito, fue exiliado a Guatemala por haber desafiado el trato que se daba
a los campesinos de su país. Después, cuando fue políticamente posible, volvió
a México para ayudar a fundar la Confederación Nacional Campesina.
Debido a la pobreza de
sus padres, el hermano Juárez había recibido solo una educación formal
limitada. Aun cuando volvió de su exilio en Guatemala llegó a ser asesor
principal de políticos regionales y nacionales, incluyendo dos hombres que
después llegaron a ser presidentes de México. Su influencia le permitió ayudar
a prevenir la confiscación y na-cionalización de algunas tierras en Colonia
Juárez, donde los santos se habían establecido en la década de 1880. Por virtud
de su reputación, facilitó una decisión del gobierno que per-mitió a los SUD
del norte de Chihuahua llegar a ser ciudadanos de México y por lo tanto
proteger sus tierras.
El hermano Juárez
detuvo a los enemigos de la Iglesia -apóstatas y políticos por igual- y el
resistió a las tentaciones para abandonar sus principios. Por un periodo de
tiempo durante y siguiendo a su exilio en Guatemala, el hermano Juárez llegó a
estar desanimado y en alguna forma separado de las autoridades de la Iglesia en
México. Pero su fe permaneció intacta, y
después de su regreso fue nombrado miembro del consejo asesor de la
Misión.
El 3 de diciembre de
1961, el Élder Marion G. Romney del Quórum de los Doce Apóstoles ordenó al
hermano Juárez como el primer obispo del Barrio San Pedro Mártir. El nuevo
obispo tenía una meta no cumplida: realizar obra vicaria en el templo por sus
antepasados. A pesar de su lucha con la diabetes, el her-mano Juárez logró
aquella última meta, falle-ciendo después en 1967.
“Sirvió en la Iglesia
hasta que ya no pudo caminar” dijo su hijo Domingo. Isaías Juárez, un hombre de
la tierra, se levantó sobre tiempos turbulentos y encontró paz y gozo como un
pionero de las verdades del evangelio de Jesucristo.( F. LaMond Tullis, “Los Primeros: Mexico’s Pioneer
Saints,” (Ensign, Jul 1997, 47)
Trinidad Hernández
Uno de los primeros
pueblos del México central de recibir el evangelio fue un asentamiento aislado
del estado de Hidalgo llamado Santiago. Hoy, los santos de Santiago se reúnen
en una capilla construida en una parcela de dos y me-dio acres, el legado de un
pionero que muchos todavía recuerdan.

Al crecer la rama de
Santiago, así también se hizo presente la necesidad de una capilla. Para
satisfacer esta demanda, el hermano Hernández compró y donó la tierra como un
sitio para la capilla. También pro-porcionó ladrillo, roca de lava, y otros
materiales de construcción, donó fondos para la compra de mobilia-rio para la
capilla y se reunió con otros santos para edificar la capilla. El Presidente
Rey L. Pratt, después del Primer Consejo de los Setenta, llamó a la capilla, en
la cual cinco generaciones de sud han adorado, “un crédito a la fe de un
pueblo”.
El hermano Hernández no
sólo ayudó a edificar la ca-pilla, fortaleció los testimonios de aquellos que
adora-ban en ella. Por precepto y por ejemplo, enseñó a tras generaciones de
santos de Santiago la importancia del servicio. “Servir al Señor”, recordaba a
su familia, “significa bendecir las vidas de otros”. Su ejemplo fortaleció a
los miembros y atrajo a investigadores.
A menudo el hermano
Hernández y su familia se en-contraban embelleciendo los terrenos de la capilla
o ayudando a miembros que enfrentaban dificultades económicas. Se aseguró que
sus hijos recibieran una educación, y animó a o-tras familias -ayudando a
algunos con fondos y uniformes- a progresar académicamente.
Como un líder de
distrito, el hermano Hernández ayudó a propagar el evangelio al organ-izar
actividades misionales, durante tiempos difíciles que sacaron a los misioneros
extran-jeros de trabajar en México. Viajó, predicó y animó, perdiéndose él
mismo en el servicio a otros.
En 1975, el hermano
Hernández, a los 96 años de edad, tenía 45 nietos y 55 tataranietos. Muchos han
venido a ser líderes en la Iglesia y en la comunidad. Como cientos de otros
hijos de los Santos de los Últimos Días, muchos de los descendientes de
Trinidad Hernán-dez dejaron a Santiago en búsqueda de mejores oportunidades.
Pero lo dejaron con una
fe profunda, nutrida por un pionero cuyo ejemplo de sacrificio y dedicación
dejó una norma para las generaciones futuras que vinieron después.
En los últimos años de
su vida, el hermano Hernández llamó a muchos de sus numerosos descendientes y
declaró: “Todo lo que somos, todo lo que hemos llegado a ser, se lo de-bemos al
Evangelio, a sus enseñanzas y a nuestra fidelidad a ellas. Los desafíos -y ha
ha-bido muchos-- no son nada comparados con las bendiciones. Y aún si no
hubiéramos reci-bidos todas las bendiciones que han sido nuestras, no obstante
estaríamos justificados de llamarnos bendecidos -bendecidos de saber la
verdad y nuestro lugar en las eternidades. Nunca olviden esto. Nunca violen la
confianza que nos ha traído adonde estamos”.
Trinidad Hernández
llevó una vida sencilla en un pequeño pueblo rural, pero cuando fa-lleció, dejó
a numerosos descendientes dedicados a mejorarse a sí mismos por medio de vivir
el evangelio. Habiendo moldeado las vidas de muchos por el espacio de cuatro
gene-raciones, el hermano Hernández dejó un legado que alcanza a las
eternidades. (F.
LaMond Tullis, “Los Primeros:
Mexico’s Pioneer Saints,” Ensign,
Jul 1997, 47)
Rafael
y Jesucita Monroy

Los conflictos entre los zapatistas y los
constitu-cionalistas -aquellos alineados con Venustiano Carranza en el norte-
atraparon a muchos en el medio, incluyendo a los sud. San Marcos, Hidal-go,
vino a ser un campo de duelo al alternarse en el control del pueblo las
facciones en pugna, mientras buscaban vengarse de sus enemigos, reales o
imaginarios. En medio de la violencia, aspectos personales, políticos y
religiosos se interconectaban a menudo.
(página
anterior) Rafael Monroy aparece en esta fotografía de 1913con su
esposa Guadalupe Hernández y su hija
María Concepción
En 1912 los misioneros
de tiempo completo de la ciudad de México regresaron a San Marcos en búsqueda
de Jesús Sánchez, un miembro que ha-bía sido bautizado en 1881 y había permanecido
fiel durante las largas ausencias de los misioneros. Al buscar al hermano
Sánchez, los misioneros se detuvieron en una ienda propiedad de Jesús Mera de
Monroy, conocida como “Jesucita”. La familia Monroy era generalmente bien
respetada, especialmente el hijo mayor, Rafael.
Los misioneros
preguntaron la dirección del hogar
del hermano Sánchez.
Rafael conocía al hermano Sánchez y condujo a los misioneros a su hogar.
Después de ayudar a los misioneros, en Rafael se despertó la curiosidad acerca
de ellos e interrogó a Jesús Sánchez con respecto a su mensaje. Después con
alegría los acom-paño al continuar visitando al hermano Sánchez. Eventualmente
la familia Monroy llegó a estar interesada en la Iglesia.
En mayo de 1913, cuando
el viaje de día era todavía seguro en algunas partes del centro de México, la
familia Monroy asistió a una conferencia de la Misión en San Pedro Mártir. El
Presidente Rey L. Pratt, impresionado con la familia Monroy, los invitó a la
casa de misión y sostuvo con ellos una larga conversación acerca del evangelio.
Dos semanas después, el presidente Pratt, acompañado de su asistente, W. Ernest
Young, fue a San Marcos, donde el élder Young bautizó a la familia Monroy
completa.
Entonces vino la
persecución. Los Monroy fueron acusados de haber abandonado la fe de sus
padres, de alternar con extranjeros, y de vender comida envenenada en su
tienda. Aún los líderes religiosos locales los ridiculizaron. Algunos del
pueblo empezaron a pintar le-treros en los muros de su hogar, mientras otros
boicotearon su tienda. A pesar de estas prue-bas, la familia se mantuvo firme
con un compromiso incrementado hacia la Iglesia.
Rafael había sido
miembro por sólo tres meses cuando la Revolución forzó la evacuación de todos
los misioneros americanos de México. Antes de partir del país, el presidente
Pratt ordenó al hermano Monroy al sacerdocio de Melquisedec y lo apartó como
presidente de la Rama de San Marcos. Por dos años el presidente Monroy guió al
rebaño en San Marcos, teniendo reuniones dominicales cuando era posible,
visitando a los miembros, y escribiendo al presidente Pratt por consejo
concerniente a la doctrina y procedimientos de la Iglesia.
El presidente Monroy
aún compró terrenos en San Marcos para un uso posible por coloni-zadores sud
del norte, cuyos hogares habían sido asolados por los militares federales y re-volucionarios.
Cuando los zapatistas llegaron a San Marcos en 1915, trajeron consigo su
desconfianza por los extranjeros. La familia Monroy pronto vino a ser un blanco
natural. Algunos pobladores predispusieron a los zapatistas en contra de los
Monroy, acusando a la familia de tener un depósito de armas, rechazar los
valores de México por aceptar una fe extranjera y de alimentas a los
constitucionalistas.
Debido a que los Monroy
poseían una tienda, no habían tenido otra alternativa que acceder a las
demandas de los constitucionalistas de comida y víveres durante su previa
ocuapción de pueblo. “fue una vida muy triste para nosotros”, escribió la
hermana Jesucita Monroy al Presidente Pratt, “debido a que frecuentemente nos
vimos obligados a presenciar batallas, pasando ^sin serlo” como zapatistas en
una ocasión y como constitucionalistas en la otra”.
Los zapatistas eventualmente arrestaron al
presidente Monroy y a sus tres hermanas por asociarse con los norteamericanos y
pos sospechas de estas aliados con los constituciona-listas. Los zapatistas
también arrestaron a Vicente Morales, quien se había casado dentro de la
familia Monroy y servido con Rafael en la presidencia de la Rama de San Marcos.
Actuando con reportes erróneos de que la
familia Monroy estaba escondiendo armas y mu-niciones, los zapatistas saquearon
la tienda. No encontrando armas, demandaron que los hombres “rindieran sus
armas”. Los hermanos Monroy y Morales fueron maltratados des-pués de que se
presentaron sus Escrituras en respuesta. Después se les dijo que sus vidas les
serían perdonadas si renunciaban a su fe. “Mi religión vale mas para mí que mi
propia vida, y no puedo renunciar a ella”, expresó el hermano Monroy. Cuando se
rehusaron, fueron ejecutados. Un autor escribió de la pérdida de la familia:
“Había llovido casi toda la noche, y el aire estaba limpio. Jesucita Monroy no había dormido y estaba temprano en
la calle, rogando a los oficiales del ejército zapatista. Su súplica temprano
en la mañana tuvo éxito, y los zapatistas liberaron a sus tres hijas de la
custodia armada. Después de llevar dos de sus hijas a su casa, Jesucita y su
hija mayor, Guadalupe, fue al lugar donde se habían lleva-do a cabo las dos ejecuciones la
noche anterior. Apesadumbradas con emoción y dolor, estas dos mujeres
comenzaron la tarea de mover los cuerpos de su hijo y hermano, Rafael, y de su
sobrino político y primo político, Vicente Morales, para prepararlos para el
funeral y sepelio.
Víctimas de la brutalidad de la guerra civil
en México, estos dos hombres habían perdido sus vidas por la violencia que
ellos habían deplorado. Para muchos miembros de la familia y muchos amigos,
Rafael y Vicente vinieron a ser
ejemplos de fe y dedicación a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días. (F.
LaMond Tullis, “Los Primeros:
Mexico’s Pioneer Saints,” Ensign,
Jul 1997, 47)
Rafael
Monroy Mera > El
Diario de W. Ernest Young
> Tomado de Linaje Monroy en el Estado
de Hidalgo, Mexico
Referencias del Diario de Ernest Young
Transcripción de TODAS
(17) las referencias sobre Rafael Monroy y/o su fa-milia que están
escritas en el diario de Walter Ernest Young:
1) Como conoció a la familia Monroy, página 81 y
82
VIAJE AL ESTADO DE HIDALGO
Del 8 al 14 de Noviembre (1912). el élder
Seth E. Sirrine y yo salimos pa-ra Nopala, Hidalgo, 81 millas al norte de la
ciudad de Mexico, viajando por las vías del ferrocarril Central Mexicano.
Hicimos un folleteo y nos hospeda-mos en un lugar propiedad de una señora
española.
El dia 9 caminamos 6 millas hacia el noroeste
rumbo a San Sebastian para visitar un miembro antiguo, Jose M. Yañez, quien
habia sido bautizado en la década de 1880 por los primeros Elderes en la
Mision. El fue muy hos-pitalario y nos trato muy bien, pero a traves de
tantos años a la deriva se volvió ateo. El fue un veterano de la guerra
contra la invasión francesa y vio la ejecución de Maximiliano.
El nos compartió de muchos eventos graciosos y
serios de esa guerra. Yo preferí derrotar sus argumentos diciendo que El
debía creer solamente en lo que pudo ver por si mismo. Usando este
razonamiento Yo rechazé creer en las muchas historias de su carrera militar.
Pero terminamos amablemente cuando le dije que yo creía sus declaraciones y
le dije que él debería creer en los testigos y testimonios de nuestros
líderes con relación a la verdad de la revelación.
El dia 11 regresamos a Nopala, dondes
estuvimos brevemente, entonces caminamos a Maravillas, donde con mucha dificultad
encontramos un lugar para dormir en un almacén.
Noviembre 12, nos levantamos a las 5 AM, dejamos
el libro "Voz de Amo-nestación" para pagar la cama entonces tomamos
el tren a Tula Hidalgo, donde pernoctamos. Fuimos tratados muy bien aqui y nos
hospedamos en un hotel barato por 50 centavos. La piedra caliza forma una
cuenca como un valle que está rodeado por peras silvestres y plantas de
maguey.
El dia 13 tomamos un chocolate y entonces
caminamos a La Tolteca don-de visitamos al fabrica de cemento, cuyos dueños
son americanos. De aquí caminamos a San Marcos, un pueblo que fue visitado
por los primeros mi-sioneros, incluido Helaman Pratt en la decada de 1880.
Solamente quedaba uno de los miembros originales, Jesus Sanchez quien nos
dio la bienvenida
|
Noviembre
14 (1912) , aun en San Marcos donde el hermano Sanchez nos divirtió en su
casa. Yo tambien lo divertí tocando la mandolina y el violin.
Visitamos el pueblo y tuvimos una larga
charla con el gerente de la fabrica de cemento, un americano que era
principalmente ateo, pero nos trató bien. Hablamos con una agradable dama en la
tienda que despues supimos era Natalia Monroy Mcvay (McVey) quien estaba casada
con un americano. Ella después se convirtió en una miembro de la Iglesia.
Entonces
tomamos el tren a la ciudad de Mexico, llegando a las 8 PM. Después de la Cena
con la hermana Pratt nos juntamos con los élderes Parley Fenn y Joseph Elton y
salimos para Tlalpan y leimos nuestras cartas y fuimos a la cama a medianoche.
Este fue un memorable viaje en Hidalgo
2) Otras visitas, páginas 86 y 87
Desde Enero 28 al 31 (1913), Yo fuí a
Hidalgo con el hermano Eliseo Ji-menez, hijo de Dimus Jimenez. Visitamos San
Marcos, San Miguel y Tula folleteando de casa por casa y visitando a la
familia Monroy y otros amigos. Visitamos la antigua ciudad de Tula, una gran
fortaleza de la antigua cultura Tolteca, que vivieron en el 600 D.C.
Encontramos personas muy interesantes quienes libremente nos dieron de su
comida y lugar para dormir.
El 11 (Enero 1913)
visitamos a Lionel Yañez, hijo del hermano Yañez en San Sebastian, donde le
cantamos y predicamos. Salimos de Nopala el 12, to-mando el tren a la Tolteca,
y de ahi a San Marcos donde visitamos a la familia Monroy y pasamos la noche
con el unico miembro, Jesus Sanchez, quien estaba muy molesto por (las
noticias) de la batalla en la ciudad de Mexico.
3) Muerte y funeral del
Hermano Jesús Sánchez, páginas 90 y 91
El
29 de Marzo el élder Willard Huish y yo salimos de la ciudad de México para el
Estado de Hidalgo. Teníamos noticias de la enfermedad del hermano Jesús Sánchez
en San Marcos. Parece que el estaba muy molesto con la re-ciente batalla en
México y la triste muerte del Presidente Francisco I. Madero. El era el único
miembro de la Iglesia en San Marcos, habiendo sido bautizado el 5 de Julio de
1881 por August Wilkin (Wilcken). Llegamos bastante tempra-no en la mañana y
fuimos primero a la tienda del Señor R. V. Mcvay, compramos una pequeña botella
de aceite de olivo, y lo consagramos en una arboleda cercana. Esperábamos
administrar al hermano Sánchez pero el había muerto a las 11 AM, cerca de la
hora de nuestra llegada al pueblo.
Regresamos
a San Miguel donde nos dieron un lugar para dormir en casa del Señor R.V. McVay
y su esposa Natalia. Ella es la hija de Jesus Mera de Monroy.

Quizás el espíritu de los primeros élderes que estu-vieron en San
Marcos en la década de 1880 estaba con nosotros. Este fue un dia decisivo en
San Marcos. Mamá Jesús Mera de Monroy se acercó a nosotros al término del
servicio, y tomando nuestras manos dijo que quería conocer más y nos invitó a
su hogar lo cual alegremente aceptamos. Nos dieron una buena comida en su casa
y estuvimos durante la tarde explicando el evangelio.
Sus hijas Jovita y Guadalupe y otros
estuvieron presentes. En la noche su ú-nico hijo Rafael llego a casa, y cusamos
el tiempo hasta las 11 PM constestando sus muchas preguntas y compartimos
nuestro testimonio de la veracidad de la Iglesia restaurada. Este es el punto
de no retorno para tener bautismos, como seria corroborrado por los eventos
futuros.
31 de Marzo de 1913, visitamos la familia Sanchez en San Marcos, y los
encontramos muy confortados. Entonces tocamos puertas de casa en casa
y vendimos algunos libros, visitamos la fabrica de cemento y por la tarde re-gresamos
al hogar de la familia Monroy, donde cantamos himnos y estudiamos el evangelio.
El 1ero de Abril visitamos Tula y tocamos puertas varias horas, Visitamos las
famosas ruinasTolteca en la antigua Tula, el Elder Huish estaba muy
contento de ver esa maravilla. El 2 de Abril usamos la mayoria del dia con
el Señor R.V. McVay y amigos y en la tarde tomamos el tren para la ciudad de
Mexico
4) Bautismo de Rafael, Jovita y Guadalupe
Monroy, páginas 98 y 99
10 de Junio (1913), nos levantamos temprano y fuimos al "cerro del
Teso-ro", la antigua ciudad de los toltecas, donde invertimos 2
horas viendo las famosas ruinas. Después del desayuno en el hotel
caminamos a San Marcos, donde fuimos recibidos muy amablemente por la familia
Monroy. Pasamos el día en calma escuchando los pajaros y el canto de los niños.
Visitamos a nues-tro amigo americano, El Señor Longworth, quien esta a
cargo de la fabrica de cemento, y el nos mostró la planta. Por la tarde
sostuvimos una agradable reunión con 17 asistentes, incluyendo al yerno de la
hermana Monroy, el Señor M.R. McVay, el esposo de Natalia. Yo hablé del
bautismo y el presidente Pratt habló de la Trinidad y de los primeros
principios del evangelio.
UN
BAUTISMO FELIZ DE LOS MONROY, JUNIO 11 de 1913.

Fué muy
interesante como bautizé a Rafael, siendo El un hombre de 95 kilos, pero yo lo
metí en el agua hasta sus hombros, y lo sumergí tan rápidamente que El no
tuvo tiempo para preocuparse por respirar. El Presidente Pratt estaba sonriendo
por la rápida inmersión, cuando voltee a verlo mientras el servia como testigo
desde los bancos del río. Los confirmamos en la arboleda, y el presidente Pratt
tomó la foto
Bautismo en San Marcos, Hidalgo. W. Ernest Young bautizó
a Rafael Monroy y sus hermanas Jovita y Guadalupe Monroy, Junio 11 de 1913,
Foto en el diario de W. Ernest Young, pagina 685. Empezando por la izquierda
enfrente: Rafael Monroy (35) , Jovita Monroy (29), Guadalupe Monroy (27).
Detrás enmedio de las hermanas el Elder Ernest Young (25).
Es interesante notar que ellos
mencionaron de volver al agua para ser bau-tizados por sus antepasados
fallecidos teniendo el deseo de hacer la obra vi-caria, pero les dijimos que
eso solo se podía hacer en el templo del Señor.
Entonces regresamos a la casa de los
Monroy donde nos sirvieron una comi-da muy rica. Después de llenar los
Certificados de Bautismo fuimos a San Miguel con el hermano Rafael Monroy,
donde tuvimos una rica comida con Na-talia McVay, esposa del Señor M.R. McVay.
Ellos poseen una tienda allí, y el Señor McVay estaba ocupado
descargando maíz. Tomamos el tren de las 6 PM para la ciudad de Mexico,
llegando a las 8 PM.
5) Visita de los Monroy a Mexico, página 100
18 de Junio (1913)
usamos el día en estudio y después con los élderes Huish y Sirrine fuimos a San
Pedro y tuvimos una reunión de la Sociedad de Socorro y una buena reunión por
la noche. Regresamos de San Pedro con la lluvia enci-ma por un sendero rocoso.
a veces fué difícil decidirnos que deberíamos hacer. La guerra nos impide
visitar muchos lugares.
El día 19 llevé 3
trajes a la ciudad de México para la hermana Pratt, y mientras estábamos ahí,
las hermanas Monroy, nuestras recientes conversos en San Marcos, nos visitaron.
6) El 4 de Julio en la Ciudad de México, página
101
Los cinco élderes - Carlos England, Seth Sirrine,
Willard Huish, Joseph Elton y yo, salimos de Tlalpan para la casa de Misión.
Nos encontramos con el Presi-dente Pratt, su familia y la familia Monroy de San
Marcos. Fuimos al Tivoli de Eliseo donde hubo un circo y una arena de tiro.
Llovió la mayor parte del día, y el programa fue bastante lento debido a la
pobre relacion entre los Estados Unidos y Mexico. Pocos americanos asistieron,
a diferencia de otros años. El Baile de 5 a 7 PM fué alterado por borrachos,
pero encontramos unas lindas muchachas para bailar. En la casa de Misión
tuvimos una buena comida y con la visita de los Monroy, cantamos y disfrutamos
la noche. El señor M.R. McVay vino con la familia Monroy. Los élderes England,
Sirrine y Huish salieron para Tlalpan, pero el elder Elton y yo nos quedamos ya
que saldríamos para Ozum-ba.
7) Muerte de Ida, página 106
21
de Julio (1913) Yo he estado llorando debido a la muerte de mi hermana Ida, y
demasiado ocupado para tomarme el día de preparación. El Presidente Pratt y su
familia han estado en San Marcos, Hidalgo, visitando por unos días a la familia
Monroy. La guerra se ha vuelto violenta en todas direcciones. Las vías del tren
han sido interrumpidas, excepto la vía a Vera Cruz. Los periódicos cuentan muy
pocas noticias. Por lo pronto no podemos decir quien ganara en esta revolución,
la cual parece esta creciendo mas fuerte.
8) Una visita placentera en San Marcos, página
107
El domingo 27 de Julio (1913) fue
un dia grato en San Marcos, Hidalgo. El Presidente Pratt me pidió reunirme con
su familia ahí, debido a las tristes no-ticias de la muerte de mi hermana Ida y
yo fuera consolado. Mamá Monroy ciertamente nos dió una regia bienvenida. Que
maravillosas vacaciones para los niños Pratt, despues de estar viviendo en el
3er piso de la casa de Mision con muy poca luz del sol. Pasamos un dia grato
visitando y tocando musica.
El 28 de Julio el Presidente Pratt bautizó la
esposa de Rafael Monroy, Guadalupe (Hernandez). Ahora tenemos 7 miembros en San
Marcos. Fué mi privilegio confirmar a la esposa de Rafael en la casa de los
Monroy. Después todos fuimos a la casa del Señor M.R. McVay, esposo de Natalia,
la hija de la hermana Monroy. Después de un grato dia regresamos a San Marcos
en la noche.

Ese día, 28 de Julio 1913, también se bautizó Maria de Jesus Mera
Perez de Monroy, la mama de Rafael, y Bernabé Parra Gutierrez, un trabajador
del rancho de Rafael. Foto en el diario de W. Ernest Young, pagina 685.
De izquierda a derecha (atras): Guadalupe Hernandez, Isauro Monroy, Rafael
Monroy, Jovita Monroy, Rey L. Pratt, Guadalupe Monroy, Bernabé Parra Gutiérrez.
(enfrente): Maria de Jesus Mera Perez de Monroy, Carlota Monroy, Eulalia Mera
El 29 de Julio fué un dia para una
barbacoa en el rancho de Rafael Monroy (El Gordo). Hicimos columpios para los
niños y jugamos juegos. Pero la comi-da! Yo nunca me había saboreado mas que
nunca como en esta vez, teniendo tanta hambre. Comimos el mejor mole y
barbacoa. Después de este tiempo de gozo, el presidente Pratt y su familia
fueron a San Marcos, pero yo tomé el tren para la ciudad de México, donde me
junté con élder Joseph Elton en la ca-sa de Mision.
9) Conferencia en Toluca, página 110
CAPITULO 10
ACTIVIDADES FINALES
Y SALIDA DE LOS MISIONEROS DE MEXICO
9 de Agosto nos
levantamos a las 4 AM y salimos a la ciudad de Mexico, donde comimos un lonche
en la casa de Mision. Nos encontramos con nuestros nue-vos miembors de San
Marcos, quienes fueron con nosotros para asistir a la conferencia de Toluca:
Rafael Monroy y sus trabajadores Isauro y Bernabe Parra. Todos tomamos el tren
y llegamos a las 10:30 AM. Los elderes Manuel C. Naegle, Joseph V. Elton y
Joseph Rudd estaban listos para la conferencia. Pero el élder Rudd estaba
enfermo de malaria lo cual nos puso tristes. A me-diodía recibimos noticias del
hermano Dimus Jimenez, incluyendo una carta que fue escrita por nuestros
enemigos en San Vicente. Ellos dibujaron una fea daga en una de las hojas y
amenazaron nuestras vidas, si no parábamos de proselitar y tener reuniones en
esa área.
10) Ultimo Día en Mexico, página 115
El Exodo, Ultimo dia en la Misión
El 29 de Agosto de
1913 es un dia muy ocupado. Algunos de los Elderes estan empacando y moviendo
los muebles de la misión. EL Presidente Rey L. Pratt y yo estamos serenos con
los asuntos y enviando cartas a los Presidentes de Rama, diciéndoles de nuestra
partida para Vera Cruz. Escribí 16 cartas a má-quina. Los muebles de la misión
han sido llevados a la casa del hermano Amando Pérez para almacenarse. El vive
cerca de la estación de San Lázaro, Calle del Rosario # 20. Nosotros estuvimos
rentando 2 cuartos en Tlalpan en Hidalgo # 8 hasta Septiembre, después de esa
fecha nuestras cosas serán llevadas a San Pedro.
Fuimos sorprendidos por nuestro querido hermano
Rafael Monroy de San Marcos, Hidalgo, quien vino a decirnos adiós. El es
un buen prójimo y tiene el espíritu del evangelio. El vino justo a tiempo.
A pesar de que El
tenía solamente una corta experiencia en la Iglesia, el Presi-dente Pratt pensó
ser sabio ordenarlo un Elder, de tal forma que El podría bau-tizar y hacerse
cargo de la pequeña Rama de San Marcos, Tula, Hidalgo. El a-ceptó este
llamamiento, yo le dí mi himnario y otros articulos para su soporte. Escribí
una carta a Tomasa Lozada en Ataultla pidiendole que guardara el di-nero en
efectivo y los registros de la Sociedad de Socorro. Estamos con una gran prisa
que todo parece un sueño.
Yo hubiera deseado visitar a todos los miembros de
la misión antes de partir.
Dejamos la ciudad de Mexico en la noche del 29 de
Agosto (1913) a las 8:15 PM en nuestro viaje hacia la costa en Vera Cruz. La
Hermana Pratt estaba bas-tante enferma con todo lo que hizo y nos preocupamos
por ella.
11) El Asesinato de Rafael Monroy, página 120 y
121
(despues
de la misión) ...Yo escribia a veces al Presidente Pratt. El me in-formaba de
su correspondencia con los miembros mexicanos y alrededor de la ciudad de
México. Las comunicaciones fueron rotas muchas veces, pero él es-cuchaba de
ellos de vez en cuando.........Los presidentes de Rama locales continuaban
fieles y dirigían sus deberes tan bien como podíamos esperar. Grandes sufrimientos
tuvieron los miembros y eventos tristes fueron repor-tados. Pueblos fueron
quemados y las revanchas salvajes fueron llevadas entre los actores políticos
del conflicto.
Una
tragedia sucedió en San Marcos, Hidalgo, en Julio de 1915 cuando re-beldes
asesinaron al hermano Rafael Monroy y Vicente Morales por no haber negado de su
religión. Los vecinos católicos dijeron que eso sería el fin de los mormones en
San Marcos, pero Mamá Jesucita M. de Monroy escribió la mas fiel carta que una
madre pudo enviar al Presidente Pratt diciendo : "Nuestra aflicción ha
sido muy dolorosa, pero nuestra Fé es fuerte y nunca negaremos esta
religión". Otros miembros sufrieron por sus hijos y esposos que fueron
obligados a enlistarse en un ejercito o otro, pero la fé firme de esos miembors
no falló.
12) La Obra Vicaria por Rafael y Vicente, página
150
INVESTIDURAS POR
RAFAEL MONROY Y VICENTE MORALES
No debo olvidarme de un especial trabajo en el
Templo. Mientras estaba en Provo (Julio 1920) yo pensé casi cada día y soñe por
las noches a Rafael Mon-roy. Yo lo bautizé en Junio de 1913 en San Marcos,
Hidalgo, Mexico. En 1915 El dió su vida como un mártir por su testimonio,
siendo fusilado por Zapatistas. Yo le dije al hermano Mecham que yo debería
hacer algo por El. El templo de Salt lake estaba cerrado y fuí al templo de
Logan e hice las investiduras por El y Vicente Morales quién murió con él. Ya
no he sido preocupado ni he tenido mas sueños por ellos. También hice los
preparativos para la obra del padre de Rafael. Mi fé fué fortalecida por la
Obra vicaria y asi es de ahora en adelante.
13)
Conferencia Lamanita en Mesa, página 564 y 565
En Octubre de 1959 nosotros invitamos
al hermano Eduardo Balderas y su esposa para ir juntos a la Conferencia
Lamanita en Mesa. Tomamos turnos para manejar nuestro carro Dodge, salimos a
medianoche y llegamos a la si-guiente mañana. ........ Cerca de 1000 miembros
lamanitas vinieron de la Mi-sion Americana español con el Presidente Ralph
Brown, otros de la Mision Me-xicana del Norte con Ivins Bentley como
presidente, y de la Mision Mexicana con el presidente Harvey Taylor. El
Presidente Arwell L. Pierce asistio. El pre-sidente Spencer W. Kimball de los
Doce presidió y el presidente Lucian M. Mechan dirigió. Cecile y Yo asistimos a
una de las sesiones en español, y fuí llamado para discursar en el devocional
de la asamblea. .............El apóstol Kimbal me pidió hablar en la
conferencia y recordé las promesas en el Libro de Mormon concerniente a los
gentiles y los lamanitas, que ellos podrían gozar de las mismas bendiciones por
la obediencia. Hablé de mi experiencia en la Misión Mexicana con el Presidente
Rey L. Pratt durante la revolución en la ciudad de México............Me junté
con miembros mexicanos que yo conocí hace 40 años, la hermana Guadalupe Monroy
de San Marcos y otros, lo cual fué un gran gozo..........
14) Llamada del Elder Spencer W. Kimball, página
649 y 650
El
jueves 24 de Agosto (1972) el Elder Spencer W. Kimball me llamó por telefono
desde Salt Lake City, pidiendome que le relatara el bautismo de Rafael Monroy y
su martirio en San Marcos, Hidalgo. Yo tomé 10 minutos en contarle la historia
que incluye los dos eventos. En la primavera de 1913 Elder Willar Huish y yo
fuimos a San Marcos, Hidalgo a visitar al unico miembro de la Iglesias en el
pueblo, Jesus Sanchez.
El
había estado enfermo y murió en el tiempo de nuestra llegada. El si-guiente día
tuvimos su funeral, al cual asistieron muchos. El Señor nos bendijo ese día, y
al finalizar el funeral, la Señora Jesucita M. de Monroy nos invitó a su casa.
Toda la tarde y hasta la medianoche estuvimos predicando a la familia Monroy.
Su hijo Rafael llego durante la noche. La conversión llegó 3 meses después
cuando Yo bautizé a Rafael y sus dos hermanas Jovita y Guadalupe el 11 de Junio
de 1913.
El
29 de Agosto tuvimos que salir de Mexico, Rafael vino a la ciudad de Me-xico y
el Presidente Rey. L. Pratt lo ordenó un Elder y le dijo que presidiera sobre
la pequeña Rama de San Marcos. Dos años después durante la rabiosa revolución,
los zapatistas llegaron al pueblo de San Marcos y el 17 de Julio de 1915,
Rafael enfrentó su martirio en manos de los zapatistas cuando el rehusó negar
su testimonio.
15) Revisión de la Historia de San Marcos,
página 657 y 658
Durante la semana del
18 al 24 de Enero de 1973, Yo leí la historia de la Rama de San Marcos,
Hidalgo, Mexico. Escrito por la señorita Guadalupe Monroy. Ella escribió en
detalle los eventos desde 1913 hasta 1934 entonces en una breve narración en un
apéndice, ella escribió hasta 1962. Esto fué muy interesante para mí, ya que yo
conocí muchas de las personas que tomaron parte en el inicio de la historia de
la Rama. La señorita Monroy cuenta de las persecucio-nes que ellos sufrieron
después de haberse unido a la Iglesia en 1913. Es muy triste la historia cuando
ella da los detalles de la muerte de su hermano Rafael Monroy y de su compañero
Vicente Morales. Fuí grandemente impresionado por la fortaleza, fé y
resignación de Mamá Jesucita M. de Monroy. En todo lo que ella sufrió, nunca
falló en su fé, y fué su gran liderazgo lo que realmente sostuvo la pequeña
rama unida.
Incluso
con la cruel muerte Rafael, ella estuvo firme en su Fé, y escribió esto mismo
al Presidente Rey. L. Pratt en 1915. Rafael y Vicente son verdaderos mártires.
Rafael no negó su fé. Mamá Monroy fué una verdadera santa.
Fué
muy satisfactorio para mí que la señorita Monroy me dió algun honor,
diciendo que yo fuí el primer elder en visitar su hogar siendo invitado
por su madre después del funeral de un miembro antiguo, Jesus Sanchez, y
también que yo les compartí el primer mensaje del evangelio restaurado. A lo
mejor ella enfatizó demasiado diciendo que yo fuí humilde y prudente con la
apariencia de un angel!. Estoy muy agradecido que yo tuve el glorioso
privilegio de bautizar a Rafael Monroy y sus dos hermanas Jovita y Guadalupe el
11 de Junio de 1913.
Esta
historia me la prestó el profesor H. Kay Moon de la Universidad de Brigham
Young.
16) Apendice I. EL BAUTISMO Y MARTIRIO DE RAFAEL
MONROY, páginas 669 y 670
En
algunas publicaciones ha sido publicado el martirio de Rafael Monroy,
incluyendo un libro, pero el detalle de su bautismo no ha sido informado. En la
conferencia de Estaca en Colonia Juarez aproximadamente en 1921, el Pre-sidente
Rey L. Pratt mencionó que yo bautizé al hermano Monroy. Ya que fue mi bendición
y glorioso privilegio bautizarlo, ahora informo el evento en deta-lle.
Durante los primero años de la Misión Mexicana, de
1879 a 1889, conversos fueron bautizados en San Marcos, un pueblo a 45 millas
al norte de la ciudad de Mexico. En el año de 1881, Elder August Wilcken
bautizó a Jesus Sanchez. Así fué que el aun vivía en San Marcos en 1913. El
había sido visitado de tiem-po en tiempo durante los años intermedios (1889 -
1901) pero el proselitismo no habia sido efectuado hasat 1913. Nosotros oímos
de su enfermedad y el 29 de Marzo, Elder Willard Huish y Yo arribamos a San
Marcos para verlo. Fué una rara coincidencia que el murió en la misma hora que
llegamos. La gente decía que El no era católico ni tampoco protestante,
Nosotros le dijimos a la familia que El era Mormon y pedimos el privilegio de
efectuar su funeral el 30 de Mar-zo. Solo estuvieron pocas personas en el
cuarto, pero en el patio había muchos visitantes. El Señor nos bendijo en esa
ocasión y sentimos su espíritu. Después del servicio la Señora Jesus Mera de
Monroy nos saludó y nos pidió que fuera-mos a su casa para escuchar más de
nuestra religión. Usamos esa tarde y por la noche llegó su hijo Rafael de su
trabajo y continuamos hasta las 11 PM. Ellos estaban ansiosamente interesados.
Durante intervalos los elderes visitamos a la
familia Monroy desde Marzo hasta Junio. El 11 de Junio de 1913, acompañe al
presidente Rey L. Pratt a San Marcos, y fué mi privilegio bautizar a Rafael y
sus dos hermanas Jovita y Guadalupe. Fué en un lugar hermoso, cubierto por la
sombra de un gran ahue-huete ( nombre azteca para un arbol ciprés) El agua
estaba clara y ambos el hermano Monroy y Yo estuvimos preocupados por sus 95
kilos de peso, pero yo lo llevé dentro del agua hasta que el nivel llego a
nuestros hombros y fué un bautismo perfecto. Ellos fueron confirmados en el
río.
La revolución en Mexico se volvió peor y el
Presidente Joseph F. Smith mando un telegrama al Presidente Pratt para seguir
las intrucciones del departamento de Estado de los Estados Unidos. William
Jenning Bryan, secretario de estado, ordenaba a todos los americanos a salir de
Mexico
El 29 de Agosto de
1913, todos los élderes fuimos a la ciudad de Mexico y em-pacamos todos los
muebles de la misión y fueron almacenados en la casa de Amando Pérez. El
hermano Rafael Monroy vino a la ciudad a decirnos adiós. El Presidente Pratt lo
ordenó Elder y le dió instrucciones para que tuviera cuidado de la nueva Rama
de San Marcos. Todos nosotros salimos por tren para Vera-cruz y tomamos un
barco a Galveston, Texas, y entonces continuamos por tren nuestro viaje a
Salt Lake y otras ciudades. Todas las vias del tren de Mé-xico hacia el norte
habían sido quemadas.
Por
dos años el hermano Monroy presidió muy bien sobre la Rama en San Marcos. La
guerra se volvió mas cruenta, diferentes partidos ocuparon San Marcos y
saqueaban las casas en busca de armas. Los enemigos falsificaron y traicionaron
al hermano Monroy. Los rebeldes zapatistas quienes eran fanáticos supieron de
su religión y le exigieron la renuncia a su nueva fe, a lo cual el dijo que no
podía, porque era mas preciada que su vida. El se arrodillo y oró al Señor para
que perdonara a sus ejecutores y murió como mártir con su com-pañero, el
hermano Vicente Morales, después de que los dos habían sido torturados. Esto
sucedió el 17 de Julio de 1915.

Durante el
verano de 1920, el profesor Lucian M. Mecham y Yo dejamos Colonia Juarez,
para atender un curso de verano en la Universidad Brigham Young. Durante esas semanas soñé
al hermano Monroy muchas veces y pensaba en él durante el día. Finalmente le
dije al hermano Mecham que yo debía ir al templo y realizar las
investiduras por los dos mártires. El 20 de Julio de 1920 yo realizé la obra
vicaria en el templo de Logan y nunca volví a soñarlos. Yo experimenté una
gran experiencia espiritual.
17) Fotos incluídas en el diario de W. Ernest
Young, página 685
(página anterior) Teófilo
Reyes nació el 6 de ene ro de 1811, esta fotografía se tomó en 1911, cuan-do
tenía 100 años.
A esa edad, era un ejemplo de fe; caminaba varios
kilómetros los domingos desde su casa en San Mateo Otzacatipan para asistir a
las reuniones de los Santos de los Últimos Días en Toluca. Tres de sus hijos;
Longino, Porfirio y José María Reyes, fortalecieron la Rama Toluca durante la
Revolución y des pués de ella. En las cédulas de miembro de la Iglesia
también se encuentran varios nietos de tercera generación de Teófilo. (Foto y
texto tomado de sud.org.mx).
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Andres Carlos Gonzalez, Sr.
El primer misionero mexicano.
(Nació: 4 Febrero 1887 en
Nadadores, Coahuila, Mexico
Falleció: 12 Marzo 1973 en El Paso, Texas)
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Desde que era niño, sus padres concibieron la idea de
educarlo para que fuera un abogado. Su madre co-menzó aún a ahorrar para ése
propósito, esperando en que en alguna forma pudieran enviarlo a la
Universi-dad Nacional de México, la más antigua universidad en el hemisferio
occidental. Su padre, Don Juan Francisco, era un maestro de
escuela y había inspi-rado en sus hijos un deseo de conocimiento y apren-dizaje.
Su padre, era el único protestante en la
comunidad. Cuando era posible, viajaba a caballo por muchos kilómetros a
Monclova, la capital del estado, a fin de reunirse con sus hermanos
protestantes. Nadadores era una comunidad muy católica, pero Don Juan Francisco era amado y respetado
por ser el maestro de la escuela. Él y su esposa, Juliana
Rodriguez Gonzalez, tuvieron una familia grande y su hijo, Andres, fue su décimo vástago. Cinco hijos
mas vinieron des-pués. En los siguientes años, el Señor guió sus pasos y
llegó a conocer el gran plan de salvación del Señor y ayudó a extender Su
obra en la tierra. De acuerdo con uno de los patriarcas de los últimos días,
se le dijo cuanto le amaba el Señor y que Él haría cualquier cosa por su
bien, que el Señor había estado interesado en él desde el día en que nació, y
que el Señor lo estaba protegiendo de escollos que pudieran venir sobre él.
El hermano más grande de Andrés, Manrique González, había dejado Nadadores
por el año 1895, para encontrar trabajo. En el curso del tiempo logró obtener empleo
con Da-vid A. Stevens, un contratista de las colonias mormonas.. David
Stevens, después de concluir su contrato con el ferrocarril, invitó a
Manrique a regresar con él a las colonias y su invitación fue aceptada.
"Poco después de comenzado el nuevo siglo, Manrique escribió a su familia en Nada-dores diciéndoles que se había unido a
la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Úl-timos Días y que se había
casado con una mormona, Sarah Olive Merrell. Su bautismo tuvo lugar en 1899.
Escribió además de que estaba empleado como maestro de español en la Academia
de la Estaca Juárez. Estas noticias
estimularon a Andrés para aventu-rarse con la esperanza de que pudiera
aprender el idioma inglés entre los mormones de habla inglesa en Chihuahua.
Dejó su casa en 1904 y fue a Ciudad Juarez, Mexico, donde conoció
a Isaac Pierce, un mormón que
operaba una compañía en Ciudad Juarez.
En términos elogiosos describió a Andrés las ventajas para los jóvenes en la
Academia Juárez y lo animó así a ir a Colo-nia Juárez. Abordó el tren del Noroeste y llegó a Nuevo Casas Grandes, casi a 23 ki-lómetros
de Colonia Juarez, complacido por
estar cerca de su destino. Aquí tomó un carro jalado por un caballo. Mientras
viajaban, el conductor del carruaje, Harlan John-son, describió al pueblo
mormón y su forma de vida a Andrés. Decidió que si iba a vivir con esta buena
gente, debería de respetar sus costumbres.
"Cuando Harlan explicó la Palabra de Sabiduría,
algo que no había oído antes, conclu-yó que estos mormones debían ser
diferentes de cualquier otro pueblo en el mundo. . Al rodear el carruaje la
colina al fin de la jornada y descendiendo al hermoso, verde valle de la
Colonia Juárez, Andrés tomó el cigarro
de sus labios, lo tiró al suelo y dijo a Har-lan, “este es el último
cigarrillo que fumo”.
En Colonia Juarez,
el obispo Joseph C. Bentley
invitó a Andrés a hospedarse en su ho-gar. El jóven llegó a respetar y amar a
este hombre y lo miraba como un padre. Era su-premamente feliz en el hogar de
tía Maggie Bentley y después en el
hogar de tía Maud. Al principio ordeñaba vacas por su
hospedaje y comida. El
obispo Bentley hizo arre-glos para que
trabajara con Marius Mickelson, que era el maestro cantero para el nuevo
edificio de la academia. Esta ocupación le permitió a Andrés pagar por los
libros y la escuela. Además, aprendió
mucho acerca de este arte. Aprendió
también acerca de la religión de los mormones. Marius Mickelson le dió testimonio del
valor de pagar los diezmos de todas sus entradas y el obispo Bentley le aseguró de que sin duda era una
gran bendición el observar la ley de la Iglesia. No obstante, él no estaba
bajo la obliga-ción de pagar diezmos.
Andrés decidió que
él deseaba pagar este diezmo y así lo hizo por cerca de un año antes de ser
bautizado, el 3 de febrero de 1905. Su hermano Manrique lo bautizó y al día
si-guiente, que era su cumpleaños, fue confirmado miembro de la Iglesia por
el Apóstol Mathias F. Cowley.
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Había
otros nueve jóvenes mexicanos asistiendo a la Academia en ese tiempo, todos
hospedándose en la casa del hermano Bentley.
Uno era un primo, Manuel W. González, los otros eran hijos de las autoridades de Casas
Grandes, la cabecera del municipio. Cuando supieron que Andrés estaba
pensando seriamente en ser bautizado en la Iglesia, lo boicotearon y pasaron
semanas sin dirigirle la palabra cuando comían en la misma mesa. No obstante todo ello, se bautizó e hizo una gran amistad con
Josíah Spencer.
Andres y su cuñado Josiah Spencer amaban la música y cada
uno tocaba varios instrumentos. A menudo cantaban juntos y organiza-ron una
orquesta con un primo de Andrés, Salomón Rodríguez, y otros y tocaban en
todas las ocasiones especiales del barrio y la estaca. Los dos jóvenes, Andres y Josiah llegaron a ser tan leales
amigos que las señoritas de las colonias les llamaban David y Jonatàn.
Al cerrar la escuela en 1907, fue a Colonia Dublán donde aceptó un puesto como
este-nógrafo con Henry Eyring Bowman, gerente general de la Union Mercantile, una tienda general cooperativa con sucursales
en Colonia Juárez y Colonia Diaz.
Al
siguiente año, el 12 de diciembre de 1908,
Andrés se casó con Minnie Spencer, hija de Franklin y Hannah Jane
Spencer. Después dejó la Union
Mercantile para ser tenedor de libros de la compañía Minera Pajarito,
don-de ganaba en dólares americanos y se le pagaba a nivel de los
salarios en los Estados Unidos.
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En agosto de 1910, Andrés recibió una carta del “apartado
B” de Salt Lake City, Utah, de las
Autoridades Generales de la Iglesia. Era un llamamiento para ir a una misión.
Trabajó en la Misión Mexicana por dos años bajo el presidente Rey L. Pratt.
Durante estos dos años tuvo muchas experiencias donde se manifestó la
protección del Señor. Una vez él y su
compañero durmieron en una casa pequeña atestada donde uno de los niños
estaba muy enfermo. Cuando se levantaron la mañana siguiente descubrieron que
el niño tenía un caso severo de viruela; pero el Señor los protegió de esta
enfermedad infecciosa. En otra ocasión
hubo un intento de envenenarlo a él y su compañero, pero no tuvo efecto sobre
ellos
La revolución maderista comenzó en1910, y en el cam-po de
la misión Andrés tuvo muchas experiencias que desarrollaron su fe. En una
ocasión trabajando entre la ciudad de México y el estado de Morelos, él y su
com-pañero fueron capturados por los
rebeldes zapatistas acusados de ser espías, pero pronto fueron liberados . Después en el
mismo día, fueron aprehendidos de nuevo por algunas de las fuerzas maderistas
bajo el mismo cargo. Los misioneros fueron llevados a la ciudad de México
esperando su destino de manos de
Francisco L. Ma-dero mismo, Presidente de Mexico. Los revolucionarios
esperaban que el Presidente trataría mal a estos espías, pero cuando supo que
Andrés era de Coahuila, el estado natal de Madero, y descubriendo además que
Andrés era el hijo del profesor Juan Francisco Gonzalez, a quien conocía personalmente, el Presidente Madero lo abrazó e hizo salir a
sus acusadores.
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Después de que los dos misioneros regresaron a sus labores misionales, trabajando entre
Ozumba y la ciudad de México, Andrés recibió una carta del Presidente
agra-deciéndole de nuevo por su Libro de Mormón y reiterando su promesa de leerlo cuando el
tiempo lo permitiera. El Presidente y el Vice Presidente fueron después
asesinados así que Andrés nunca supo si estas promesas se cumplieron.
El
primer hijo de Carlos nació el 26 de abril de 1910. Lamentablemente falleció
el 15 de marzo de 1911, mientras su padre se encontraba en su misión en la
ciudad de México. Debido a que en ese tiempo no había trenes, telégrafo o
servicio postal, no fue sino hasta dos meses después que Andrés recibió una
carta diciéndole de la muerte de su pequeño hijo. Pero Andrés supo de ello en
la noche en que el niño murió y dió testimonio del he-cho en una conferencia
de la misión. Andrés lo vió en un sueño. Tuvo muchas experien-cias
maravillosas durante estos dos años preciosos en el servicio del Señor.
Fue al final de la misión de Andrés cuando el éxodo mormon
de México se llevó a cabo en 1912. Recibió
un relevo honorable el 28 de a-gosto de 1912, y se reunió con su es-posa
Minnie que estaba en Tucson, Arizona, permaneciendo con su hermana Janey
Wi-lliams y su esposo, Joseph Williams.
Andres fue el primer nativo de México en recibir un llamamiento
de la Primera Presidencia para servir como misionero de tiempo com-pleto en
México.
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En septiembre de 1915,
Pancho Villa llegó a Du-blán con un ejército de
17,000 soldados, muchos con sus familias.
Los largos trenes estaban carga-dos con mobiliario, puercos, pollos,
perros, gatos, y aun flores en macetas colgando a ambos lados de los vagones.
. Al comenzar a establecerse las tropas y sus familias, cada casa vacía de
los colo-nos fue ocupada. Villa estableció sus cuarteles en Nuevo Casas Grandes,
pero muchos de sus oficiales tu-vieron el privilegio de escoger las mejores
casas en Dublan. Los soldados tomaron
todo lo que se había dejado.
|
En
1914 había sido ordenado un sumo sacerdote y hecho miembro del sumo consejo de
la Estaca Juárez. De nuevo fue el primero de su pueblo en ocupar esta posición
en la Iglesia.

Aquí
prosperamos, teníamos una buena casa y nuestra familia gradualmente aumentó.
Eramos los padres de nueve hermosos hijos, cinco muchachos y cuatro niñas.
Carlos, el mayor, falleció en México antes de que nos mudáramos a El Paso. Otro
falleció en 1935 en El Paso. Los demás son mayores ahora y tenemos veintiocho
maravillosos nietos.
A
través de los años la fe de Andrés se incrementó y él tenía la firme creencia
de que la obra del Señor es verdadera y eterna; que Él contempla y bendice a
todos los que perma-necen en guardar Sus mandamientos y le sirven. Mi testimonio es y siempre ha sido de que él
fue conducido por el Espíritu del Señor para venir al norte y encontrar oportunidades
de predicar el evangelio y de servir a sus semejantes, las cuales nunca han cesado. Ha estado en una posición
donde ha podido hacer mucho bien, tanto para los Santos mexicanos como
americanos, especialmente durante la Primera
y la Segunda Guerra Mundial. Cuando estaba en el campo mi-sional tomo
dos importantes decisiones: usar toda oportunidad que le se le presentara para
dar su testimonio y plantar las semillas del evangelio, y si no tuviera tal
oportunidad, ayudar a los misioneros que fueran llamados al campo misional. A
este dia ha guardado estas dos promesas.
Después de que Andrés se estableció en la frontera, encontró muchas semillas brotando de
conversaciones y predicación que hizo durante la permanencia de Pancho Villa
con su ejército de 17,000 soldados y muchas de sus familias, en Dublán, durante
la segunda década del siglo pasado. En la frontera recibió muchas cartas
pidiendo literatura mor-mona y Libros de Mormón. Venían de la ciudad de México, San Luis Potosi, Durango, Yucatán, Tampico, Veracruz,
y muchas otras partes de la República, así como de San Antonio, Eagle Pass, Texas, Los Angeles
entre otros lugares de los Estados Unidos.
Como presidente de la Cámara de Comercio de Juárez, inspector de
escuelas y presidente del club Rotario, estaba en posición de ayudar a hacer a
un lado el prejuicio y la in-comprensión.
Conoció a embajadores, congresistas, editores y ciudadanos prominentes,
aún a presidentes de la nación, y estaba siempre listo para defender su
religión y al pue-blo mormón en México.
La
familia de Andrés González fue una de las familias pioneras de la Rama El Paso
de la Iglesia cuando fue organizada por colonos de México que buscaron
seguridad en El Paso desoués del éxodo.
Sus hijos e hijas han crecido llenos de fe, amando a su barrio y a los
miembros. Son miembros fieles debido a que tuvieron un padre fiel que dio el
e-jemplo. Ël ha tenido los mismos altos ideales y la misma ambición por sus
hijos que siempre ha acariciado para sí
mismo. Ellos han apreciado las muchas oportunidades a su disposición en una buena comunidad y en las muchas
actividades de la Iglesia, y han procurado hacer la mayoría de ellas. Son
buenos hijos e hijas y sus padres están orgullo-sos de ellos y los aman con
ternura. 

Jesus
dijo, y el evangelio enseña, “buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas las cosas serán añadidas”. Esto es lo que Andrés trató de
hacer, y ha tratado de enseñar a sus hijos. En su vida el Señor viene primero
en todo. A través de los años este principio ha prevalecido en la Iglesia y en
los negocios. Por un tiempo la rama . El Paso perteneció a la Estaca Juárez.
Alrededor de 1920, cinco carros llenos de miembros de El Paso llevaron al
Presidente Grant y a su familia de El Paso a una conferencia en Co-lonia Juárez.
Tomaron el camino por Columbus, Nuevo
México. Un poco después Andrés recibió un regalo del Presidente Grant.. Fue uno
de los libros de poemas escogidos de Edgar A. Guest, con los poemas favoritos
del Presidente Grant marcados y el libro autografiado.
No
mucho después de este viaje, la Rama El
Paso fue cambiada de la Estaca Juárez a la Estaca St. Joseph con sede en Thatcher, Arizona. Después se convirtió en
parte de la Estaca Mount Graham con
asiento en Safford, Arizona. En 1952, la Estaca El Paso fue organizada y
durante todos estos años los González han apoyado a sus presidentes de estaca y
sus obispos. Andrés ha servido en la presidencia de la Mutual, como supervisor
de maestros visitantes y muchas posiciones importantes.
No
mucho tiempo después de que nuestro hijo Andy recibiera su títullo de abogado
de la Universidad de Texas, su padre fue llamado como el primer asistente de un
Presidente de misión, siendo el primer mexicano en ser ordenado como tal en la historia de la
Iglesia. Era algo nuevo, y el Apóstol
Spencer W. Kimball vino directamente a
El Paso después de la Conferencia General en Salt Lake City. En la casa
de la Misión Hispano Americana (por 1947) apartó a Andrés como primer consejero
del Presidente Lorin F. Jones sobre dicha misión.
En
1952, cuando se organizó la estaca de El
Paso, Andres fue apartado una vez mas al sumo consejo. Pero de todas las
posiciones que tuvo en la Iglesia, la mas espiritual vino el 8 de mayo de 1960, cuando fue ordenado al alto y santo
llamamiento de Patriarca en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días. De nuevo, fue el primero
de su pueblo en recibir este alto llamamiento, y el GOZO de ello fue alcanzado
la última semana de octubre de 1960, cuando dio 71 bendiciones patriarcales a
miembros dignos de las Misiones del Norte y Sureste de México. Fueron dadas en
Mesa, Arizona, en la Excursión Lamanita y en una conferencia donde ser realizaron
mas de dos mil ordenanzas en el Templo de Arizona. Fue un día de regocijo y los Santos estaban tan
gozosos con sus hermosas bendiciones patriarcales que tanto hombres como
mujeres lloraron como niños. Otras setenta bendiciones patriarcales fueron
dadas al mismo grupo de Santos de México por el patriarca Lorin F. Jones. De nuevo estos dos fieles
obreros estaban trabajando lado a lado en sus llamamientos como Patriarcas.
Pocos hermanos han trabajado tan leal y fielmente juntos como estos dos viejos
amigos y patriarcas. Que el Señor les bendiga hasta el final.
Fuentes:
1.
Historia de Andres
Carlos Gonzalez, Sr.
Escrita por
Nelle Spilsbury Hatch en 1967
(Extracto. Traducción por Humberto Meza M.)
"Stalwarts South
of the Border" by Nelle Spilsbury Hatch and Blaine Carmon Hardy. 1985. Page
207-211.
La Chirinola ("The
Gossip"), webmaster J.C. Avena, grandson of Manrique Rodriguez Gonzalez.
Input by Dr. Ignacio
Ernesto Gonzalez, son of Manrique Rodriguez Gonzalez.
Additions, bold,
[brackets], some photos, etc., added by Lucy Brown Archer.
Copyright 2001 www.orsonprattbrown.com
Una Experiencia Inolvidable por Abdón Aragón

QUIZAS no resulte muy extraño mi relato. Fui llamado como misionero allá por 1925 y la experiencia a que he de referirme, está relacionada con mis actividades como tal. El élder Leland Mortensen y yo fuimos asignados a la Rama de la ciudad de Ame-cameca. A los pocos días de haber comenzado a trabajar juntos en la obra del Señor, fuimos* a un pueblito que se llama Tenango a repartir folletos—tradicional primer paso de nuestra predicación. Cayendo ya la tarde y habiendo distribuido una considerable can-tidad de literatura religiosa, nos disponíamos a regresar a Ameca-meca, donde vivíamos. Estábamos casualmente visitando a uno de los hermanos y cuando salimos a la calle para dirigirnos a la estación para tomar nuestro Tren, reparamos en el hecho inesperado de que la casa donde nos encontrábamos se hallaba casi total y literalmente rodeada de gente.
No pude precisar cuántas personas había allí,
pero quizás llegaban a una cincuentena. Lo asombroso para nosotros, sin
embargo, no era el número sino la amenazadora actitud de ellos: nos gritaron
que saliéramos a la calle a fin de que pudieran matarnos.El hermano due-ño de
la casa salió entonces y les pidió que se retiraran, a lo que algunos
respondieron que no lo harían "hasta que no se entregaran los mormones que
allí estaban." El hermano enton-ces nos empujó hacia adentro y cerrando
tras de sí la puerta nos dijo:—"Hermanos, no pue-den irse ahora; ustedes
corren peligro."Aquel grupo de personas sabía que éramos misione-ros
mormones, aunque nos calificaban de "protestantes", como a todos los
que no profesa-ban la religión imperante en el país.
Así fue que debimos quedar en la casa hasta
cerca de la medianoche, cuando de pronto lla-maron a la puerta. Nuestro buen
hermano, sin abrirla, preguntó quién llamaba y qué quería. Contestaron varios;
no dijeron quiénes eran, pero sí lo que querían: nuestras vidas. El dueño de la
casa procedió entonces a asegurar más la puerta para evitar en lo posible que
fuera forzada. Más de improviso arremetieron contra ella y la tumbaron,
entrando en tropel. A todo esto e instados por el hermano, nos habíamos trepado
sobre un Tapanco. Al entrar la turba comenzó a registrar la casa y no
encontrándonos se disponían a retirarse cuando uno de los hombres
comentó:—"Quizás estén en el tapanco . . . "Algunos procedieron
entonces a asomarse y viendo que era casi inminente que nos descubrieran,
saltamos del lugar en que nos encontrábamos y salimos corriendo. En aquel
tiempo, por supuesto, éramos muy jóvenes yo contaba con veinte años de edad—y
ágiles, por lo que pudimos zafarnos fácilmente de los primeros; si mal no
recuerdo, el hermano Mortensen salió delante de mí.
Al llegar a la calle, varios de los del grupo
consiguieron tomarme de las ropas, pero forcé-jeando un poco pude soltarme y
continuar corriendo, mas como no conocía bien el terreno y la noche era
obscura, tropecé en una acequia y rodé, por tierra. No sé cuántos se me echa-ron
encima; traté de soltarme nuevamente y escapar, pero ya fue en vano. Una lluvia
de golpes, principalmente sobre mis ojos, cayó sobre mí. Cuanto más yo
forcejeaba, peor pa-recía ser. De pronto me trabaron los brazos y uno de ellos
se acercó corriendo y esgrimien-do un machete que descargó sobre mi cabeza.
Sentí un dolor indecible y noté que la sangre chorreaba sobre mis hombros.
En ese instante me sentí desfallecer y me
pareció morirme. No presenté ya resistencia algu-na. Los desalmados seguían
golpeándome, disputándose un par de ellos un rifle con el cual me daban de
culatazos y puntazos. Al ver que yo estaba semidesvanecido, me arrastraron
hasta el local de una escuela cercana donde me sentaron en un banco. Los que me
rodeaban comentaban entre sí la situación y mencionaron estar esperando que
trajeran "al otro protes-tante". En esos momentos llegaban con el
hermano Mortensen, quien venía al parecer des-mayado. Pusieron al hermano cerca
de mí; me dio la impresión de que no respiraba, por lo que no pude menos que pensar
que estaba muerto. Yo, bañado en sangre, comencé a tener un poco más de
lucidez. Uno de los que allí estaban propuso entonces que le dejaran matar-me
con su pistola, en tanto que otros sugirieron que mejor sería hacerlo a
machete, y luego desbarrancarme en los montes de la cercanía. El de la pistola
asintió diciendo que me hicie-ran besar previamente un crucifijo que había allí
y que después del machetazo él entonces me daría el tiro de gracia, y al decir
esto tiró hacia atrás el percutor, preparándose para ga-tillar.No sé cuánto
tiempo transcurrió entre esta acción y mi decisión de orar al Señor por
protección.
Me incliné y supliqué a Dios que me permitiera
conservar la vida. De pronto, un hombre armado se paró a la puerta de la
habitación en que nos hallábamos, y dijo:—"¡A ver, mu-chachos! ¿Qué pasa
aquí?"El de la pistola bajó su arma. El del machete, lo escondió. En
silencio fueron saliendo del cuarto, dejándonos solos con el recién llegado y
otro hombre que entró cuando todos los demás hubieron salido. En seguida
comenzaron a interrogarnos, preguntándonos quiénes éramos. Les contesté
diciendo que, como misioneros, representá-bamos a la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días. Otras preguntas, que hoy no recuerdo ya, se
sucedieron y a todas respondí con tono seguro. Yo estaba convencido que era el
Señor quien me había salvado la vida mediante la imprevista llegada de estos
hombres, así que ya no sentía temor alguno.
No pregunte a estos individuos quiénes eran
ellos, pero aún sigo suponiendo que debían ser policías, pues se quedaron toda
la noche a nuestro lado para evitar que volvieran nuestros perseguidores.Al
amanecer o poco después nos llevaron a un local que parecía ser un juz-gado o
seccional policial, También componían nuestro grupo dos o tres más que iban en
calidad de detenidos, a quienes luego tomaron declaraciones. A continuación nos
trasladaron a Chalco, la cabecera del distrito, a fin de internarnos en un
hospital. Más que hospital, aquello parecía una cárcel. La pieza en que nos
ubicaron se encontraba en pésimas condiciones de higiene. Aunque no había sido
vendado, ya la sangre se me había coagulado y no salía ahora de mis heridas.
Mis ropas estaban totalmente manchadas de sangre
y tierra, pero me encontraba al fin com-pletamente consciente. Sólo mis ojos
estaban inflamados y ennegrecidos por los golpes que había recibido. Mi cuerpo,
aunque magullado, estaba en buenas condiciones. En cambio, el hermano Mortensen
debió sufrir indudablemente más que yo, pues no habiendo en el hospi-tal muchas
camas disponibles, tuvo que pasar la mayor parte del tiempo sobre sillas o ban-cos.
Creo que nuestro buen hermano del pueblo de Tenango fue aquella misma noche
hasta Amecameca,e informó el caso a las autoridades, pues al día siguiente de
haber llegado no-sotros a Chalco se hicieron presentes en el hospital el Cónsul
norteamericano en México y el Presidente de la Misión.
Nos llevaron al juzgado donde ante el juez de
primera instancia ellos intercedieron por el hermano Mortensen, que era ciudadano
norteamericano. También hablaron por mí, no obstante ser yo mexicano, y nos
libraron a ambos, llevándonos a la capital de México e internándonos allí en un
hospital. Yo estuve en cama unos cinco días solamente, pero el hermano
Mortensen debió permanecer poco más de un mes, pues había recibido golpes
brutales en su espalda. Supe que habían tenido que extraerle algo de sangre
coagulada que tenía en su cuerpo.Pasado el tiempo nos enteramos que el
presidente municipal anduvo persiguiendo a uno de los delincuentes que se había
quedado en el pueblo, a quien golpeó desde su caballo en plena huida y mandó
luego detener, recluyéndolo en la cárcel de Chal-co.Ya me parece muy lejano
aquel tiempo de vicisitudes. Lo que he relatado aconteció a-proximadamente unos
siete u ocho meses después de haber comenzado mi misión, la cual no pude
terminar al fin y al cabo porque enfermé posteriormente de paludismo.
Pero desde aquella noche terrible nunca más he
sentido temor por algo, pues sé que el Se-ñor no nos abandona cuando le somos
fieles. Hoy, pasados ya muchos años, he tenido el privilegio de entrar con mi
esposa y ocho de mis diez hijos en un templo de Dios, siendo sellado a ellos
por la eternidad. Yo sé positivamente que éste es el evangelio de la salva-ción.
Yo sé que Dios vive y que se preocupa por nosotros. En verdad, podemos decir
que Sus propósitos son más poderosos que los del hombre. Quizás por esto estoy
yo aún con vida.
Liahona Octubre 1962
Liahona Octubre 1962

- Pioneros
del Estado de Puebla, 1923, tomado de sud.org.mx
Historia
personal de Claudious Bowman, Jr. tomada
de Dublán.net
(Extracto. Traducción libre)
Capítulo III – Primera Misión en
México
“El año
en que enseñé en la Academia Juárez,
Ralph B. Keeler era el Superintendente.
Era muy bueno estar en casa por un año, después de haber estado en Logan
durante cuatro años. Recuerdo que algunos de los estudiantes y yo formamos una
banda para bailes. Yo tocaba el saxofón. Tocábamos para los bailes de la
escuela.
Serví como presidente de la Asociación de Alumnos de la Academia Juárez
Entregaba casi todas mis entradas a papá
para guardar para mi misión, creo que era mas que suficiente para pagar
enteramente mi misión de dos años y cinco meses.
El 22 de julio de 1937 recibí mi
bendición patriarcal del patriarca
Joseph C. Bentley.
Fuí apartado para mi misión el 5 de agosto de 1937 en nuestro hogar por
mi padre, el presidente de la Estaca. Esa misma tarde, dejé mi hogar con el
Presidente Harold W. Pratt, el Presidente de MisIón e
Isidro Bautista, para un viaje entre las
montañas de Chihuahua para visitar a miembros de la Iglesia que habían
estado abandonados desde 1926, cuando los misioneros fueron obligados a
salir. Encontramos pocos miembros en los
pueblos que visitamos: Galeana, San Buenaventura (El Valle), Namiquipa,
Bablcora (el inmenso rancho de William Randolph Hurst), Temosachic, Matachic,
Guerrero, Miniaca, San Juanito,
Maguarichic, luego a Chihuahua, Las
Delicias y volver a casa, 6 días.
Dejamos mi hogar de nuevo a las
2:00 a.m.. el 13 de agosto. El Presidente Pratt, Isidro Bautista (quien
iba a ver a su padre en la ciudad de México después de 15 años), y Cesario
Gonzalez, quien iba a México para trabajar para
Harold y Joe Pratt. Permanecimos en
El Paso ese día y hasta las t2:00 P.M. del sábado. Llegamos a
Piedras Negras el domingo por la mañana a tiempo para la Escuela
Dominical. También tuvimos una reunión con miembros e investigadores (83
personas presentes) en un rancho cerca de una hora en camioneta al sureste de
Piedras Negras. Ahí tuve mi primera oportunidad de hablar en la misión. Yo
había hablado en la rama Mexicana en casa previamente. Luego fuimos a Monterrey
y tuvimos otra reunión ahí. Después
fuimos a la ciudad de México por la fascinante autopista entre las montañas.
Tuve el placer de darle a mi hermano
Bob un gran abrazo. No lo había
visto por cinco años. Fui asignado a trabajar con William H. Jarvis en la ciudad de México. LeRoy Hatch también vivía con
nosotros. Estaba asistiendo a la Universidad Nacional. Vivíamos en la calle
Gabino Barreda 101.
En la tarde visitamos a una familia que tenía una niña enferma, para
darle una bendición. Luego fuimos para la casa para una reunión con
investigadores con Reah Walser y Marguerite Taylor. Después, la pequeña a la
cual administramos estaba completamente bien 3 días después. Sin embargo, no mucho después su enfermedad
retornó.
Bob fue relevado de su misión para ir a casa el sábado 21 de agosto de
1937, y viajó con Beatrice Hawkins y Naoma Stevens. Nunca olvidaré el viaje en
el cual acompañé a Bob a San Marcos, Santiago y Pachuca por asuntos de la
Mutual y para despedirse de los miembros. Ellos prepararon un gran programa y
un banquete en San Marcos. Tuve el placer de sentarme junto a él mientras nos
cubrían con confetti y flores y después le cantaron una canción compuesta
especialmente para la ocasión que comenzaba así: "Ya se va el hermano Bowman, Ya terminó
su misión." No puedo describir lo orgulloso que me sentí, pero espero
poder llenar su lugar. A pesar de que lo
pueda expresar, yo sé que es imposible.
Me pidieron ser el maestro del Libro de Mormón en la clase de la Mutual
en Ermita. Ahora quizás estudiaré el
Libro de Mormón.
Septiembre
17, 1937
Me siento muy bien esta noche porque tuvimos un buen día hoy. Hicimos 9
nuevos contactos y visitamos 6
investigadores. Presentamos nuestra filmina “Rey de reyes” en Ermita
esta noche. No he colocado un Libro de
Mormón esta semana para cumplir una de las metas de la Misión.
El día quince, cerca de las 10
p.m. fuimos al Zócalo a oir el "Grito".
Nos detuvimos en una sala de cine donde nos íbamos a reunir con LeRoy Hatch y
las hermanas misioneras. Fuimos y vimos
el resto de la película, que nos hizo llegar tarde para oir el
"Grito". Pero no llegamos muy tarde para ensordecernos al oir todas
las campanas de la catedral repicando al mismo tiempo. Ha llovido casi a diario en esta semana. . El
dieciseis, fuimos a la Alameda y logramos tener un buen asiento para ver el
desfile y tomar fotos. Vimos unos de los líderes rusos, una de los colaboradores
de Lenin, que había sido exiliado a México, y que fue asesinado poco tiempo
después. (León Trotsky). En la tarde
fuimos con Ashton y Ruth Longhurst.
(ellos estaban operando un rancho para un político importante) y jugamos y
tuvimos un agradable picnic.
30
septiembre, 1937
Invertí $6 pesos por un trípode para mi cámara. Fuimos al Museo Nacional para tomar algunas
fotografías para usarlas en nuestro trabajo.
Empleamos toda la mañana, pero no obtuvimos permiso para tomar ninguna
fotografía.
Octubre12,
1937
Hoy es el Dia de la Raza, así que lo tomamos como excusa para ir a la
casa de misión a jugar. Llegamos justo a tiempo para ver llegar al Presidente
Pratt trayendo a la Tía Bertha y a la hermana
Williams (madre de Vila). Todo el grupo jugó a la pelota. Ashton y Ruth estaban también ahí. Se estaban
preparando para regresar a las Colonias.
Noviembre
6, 1937 – Atlixco, Puebla
Después de muchas experiencias satisfactorias trabajando con el
élder Jarvis hasta el tiempo de la
conferencia en San Pedro (Oct.23-24) y
la inspiradora reunión misional del lunes siguiente, se me ha dado el llamamiento como Presidente
de los misioneros. Tengo que viajar por toda la misión para supervisar y ayudar a los misioneros.
Al Elder Jarvis se le asignó trabajar con George Turley, uno de los cuatro que
llegaron el 23 de octubre, J. B. Robinson, LaVerne Whetten, y Dorothy Bowman.
Yo estaba ciertamente contento de ver a
Dorothy (mi hermana) y de poder visitarla. Ella fue asignada a trabajar
con Marguerite Taylor.
Mi primer trabajo en mi nueva asignación fue venir a Atlixco, Puebla
para trabajar con el élder Francisco
Haro debido a que el élder D.V. Haws fue enviado a Monterrey. El élder Haro iba a reunirse
conmigo en la ciudad de México. Estuve un poco tarde, y no me esperó.
Desperdicié toda la tarde esperando por él antes de convencerme de que se había
ido. Tomé en la noche el autobús a Puebla, alojándome en un hotel y partiendo a
las 6:00 A.M. En un autobús a Atlixco
estaba realmente preocupado, debido a que era mi primer viaje solo. Llegué y
desperté al élder Haro. Fuimos a
Tlacotepec con el hermano Ramos para visitar a su primo. En el camino de
regreso, perdimos el tren y tuvimos que caminar 4 horas. No estaba acostumbrado
a ello, así que al siguiente día estaba muy cansado.
Mientras estuvimos en Tlacotepec tuvimos problemas para dormir debido a
que todas las campanas en el pueblo comenzaron a sonar a medianoche. Nos
levantamos a las 5:00 a.m. y fuimos al cementerio para ver miles de velas
sobre las tumbas de los niños. Ellos creen que los muertos regresan a la tierra
del primero de noviembre al siete. Los niños vienen el primer día. Ese día era
domingo, así que no pudieron comenzar hasta la medianoche. Las tumbas de los
niños estaban cubiertas con flores. de tsempoasúchitl (Flor de Muerto) una acre
flor amarilla. Un grupo de músicos estaban tocando en las tumbas donde la madre
tenía 30 centavos para pagarles por
tocar a fin de que los espíritus de los niños pudieran bailar. Tocaban las
campanas y lanzaban cohetes y petardos para despertarlos. También hicieron un
altar en sus casas, decorado con flores y papel, sobre los cuales colocaron una
ofrenda de comida para los muertos. Hicieron un camino de flores de los muertos
de la puerta al altar para dirigir a los muertos a el.
Viistamos San Gabriel Ometoxtla, donde todos los miembros eran de la
Convención. Tal vez debería explicar un poco de la Tercera Convención. Es una larga historia. Los miembros fueron
dejados solos tanto tiempo que ellos celebraron una convención y decidieron
solicitar a la Iglesia darles líderes locales, como presidente de misión y
otros llamamientos. Reclamaban ser el único pueblo de la casa de Israel, y que
todos los demás norteamericanos eran gentiles. Malinterpretaron las enseñanzas
del Libro de Mormón para ajustarlas a sus ideas sobre la doctrina de la
Iglesia. Cuando el presidente Pratt llegó a la ciudad de México el 30 de agosto de 1936, comenzó a trabajar con estas personas
para hacerlos regresar a la actividad completa en la Iglesia. Había tales
sentimientos intensos y odio de raza que el no pudo conseguir llegar a ellos.
Realizó un consejo disciplinario y excomulgó a once de los líderes principales.
Un gran número de los miembros se unió a los líderes y formaron congregaciones
fuera de las ramas organizadas por la autoridad de la Iglesia. Así todos
quedaron fuera de la Iglesia, aunque solo once habían sido excomulgados. Los misioneros usaron una gran cantidad de
tiempo tratando de lograr volverlos a la actividad dentro de las ramas
autorizadas por la Iglesia.
Un poco después, Margarito Bautista regresó a México de Salt Lake City e in-trodujo la doctrina del
matrimonio plural al grupo. Reunió una gran cantidad de segui-dores.
En San Gabriel, los miembros se estaban cansando de estar fuera de la
Igle-sia. Creo que les ayudamos a comprender la situación y las doctrinas
mejor, y la rama fue pronto organizada
dentro de la Iglesia.
Regresé a la ciudad de México, pero el Presidente Pratt me envió para
ayudar a los élderes a invitar a las personas de San Buenaventura y Atlixco a las dos
confe-rencias que se tendrían el 14 y el 21 de noviembre. Tal como lo recuerdo, tuvimos una muy buena
conferencia en ambos lugares, pero no
tanto en el último lugar como lo deberíamos haber tenido. Unos pocos de los
convencionistas también asistieron. Las
mujeres estaban ocupadas e hicieron mole
y frijoles para la congregación. Esto no es una buena idea pues las mujeres no pueden
asistir a la conferencia. Sin embargo,
las mujeres de San Buenaventura no hablan español, solo hablan el azteca náhuatl.
Luego fui a Pachuca, Hidalgo para ayudar a Ricardo Flores a estar listo
para la conferencia ahí el 28 de noviembre. Sabiendo que los misioneros estaban
invitados a la cena de acción de gracias en la casa de misión, el élder Ricardo
y yo regresamos a la ciudad de México. La hermana Pratt y Fanny Bluth Hatch
prepararon una magnífica cena. El tío Dewey Brown fue también invitado puesto
que estaba ahí solo. La tía Millie Robinson Brown estaba planeando venir
a México después del inicio del año.
Después de la conferencia en Pachuca, el Presidente Pratt, que había regresado de
Chihuahua, me envió a Ozumba y Chimal
para ayudar a los élderes Ernesto Tellez
y Raymundo Montoya a preparar la conferencia en
Chimal el 5 de diciembre. Tuvimos una buena asistencia y una buena
conferencia. También disfruté la fiesta
católica en Chimal, donde lanzaron mas
"cohetes" al mismo tiempo como to nunca había escuchado.
Luego fuimos a Chalco en el
mismo distrito para invitar a todos a la conferencia. Prometieron venir, pero
menos de diez se presentaron. Deberían haber sido cerca de cincuenta. Tal vez
estaban temerosos de la ley. Parece que una vez estaban teniendo una "kermess," y muchos de ellos fueron
llevados a la cárcel, donde pasaron la noche y tuvieron que pagar $5.00 cada uno para poder salir.
Yo había escrito al élder
Serrano a venir conmigo a Toluca para invitar a los santos a la
conferencia. No había misioneros ahí porque los élderes John Canton y
J.B. Robinson habían sido enviados a Chihuahua para reabrir la obra ahí.
El élder Serrano y yo caminamos por toda
esa parte del estado de México. Un camino que probablemente siempre recordaré
fue de Tenanzingo a un lugar cerca de Ocuila, como unos 25 kilómetros, para visitar a dos familias. Caminamos 4 horas y disfrutamos mucho la
visita. Fue una larga ascención que
cuando se hace rápido es malo. Estuvimos
cansados toda la semana por haberlo hecho. Tuvimos una buena conferencia.
El 21 de diciembre de 1937, dejé la ciudad de México temprano en la
mañana para ir en tren a San Luis Potosi. Tuve que ir parado casi todo el día
debido a que los carros estaban tan llenos. Desperté a Mennell y Floriene para
conseguir una cama. Disfruté la Navidad con ellos. La hermana Rinda Taylor también estaba ahí.
El Presidente Pratt pensó que debíamos
algo a estos miembros aislados y le dió su permiso para visitar a su hermano.
También visité aI hermano Lester Skousen y su esposa Eva (Shupe) en San Pedro.
En la noche de Navidad, partí para
Charcas; Harold Taylor, quien estaba visitando a su hermano, y Marguerite Taylor que estaba también ahí con
permiso del Presidente Pratt, para reunirse conmigo. Los miembros de la colonia en Charcas me
trataron regiamente. Los siguientes miembros estaban ahí: Asael y Oreva Taylor, Clyde y Mabel Brown,
Louise y William Bartlett (el último no es miembro), Reuben y Lemoyne
Farnsworth, y Ellen Beecroft y los niños. Permanecí dos días. T
Partí para Matehuala la mañana
del martes 28 de diciembre. También fui recibido muy bien por los miembros del
lugar. Lamar y Lucille Redd, Van y
Vilate McDonald, Sixtus Carlton y su esposa, Leo Carlton, y LeRoy Johnson.
Ellos me consiguieron un cuarto en su hotel.
Yo estaba visitando a estas personas
para investigar la posibilidad de organizar una rama en ese lugar.
Perdí el tren del viernes, así que asistí a su baile de Año Nuevo por
un par de horas para ver un puñado de
americanos envueltos en una nube de humo de cigarro. Sentí un gran deseo de ser capaz de de
implantar en estos mormones un deseo de vivir su religión. Todos ellos son
finas personas, pero algunos no saben lo que significa la Palabra de Sabiduría.
Llegué a Monterrey el sábado por
la noche. Me costó $1.00 peso el taxi,
en lugar de los 5 centavos del autobús, debido a que no sabía como encontrar la
casa de los élderes. Ese día habían bautizado a un joven, un bautista, convertido principal-mente
por Antonio Ivins Martineau. Él los
presentaría con sus amigos, y parecía que la rama de Monterrey iba a
crecer. Los otros misioneros ahí eran:
los élderes David Haws y George Turley,
y las hermanas misioneras Laverne
Whetten y Raquel Mora-les. Disfruté mis dos semanas con ellos, que incluyeron
un fin de semana en Saltillo.
El sábado 15 de enero de 1938, fui a
Piedras Negras, Coahuila, cerca de 12 horas en tren. Llegué al hogar de
los Alba. Supe que ellos eran miembros, pero me tomó cerca de 20 minutos darme cuenta quienes eran ellos. Pensaba que
la dirección que yo tenía era de la
"Casa de Oracion."
Trabajé con Ignacio Zárraga, quien es un muy buen misionero. La primera
noche del domingo, caminé sobre el puente a Eagle Pass para asistir a una
reunión con los élderes americanos ahí. Llegué tres minutos antes de que
comenzara, y me pidieron que hablara. Permanecí con ellos toda la noche para
conocernos.
Debo decir de nuestra visita a
Saucillo, cerca de 20 kilómetros de Piedras Negras. Después de ver cuan
miserablemente pobres eran estas dos familias, nunca seré capaz de quejarme de
nuevo de mi propia situación. Hacía realmente frío, y dormimos en un saco con
una camisa encima de nosotros. Los cuatro niños tenían unas pocas ropas y un
pequeño cobertor encima de ellos.
El Presidente Pratt vino a
Piedras Negras el 20 de enero para tener una conferencia. Disfrutamos
mucho, y tuvimos cerca de 50 de asistencia. La hermana Pratt, Francis Meaker (quien iba a la escuela
de las Colonias), y el élder Haws
estaban en el grupo. Me recogieron y, después de una noche en Sanderson para
visitar a los Hurst, una noche en Clint,
Texas para visitar a Joe y Vila Pratt, y unas pocas horas en El Paso para
comprar algunos dulces, fuimos a las Colonias.
Llegué a casa cerca de medianoche. ¡Oh, fui un misionero privilegiado
por conseguir visitar a mi familia! Tomé algunas fotos a mi mamá y a mi papá.
Partimos a las 4:00 A. M. la
mañana siguiente, jueves 3 de febrero para Chihuahua. Visitamos varias
familias, y esa noche hubo una reunión-fiesta con los empleados de Mormon
Smelter. Fuimos a Delicias la siguiente tarde, después de esperar a que el Presidente Pratt concluyera sus asuntos. Nos
reunimos con los Woods y la
familia Rodriguez. Los
Pratt salieron a las 11:00, intentando parar en el primer buen hotel que
encontraran y luego ir a Monterrey para
una conferencia el domingo 6 de febrero.
Llevaron al élder John Carlton
consigo porque él iba a tener una operación de apendicitis. Me dejaron en
Delicias con el élder J. B. Robinson.
Visitamos y asistimos a la iglesia el sábado y el domingo. El domingo
por la noche partimos a Chihuahua, pensando que el tren partía la mañana
siguiente a Madera. No fue así, así que
visitamos en Chihuahua durante el lunes. La mañana del martes, después de un
largo recorrido a la estación, tomamos el tren que estaba saliendo, y fuimos a San Isidro (10 horas), y caminamos
a Guerrero para visitar a los Quintana. La tarde siguiente, fuimos tal
lejos como el rancho de Fred Pothast. Él amablemente nos invitó a permanecer
por la noche. Él era un alemán, un agradable caballero que tenía algunos
menonitas trabajando para él. Al
siguiente día nos llevó a Tejalocachic (39 kilómetros) en su viejo carro.
Cuando escuchó mi nombre, dijo que Bowman o Bauman significaba "constructor" en alemán.
Visitamos a la hermana Nieves
Treviño, que estaba sufriendo mucho por haber aceptado el evangelio. Para
castigarla, su esposo la llevó a un rancho aislado sin sus lentes y su Biblia,
y con escasa comida. Esto había arruinado su salud, y era una anciana muy
débil, pero a pesar de ello era todavía fiel al evangelio.
Fuimos a Temosachic y pasamos
dos días visitando a los Aragón y otros miembros del lugar. Había
estado ahí previamente hacía seis meses con el Presidente Pratt. Estaban muy bien cuando el Presidente estuvo
ahí, y yo pensé que estaban viviendo su religión, pero en esta ocasión encontramos que no estaban guardando la
Palabra de Sabiduría. Tuve el placer de
bendecir a dos de los hijos de Abdón Aragon y autorizado a él para
bendecir a los otros dos.
Esperamos casi todo el día para conseguir un camión que viniera de Ocampo y pedirles que nos llevara a
Chihuahua. Finalmente partimos a las
5:30 p .M. y, después de 3 llantas ponchadas, llegar a Chihuahua la
mañana siguiente (martes ) a las 9:00 A.M.
Fue un placer folletear con el élder J. B. Robinson, e hicimos algunos
buenos contactos. En una experiencia, la guía del Espíritu fue manifiesta. Una tarde, tocamos en un "zaguan" (una gran puerta que da al
patio), pero la señora no quería aceptar ningún folleto. Nos dijo que
regresáramos cuando estuviera su esposo en casa. Tocamos otra puerta, y nos
dieron permiso de entrar y conversar con la señora por cerca de media hora. Nos
invitó a regresar el domingo, cuando su esposo podía estar en casa. Así que el
domingo por la tarde, después de que Ara y Annie Call nos llevaron a un buen
restaurant a comer, fuimos a visitar de
nuevo a nuestros contactos. Cuando llegamos al primer lugar, yo no tenía el
deseo de tocar en el "zaguan."
Lo pasamos de lado, pero luego algo nos hizo regresar y tocar la puerta. El
esposo estaba ahí y nos recibió muy bien. Eran seguidores del juez Rutherford (estudiantes de la Biblia o
testigos de Jehová), y tenían una gran cantidad de literatura y registros
fonográficos. Parte de su doctrina es verdadera, pero cuando la grabación
hablaba de la personalidad de Dios, fuimos capaces de explicar porqué el
juez Rutherford realmente no entendía a
la Biblia.
Estuvimos ahí cerca de dos horas y media. Otra pareja había venido y
había escuchado cerca de la mitad de la plática. Ellos nos invitaron a
regresar. También visitamos la otra
familia. El esposo también estaba ahí, pero no su esposa, y ella no le había
informado de nuestra visita. Sin embargo, nos invitó a pasar y escuchó nuestra
plática.
Dejé a Chihuahua a las 12:00 de medianoche del 22 de febrero, llegando
a Torreon el día siguiente a las 9:00
A.M. Yo deseaba ir a Saltillo, pero no
había tren sino hasta la mañana siguiente. Estudié casi todo el día, pero fui a
ver una película en la noche. Me levanté temprano para desayunar. Había
comprado pasaje en el tren para Saltillo a las
7:00 A.M.. En el regreso a Torreon, hice un contacto con un joven
estudiante de medicina y le dí una copia de todos los folletos que tenía. En el
camino a Saltillo, también contacté a
dos hombres que estaban interesados y les dí algunos folletos. Llegué a Saltillo a las 2:00 A.M. y pasé el día
visitando a los miembros, tomando a
medianoche el tren para ir a Vanegas, a
donde llegué a las 4:30 A.M. del
viernes. Dormí y estudié en la estación hasta la tarde para tomar el tren a
Matehuala. Visité a los colonos y sus esposas esa tarde y el sábado y el
domingo.
El Presidente Pratt llegó a Matehuala la noche del domingo, y visitamos
a todos los miembros excepto a los Carltons y a Roy Johnson. Apartó a Lamar
Redd como presidente de la Rama Matehuala, y a la hermana Vilate H. McDonald
como la presidenta de la Sociedad de Socorro. Van McDonald fue apartado como
consejero en la presidencia de la rama.
Marzo
22, 1938, Oficina de la Misión, Rosa 116511 Quinta Celina, Colonia del Valle,
D.F.
Estamos en la casa de misión para una reunión general misional mañana.
Venimos de Cuautla y alrededores el
miércoles, 16 de marzo. El élder Romney y yo fuimos a Chalco, la plaza fuerte de la Convención.
Pasamos el resto de la semana ahí.
Pasamos dos noches con el Presidente Rodriguez, que no es convencionista
(Cruz Rodriguez), y una noche en San Pablo con Jesus Soriano, el presidente de
la rama convencionista.
De vuelta a Ozumba el 20 de
marzo, para un debate entre el Presidente
Pratt y Abel Paez, presidente de la convención. (Con una asistencia alrededor
de 250.) El Presidente Pratt ciertamente habló con el Espíritu del Señor, y dejó sin argumentos a los convencionistas.
Pero ustedes saben como son las personas; ellos oyen solo lo que quieren oir y
ven solo lo que desean ver. Algunos de
los argumentos de Abel sonaban bien para una mente con prejuicios, o para una
mente confundida por un prejuicio de raza. Su discurso y la oración dada
por Othon Espinoza fueron ciertamente
palabras de fuego para mantener ardiendo el orgullo de raza y deseo de ser la "casa escogida del Señor" Hemos
estado trabajando con los santos antes y desde el debate, pero no hemos sido
exitosos en cambiar la manera en que ellos desean creer.
La reunión misional del 23 de marzo fue muy inspiradora. Duró 9 horas,
y todos los misioneros estaban muy entusiasmados. El élder William Walser y yo
fuímos a Puebla en tren y luego a San
Buenaventura. Los élderes Lemuel Flores y Haro nos encontraron ahí y nos
dividimos para ir a Xalitzintla y San
Nicolas.
Los élderes Serrano y Haro
tuvieron una reunión con algunos investigadores. Un grupo de católicos vino y
tiró algunas piedras a la casa rompiendo algunas tejas del techo. El
hermano Santiago Mena, un investigador
que se irritó y salió para detenerlos.
Lo llevaron a la cárcel. Los otros fueron a Cholula y obtuvieron una orden para su
liberación. Todos ellos están ahora muy entusiasmados con el evangelio. Satanás ciertamente usa el método incorrecto
cuando usa el castigo físico.
Nos reunimos con los élderes
Jarvis y Serrano en Puebla. El Elder Jarvis y yo fuimos a Tlacotepec.
(Este es el pueblo cercano a donde mi papá se mató en un accidente automovilístico el 20 de mayo
de 1958). De las familias que visitamos previamente, probablemente cuatro se
bautizarán.
Visitamos otros pueblos, luego volvimos a la ciudad de México para
pasar la Pascua en un picnic en el bosque de Chapultepec. Fue un tiempo extraordinario, jugando con la
pelota, mirando a los monos, comiendo una deliciosa comida. Las dos hermanas que trabajan en la casa de
misión fueron con nosotros.
Mayo 5,
1938. Por la verdegueante rivera del río en
Xalitzintla, Puebla
Es absolutamente imposible encontrar a alguien en casa durante el día
en este pueblo, así que el élder Lemuel Flores y yo nos hemos retirado a la
orilla de esta pequeña corriente para hacer algo de estudio concentrado. Al
otro día nos levantamos antes del amanecer.
¡Oh, que gran vista es contemplar el sol asomar por el Popocateptl con un halo rosado al amanecer!
Las personas aquí no son muy bien educadas, pero nosotros tenemos las 21
familias mejor educadas, porque aquellos
que saben leer estudian la Biblia. Todo
comenzó con el hermano Tequianes, quien consiguió cerca de cien biblias y las
trajo a esta región.
Cuando fui a la oficina la semana pasada, el Presidente Pratt me hizo permanecer ahí por
un par de días para ayudarle a planear la conferencia misional de tres días que
íbamos a tener después de la conferencia en San Pedro. Él me ha tenido también trabajando
en un sistema de tarjetas para llevar un registro de cada familia que los
misioneros enseñen. He estado buscando una caja disponible donde los misioneros
puedan guardar el archivo de tarjetas. También he estado tratando de obtener mi
licencia de manejo, haciendo pruebas de
condición física y habilidad para conducir. . También hemos estado buscando un
carro que la Misión va a comprar para nosotros.
Antes de la conferencia del 20 y 21 de mayo en San Pedro, fuí solo a
San Buenaventura, San Nicolas, y Xalitzintla, porque había prometido caminar entre los volcanes
con los hermanos que deseaban ir a la conferencia. Pero solo me acompañó un joven, Miguel Mena.
En 7 horas cruzamos el paso entre los volcanes
y llegamos a Amecameca. La vista era maravillosa y no me sentí en
momento alguno cansado. Se ha construido una autopista de Amecameca hasta en
medio de los volcanes para los turistas.
Fuimos en autobús de Amecameca a
la ciudad de México.
La Conferencia fue espléndida. La nueva capilla de San Pedro fue
dedicada por el Presidente Harold W.
Pratt. Habíamos estado temerosos de que no pudiera estar con nosotros, debido a
un ataque de apendicitis. Se hace una
gran diferencia cuando él está a cargo de una conferencia. La capilla es realmente hermosa, y
estaba llena en cada reunión. Hubo 450 presentes el domingo por la mañana y 500
en el programa de la Mutual.
Los siguientes tres días después de la conferencia fueron muy ocupados,
felices e inspiradores para nosotros los misioneros. Entre las reuniones,
jugamos voleibol, etc. para tener
apetito para las deliciosas comidas que la hermana había preparado. Había 35 presentes, contando a unos cuantos
visitantes. Veintiocho era misioneros, y tres de ellos había recibido ya su
relevo.
A William H. Jarvis y a mi se nos asignó un nuevo trabajo. Se nos dió
un Ford Victoria 1933 usado de dos puertas y a todo México como campo de
labor. Nuestro trabajo especial es
ayudar a los élderes a hacer nuevos contactos y a crear un espíritu de buena
voluntad en general. Tenemos un pequeño
proyector y seis historias ilustradas: Rey de reyes, dos películas del Libro de Mormón acerca de
la antigua América, "Imperios
olvidados y Antes de Colón" dos filmes acerca de la Historia de la
Iglesia, y otra acerca de la Autoridades
de la Iglesia. También tenemos una
grabadora y esperamos recibir pronto grabaciones de órgano y del coro. .Tenemos
también seis bulbos de voltios, así que podemos dar las películas con una
batería en los pueblos donde no tienen electricidad. Siempre hemos repartido
doscientas o trescientas invitaciones, una copia de las cuales está en mi
diario misional. Hemos tomado tiempo para ir a muchos diferentes pequeños
pueblos, y encontrar un salón o cuarto disponible, y dar las presentaciones. La
gente es hospitalaria y no era difícil conseguir algo para comer y encontrar
una cama para dormir.
Mayo 24,
1938 – San Miguel Ameyalco
El élder J. B. Robinson fue llamado como secretario de la misión, haciendo que el élder Barton Pratt fuera a
Monterrey. Lo llevé al centro para que consiguiera su licencia de manejar, pero
no pasó el exámen a la primera vez.
En San Miguel Ameyalco el 24 de junio, obtuvimos permiso para usar la
escuela de nuevo para pasar la película “Rey de Reyes”. Había cerca de 150
personas presentes. Eran tantos los que
trataban de congregarse que los llevamos al patio, pusimos el proyector arriba
del carro y usamos la pared como pantalla. No pudimos controlar a los opositores.
Fueron afuera y comenzaron a armar mucho ruido.
"Protestantes, burros-- amanecerán tiesos!" Y otras cosas para hacer reir a la multitud.
Esta era la primera vez que habíamos experimentado esto. Un hombre estaba
afuera gritando: "¡Paula! ¡Paula!, salte de allí, no escuches a ese tarugo.
Están hablando de Jesucristo, pero no dicen nada de su madre! Salte de allí, o
entro a sacarte." Paula no se
levantó, no salió, no podía, había demasiada gente.
Junio
30, 1938 – Puebla, Puebla
Ayer recibimos una circular fechada el 23 de junio de El Paso, que
había sido impresa en nuestra oficina de misión, diciendo que el Presidente Pratt había sido
relevado y que A. Lorenzo Anderson fue
llamado en su lugar. Habíamos aprovechado grandemente de nuestras experiencias
con el Presidente Pratt, y estábamos muy
agradecidos por nuestra relación con él. Sentimos que él tenga que irse, pero
sabemos que eso es la voluntad del Señor, o este cambio no se podría haber
hecho. Fue probablemente debido a sus
problemas de salud.
Puedo casi escuchar que los convencionistas dirán que el Señor lo
removió porque era “un hombre mentiroso”
y otras cosas por el estilo. Pero aquellos que realmente lo conocen aquí en la
misión tienen solo amor y respeto por él
y su amada familia. Todos hemos tenido una visión de los cielos porque hemos estado en su hogar y hemos visto
como una relación familiar puede ser tan amorosa y vibrante..
La hermana Pratt es una muy buena directora y nos ha hecho sentir a
todos como si fuéramos parte de la familia.
25
Julio1938 – Oficina de la Misión
El Elder Jarvis y yo llegamos anoche con un carro y pies
enlodados. Habíamos estado trabajando en
el estado de Hidalgo. Estuvimos en Tepatepec el sábado y domingo, y quisimos ir
a Arenal a dar ánimo a una familia de miembros y unos pocos investigadores.
Justo antes de salir comenzó a llover.
Tuvimos muchas dificultades con el carro y después de conseguir la ayuda
de varios hombres para empujarlo llegamos a nuestro destino. Pero no pudimos
realizar alguna reunión, y después de hacer unas pocas visitas, regresamos a la
ciudad de México.
29 Julio
1938 – México D.F.
Acabo de recibir una carta del Presidente Pratt transfiriéndome a la
oficina para hacer el trabajo de traducción para la misión, debido a que la
hermana Rinda Taylor desea aceptar un trabajo como maestra, y debe estar en
casa para el primero de septiembre. La carta dice “inmediatamente”, pero
deseamos ir al área de Ozumba para cumplir con algunos asuntos.
Los pasados dos días he estado traduciendo el folleto, "Los Tres
Grados de Gloria" del Élder Melvin J. Ballard, un sermón realmente
inspirador.
La hermana Pratt me pidió ver
que podía hacer acerca de escribir una historia de la Misión Mexicana. Escribí
al hermano Bentley para ver en que podía
él contribuir, y hablé con el hermano Pérez (uno de los primeros ocho en ser
bautizados) y hemos tomado fotografías de los lugares donde tuvieron sus
reuniones hace muchos años.
Disfrutamos ciertamente de nuestra semana de libertad antes de entrar a
mi “prisión”. Hemos mostrado películas sobre la historia de la Iglesia y las
Autoridades Generales a muchos convencionistas, y las otras peliculas a nuevos
investigadores. Deseamos ir a
Tepecoculco—no había carretera, así
que caminamos dos horas para llegar ahí. Tuvimos cerca de 50 personas en nuestra
reunión y animamos a los miembros.
La hermana Rinda Taylor fue relevada y salió para su hogar el 17 de
agosto de 1938. La extrañamos, especialmente yo, porque heredé su máquina de escribir para
trabajar.
Agosto
30, 1938 – Oficina de la Misión
El Presidente Pratt, la hermana
Pratt, el Presidente Anderson, y su hija
Marguerite todos fuimos en carro el viernes 27. Estamos ciertamente
contentos de tener un presidente de misión de nuevo. El élder Carlos Barton Pratt ha estado a
cargo en la ausencia del Presidente.
Jugamos mucho fronton y volleyball el sábado. La hermana Pratt me pidió llevar a los niños a un
espectáculo, lo que hice, y luego volvimos a casa y fuimos al "Marco Polo" con los otros
misioneros.
El domingo los Presidentes celebraron una conferencia en Ermita. La
disfrutamos mucho. El Presidente
Anderson tiene mucho entusiasmo, y creo que él hará mucho por la misión.
Nos ha impresionado ver los reportes
y encontrar que solo dos personas han sido bautizadas aquí en la ciudad
de México, mientras mas de 40 han sido
bautizados en Monterrey este año.
William Walser terminó su misión de 6 meses y fue relevado el 1o de
septiembre. Había estado trabajando tratando de conseguir que todas las parejas
que no estaban casadas lo hicieran.
Ernest LeRoy Hatch compuso la siguiente canción con la música de "A Teacher's Work is Done." Él,
Carl B. Pratt, John B. Robinson Jr., y yo la cantamos dos veces en San Marcos y
en San Pedro en reuniones de despedida para el
Presidente Pratt y su esposa, Anna
H. Pratt.
DESPEDIDA
Mensaje este, Dios nos dio
A su llamado fieles son,
En siglos muchos ha,
Mostrando el amor.
Que la honra es para el
Dios les inspira por Su don
A quien Dios se la da.
Y obran con fervor.
Para cumplir con esta ley,
Dios su descanso les mando;
Son cinco años ya,
Su voluntad harán,
Llegaron a cuidar Su grey
Y otros vienen a servir,
Nuestros Hermanos Pratt.
Y ellos ya se van.
Cumplida ya su gran misión,
A otros campos van.
Oramos, pues, que Dios les de
Paz y su galardón.
Quizá nos veamos mas allá,
Porque Dios es bondad.
Allá podremos renovar
Nuestra gran amistad.
Fui a San Marcos el último sábado 10 de septiembre de 1938, a tiempo
para una comida con Lupe Monroy..
Durante la tarde bombeamos agua para llenar la pila bautismal, estudiamos y nos
divertimos. Luego fuimos al programa en que se honraría a los Pratts. Estuvo
bien realizado de acuerdo con los estándares de la misión, en otras palabras,
no muy bueno; pero nos entretuvimos y
nos reimos. No mencionaremos que algunas cosas que se suponía eran divertidas
no lo eran y viceversa. La conferencia
fue el domingo y tuvimos una deliciosa comida en casa de Bernabé Parra. Ahí nos alojamos. Tenían un cuarto especial
para los misioneros con dos camas . Eramos nueve de nosotros en esta ocasión.
La hermana Bowman (Dorothy) comió algo de mole, que se le había dicho no hacerlo, y estuvo
enferma toda la tarde. Había estado sufriendo de apendicitis, entre otras
cosas.
Al decir adiós a los Pratts,
nadie puede convencerme de que no hay satisfacción en servir a nuestros
semejantes. El tributo dado a ellos completa una era de servicio. Los corazones
de una familia están agradecidos porque en el momento de su mas profundo pesar,
cuando perdieron su pequeño niño, los Pratts
estaban con ellos con sincero amor que saben como expresar y sentir.
Otros están llenos de amor debido a que están agradecidos por la amabilidad que
solo un corazón comprensivo puede dar. El valor moral de todo esto es que el
camino secreto al corazón de cualquiera es tener y mostrar un interés en sus
gozos, pesares y sus cosas. No hace
mucho bien tener estos sentimientos y uno no puede mostrarlos y hacerlos sentir. Este es mi
problema.
Octubre
3, 1938
Estuvimos muy ocupados la semana pasada porque las lecciones no
llegaron, y salieron una semana después.
Finalmente las obtuvimos en el correo.
Salí a visitar esta tarde..Los otros fueron a San Pedro a una kermess.
Noviembre
18, 1938
El equipo por fin terminó el
"Atalaya" hoy. Debería haber salido hace tres días. El élder Ignacio Zarraga escribió un
editorial malo, esto es, no tenía el espíritu correcto. Empecé a notarlo cuando Dorothy esta comenzando a escribir los
esténciles. Entre los dos (un equipo
formidable) evitamos que se imprimiera. Realmente hubiera sido un error puesto
que era una respuesta a una carta que
Othon Espinoza escribió criticándonos por llamar al servicio del
Presidente como cristiano (en la Atalaya de octubre). La mejor manera de tratar
con cosas desagradables es no tratarlas, así que no lo hicimos.
Una conferencia general se realizó en
San Marcos con todos los misioneros presentes el 4 y 5 de
diciembre. Dorothy y yo permanecimos en
la casa de misión el sábado para acompañar a la hermana Anderson. Ella se había
caído y dislocado de sus tobillos y no se sentía bien para estar en la
conferencia. Fuimos a San Marcos el domingo mañana y disfrutamos grandemente de
las sesiones, y también de una deliciosa comida servida a todos en unas mesas
largas en la "casa de
oracion." El lunes lo pasamos muy bien en una conferencia misional. Cada
uno de los misioneros habló como era la costumbre, y luego el Presidente
Anderson nos dió algunas instrucciones muy inspiradas. Todos nos regresamos a
la ciudad y campos de labor en la tarde por tren.
El hermano Albert C. Wagner Sr.
llegó a la misión el domingo. El élder J.B. Robinson lo llevó a San Marcos para
que asistiera a la conferencia. Él será una gran influencia para bien.
El día siguiente después de la conferencia, llevé a Dorothy para ver
al Dr. Garnett. Él le aconsejó hacerse
una operación por apendicitis e hizo los arreglos para que ingresara al Hospital Americano el miércoles. La operación
fue realizada el jueves 9 de diciembre. Estuvo bajo los efectos del éter por casi dos horas, y estaba enferma
cuando salió de ello. La hermana Anderson permaneció con ella hasta que yo la
relevé cerca de las tres de la tarde para que pudiera ir a casa y poder comer
algo. Todos ayunamos por ella y también recibió la administración con aceite
por el Presidente Anderson y mi tío
Harvey Taylor, quien había llegado el día anterior. Yo estaba también en el círculo.
Fanny Bluth Hatch también tuvo una operación por una cierta clase de
tumor. La llevaron al mismo cuarto con
Dorothy. También estaba muy enferma debido al éter. Regresaron a su casa el martes. Esa noche
Seville llamó al Presidente y le pidió
ir y administrar a Fanny. Tenía una hemorragia y estaba muy mal. La noche
siguiente ocurrió de nuevo y tuvieron que llevarla al hospital para que la
operaran y se detuviera la hemorragia.
13
diciembre 1938
Dorothy y yo enviamos un pequeño paquete para la familia. Para mi mamá,
un sarape para cubrir el piano (parece
que las madres siempre reciben regalos que sirven a toda la familia), un folder
para guardar cartas para mi Papá, y uno para mi tío Harvey, un cinturón de piel para Maurice, un pequeño cofre de cedro para Kathleen, un libro de bolsillo para Donn, un juego de ajedrez para Keith, un reloj de pulsera para Wesley, y pañuelos para Rinda Taylor. También enviamos una cartera de
piel a Bob.
Disfrutamos grandemente la temporada de Navidad aquí en nuestra casa.
Las dos Marguerites, Anderson y Taylor, vinieron a casa por supuesto. Los
Anderson dieron a cada uno de nosotros los misioneros, Jose Rueda
Monroy, J.B. Robinson y a mi un par de zapatos tennis.
De casa recibimos un traje para
Dorothy, un par de pantuflas muy confortables para mi. Son realmente
bonitas y el amor de mi madre y su deseo de hacer algo por nosotros son
claramente manifiestos. Donn me envió un
reloj de buró que hizo para mí, con un águila mexicana, dos banderas, y mis
iniciales labradas en él. Mamá también envió cajas con dulces y otras cosas
para nosotros. Dorothy me dió un reloj de pulsera como el que enviamos a
Wesley. Supongo que vió como me había gustado. Le dí a Dorothy un par de
pájaros hechos de cuernos de vaca que ella había deseado.
Los misioneros dieron a los
Andersons una pintura y una charola de laca que son del arte típico
mexicano. Cada uno recibió, incluyendo a
J.B., cinco pesos del abuelo
Robinson y lo mismo de tía
Lucille, quince pesos cada uno del obispo y $1.15 de la Sociedad de Socorro de Dublan.
Dorothy y yo recibimos una orden de dinero internacional por $48.50 {diez dólares) de Bob.
Suponemos que el tío Harold cooperó, pues Bob, un muchacho de
escuela no podría haber ganado tanto.
Fuimos a Ermita en nochebuena para ver una presentación muy bonita (con
narración) que mostró el gran trabajo hecho en el escenario por el élder Ignacio Zárraga. Pasamos el día de
Navidad, el domingo, en Chalco, pero no pudimos realizar una reunión. Tuvimos
una bonita cena de Navidad el lunes, para evitar quebrantar el día de reposo,
con pavo y todo lo acostumbrado. Fuimos al “Alameda”, el mejor cine en México, para ver una película. Al principio, Dorothy
no quería andar en la silla especial que J.B. y yo hicimos para ella, pero su
condición hizo que tuviera que aceptarla. Su pie izquierdo no está enteramente
bien todavía.
Enero
17, 1939
Bueno, el Presidente de Misión
ha rentado otra casa, y nos mudaremos a fines del mes. Estamos tristes porque
la nueva casa no tiene espacio para una cancha de frontón. Está a cuatro
kilómetros mas cerca de la ciudad.
Febrero
5, 1939
La hermana Bowman se fue a Monterrey.
Al fin su deseo de trabajar de nuevo en el campo fue cumplido, y el
mejor lugar en la misión también. Están teniendo problemas debido a que el
propietario del lugar que están rentando para tener las reuniones no se las
rentará mas porque teme de una expropiación debido a acciones recientes del
gobierno. Probablemente ellos conseguirán tener una capilla pronto. El élder George Turley tomará el lugar de Dorothy.
La hermana Bowman ha hecho
realmente mucho trabajo aquí en la oficina de la misión, y es sorprendente lo
que ha sido capaz de aprender aquí. Estoy muy orgulloso de mi hermana. Una de
las razones por las que me hubiera gustado ir a
Monterrey con ella es la de participar en su éxito. Estoy seguro de que
ella hará lo correcto en la obra, y también de que su trabajo será exitoso.
10 de
Mayo, 1939
Por el primero de junio de 1939, tuvimos un viaje agradable con los
Anderson a Acapulco. Ellos planeaban llevar a su familia, y cuando los
misioneros oyeron de sus planes, todos quisimos ir. Yo tenía mucho trabajo por
hacer y primeramente decidí no ir, pero cambié de opinión a fin de no
avergonzar a los demás permaneciendo en la oficina mientras ellos se divertían.
Los siguientes viajamos en nuestro Ford
: J.B. Robinson, George Turley, Arthur Clyde Pierce, el élder Longhurst, la hermana Muro, y C.
Bowman. En el Dodge: el Presidente y la
hermana Anderson, Bobbie, Clyde,
A.L.Jr, Marguerite, y la hermana Nora
Redd.
Los élderes dormimos en una playa con palmeras. Dejé mi cámara en el
coche y olvidé cerrarlo. Se robaron mi
cámara. De regreso, nos detuvimos en las Grutas de Cacuamilpa. Son dignas de contemplar. También
nos detuvimos en unas ruinas mayas, algunas de las cuales han sido restauradas.
Junio
13, 1939
Nos hemos demorado por haber conseguido tarde las lecciones en este
mes. Parece que al fin voy a ser relevado de este trabajo –quizás sea este el
último juego de lecciones que tendré que preparar. Recibimos una carta del Presidente Ivins preguntando donde deben
comenzar con la traducción de las lecciones en Salt Lake City.
1o de
Septiembre, 1939
Disfrutamos mucho de la visita del Obispo LeGrand Richards. Visitó a la misión a fin de
comprar un lugar para centro de reuniones en
Monterrey. Encontraron un buen lugar en Tapia Poniente 840—y la
compraron con solo dos día de retraso para obtener la autorización de la
Primera Presidencia. El. Presidente
Anderson luego insistió que viniera para supervisar nuestra situación.
Estuvo muy impresionado con nuestras necesidades, debido a que fue a Ermita a una reunión de Presidentes de
Distrito. Estaba lloviendo, y el techo de nuestra casa goteaba, Acompañé
al Presidente Anderson y al Obispo Richards para explorar
la ciudad y ver si Ermita era el lugar donde ellos deseaban construir
una capilla. Encontró que era realmente una buena área, y prometió ver que una
capilla se edificara ahí tan pronto como fuera posible. Tuvimos una reunión
misional muy hermosa e inspiradora con
el Obispo Richards. Él también asistió a
una reunión especial en San Pedro. El Presidente Anderson tradujo para él.
El Presidente Anderson me pidió acompañarlo a Xalitzintla la mañana del
último domingo a tiempo para visitar a los miembros convencionistas ahí, que
están dominados por “el indio
Margaro" (Bautista) como él mismo se llama. Al llegar encontramos que Bautista, Tomas
Sandoval, y Cesario Dominguez estaban ya ahí.
Los élderes habían dicho a la gente de
Xalitzintla que el presidente iba a venir, y ellos informaron sin duda
a Bautista de la visita, quien no
deseaba que el Presidente hablara con aquellas pobres gentes sin autorización.
Esto hizo que el viaje tuviera
menos éxito del que podría haber tenido. El . Presidente Anderson y yo recibimos la oportunidad de
hablar, pero los siguientes tres que hablaron trataron de neutralizar el efecto
del discurso del Presidente sin insultarnos abiertamente.
Después de la reunión, Bautista, Sandoval, y Dominguez solicitaron
viajar a Cholula con nosotros. Nos quedamos sin gasolina justo cuando estábamos
llegando a San Nicolas. No había
gasolina ahí, pero podiamos encontrar algo en el siguiente pueblo. Así se hizo tarde y comenzó a llover
y el carro se descompuso.
El Presidente Anderson decidió
enviar a los élderes Johnson, Garcia y a
mi a San Buenaventura a casa del hermano
Méndez para traer herramientas y bueyes en la mañana siguiente para empujar al
carro. Llegamos cerca de las 11:30 P.M. Los otros llegaron a Cholula cerca de la 1 :00 A.M.
La querida hermana Mendez (quien
no habla español, solo Azteca (nahua), o Mexicano como le llaman) llegó, hizo
un fuego para calentar el
"comal", preparó algo de
"nixtamal", hizo tortillas, peló algunos chiles, hizo
algunas "ojitas" (té de
hierbas) y nos dió algo para comer. Luego nos dieron un petate y una cobija para los tres (que
probablemente vino de la cama de alguien).
A la mañana siguiente seis hermanos fueron con nosotros llevando una
yunta de bueyes para ayudarnos. Después de mucho batallar, los bueyes no
pudieron empujar juntos y rompieron su yugo, pero finalmente pudimos sacar el
carro por la fuerza de todos los hombres. (El carro no podía arrancar, se
podría haber arruinado el motor porque estaba todo lleno de arena). El carro
tenía ocho pulgadas de lodo y arena en el interior. Finalmente lo llevamos a
Puebla. La agencia no podía tomar el trabajo de limpiarlo, así que busqué en
otro lugar después de que el Presidente
Anderson se había ido a casa.dejándome solo.. Lo tendrían listo hasta el
sábado, así que también me fui para la oficina. Costó $70.00 pesos limpiar al carro. Tomaron el
motor aparte y el tanque de gasolina, etc. para conseguir sacar toda la arena.
Olvidaba hablar de nuestra experiencia cuando el hermano Paez falleció.
Creo que era hermano de Abel Paez, y uno de los ocho que fueron excomulgados
debido a la Convención. En la mañana del miércoles 16 de agosto, su hija llamó
al Presidente Anderson y le pidió venir y administrarlo. Él y yo fuimos y así
lo hicimos. El hermano Paez estaba ya moribundo y probablemente no
nos reconoció. Falleció a las dos horas de habernos despedido, probablemente de
bronco neumonía.
Jose Rueda, quien era un buen amigo de la
familia, y yo fuimos a la mañana siguiente. Nadie mas vino (ninguno de los hermanos convencionistas),
Así que José y y yo lo debimos preparar para el entierro. Llamé a la hermana Anderson, y ella me dijo que hacer. Nos
estuvimos hasta muy tarde y cuando los parientes católicos llegaron y colocaron
velas alrededor de él para la
"velada", salimos. No creo que yo hubiera soportado a la gente
ebria. Margarito Bautista llegó y con fuerza
tomó los arreglos para el funeral. El presidente de Distrito, hermano Zarraga,
y nosotros los misioneros no disputamos con él. No quisimos hacer un
espectáculo. El Presidente dejó la
ciudad esa mañana. Él me llamó para hablar, y también a los otros, y también él
habló. Así que no estuvo tan mal.
Las cosas parecen mejores ahora. Mucha de la gente valiosa de la
Convención ha regresado a la Iglesia.
Octubre
16, 1939 - Calle Moneda
Oh, estamos ahora en el dinero, de hecho vivimos en la calle “Moneda”. Si, el momento llegó esta mañana, y fui
relevado de la oficina. El élder Dennis
Romney fue llamado como el nuevo secretario, y yo estoy tomando su lugar con el
élder Ike Taylor para trabajar aquí en
la ciudad. Mi deseo debe haber sido observado por el Presidente. No pienso
mucho acerca de nuestro dormitorio, pero ya extraño la buena comida y la buena
cama.
El hermano Armando Perez, la
octava persona en ser bautizada aquí en México, nos había informado que habían
algunos miembros en Texcoco que no habían tenido contacto con la Iglesia desde
que los misioneros fueron expulsados cerca de
1912-1914. Así que el último domingo el élder y yo fuimos asignados a ir
en el Ford y manejar por la carretera a Puebla a San Vicente. Encontramos
uno de los miembros ahí, pero tendría
cerca de doce años cuando estuvo activo en la Iglesia, y no tenía ahora mucho
interés en sentarse y platicar con nosotros. Platicamos por un momento con él y
le dejamos algunos folletos. Manejamos hacia Texcoco, pero no pudimos encontrar
a otros miembros.
De regreso, nos paramos en Chapingo, la Escuela Nacional de
Agricultura. Tienen algunas buenas vacas, pollos, y una buena cantidad de
tierra. Aquí es donde murió el hijo de
Rey L. Pratt cerca de 1925-1926, cuando este joven y Jenner Hatch iban a la escuela ahí.
Diciembre
3, 1939
Fuimos al mercado de la
"Merced" Obtuvimos 72 naranjas por un peso, y plátanos a solo
12 centavos el kilo. También compramos
papas, zanahorias, tomates, y frijoles.
No tenemos que cocinar mucho, puesto que los santos son buenos y nos invitan a
comer. También compramos miel a 50
centavos a kilo, y cajeta a 80 centavos, así que tenemos variedad de dulces.
Nuestra leche es dejada en nuestra ventana cada mañana a las 7:00 A.M., y así tenemos un buen reloj despertador.
Obtenemos el mejor pan en México de una
"panaderia" justo a la vuelta de la esquina.
Olvidaba registrar que la hermana Bowman fue relevada hacia fines de
octubre, la extraño.
También no registré que nos mudamos a la calle 2nda. General Prim
32-F2, escaleras abajo donde viven los
Martineau. La hermana Martineau
era muy buena al mandarnos comida ocasionalmente. LeRoy Hatch se hospedaba con ellos.
Mientras Arwell Pierce fue Presidente de la Misión, el Presidente George
Albert Smith fue a Méxco y tuvo una conferencia. Él revocó la acción de
excomunión tomada previamente hacía 15 años y trajo a todos los miembros de
vuelta al rebaño.
El presidente de Estaca, mi papá, escribió al Presidente Anderson para
solicitarle me relevara de la misión cerca de cinco semanas antes. Estaba sirviendo una misión de dos años y
medio. Esto era urgente porque tenían un
trabajo para mi, que era dirigir un negocio que había sido organizado. El
gerente, Velan D. Call, había
fallecido. Por esta razón el Presidente
Anderson me relevó y regresé a casa el 24 de diciembre de 1939.
Claudius Bowman, jr.
Por S. Keith Bowman (1921 - 2010).
(Tomado de
Dublan.net, extracto, traducción libre)

En 1943 las condiciones en el mundo eran muy
diferen-tes. Especialmente en México las condiciones eran muy distintas de como
son ahora. Mi propósito en escribir esto es para registrar mi misión y también
explicar por-que hacíamos las cosas en otra manera en aquel enton-ces.
Cuando Don Plutarco Elías
Calles llegó a ser Presidente de México comenzó una reforma religiosa en México. Veo ahora que el Señor lo utilizó para
preparar la vía para lograr mas libertad religiosa rompiendo el dominio
asfixiante que la iglesia católica tenía sobre la gente y aún sobre el Gobierno
de México.
Cerró todas las iglesias y confiscó todas las
propiedades de la iglesia. Fue un golpe
terrible para la iglesia católi-ca, especialmente a los monasterios y los
conventos. Los monjes y las monjas se
fueron a la calle y tuvieron que encontrar refugio en casas de amigos o
parientes.
Aquí en
Dublán y el resto de las colonias nuestra iglesia fue cerrada y
confiscada y tenía que ser entregada al gobierno. Recuerdo que no podíamos ir a
la iglesia y aun nuestra escuela fue cerrada. Tal como recuerdo la Presidencia
de Estaca obtuvo una filmina hecha acerca de las Colonias en Chihuahua y fue
enviada con una delegación a la ciudad de Mé-xico para presentarla a los
oficiales del gobierno. Yo estaba tan
joven que no recuerdo quienes hicieron esto o que fue lo que lograron, pero
después de un tiempo se nos permi-tió el uso de la capilla. Podíamos ir a la
Iglesia de nuevo y asistir a la escuela.
Esto perturbó grandemente a la Iglesia en México pues muchos miembros se perdieron. La
Tercera Convención también puso de su parte a muchos de los líderes prominentes
y miembros. No trataré de hablar acerca
de la Tercera Convención porque no estoy bien versado acerca de esa historia y
no cuento con la documentación necesaria para hacerlo correctamente.
Cuando los misioneros comenzaron a regresar a
México tuvieron que usar diferentes métodos para hacer amigos y ser capaces de
ganar la confianza para enseñar a la gente. Las iglesias eran ilegales en México así que la Iglesia
fue registrada como una institución educativa.y cultural.
Mi hermano Claudius y Bill Jarvis usaban un
automóvil viejo y un proyector de filminas para ir a diferentes pueblos para
mostrar las filminas de la Iglesia. El . Dr. E. LeRoy Hatch iba a las
diferentes pequeñas ramas y organizaba la AMM
y enseñaba bailables y activi-dades para ayudar a revivir a la Iglesia
en la Misión. Mi hermano Bob usaba su violín,
se paraba en una esquina en la calle y tocaba algunas canciones
conocidas como Jesusita en Chihuahua.
Cuando se le preguntaba que melodía era esa, él podía decir que era de Chi-huahua
y él, un misIonero mormón; hizo muchos amigos en esta forma.
Cuando mi hermano
Donn, Dan Taylor y yo fuimos a la casa de misión en Salt Lake City fue
durante la guerra y había muy pocos misioneros en aquel lugar. Mas de la mitad
de los misioneros en la casa de misión en ese tiempo iban a ir a la Misión
Mexicana. Ellos eran Donn, Dan y yo, Teresa Martinaeu, Hannah Call, la hermana
Golightly y otra hermana cuyo nombre no recuerdo. Eramos siete los que se preparaban para ir a
la Misión Mexicana de los doce que se encontraban en la casa de Misión. En ese tiempo todo México era una misión y
había solo unas pocas ramas y miembros. Cuando llegamos a la ciudad de México
fui enviado a Monterrey para trabajar con mi primo Leland Robinson.
Inmediatamente comenzamos a prepararnos para la conferencia de la Rama que
estaba por realizarse en cinco semanas. Comenzamos a visitar a los miembros y a
invitarlos a venir para formar un coro y prepararse para la conferencia. Logramos formar un coro grande con Leland como el director y la pequeña de 13
años, Beverly Johnson, como pianista. Practicamos y preparamos varios hermosos
himnos para la Conferencia.
Viajamos al pueblo 18 de Marzo para invitar a los
miembros a la conferencia y para mos-trarme donde vivían. Tomó todo el día
viajando por autobús y a pie para llegar al lugar. El hermano Reyes y su
familia vinieron a la conferencia debido a nuestros esfuerzos.
Cuando el
Presidente Pierce arribó para la conferencia había seis personas en el
gran automóvil de la misión. El Presidente y la hermana Pierce, el Elder David
O. McKay y la hermana MacKay, Marybeth
Pierce y mi primo Adelbert Taylor.
Adelbert iba a ser mi nuevo compañero.
La conferencia fue un gran éxito y una fiesta espiritual
para todos nosotros. Todos disfru-tamos al
Elder y la hermana McKay y sentimos su amor. Él era verdaderamente un
profeta del Señor. Los miembros fueron edificados y renovados en su fe y testimonio. La pequeña rama creció en
fortaleza si no en número.
En nuestra conversación con el Presidente Pierce,
nos aconsejó jugar Basketball y organi-zar
un equipo de la rama para ver si
podíamos abrir algunas puertas y ganar algunos amigos e influencia en la
ciudad. Leland me había llevado al club
atlético de la ciudad, el Circulo Mercantil Mutualista, y yo me había hecho
miembro de ese club. Nos reuníamos junto con cerca de siete de los jóvenes de
la Rama y comenzamos a practicar en nuestro tiempo asignado en el Club.
Estábamos
teniendo un juego de práctica con otro equipo en nuestra liga de segunda fuerza y haciéndolo muy bien cuando
algunos hombres vinieron a platicar conmigo. Ellos me dijeron que no me sería
permitido jugar con nuestro equipo de
2a fuerza. Me dijeron que Ismael
Fernandez estaba organizando un equipo para promover una colonia, con casas a la venta en la ciudad, llamada
Colonia Paraíso y que a él le gustaría que yo fuera a jugar para ese equipo
en Primera Fuerza.
Acepté jugar para la Colonia Paraíso y el gran torneo comenzó. Estábamos
ganando algu-nos partidos y uno de los muchachos de la rama vino trayendo el
periódico para mostrar-me lo que se había escrito de los juegos.
Después de terminar el torneo Cruz de Malta en
Monterrey se me pidió jugar en la se-lección para representar al estado en el
Campeonato regional de Segunda Fuerza en
Tam-pico. Ganamos el Torneo y conseguí muchos amigos en ese equipo. Después de
regresar de Tampico fui seleccionado para jugar en el equipo de Primera Fuerza para representar al estado de
Nuevo León en los juegos nacionales en Chihuahua. No pude hacer esto debido a
que fui transferido a la ciudad de México. Algunos de los amigos que hice en
Monterrey todavía me escribían por correo muchos años después de mi misión.
Chema Lozano era el propietario y gerente de la Cristalería Monterrey y había
planeado venir a Dublan para una visita pero sus planes fueron cambiados cuando
establecieron una nueva oficina en la ciudad de México.
Agradezco al Señor por su inspiración y ayuda en
todo el tiempo en que estuve en mi mi-sión.
Cuando mi compañero Benito García y yo nos
estábamos preparando para nuestra última conferencia en Monterrey decidimos ir a 18 de Marzo para
invitar al hermano Reyes a la conferencia.
Fuimos por autobús a Reynosa, Tamaulipas y de ahí a 18 de Marzo. Cuando
llegamos ahí encontramos que había estado lloviendo por 3 días y estaba todavía
lloviz-nando. Todavía teníamos 15
kilómetros que caminar a pie. Empezamos a caminar a las 4:00 P.M. bajo la
lluvia con un cielo muy nublado. El
camino estaba pavimentado en los primeros kilómetros pero pronto se convirtió
en fangoso y lleno con muchos charcos de agua.
Pronto nos rodeó la oscuridad de la noche y después de unas cuantas
vueltas en el camino perdí completamente mi sentido de dirección. Finalmente, a
las frecuentes preguntas de Benito, tuve que decirle que estaba completamente
perdido.
Pero no
teníamos otro recurso que continuar. Finalmente, después de no sé cuantas ho-ras,
llegamos al borde de un canal, al cual lo atravesaba un pequeño puente por
donde se podía pasar a pie y así logramos pasar al otro lado. Al continuar
apareció un luz en la ven-tana de una casa.
. Con gran alivio tocamos a la puerta.
Una joven acudió a la puerta y vio nuestra extraña apariencia llena de
lodo. Rápido se volvió y corrió al otro cuarto excla-mando: "¡Son los hermanos! ¡Son los
hermanos!". El Señor nos había dirigido directa-mente a la casa del
hermano Reyes. Después de comer una buena sopa caliente, dos can-sados y muy
agradecidos misioneros expresaron su gratitud al Señor por su guía y mise-ricordia
y se fueron a la cama.
Cuando arribamos a la ciudad de México fui enviado
a vivir en la capilla Ermita y nos
dieron un gran fajo de cédulas de
miembro, indicándonos ver cuantos de
estos miembros podríamos encontrar. Por
meses mi compañero, mi primo Adelbert
Taylor y yo, fuimos en autobús y a pie
por las estrechas y sucias calles de las colonias y vecindades de la ciu-dad de México, buscando
y haciendo preguntas para encontrar a los miembros perdidos. Encontramos muchas
familias y hablamos con ellos para animarlos a regresar a la Iglesia, pero
muchas otras se habían mudado y nadie parecía saber a donde habían ido.
Esto era nuestra labor durante el día pero varias
veces a la semana por la noche podía ir a jugar basquetbol. Antes de que fuera enviado a Ermita después de llegar a la ciudad de
México el Pres. Pierce envió a LaSelle
Taylor, el secretario de la Misión, para llevarme a uno de los grandes
gimnasios en México y presentarme con el
"El Caballo Curiel"
el coach del equipo que
representaba a la Secretaría de Agricultura, para ver si yo podía tomar su
lugar en el equipo. Creo que LaSelle estaba siendo transferido, no recuerdo a
donde. Comenzamos a practicar una vez a
la semana y jugamos a veces tres juegos en una semana. El equipo estaba
compuesto por jugadores veteranos, algunos eran del equipo de los viejos
Dorados de Chihuahua, otros eran de la ciudad de México. Yo era muy joven en
comparación con los otros jugadores así que me tenían jugando en cada ocasión
todo el partido. Cuando fuimos en recorrido todos ellos fueron muy protectores
y me cuidaron de los males y peligros de
las ciudades. Aún cuidaban que ninguno fumara cerca de mi y que no tratarán de
servirme bebidas alcohólicas.
Jugamos con todos los equipos que vinieron de todo
México y de los Estados Unidos para los torneos.
Una noche
cuando jugábamos con los Phillips 66 de
los Estados Unidos, me paré fuera del borde para tirar la pelota y ahí enfrente
de mi estaba mi Papá sentado entre el
Pres. Pierce y el Pres. Harold W. Pratt. Pueden imaginar la energía que
eso me dió en ese partido. Ellos me esperaron después del juego y fuimos y
tuvimos una buena reunión y una buena comida.
Por este tiempo organizamos un equipo de misioneros
y jugamos algunos partidos en diferentes lugares. El equipo lo conformaban mi
hermano Donn, Daniel Taylor, Vaugn Green, Harold Brown, LaSelle Taylor y
yo. Parece que había otra pareja de
otros misioneros pero no recuerdo quienes eran.
Recuerdo que fuimos a la planta de cemento, Cruz Azul, para jugar con el
equipo Cruz Azul. También fuimos a
Toluca para jugar con el equipo local en el gran gimnasio. Nos divertimos
grandemente jugando con los otros misioneros y poder conocer a Vaugn Green, quien con su esposa, Polley,
había venido para ser el secretario financiero de la Misión. Harold Brown y su
esposa Leonor estaban viviendo en la
ciudad de México por ese tiempo y disfrutamos de nuestra asociación con ellos.
También necesito mencionar al Dr. E. LeRoy Hatch
que estaba viviendo en Mexico estudiando para ser doctor. Recuerdo que en
algunas ocasiones nos llevaba a comer un
"Caldo de Indianilla". Este era una sopa caliente con garbanzos y cilantro fresco y cebollas
picadas en el. Luego con un jugo de
limón hace una sopa muy deliciosa y caliente.
Recibí una llamada telefónica y se me dijo que me
reportara a la oficina. Cuando llegué fui enviado a la recámara del Presidente
donde él estaba enfermo en su cama. Me
dijo que no se sentía bien y que deseaba que yo fuera a celebrar las
conferencias en las ramas de la misión.
También me dijo que no tenía un compañero para mi y que tendría que ir
solo.
Recuerdo el largo viaje en autobús de la ciudad de
México hasta Piedras Negras, Coahuila. Y recuerdo que el conductor del camión
me pidió que conversara con él para mantenerlo despierto durante la noche.
Comencé a platicarle de mi hogar en Chihuahua y por supuesto de la razón de
encontrarme predicando de la Iglesia y el mensaje del evangelio.
Nunca había estado en Piedras Negras anteriormente
y tuve que caminar mucho y preguntar por las direcciones pero finalmente
encontré al hogar del presidente de la rama. Me dieron la ayuda de un joven
para guiarme y mostrarme donde vivían los miembros y los visitamos a todos y los
invitamos a la conferencia del próximo domingo. Todavía recuerdo la cálida
bienvenida que los miembros me dieron y el sentimiento de hermandad que existía
en esa pequeña rama de la frontera.
De vuelta a la ciudad de México, se me dió al élder Benito García como mi compañero por el
resto de la jornada. Viajamos primero a
Tierra Blanca, Veracruz para tener una conferencia en la pequeña rama
ahí. Nos invitaron a un pequeño paseo en el monte cerca de una hermosa corriente
de agua.
Una mañana recibí una llamada de la oficina
pidiéndome que me reportara en la oficina.
Tomé el trolebús al Zocalo y
después un autobús a las Lomas de Chapultepec, a la casa de misión. Cuando llegué se me asignó llevar al Élder y
la hermana McKay a recorrer la ciudad de
México y visitar todos los puntos de interés. Primero fuimos a San Juan Teotihuacan a las pirámides. Ahí
escalamos hasta la cima de la gran pirámide del sol y observamos el gran
panorama de todas aquellas pirámides antiguas.
El Pres. McKay estaba impresionado por el grupo de pirámides que están
agrupadas con tres a la cabeza y doce por el resto de la plaza en frente de
ellos con cuatro en cada lado y cuatro al frente completando los doce. Comentó que representaban a la Primera
Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles..
Fuimos luego a los jardines flotantes de Xochimilco
y disfrutamos los Mariachis que vinieron
cerca de nuestra lancha para tocar y cantarnos.
Cuando estábamos caminando en el Zócalo y por la
avenida Cinco de Mayo la gente se paraba y saludaba al Elder McKay. Creo que
podían sentir que estaban viendo a un profeta del Señor. Estaban muy
impresionados con su presencia y su cabello blanco. Para mi fue un gran
privilegio estar con el Élder y la hermana
McKay esos dos días de recorrido. Fue un deleite observar su interés
profundo en todas las cosas que fuimos a ver.
También tuve el privilegio de llevar al Élder
Harold B. Lee, su esposa e hijas, para ver los lugares de interés en la ciudad
de México. También a la hermana Parmley, de la Mesa General de la Primaria, su
hija y otras dos hermanas.
El Elder LaSelle y yo fuimos enviados a Toluca para reabrir la obra en la pequeña
rama de Toluca. La Misión había adquirido una casa antigua y la había
convertido en una agradable casa de oración completa con una fuente bautismal
en el patio.
Temprano en la mañana tomamos el carro "Turismo" a Toluca y llegamos a
nuestra "Casa de Oración" y
dejamos nuestros trajes. Nos bañamos en los nuevos baños que habían sido
instalados y nos alistamos para explorar el pueblo.
Caminamos por la calle hacia un gran parque
atlético. Fuimos al gran Gimnasio y
observamos en la puerta de entrada y pudimos ver a un hombre bien presentado en
la oficina cercana leyendo un periódico. Caminamos a ese lugar y nos
presentamos. Él era el Señor Everardo
Nava, el encargado del Departamento Atlético del Estado de México. Le dijimos
que éramos misioneros y que vivíamos al otro lado de la calle, que nos gustaría
usar el gimnasio para trabajar ocasionalmente. Nos miró y sonrió y estrechó
nuestras manos con fir
meza con
una mano extraordinariamente fuerte. Su cabello era gris pero tenía un cuerpo
atlético con un pecho y brazos bien desarrollados. Aunque tenía mas de sesenta
años de edad se preciaba de estar en buena condición física. Sonrió y nos pidió
acompañarlo.

Bertha Brown llamada a la misión el 23 mayo 1943
Nos habló de su hijo y expresó su deseo de
presentarnos con él. "Quiero que
viva una buena vida limpia y sea como ustedes", dijo. Cuando Aureliano Nava "Nano" vino a conocernos
era en verdad un joven alto, físicamente apto y muy amistoso. Nos hicimos
amigos inmediatamente y LaSelle y yo lo
llevamos a casa para platicar y conocemos mejor. Pasó su rato libre con
nosotros y pronto fue bautizado en la
Iglesia,
Después, cuando la hermana Erma Farnsworth y la hermana Bertha Brown vinieron a trabajar con nosotros
en Toluca, Bertha y Nano realmente se gustaron y se enamoraron. Después de que
Bertha terminó su misión, se casaron, pero esto es por supuesto otra larga
historia. Nano es hoy un miembro del
sumo consejo de la Estaca Toluca.
Después Oscar Bluth vino a trabajar con nosotros
en Toluca y él era un compañero misional
muy bueno y talentoso. La hermana Brown tenía una hermosa voz de soprano y la
hermana Farnsworth podía cantar un
maravilloso contralto. El élder Bluth
cantaba tenor y yo cantaba bajo. Fuimos
a visitar Atlatlauca y encontramos que
el pequeño Nefi había fallecido. Era el
hijo del hermano Tinoco quien era el presidente de la pequeña rama indígena..
Muchos de los miembros de la rama y aquellos que asistieron al funeral no
sabían español así que los misioneros les predicamos con los himnos. Cantamos a capella en armonía a cuatro voces
cerca de seis de los hermosos himnos para funeral.
Después de ese día, siempre predicamos el evangelio
cantando los himnos en la Iglesia y en cualquier ocasión en que podíamos. Cada himno tiene su propio espíritu y cuando
se canta con sinceridad y amor toca los corazones de muchos de los que
escuchan.
Benito y yo fuímos a Villa Guerrero,en la parte sur del estado de
México. Fuimos a ver a la familia
Estrada. El hermano Estrada era el tío de Benito, hermano de su madre. 

Bertha y un grupo de misioneros con el Pres Arwell Pierce
Estábamos felices de haber podido conocer a la
familia. El hermano y la hermana Estrada tenían cinco hijos. Jonás el hijo
mayor, hacía una buena barbacoa y vendía
tacos en la plaza. Sara, la hija mayor había regresado recientemente de su
misión y se encontraba en casa sintiendo que ella no tenía buenas perspectivas
de encontrar un esposo SUD. Sabina, la
segunda hija se estaba preparando para ir a la misión. Le seguía David; Fasur,
el hijo mas joven, estaba asistiendo a la escuela en la ciudad de México.
Benito y yo inmediatamente recordamos a Alfredo De Hoyos en Monterrey
quien estaba en la misma situación que Sara, ahí en Villa Guerrero. Él manejaba
un camión para sostener a la familia después de que su padre había muerto y no
había podido encontrar una buena esposa SUD. Benito y yo le dijimos a Sara
acerca de Alfredo y le explicamos su situación y que él era lo correcto para
ella. Le dimos su dirección y la persuadimos de escribirle. Comenzaron a escribirse y pronto Alfredo vino a Villa Guerrero y se
casó con Sara y vivieron felices. Su
hija se casó con Marco Antonio Flores que era presidente de la Misión México
Chihuahua cuando fuimos llamados a trabajar en la Misión como Presidente del
Distrito de la Sierra.
Mirando atrás a los días de mi misión, puedo ver
que aunque nuestro trabajo parecía lento y estéril, estábamos plantando las
semillas que después ayudaron a la Iglesia a crecer a lo que es ahora en
México.
Benito y yo fuimos enviados a trabajar a Pachuca, Hidalgo. Visitamos a los miembros de
la pequeña rama de Santiago Tezontlale en la tierra del Maguey y la Tuna. Ahí conocimos a los pioneros de la
rama, Don Trinidad Hernandez y su
familia. Mientras nos encontrábamos ahí las deliciosas tunas blancas estaban maduras
y estaban cosechando muchas de las grandes plantas de magueyes.
Don Trinidad
me preguntó si me gustaban las tunas y el
Agua Miel y le dije que si. Me dió un bambú y un cuchillo y temprano en
la mañana salí y tuve un desayuno delicioso de tunas frías y agua miel. Usé el
cuchillo para pelar las tunas y el bambú para sorber el agua miel del hoyo
excavado en las plantas de maguey para recoger el dulce líquido de la planta.
Después de que llegué a casa de mi misión el
hermano Trinidad Hernandez me envió una caja de plantas de higos que puse en el
lado sur de mi terreno. Después de 55 años todavía comemos los deliciosos higos
blancos.
Nos habían dicho que los indios y personas en el
pueblo de Santiago eran muy católicas
pero que el Elder Fay Johnson
había hecho muchos amigos en una manera extraña. Cuando él venía a visitar la rama un domingo
por la mañana pasó por el lienzo donde estaban teniendo una Charreada y una gran multitud se había
reunido para observar el espectáculo. Fay trepó al muro para ver que pasaba y
vió que estaban cabalgando caballos salvajes alrededor del corral para mostrar
sus habilidades. Sospecho que el élder Johnson, el vaquero y mejor corredor a
caballo de las montañas, no pudo resistir la tentación.
Escogió un gran mula y cuando se acercó al muro
brincó sobre su lomo y no fue derribado. Entre los aplausos de la gente
desmontó y caminó a la puerta y procedió a celebrar su reunión en la rama.
Muy cálidos sentimientos y experiencias tuvieron
lugar cuando el Elder David O. McKay
vino a una Conferencia en la ciudad de México
para autorizar el regreso de algunos de los líderes de la Tercera
Convención a la membresía de la Iglesia y para darles la bienvenida. No trataré
de narrar de la gran obra del Presidente
Harold W. Pratt y todo el resto de los élderes y personas que trabajaron por
muchos años para lograr este propósito. Estaba impresionado por la gran bondad
y el espíritu de perdón y misericordia que el
Elder McKay tenía por todas las personas. Recuerdo que canté en el coro
en esa conferencia y después de ello fui asignado a bautizar algunos de los hijos
de los que fueron miembros de la Convención pero que no habían recibido el
bautismo dentro de la Iglesia.
Los bautismos se realizaron en la pila bautismal en
el patio afuera de la capilla en Ermita.
Estaba preocupado debido a que habíamos tratado de llenar la pila pero
el agua se había salido y había solo suficiente agua que llegaba hasta mis
rodillas cuando entre a la pila. Los
bautismos estuvieron bien con los niños pequeños pero estaba preocupado con el
hijo del hermano Othon Espinoza. Era un
muchacho que pesaba mas de 300 libras y tenía una gran panza.
Me preguntaba como iba a cubrir totalmente a ese
muchacho con el agua. Cuando llegó su
turno la gente se acercó mas, sospecho que muchos de ellos pensaron lo mismo
que yo.
Vino confiadamente dentro del agua y procedí con fe
en la ordenanza. Cuando lo sumergí en el
agua su gran masa desplazó suficiente agua de tal forma que esta se levantó en
la pequeña pila y él fue completamente sumergido. El milagro había ocurrido y
cada uno dio un respiro de alivio, especialmente el élder Bowman.
Esta conferencia fue un hito en la historia de la
Iglesia. Algunos de los miembros de la Con-vención fueron traídos de nuevo al
rebaño. Recordaré el espíritu de amor, compasión y hermandad que estuvo en esa
conferencia y que pareció permear a toda la misión.
S. Keith Bowman
Aurelio
y Altagracia Rodríguez de Rubalcava
Los primeros misioneros arribaron a la ciudad de
Chihuahua en 1920 y plantaron una se-milla del evangelio, una copia del Libro
de Mormón, que empezó a dar frutos 32 años des-pués. Los misioneros llegaron a
Chihuahua durante la prolongada Revolución mexicana que había comenzado una década antes. Y los misioneros se fueron
como un resultado de uno de los mayores cambios que trajo la revolución – la
expulsión de todos los clérigos extranjeros de México.
Uno de los primeros misioneros fue Ana
Hendrickson quien, con su compañera, tocaron a la puerta del hogar de Aurelio
Rubalcava y Altagracia Rodríguez de Rubalcava. Las misio-neras fueron tratadas
cordialmente y ellas dieron el mensaje de la Restauración a la familia
Rubalcava. Antes de que las misioneras dejaran Chihuahua, dejaron una copia
negra y gris del Libro de Mormón a la familia. El libro tuvo un impacto. Los
Rubalcava leyeron el libro y lo gozaron, aunque no desearon llegar a ser
miembros de la Iglesia. Llamaron a su primer hijo Nefi, un nombre poco conocido
en esta parte del mundo.
Años pasaron sin que los misioneros regresaran.
Finalmente, después de ls Segunda Guerra Mundial, tres familias sud vinieron a
Chihuahua. La primera, la de Hariold W. Pratt, co-menzó un negocio de venta de
equipo agrícola. Su esposa, Ana Hendrickson Pratt, era la misionera que había
venido a la ciudad hace 25 años. La segunda familia fue la de Alma G. Jarvis,
que trabajaba para American Smelting. La tercera, Evaristo Flores, trabajaba en
una fábrica de quesos. Una vez que las familias se habían establecido, el
hermano Pratt escribió al presidente Lucian M. Mecham en la ciudad de México
para que enviara misioneros a Chihuahua.

El presidente Mecham
accedió y los misioneros llegaron por la segunda vez. A pesar de la ayuda de
las tres fami-lias, los jóvenes élderes encontraron el trabajo lento. Unas
pocas personas fueron bautizadas, siendo la primera Arturo Souza. En 1952, dos
misioneros, incluyendo Cli-fford A. Dean, llegaron al hogar de los Rubalcava.
Arturo Galindo Rubalcava de Chihuahua, México,
es uno de los muchos miembros fieles de su
familia
traídos a la Iglesia a causa del Libro de
Mormón.
Fueron recibidos por Altagracia,
una pequeña mujer que una vez había estudiado con los primeros misioneros. La
misión del élder Dean terminó y volvió a su casa sin haber visto ningún
progreso del que habían tenido los primeros misioneros 32 años antes.
Sin embargo, el progreso
se había hecho. Altagracia, ahora una abuela, había obtenido un testimonio del
Libro de Mormón y empezado a influencias a su familia. Cuando los suce-sores
del élder Clifford llegaron, los élderes Robert Beecroft y Lynn Gardner,
empezaron con su ayuda a enseñar a sus nietos que vivían cerca -10 hombres y
cuatro mujeres. Los bautismos luego se realizaron, el primero en septiembre de
1952. Su primer converso, apropiadamente, fue Nefi “Soy el primero en esta
dispensación en bautizar a un Nefi” dijo el élder Beecroft después.
Otros bautismos
siguieron y la rama de Chihuahua fur organizada en diciembre. Pronto casi toda
la familia Rublacava estaba dentro de la Iglesia. Los nietos fueron bautizados
primero, luego los hijos y su madre Altagracia y finalmente Aurelio Rubalcava
en 1960, algunos 40 años después de haber escuchado por vez primera el
evangelio restaurado.
De la familia Rubalcava
han venido numerosos obispos, patriarcas de estaca, presidentes de estaca,
presidentes de misión, representantes regionales y líderes de organizaciones
auxiliares.

Andrés
Hinojosa

El hermano Hinojosa
tenía 16 años cuando se unió a la Iglesia, A los 23 años, en 1932, se le ordenó
como élder, y un día después fue ordenado par a comenzar una mi-sión como uno
de un pequeño grupo de hombres que prosiguieron la obra misional después de la
partida de los misioneros americanos. Caminó cientos de kilómetros para enseñar
el evangelio. En una ocasión caminó de San Marcos, Hidalgo, a Puebla, una
jornada que hoy demanda un viaje arduo de cuatro horas en automóvil. Camino de
día y de noche y durmió en sembradíos de maiz.
Sus esfuerzos misionales
vinieron durante tiempos difíciles para la Iglesia en México. Los miembros eran
pocos y sus circunstancias económicas precarias.
En septiembre de 1933,
mientras hacía obra misional en el estado de Hidalgo, el élder Hi-nojosa
recibió una carta de su supervisor, Bernabé Parra, informándole que un miembro
había sido falsamente acusado de robar objetos de una iglesia local. Pero aún,
las autori-dades locales acusaban al élder Parra y a su compañero de ser
cómplices.
“Inmediatamente fuimos
al pueblo y nos presentamos a las autoridades”, escribió el élder Hinojosa en
su diario. Al mismo tiempo tocaron las campanas de la iglesia, una señal a los
pobladores para que rodearan el edificio donde nos encontrábamos. En menos de
cinco minutos se habían reunido alrededor de nosotros cerca de mil personas
armadas con pis-tolas, cuchillos y palos. Las autoridades nos encontraron
inocentes de los cargos y nos liberaron. Cuando partimos, la gente empezó a
tirarnos piedras, pero...fuimos capaces de salir salvos”.
Después de su misión, el
hermano Hinojosa continuó difundiendo el evangelio. En medio de algunas
disenciones internas entre los miembros de la Iglesia en México, el hermano Hi-nojosa
sostuvo al profeta y al liderazgo autorizado en México. Luego fue sostenido
como un miembro de la presidencia de la Rama de Ermita, luego en el consejo de
la misión. Con la creación de la Estaca de la Ciudad de México en 1961, vino a
ser uno de los primeros miembros del sumo consejo en México. Fue ordenado
Patriarca en 1979 por el Élder Mark E. Petersen del Quórum de los Doce.
Falleció el 11 de mayo de 1998, a los 89 años de edad. (tomado de Church News)
Consuelo
Gómez González
Fue una miembro de la
Iglesia influyente en la década de 1920 a 1930quien co-fundó la primera escuela
sud en el sur de México. Durante su vida recopiló un material invaluable acerca
de los primeros miembros que llegó a ser la colección principal del Museo de
His-toria del Mormonismo en México, A.C. que fue fundado por dos de sus
sobrinos, Fernando R. Gómez y Raymundo Gómez. Entre otras actividades el MHMM
ha honrado a miembros pioneros de la Iglesia como a Andrés Hinojosa debido a su
diligencia como misionero y porque él estuvo involucrado en muchos eventos al
crecer la Iglesia de poco más de 1,000 miembros cuando fue bautizado en 1925, a
cerca de 800,000 miembros al momento de su muerte; su misión desde 1995 ha sido
la de recoger, preservar y exponer la historia de la Iglesia en México.
La mañana del sábado 15
de octubre de 1994 fue algo muy especial. Tras varios años de planificación y
desarrollo, abrió sus puertas el Museo de Historia del Mormonismo en Mé-xico,
A.C. ubicado en Aragón, exactamente frente al Templo de la ciudad de México; se
proyectó como un centro cultural independiente que alberga salones de
exhibición, foro, biblioteca, área de exposiciones temporales, así como un
acervo histórico sin parangón que incluye libros, documentos y más de 5,000
fotografías, muestras de utensilios y hasta del mobiliario utilizado mucho
tiempo atrás en los primeros centros de reuniones en México: charolas, bancas,
artefactos, vasos, carpetas, vitrinas, estrados, etc.
Este museo cuenta con
documentación detallada sobre las fechas y las personas más impor-tantes de la
historia del mormonismo en el territorio nacional; desde las primeras incursio-nes
misionales y los primerois bautismos efectuados en el país; el establecimiento
de las colonias en los estados del norte; la dedicación de México por el Élder
Moses Thatcher para comenzar la predicación del evangelio (el 6 de abril de
1881, a más de 5,000 metros de altura en el volcán Popocatépetl); los primeros
misioneros enviados a nuestro país en el si-glo XIX; las ramas pioneras, sus
problemas y persecución en la época revolucionaria; el establecimiento de la Misión
Mexicana; las primeras capillas y estacas, etc.

En abril de 1997, el
MHMM comenzó su programa edito-rial el cual comprende entre otras obras, la
publicación del volúmen “El águila mormón o el anarquista cristiano: Plotino
Constantino Rhodakanaty”.
Con una asistencia de
casi 8,000 visitantes, en marzo de 1998 se realizó una de las exposicIones más
exitosas: “Las primeras ramas de México”, muestra fotográfica que pre-sentó 200
imágenes inéditas del periodo comprendido entre los años 1901 y 1940.
En septiembre de 1999
comienza la proyección internacional del MHMM al tomar parte en las mesas de
trabajo del Comité Internacional de Museos de Arqueología e Historia, con sede
en París, Francia, organismo al que pertenece desde entonces. En junio del año
2000, el museo participó en las reuniones efectuadas en Dinamarca por la
Asociación de Histo-riadores Mormones, organismo internacional que conmemoró
así los 150 años del mormo-nismo en el continente europeo.

- Escuela
Dominical Pachuca, Hidalgo ¿Sabes quiénes son los alumnos de la maestra
Consuelo Gómez? tomado de sud.org.mx
Soy mormón
por Consuelo Gómez
Rama de Pachuca, Hidalgo, Misión Mexicana
De las metas que en mi
vida,
en mi camino he mirado,
hay una que no he
alcanzado,
porque muy lejos está...
SOY MORMÓN, con letras
de oro
en un portal vi escrito,
Y con placer infinito,
quise correr hacia allá.
Es un camino florido
lleno de paz y contento,
donde hay para el
sufrimiento
un bálsamo bienhechor;
donde hay para la
alegría
una fuente inagotable,
y el existir es amable,
porque es una
bendición...
Es el sendero que
antaño,
siguió tranquilo y
sereno
el divino Nazareno
cuando en el mundo
vivió.
Esta senda de los justos
que lleva derecho al
cielo,
es de los buenos anhelo,
el más hermoso ideal.
Adelante ya van muchos
que al fin llegarán
triunfantes,
y vienen más caminantes,
vienen muchos, muy
atrás...
Pero yo llegar no puedo,
porque muy despacio
vengo,
y a cada paso detengo
la marcha que he de
seguir.
¡Oh! Si rodaran las
piedras
que me estorban, más de
prisa,
llegaría yo a la meta
de mi vida y gritaría...
SOY MORMÓN!
Lograría la divisa
que otros lograron ya
si fuera valiente y
fuerte
para olvidar las
ofensas,
y con humildad inmensa,
pudiera al prójimo
amar...
Si no viera los defectos
de los que marchan
conmigo;
si amara como a un
amigo,
al que no me quiere
bien,
corriendo iría a la meta
y pronto la alcanzaría;
entonces sí, gritaría...
Ahora sí, ya SOY MORMÓN.
Lo anterior fue ofrecido durante la Conferencia
de la Juventud
para “Declamación”, por la hermana de la rama de
Pachuca, Hidlago,
Miriam Licona Cruz, con lo que ganó el tercer
premio en la
competencia.
Liahona, Enero de 1962.

Pioneros en Monterrey, N.L.
Los primeros
misioneros fueron enviados a Monterrey en 1920, cuando la ciudad tenía solo
100,000 residentes para los cuales la Iglesia era desconocida. Ellos vinieron
de la Misión Mexicana, que en ese tiempo tenía su sede en El Paso, Texas. En
1922 se organizó en Mon-terrey la primera Rama con 35 miembros, donde uno de
los misioneros era el presidente de Rama. Las reuniones dominicales se tenían
en las casas de los mismos miembros, que se turnaban cada semana en diferentes
casas.
En 1949, veintiueve
años después, se formó la segunda Rama y en 1962 ya existían las ra-mas
Monterrey Roma, Mitras, Anáhuac y Libertad. Entonces el crecimiento empezó a a-celerarse
y 14 años después, cada una de las cuatro ramas originales, llevando aún sus
nom-bres, se convirtieron en estacas.
Durante los primeros
años de la Iglesia en Monterrey, los santos eran ridiculizados, el pro-greso
era lento y había grandes pruebas y aflicciones, pero gracias a la fe y a la
determina-ción de los primeros santos, la Iglesia continuó adelante. Un factor
importante en el creci-miento fue la fortaleza de los miembros que empezaron a
hacer viajes anuales al Templo de Mesa, Arizona, en 1947. Estos viajes
requerían, al igual que para todos los miembros en México, de un gran
sacrificio por parte de los santos ya que tenían que ahorrar dinero para poder
viajar muchos kilómetros de caminos tórridos, en autobuses rentados. Las
bendicio-nes que recibieron en el Templo los elevaron a nuevos niveles de
servicio.
En 1960, bajo la
dirección de líderes locales, se organizó el Distrito Monterrey, que en 1972 se
convirtió en la primera estaca en Monterrey, llamada la Estaca Monterrey
México, for-mada por los barrios Anáhuac, Libertad, Mitras, Paraíso y Roma, y
las ramas Industrial, Modelo, Central, Independencia, Saltillo, Monclova 2,
Monclova3, Nuevo Laredo y Made-ra, la cual fue presidida por el Presidente
Guillermo González Garza.
Para 1976, las
primeras cuatro ramas que se formaron 14 años antes, ya eran cuatro estacas
bien conformadas. Actualmente, 89 años después de que los primeros misioneros
llegaron a Monterrey, existen más de 10 estacas, entre las cuales se
encuentran: Anáhuac, Los Ánge-les, Libertad, Mitras, Moderna, Morelos, Paraíso,
Roma, San Nicolás y Valle Verde.
El crecimiento
geométrico del número de miembros en la ciudad de Monterrey y su área conurbada
en los últimos 20 años, lograda por el gran esfuerzo y fe de los santos para
pro-clamar el evangelio, ha hecho testificar a más de uno que la mano divina y
generosa de nuestro Padre Celestial ha intervenido para lograr este éxito.
En marzo de 1997
había 30,584 miembros en el área metropolitana de la ciudad de Mon-terrey,
entre los que se encuentran ingenieros, doctores, maestros, hombres de
negocios, abogados, arquitectos, fabricantes y muchos otros que se esfuerzan y
preparan para lograr sus sueños de engrandecer la obra.
Bajo las faldas del
cerro de La Silla, símbolo de la ciudad de Monterrey, se extiende el mu-nicipio
de Guadalupe, Nuevo León, territorio que cubre entre otras estacas, la estaca
Mon-terrey México paraíso. Esta estaca se formó el 23 de abril de 1978, al
dividirse la Estaca Monterrey México Libertad, siendo su primer presidente,
Alfredo Gallegos; pero la historia se remonta a 1966, cuando la Rama Paraíso se
formó de la Rama libertad, teniendo su pri-mera reunión como rama en una casa
ubicada en las calles de Independencia y Colón, al oeste de la ciudad.
Algunos pioneros de
este tiempo son los hermanos Lara Vázquez, López Olvera, Treviño Urdiales, Leal
Fonseca, Salazar y Palacios. El 1o de septiembre de 1969 la rama Paraíso se
convirtió en Barrio y su primer obispo fue Héctor Treviño. En ese mismo año se
inició la construcción de la primera capilla de la estaca en la avenida
Independencia. Gracias a la fe de los hermanos y la ayuda de nuestro Padre
Celestial, pronto el barrio Paraíso se dividió, formándose el barrio Los
Ángeles; divisiones posteriores dieron forma a otras unidades, como el barrio
Guadalupe y el barrio Zaragoza.
Hace cuarenta y tres
años, en una fría mañana de 1966, un grupo de Santos fieles a su Dios, se
reunieron en una pequeña casa de oración, posiblemente estos hermanos nunca
imagina-ron lo que sus oraciones, fe y sacrificio lograrían para sus futuras
generaciones. El 9 de febrero de 1997, la Estaca Monterrey México Libertad se
reunió con la Estaca Monterrey México Paraíso y entraron por primera vez a la
capilla que es el Centro de Estaca de esta última, lugar donde se pueden sentir
los más puros sentimientos inspirados por el Espíritu Santo.
Tomado de “El milagro de
la Estaca Monterrey México Paraíso” Liahona, Junio de 1997.
Un miembro de muchos
años es Humberto Gonzalez Garza, el
segundo presidente de estaca en Monterrey, quien después sirvió como patriarca
e historiador.
"Creo que el
futuro será todavía mas glorioso y todavía con mas progreso mientras que las
ramas se establecen mas y mas lejos de las estacas existentes de nuestra
hermosa ciudad de Monterrey y su área metropolitana. Como ha sucedido en el
pasado, organizamos una pe-queña rama y crecerá muy pronto.
"Hubo luego muchos problemas, muchas
dificultades," dijo el hermano González "Tuvimos terremotos,
inundaciones, huracanes y una revolución. Comparo aquellos años con los años de
las plagas de Egipto. Pero al pasar por todo
ello, poco a poco, las personas se fueron preparando para el evangelio.
La gente comenzó a progresar económicamente, cultural-mente,
socialmente y espiritualmente mas allá de lo que pudiera imaginar cualquiera”.
En 1949, la Iglesia
había crecido y llegado a tener dos ramas con 477 miembros. Para . 1962, 40
años después de que se creara la primera rama, estas dos ramas se dividieron y
dieron origen a las ramas de: Monterrey, Libertad, Mitras y Roma. Luego un
milagro de crecimiento comenzó y en 14 años mas, cada una de las ramas – todavía
llevando sus nombres originales – se habían convertido en estacas.
La historia del
barrio Campestre, estaca Monterrey México Roma, es ilustrativa del creci-miento
en Monterrey durante las décadas de 1970 y 1980. El barrio comenzó como la pe-queña
rama Campestre en junio de 1978. La
membresía consistía de 25 personas en cinco familias. "Al principio la oposición dentro de la
rama casi extinguió la pequeña chispa de fe” expresó el hermano González. “Pero
los buenos programas de la Iglesia y el deseo de los miembros vencieron a la
oposición. El
20 de enero de 1979, con la ayuda de los misio-neros, la rama creció a 60
miembros y 17 familias. En diciembre de ese año, la membresía alcanzó los 114,
y se compró un terreno para una capilla. Un año después, se creó el barrio
Campestre y al mismo tiempo se dividió para crear la rama San Ángel. La capilla
se ter-minó en 1983”.
La historia del
desarrollo de la Iglesia en Monterrey es narrada mejor por aquellos que la
vivieron. Las siguientes anécdotas son
de algunos de los primeros miembros de la Iglesia:
Manuelita y Maria Antonia Saldaña
Ramirez
Hermanas que vivían
en el Barrio Industrial Estaca Monterrey Mexico Anahuac, Manue-lita y
Maria Antonia Saldaña Ramirez, recuerdan bien la pequeña rama donde sirvieron
tan diligentemente.
Su primer contacto
con la Iglesia vino en 1924 en
Monterrey. En ese tiempo, la familia
Saldaña de ocho personas vieron a dos misioneros en una esquina. Los
misioneros parecían tener problemas para encontrar algunas direcciones.
La familia discutió
si deberían ayudar a los misioneros. Los hijos temían que los misioneros les
predicaran. No obstante, un hijo más grande fue a ayudarles y
volvió con los misione-ros que compartieron su mensaje. “Dijeron que
representaban al Señor y eran de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días”, dijo la hermana Manuelita Saldaña. "Mi padre con entusiasmo
les dió la bienvenida”. Comentó que su padre y madre habían busca-do la verdad
por muchos años y pronto abrazaron el evangelio.
Con la excepción de un hermano mayor, todos en la
familia fueron bautizados. Trágica-mente, sin embargo, a los seis meses su
padre falleció.
"Los misioneros venían a nuestra casa a diario,
“, nos dice la hermana Saldaña. “Mi mamá luchaba y luchaba para sostenernos”.
La familia trabajo en la industria del petróleo para
sostenerse, saliendo temprano en la ma-ñana y regresando tarde por la noche.
Durante este tiempo, los misioneros enseñaron a su madre a leer. Ella leía la
Biblia hasta tarde en la noche. Después, fue llamada como presi-denta de la
Sociedad de Socorro.
La rama tambien batalló, comenta. "Cuatro
familias se reunían en una casa pequeña. Pusi-mos los muebles fuera para que
pudiéramos caber. Adentro solo había cuatro pequeñas si-llas para los misioneros.
Eventualmente el dueño de la casa perdió todo el mobiliario. Que fe tenían
aquellos miembros”.
En 1926 el gobierno mexicano expulsó a todos los
ministros extranjeros, incluyendo a los misioneros mormones. Las hermanas
Saldaña recuerdan aquellos años cuando la rama es-taba sin misioneros, y no se
celebraba ningún bautismo.
Hoy las hermanas viven en un modesto apartamento no
lejos de una capilla.
"Somos felices en la Iglesia," dicen.
Manuel
y Marina Iris Bernal de Govea
Poco después de que se permitió a los misioneros
regresar a México en 1934, conocieron a
Manuel y Marina Iris Bernal de Govea, ahora del barrio Mitras, Estaca
Monterrey Mexico Mitras. Los Govea
comenzaron a asistir a la rama a mediados de los años 1930 y fueron bautizados
en 1941.
"Estaba viistando a una tía cuando conocí por
primera vez a los misioneros”, dice el her-mano Govea, un ebanista retirado.
Dijo que los invitó a su casa donde ellos enseñaron las pláticas a su familia.
Durante este tiempo, cuando él todavía no era miembro,
la rama tenía muchas actividades sociales a las que el público era invitado. Se
le pidió que estuviera a cargo de los bailes, que él organizaba y anunciaba con
volantes.
Nefi Trevino
Nefi Trevino, fue presidente de la Misión Mexico Hermosillo. Sirvió en el Sistema Edu-cativo
de la Iglesia por 24 años. El hermano Treviño fue el primer misionero
obrero en México.
El Pres. Arwell L.
Pierce invitó a la familia Treviño para tomar parte de la primera excur-sión de
México al Templo de Arizona.
En la excursión,
“Recuerdo que fuimos por tren a Torreón”, dijo el hermano Nefi Treviño. "Había mucha gente en los
vagones de segunda clase. Cuando el tren paraba en la estación, toda la
multitud quería conseguir salir al mismo tiempo. Así que mi padre me pasaba por
la ventana al presidente de la rama que me esperaba abajo”.
En 1957, a los 16
años, Nefi fue llamado como misionero obrero y sirvió bajo la dirección de Jasper McClellan construyendo capillas.
El trabajo era
difícil, pero "aquellos eran buenos
tiempos, “ dice. “Los misioneros dormían en bancos de madera sin colchón y
trabajaban muchas horas. Las hermanas de la Sociedad de Socorro les
proporcionaban la comida. Los misioneros tuvieron muchas experiencias,
incluyendo el enfrentar a un huracán.
Durante el huracán,
la lluvia comenzó y "estábamos
viendo por la ventana y toda nuestra madera comenzó a flotar en el agua. La ardua labor como misionero obrero
convenció al hermano Treviño de no ser albañil, así que asistió a una escuela
de contabilidad. Después sirvió de 1961 a 1963 en la Misión Mexicana del Norte
bajo el Pres. Ara Call.
Dijo que durante este
periodo, muchos líderes locales fueron capacitados para posiciones de liderato,
posiciones que ráoidamente aumentaban al ser creadas mas ramas.
Nefi Trevino y su
esposa, Rosa Elia Flores de Treviño,
fueron sellados en el Templo de Arizona.
"Mi hermana más joven y yo nos casamos al mismo tiempo" "El Pres. Pierce había prometido a mi
padre que él realizaría los sellamientos de nuestra familia. Vino al templo en
una silla de ruedas para sellarnos. Según tengo entendido, fueron los dos
últimos sellamientos que realizó antes de morir”.
Humberto y Guillermo Gonzalez
Humberto Gonzalez
tenía 19 años cuando escuchó a los misioneros hacerle tres preguntas muy
interesantes: ¿De donde venimos? ¿Porqué estamos aquí? Y ¿Adonde vamos después
de morir?
Los misioneros le
enseñaron la primera lección y él pidió que le enseñaran mas. “No”, le dijeron
los misioneros. Le mencionaron que tenía todavía una asignación de leer y
debería de asistir a la capilla antes de que pudiera recibir la siguiente
charla. “Después de dos me-ses, yo ya estaba bautizado”, dijo. .
Su hermano,
Guillermo, no fue tan paciente. Un día los misioneros llegaron a las 8 a.m. a
su casa. Le enseñaron la primera plática
y estaban por marcharse cuando Guillermo les pidió mas información. Los
misioneros le dijeron que tenía que leer primero y esperar hasta la próxima
semana. Guillermo se levantó, cerró la puerta y puso el seguro. “No pueden
ustedes salir hasta que me enseñen todas las charlas”, dijo a los misioneros.
A las 8 p.m., los misioneros le dijeron que no
tenían más pláticas que le pudieran dar.
"Díganme de las
estacas de que hablaron" preguntó Guillermo.
Así que los
misioneros le hablaron del programa de las estacas. Satisfecho, abrió la
puerta. Un poco después, viajó a Salt
Lake City y fue bautizado por el Elder LeGrand Richards del Quórum de los Doce.
Guillermo Gonzalez Garza fue el primer presidente de la Estaca Monterrey México
cuando esta se organizó en 1970.
Guillermo Gonzales, que
conoció por primera a los misioneros en 1956, recuerda que “las misioneras
estaban muy contentas de estar en nuestro hogar. Supongo que nos deben haber
considerado como “investigadores de oro”. Yo fui tan “de oro” que cerré la
puerta de la casa para estar seguro de que no se irían antes de decirnos todo
lo que sabían acerca del evangelio restaurado”.
“Por ocho horas hablaron
con nosotros acerca del Libro de Mormón, Lehi y Nefi, las plan-chas de bronce,
los grados de gloria, las promesas del Señor a Israel, el Plan de Bienestar,
las estacas de la Iglesia, y muchas otras doctrinas y programas reclacionados
con el reino de Dios”.
“Yo estaba muy impresionado
y finalmente pregunté, un poco tímidamente, '¿Cuando tendremos una estaca aquí
en Monterrey?'”
“Es claro
para mi ahora que una de las misioneras estaba tratando de obtener una
respuesta de la fuente inagotable de sabiduría que, por el momento, era
desconocida para nosotros. Repentinamente hubo
un cambio en su rostro. Entonces, con una sonrisa que iluminó su
semblante, dijo 'Creo que dentro de quince o dieciseis años habrá ña primera
estaca en Monterrey'.
“Eventualmente
estas hermanas misioneras regresaron a casa sabiendo que habían cumplido sus
misiones con honor y que el Señor prepara los corazones de aquellos que le
buscaba, pero ellas no sabían que habían sido instrumentos en las manos de Dios
para traer el evangelio a un hombre preordinado para que iba a ser el
presidente de la primera estaca en Monterrey – justo dieciseis años después”.
Por su parte, después
de su bautismo, Humberto Gonzalez fue
presidente del quórum de diáconos, presidente del quórum de maestros, asistente
al presidente de rama en el quórum de presbíteros, presidente del quórum de élderes,
y misionero de tiempo completo. Fue
presidente de rama seis veces, el
segundo presidente de estaca en Monterrey y después presidente de la Misión
México Guadalajara.
"He visto mucho
progreso de la Iglesia," dice. "Ahora, con la presidencia de Área
aquí, los hermanos son una valiosa influencia para la obra y organización de la
Iglesia”.
Por
John L. Hart
Editor asociado de Church News. Publicado el sábado 28 Ene. 1995. Traducción por Humberto Meza M.
Editor asociado de Church News. Publicado el sábado 28 Ene. 1995. Traducción por Humberto Meza M.

Pioneros en Tampico, Tamaulipas.
El éxito de la
Iglesia en este puerto del Golfo de México viene de la mezcla de jóvenes y de
miembros con muchos años en la Iglesia, fieles pioneros que en la década de
1950 edificaron un sólido fundamento para la membresía actual que es dirigida
por jóvenes y entusiastas líderes. Muchos de estos jóvenes líderes sirvieron
misiones y retienen un celo por la obra misional, fortaleciendo mas la obra.
Las vecinas ciudades de Madero y Tampico cuentan con estacas. Una nueva
estaca, Tampico Bosque, fue creada en noviembre
de 1995. La Misión México Tampico sigue encontrando éxito. Junto con ello, los
planes para un templo en el cercano Monterrey proveerá la oportunidad para los
miembros dignos de recibir sus ordenanzas.
Entre los miembros se encuentran muchos
profesionistas – ingenieros, abogados, doctores. Y la Iglesia disfruta de
respeto de la mayoría de la población.
Capillas concurridas en va-rias partes del área metropolitana son por
mucho parte de la comunidad como los taxis y mercados.
Esta condición de la Iglesia,
sin embargo, ha llevado 46 años en conseguirse. Cuando los primeros misioneros
vinieron a Tampico en 1950, los jóvenes americanos aprendiendo a hablar español
eran una curiosidad.
Jose Concepcion Yañez
Sanchez, patriarca de la estaca Madero, recuerda los años cuando estos jóvenes
vinieron a su hogar a predicar el evangelio. Supo de ellos cuando regresaba a
su casa del trabajo. Su esposa le dijo que unos americanos habían tocado a la
puerta y que lo había invitado a regresar por la noche.
"Es acerca de
religión" le dijo.
"Bueno" respondió él.
Cuando los jóvenes regresaron, la familia Yañez tenía dificultades para
entender el deficiente español de los misioneros. Pero la familia sintió el espíritu de
estos jóvenes y las dos semanas
aceptaron el desafío de ser bautizados.
El patriarca Yañez, uno de los líderes pioneros en el área de Tampico,
recuerda cuando iban a la playa en un autobús lleno con toda la membresía de la
rama de Tampico.. Ahí en la playa, temprano en la mañana en 1950, él y su esposa
fueron bautizados.
Sus vidas tenían mas significado y mas reuniones. Después de servir
fielmente en una variedad de asignaciones, fue llamado en 1953 como presidente
de rama.
Mientras servía como
presidente de rama, arregló la compra de un primer sitio para una capilla en
Tampico. Con la aprobación del presidente de la Misión, Pres. Claudio Bowman, la rama compró un
amplio solar en las afueras de la ciudad. El presidente Yáñez acordó pagar 5
pesos por metro del terreno, un precio importante en aquellos días.
Aquellos eran tiempos arduos pero gozosos cuando los miembros recaudaban
dinero para la capilla. Recuerdan cuando hacían tamales y los vendían por las
calles.
Una de las que ayudaban era una miembro fiel por muchos años, Catalina
Salquero de Meha. "Este es un lugar bendecido”, dijo “La gente aquí es
humilde”.
El Pres. Luis E. De Leon De Leon, de 33 años, un contador público y que
fue presidente de la Estaca Madero, fue llamado a dirigir la nueva estaca Tampico El Bosque Mexico. Dijo que parte de
la energía en el rápido crecimiento de los barrios viene de llamar a jóvenes
líderes que edifican sobre el firme fundamento establecido por aquellos que los
antecedieron.
El Pres. De Leon, un
ex misionero, fue llamado a los 30 años de edad para suceder a su padre,
Roberto De Leon Perales, como presidente de estaca.
"El trabajo es duro pero me gusta servir al Señor. No importa
donde, sino como sirve uno”.
(“This blessed place: Faithful early members built strong foundation” por John L. Hart, Church News Ene.. 27, 1996. Traducción
por HMM)
Cruz González
De setenta años de edad
cuando fue entrevistado en 1976, y un miembro del sumo consejo de la
Estaca Puebla Mexico La Paz, tenía tan
solo veinte años cuando recibió el llama-miento
como misionero en 1926.
Calladamente él y otros comenzaron la tarea. Una asignación típica fue a Atlixco, a 37 kilómetros de su casa en
Puebla. El hermano González y su
compañero, Santiago Mora, tomaron el autobús a la ciudad y después de algún
tiempo encontraron los pocos miembros de la Iglesia que vivían ahí. Se reunieron por un tiempo en las afueras de
la ciudad en la casa de un nuevo miembro que tenía un cuarto disponible en su
casa. Después encontraron un lugar para reunirse en Atlixco. Los miembros eran
dedicados, y la pequeña rama creció.
A través de los años, el hermano González visitó muchas ciudades y presidió en
varias ramas. Cuando los líderes de la Iglesia supieron que había un miembro en
el pequeño pue-blo de Nealtican, lo
hicieron conocer al hermano González.
Viajó en autobús desde Puebla hasta donde alcanzaba en su itinerario, luego
caminó por los campos y caminos rurales has-ta que llegó a la casa del hermano.
A menudo dejaba su hogar antes del amanecer, caminan-do kilómetros para
presidir en un servicio de la Iglesia por la mañana.
Algunas veces ènsaba que podría ser más fácil si
tuviera un caballo, pero no podía disponer de uno. Sus pies lo llevaron ahí muy
bien. Y hoy el pequeño pueblo
de Nealtican tiene dos barrios y una
rama independiente.
Su fe fue tan fuerte y su liderato tan firme que el
hermano González no hubiera podido pa-rar de servir si él aun lo hubiera
deseado. Debilitado por una hepatitis,
una vez pidió ser relevado como presidente del quórum de élderes. Su solicitud
fue aceptada. Cinco minutos después fue llamado a presidir sobre una rama. No
se le ocurrió decir no.

Familia Lozano
Agrícol Lozano Bravo
Originario del estado de Hidalgo; junto con su
esposa Josefina Herrera, formó una gran familia de líderes de la Iglesia. Fue
obispo del barrio Ermita Segundo al tiempo de la for-mación de la primera
estaca en la ciudad de México. Luego se le llamó al sumo consejo y
posteriormente fue ordenado como Patriarca.
Agrícol Lozano Herrera
Se casó con Maliche Gomez, originaria de Tam-pico, Tamaulipas. Tuvieron
seis hijos.
Fue el primer lamanita en servir como presidente de estaca en México en
1967. Antes de ello, ha-bía servido como consejero en la primera presi-dencia
de estaca en la ciudad de México. Lozano sirvió como presidente de otras
estacas debido al rápido crecimiento de la Iglesia en la ciudad de México.
Sirvió como presidente de la misión Argentina Bahía Blanca. Fue también
reprsentante regional de los Doce.
Es también autor de varios
libros. Su Historia del Mormonismo en
Mexico (1983) presenta al pueblo mexicano dentro del lugar especial que
tiene como parte de la casa de Israel, y como descendientes de Lehi en el Libro
de Mormón. Entre otros escritos de
Lozano se in-cluyen su pequeña obra Jesus
el Cristo en la Biblia (1983) y su mas extensa obra La Apos-tasia (1982). Una obra de 1980
de Lozano fue Historia de la Iglesia
en Mexico que tiene el mismo tema general que su obra de 1983.

``Se encuentra dentro del puñado de
personas que han tenido una influencia decisiva en el crecimiento de la Iglesia
en México”, dijo el Elder F. Burton Howard de los Setenta, un asociado por
mucho tiempo del Pres. Lozano y que
prestó servicio como presidente del Área México Sur.
``Es uno de los que ha visto el crecimiento de la Iglesia y proporcionó asesoría a la Primera Presidencia
y el Quórum de los Doce desde 1961.''
Dijo Rex E. Lee, presiden-te de BYU y
que fue misionero en Mexico, también
está bien relacionado con el Pres. Lozano.
``El nombre Agricol Lozano está
probablemente tan estrechamente ligado al desarrollo de la Iglesia en México en
este siglo como ningún otro nombre”, dijo el Pres. Lee. Su padre antes de él,
que lleva el mismo nombre, y fue uno de los líderes mas sobresalien-tes y
prominentes de la Iglesia durante los años 1950 cuando estuve como misionero
ahí. Agrícol era entonces un jóven recién casado. A través de los años, Agrícol
ha desa-rrollado sus habilidades como abogado y administrador para la edificación
del reino de Dios en ese importante país”.
El Pres. Lozano dijo que su vida cambió en los años 1940 después de
escuchar las pala-bras del Elder Spencer W. Kimball, en aquel entonces miembro
del Quórum de los Do-ce, hablando acerca del futuro de los Lamanitas y de como
ellos “florecerían como la rosa”.
El hermano Lozano, entonces un misionero recién llegado de la misión y
estudiante en la Universidad de México, y unos pocos amigos, habían ido en
autobús a la excursión anual de la ciudad de México al Templo de Arizona.
Estando ahí, escuchó hablar al Él-der Kimball. Sus palabras en ese día tuvieron
una influencia perdurable en la vida de Agrícol Lozano.
``Recuerdo de haber dejado la conferencia y haber ido a un cuarto donde
yo podía estar solo y pensar acerca de lo que había escuchado. Fue en ese
momento en que me dí cuenta de que yo podía hacer cualquier cosa que deseara en
esta vida”.
Después de ello, otro evento sucedió que fue igual de impactante. ``Recuerdo que es-taba en los jardines del
templo con una pareja de amigos, pensando y meditando, cuan-do un hombre vestido de blanco se me
acercó y me dijo que yo sería un abogado y que haría grandes cosas para la
Iglesia.''
Siguiendo este consejo, el Pres.
Lozano eventualmente decició convertirse “no sóla-mente en un buen abogado,
sino en el mejor en América Latina”.
Su meta era primero, hacer avanzar a la Iglesia, y segundo, mejorar el
respeto por el pueblo mexicano. Estaba ansioso por ver que todos los ciudadanos
de esta nación fueran respetados por otros.
Nació de padres miembros de la Iglesia en Tula, Hidalgo. Su madre, Josefina, había trabajado para Rafael Monroy, que murió como mártir de la fe en San Marcos, Hidalgo. Ella llevó el evangelio a su esposo, Agrícol, y le enseñó a leer usando el Libro de Mormón como texto.
Nació de padres miembros de la Iglesia en Tula, Hidalgo. Su madre, Josefina, había trabajado para Rafael Monroy, que murió como mártir de la fe en San Marcos, Hidalgo. Ella llevó el evangelio a su esposo, Agrícol, y le enseñó a leer usando el Libro de Mormón como texto.
Su hijo Agrícol era el mayor de 13 hijos. Él recibió atención especial
de sus padres.
``Mi madre me decía frecuentemente que yo estaba aquí para un propósito
especial”, recordaba el hermano Lozano.
“Recuerdo en ser enseñado desde joven en los principios de la Iglesia y cuan
importante era vivir el evangelio y de ser digno del Espíritu del Señor”.


No logró entrar a algún equipo pero no se sintió derrotado.. ``Lo tomé como una se-ñal de que estaba destinado a otras cosas en mi
vida”, dijo.
Aceptó un llamamiento misional y sirvió con distinción. “Yo conocia el
evangelio muy bien”, decía. Recordaba como sus compañeros estaban asombrados de
que siendo ten joven pudiera conocer tanto de la doctrina de la Iglesia.
De izquierda a derecha: Abraham Lozano,
Librado Hernández y Agrícol Lozano Herrera.
Después de su misión, trabajó como custodio en el famoso Museo de
Antropología e Historia de la ciudad de México.
Los hombres educados con los que se asociaba en el museo le animaron a
volver a la escuela.
Comenzó su enseñanza media donde, una vez mas, sus compañeros estaban
impresio-nados por su conocimiento y habilidades de liderato. . Después de
ello, ingresó a la Universidad
Nacional.
A fin de alcanzar su meta de convertirse en un abogado, redujo su
cantidad de sueño a dos o tres horas cada noche. Pasó varios años en la escuela, trabajando y
estudiando durante las largas noches.
Mientras asistía a la universidad, era el líder de grupos de estudiantes progresistas. Una de sus mas fieles seguidoras era Rosa Malinche Gomez. Ellos después se casaron y eventualmente se sellaron en el Templo de Salt Lake.
Mientras asistía a la universidad, era el líder de grupos de estudiantes progresistas. Una de sus mas fieles seguidoras era Rosa Malinche Gomez. Ellos después se casaron y eventualmente se sellaron en el Templo de Salt Lake.
Después de completar sus estudios, vino a ser abogado de algunas de los
mas promi-nentes sindicatos de trabajadores de México.
Pero su campo principal fue dentro de la Iglesia, siendo asesor legal de ella por muchos años en México.
Pero su campo principal fue dentro de la Iglesia, siendo asesor legal de ella por muchos años en México.

En la foto, de izquierda a derecha: Alfredo Pagaza, Agrícol Lozano
Herrera, Othello Jean Whetten
Martineau, Daniel Taylor, Nefi Treviño Allison, agachado, Mario Baker
Figueroa.
sirvió en muchos llamamientos en la Iglesia. presidente de rama, representante regio-nal,
presidente de misión, presidente de estaca, presidente de templo.

Debido a su intensidad, fue ocasionalmente percibido como un hombre austero.
``muchas personas piensan que soy un hombre austero que no conoce como amar. Espero que en mi próxima misión en la vida sea para mostrar a las personas que verdaderamente soy capaz de amar”.

La
familia de Agricol Lozano Herrera estaba ahí, y dos de sus hijos, Agricol and Itzcoatl, dieron inicio al
servicio con sus comentarios. Itzcoatl
habló acerca de la vida de su padre, dió una breve biografía, y algunas
palabras personales sobre las cartas que recibía como misionero de su padre.
Agricol Jr, habló acerca de las obras de su padre, libros, ensayos, poemas,
manuales, etc. El patriarca Abraham
Lozano, dijo algo acerca de su juventud con Agricol Lozano, su misión con
Agricol Lozano y su obra como presidente de misión mientras que el presidente
Lozano era un representante regional de los Doce en el sureste de México. Enrique Ruiz habló acerca de como el hermano
Lozano lo envió a la misión y como lo capacitó.
Enrique Sosa habló acerca de su misión, diciendo de dos ocasiones en que
el hermano Lozano lloró, una vez por la muerte de dos hermanas misioneras en un
accidente y la otra vez por la muerte del padre del presidente Lozano.. Michael
Hayter también habló acerca del campo misional, recordando algunas de las
frases clásicas del presidente Lozano, 2robar tiempo al tiempo”, “robar tiempo
al sueño”. Daniel Taylor, mencionó tres
anécdotas registradas en la historia escrita de la Iglesia en México, y habló
acerca del carácter del hermano Lozano y cuan digno él era.
Finalmente
el Presidente Armando Gaona habló. Sentí el espíritu durante todo el servicio,
pero especialmente durante los comentarios del Elder Gaona. Él habló acerca de
algunos sentimientos que tuvo durante los previos discursos. Él dijo: "Soy un discípulo del estilo de enseñar
del presidente Agrícol Lozano....con reuniones temprano en la mañana a las 5 o
6 a.m., que nos esperan para obtener resultados espectaculares como los alcanzó
el hermano Lozano...Que Manasés esté al mismo nivel que Efraín....He leído sus
obras...Puedo ver co-mo los principios del evangelio pueden transformar la vida
de un hombre para su bien...Mi sentimiento es que el Evangelio es el poder de
Dios ...el Evangelio puede transformar a los hombres como lo hizo con Agrícol Lozano... He descubierto que de tanto
en tanto el Señor envía a sus siervos a cada nación y en cada circunstancia
para ser luces guiadoras, animan-do a los que todavía estamos balbuceando como
un bebé en esta vida. Tengo el sentimiento que este fue el caso de Agrícol
Lozano, el “pequeño gigante” como fue conocido en Argen-tina. Hermana Lozano,
ruego al Señor que usted siga disfrutando por muchos años los be-neficios que
el heramno Lozano nos brindó, en el nombre de Cristo”.
Fue
un servicio largo, de casi tres horas, pero dejamos el edificio mejor de cuando
entramos, todavía recibiendo bendiciones de él y ahora de nuestras
autoridades,
(Erin K. Moreno, "Mexico City Temple Leader Devoted Lifetime to
Church, Church News [Saturday, 23 October 1993] 10:)
Pioneros en Hermosillo,
Sonora
Hace 132 años, los
primeros conversos en México fueron bautizados cerca de la ciudad de
Hermosillo, Sonora, un evento solemne que, al pasar las décadas, fue seguido
por docenas, luego cientos, y ahora miles de servicios bautismales similares.
Los primeros misioneros hicieron su penosa travesía a México a caballo. Decenas
de miles mas han servido desde entonces misiones en todas partes de México. La
membresía que empezó con el primer converso, José Epifanio Jesús, el cual fue
bautizado el 20 de mayo de 1877, ha rebasado la marca de un millón de miembros.
En Hermosillo, donde
ocurrieron los primeros bautismos, los miembros forman un micro-cosmos del
desarrollo de la Iglesia en México. Como en otras ciudades de México, su his-toria
está llena de relatos de fe venciendo la adversidad, de personas que dedicaron
sus vidas al evangelio, y de progreso floreciendo con el tiempo. Entre estos
miembros fieles está Abel Monroya Gutiérrez, patriarca de la Estaca Hermosillo,
y su esposa, Maclovia Monroy de Montoya, miembros del barrio Hermosillo 1.

Abel y Maclovia Montoya son de los primeros
miembros en Sonora
un tiempo, la colada de
cemento comenzaba a las 5 a.m. y continuaba todo el día, toda la noche y era
completada el siguiente día a las 8 p.m. El trabajo era arduo, pero fueron días
grandes cuando todos se unían hacia una meta. La Sociedad de Socorro traía
comida, y los hombres trabajaron 40 horas sin dormir.
La familia Montoya se
mudó a Hermosillo en 1973, donde él fue llamado como presidente de Distrito.
“Empezamos a trabajar por una estaca”, dijo. “Queriamos tener una estaca en
Hermosillo”. Él recuerda una conferencia de juventud con 600 jóvenes de toda la
región. “Ahora ellos son líderes. Muchos han servido misiones y muchos han sido
sellados en el Templo”.

Los pioneros tales como los hermanos Montoya han hecho
tremendas contribuciones en Hermosillo, dijo el presidente Miguel Enrique
Una hermana pionera de
Hermosillo habla
durante una
presentación histórica
Puga Becerra, un converso
de 1973 y director de Instituto en Hermosillo. Sirvió como presidente de la
estaca de Hermosillo por mas de 8 años, y ha visto algunos 62 jóvenes de su
estaca que han vuelto de misiones. “Todos se han casado en el Templo. Una de
las bendiciones del templo es que los jóvenes que regresan de sus misiones
pueden ser sellados en el Templo”.
Pioneros en Guadalajara,
Jalisco
La primera estaca en
Guadalajara fue organizada en 1975, algunos 14 años después de que una estaca
fuera creada en la ciudad de México. Pero aquellos que aceptaron el evangelio y
perseveraron, pueden ser contados hoy en día, entre los devotos de la Iglesia,
discípulos forjados por la fe y persistente discipulado.
Juan y Sara Barragán son
miembros de muchos años que se mudaron a Guadalajara hace 40 años. Encontraron
solo una rama. Mientras que la Iglesia estaba creciendo rápidamente en muchas
comunidades mexicanas, la obra en gran parte de Jalisco parecía ir a un paso
más lento. “La Iglesia en Guadalajara era frecuentemente criticada en el
principio, así que sólo los miembros con un fuerte testimonio y fe en la obra
permanecieron activos”, dijo la hermana Barragán.
Con todo, el progreso se
hizo en los primeros días de aquella única rama. Ocasionalmente, oportunidades
de trabajo trajeron a miembros fieles a Guadalajara de otras partes de México,
fortaleciendo la congregación. En otras veces, los misioneros de tiempo
completo encontraron aquellos que pronto llegarían a ser líderes fuertes. Luis
Ávalos recuerda a su padre, Tomás, narrando la historia de obtener un Libro de
Mormón con la portada faltante, mientras trabajaba como guía de turistas en la
ciudad de México, Después, Tomás se mudó con su familia a Guadalajara. Pronto
encontraron a los misioneros que pidieron a la familia Ávalos leer el Libro de
Mormón. Tomás fue bautizado en 1959, Luis aceptó el evangelio un año después a
la edad de 24 años. Se relacionó con Elvira García, miembro de la ciudad de
México que había servido como misionera en Guadalajara. Después ellos se
casaron.
La hermana Ávalos
recuerda la lucha por avanzar la obra en la ciudad den 1960. “La obra misional
era muy ardua en el comienzo en Guadalajara y la Iglesia había rentado una casa
para la rama. Había cerca de 40 miembros entonces”. Mientras que las
conversiones de los misioneros no eran prolíficas en esos años, Guadalajara
ofrecía frutos selectos para los él-deres y hermanas misioneros. Emilio García
tenía 30 años en 1961. En esta época escuchó a los misioneros y sintió que su
vida cambió. Pronto fue bautizado, comenzando un periodo de devoción y servicio
a la Iglesia que perdura hasta el día de hoy. Fue llamado a servir co-mo líder
de la juventud. En 1968 él con su esposa Rosario, y sus diez hijos, viajaron al
Templo de Mesa, Arizona, para ser sellados. Luego en 1975 el hermano García fue
apartado por el Élder Marvin J. Ashton del Quórum de los Doce, como presidente
de la recientemen-te organizada Estaca de Guadalajara. Después sirvió como
patriarca y luego como el primer
presidente del Templo de Guadalajara, junto con su esposa, Elvira. (Su primera
esposa, Rosario, había fallecido años atrás).
Héctor y María Paredes
Estos pioneros fueron bautizados el
16 de abril de 1949, en la ciudad de México. Cuando se organizó la estaca de la
Cd. De México en 1961, la hermana Paredes fue llamada como la primera
presidenta de la Sociedad de Socorro de la estaca entre los miembros
latinoameri-canos de la Iglesia. El hermano Paredes fue llamado como uno de los
rimeros obispos.
(Una estaca en Colonia Juárez,
México, creada en 1895, consistía principalmente de inmi-grantes de los Estados
Unidos). El trabajo del hermano paredes los llevó por varias ciuda-des y
eventualmente a Chihuahua, donde al fin eligieron como el lugar para vivir.
El hermano Paredes fue llamado como
patriarca cuando se creó la primera estaca en Chi-huahua en 1976. También
sirvió como presidente de la Misión México Veracruz, como di-rector del Centro
de Capacitación Misional en Guatemala, representante regional, y como director
del Centro de Visitantes del Templo de la Ciudad de México. “Siempre hemos
tenido una oportunidad para servir” expresó la hermana Paredes. “Desde que
aceptamos el evangelio, nunca hemos rechazado un llamamiento”.
La familia Paredes escuchó primero
de la Iglesia a finales de la década de 1940 a través de los logros en deportes
y agricultura de los miembros de las colonias mormonas en el norte de México.
En 1948 los misioneros llegaron a su hogar. “Los misioneros no tenían charlas
entonces. Ellos traían sólo la Biblia y el Libro de mormón en español y nos
enseñaron de los dos libros. Era diferente de ahora porque estudiábamos un tema
y luego otro. Su ense-ñanza era muy completa, y yo hacía muchas preguntas”,
dijo el hermano Paredes.
Eventualmente, los misioneros
crearon una rama para sus investigadores y todos ayudaron. La hermana Paredes
fue llamada como secretaria de la Sociedad de Socorro y el hermano Paredes fue
llamado a la Mutual. Después de estudiar con los misioneros y de asistir a la
Iglesia por cerca de nueve meses, la familia paredes fue bautizada. Continuaron
con sus asignaciones en la Sociedad de Socorro y la mutual, pero a los pocos
meses, él fue llamado como el primer presidente local de la Rama Industrial.
Cerca de un año después, el her-mano y la hermana Paredes, entonces con dos
hijos, se unieron a la excursión anual de los miembros en México al Templo de
Arizona en autobús y ferrocarril donde fueron sellados.
Fue en este viaje en que vieron por
primera vez a la Iglesia en la ciudad de Chihuahua. En el octavo día de viaje,
pararon en Chihuahua para asistir a los servicios en un domingo. “Nos reunimos
en una casa rentada, y había 18 personas ahí a nuestro lado, todos investí-gadores.
La siguiente vez que venimos, cuatro años después y de nuevo en camino al tem-plo
de Mesa, nos reunimos en una casa más grande que la primera. La rama estaba
organi-zada bajo el presidente Baltazar Flores. Después, nos reunimos en la
primera capilla en Chihuahua, y el presidente de la Rama era Luis Rubalcava”.
La década de los 1950 fue un periodo
de un fuerte crecimiento a través de todo México. Durante este tiempo, la hermana
paredes sirvió como una maestra en la Sociedad de So-corro. “Yo no sabía mucho
de la Biblia y el Libro de mormón”, dijo. “Yo estaba enseñando a personas que
sabían mas que yo. Era muy tímida, pero aquí gané confianza en mi mis-ma”.
Después fue llamada como consejera a la presidencia de la Sociedad de Socorro
de la rama y como presidenta de la Sociedad de Socorro de distrito.
“Fue una hermosa asignación. En mi
distrito estaban Guadalajara, Michoacán, Toluca, Mo-relos y la ciudad de
México. Viajaba con mis consejeras a menudo. Conocimos a hermanas en
circunstancias muy humildes que tenían grandes testimonios. Algunas veces no
había caminos, pero aun así viajábamos en burros o íbamos a pie. Estábamos con
las hermanas, y ellas nos ofrecían comida, frijoles y tortillas, lo mas
delicioso que he comido en mi vida”.
El crecimiento afectó también a la
Rama, dijo el hermano Paredes, quien sirvió como pre-sidente de rama por 11
años. “Conocí a muchas de las personas que eran bautizadas. Teníamos más de
1000 miembros en nuestra rama. No había lugar en la capilla para todos ellos.
Teníamos de 500 a 600 miembros asistiendo cada domingo. Pedí al presidente de
la Misión darme dos consejeros más para ayudarme. Pero él dijo, “No, espere un
poco mas porque estamos preparándonos para ser una estaca”.
Un poco después se organizó la
Estaca, la Rama se dividió para crear
los barrios Industrial y Madero. El hermano Paredes fue llamado para ser el
Obispo del Barrio Industrial y la hermana Paredes fue llamada para ser la presidenta
de la Sociedad de Socorro de la estaca. Su mentora y maestra fue su consejera,
Leonora Brown, esposa de Harold Brown, el primer presidente de la Estaca.
Un año después de que la estaca
fuera organizada, el hermano Paredes fue transferido por su empresa a Torreón,
donde fue llamado como consejero del presidente de Misión. Luego vivieron en
Puebla, y San Luis Potosí, y fueron transferidos a Chihuahua en 1965. Ahí
permanecieron como miembros del barrio Chihuahua, estaca de Chihuahua,
profundamente respetados por sus muchos años de servicio en la Iglesia.
Fidencia García de Rojas

La hermana Rojas falleció un mes y
medio después de dicho acontecimiento, y el presidente Felipe Hernández Luis,
de la Estaca Tecalco, dijo que los que estaban presentes en el funeral estaban
viviendo otro momento histórico: La muerte de una pionera mormona mexicana,
La hermana Rojas comenzó a asistir a
las reuniones de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
entre 1889 y 1901, periodo durante el cual se había cerrado la Misión Mexicana.
Como resultado, los líderes de la Iglesia en México recibían muy poca dirección
de las Oficinas Generales de la Iglesia y muchas unidades se apartaron de las
doctrinas y normas establecidas. En esa época, la hermana Rojas y su familia,
que todavía no eran miembros de la Iglesia, asistían a la Rama Tecalco.
En 1901, después de volverse a abrir
la misión, el presidente Ammon A. Tenney fue a Tecalco con el fin de
restablecer la rama; allí se encontró con que el líder de la misma, Julián
Rojas, se negaba a dejar el control que tenía sobre ella. Pero finalmente
accedió y el presidente Tenney lo volvió a bautizar, junto con otras 75
personas, el 18 de agosto del mismo año. Un mes después, el presidente Tenney
bautizó a la hermana Rojas, a sus padres y a sus abuelos. Desde ese entonces,
la hermana Rojas dedicó su vida entera a servir al Señor.
Ella recordaba que cuando la Rama
Tecalco volvió a estar en contacto con las Oficinas Generales de la Iglesia, la
gente comenzó a unirse a la Iglesia, pronto comenzaron a llegar misioneros
regulares, y los padres de la hermana Rojas construyeron una habitación extra
en la casa para que ellos tuvieran un lugar donde vivir. Conforme el número de
miembros crecía en esa parte de la viña del Señor, la hermana Rojas se
encontraba entre e grupo de miembros que trabajaron arduamente para comprar un
terreno a fin de construir una capilla; también ayudó a los misioneros que
estaban cerca de Ozumba, limpiándoles sus habitaciones, lavándoles la ropa y
cocinando para ellos y además trabajaba en la casa de misión.
Durante el tiempo que estuvo en la
casa de la misión, los misioneros provenientes de los Estados Unidos le
enseñaron a cantar himnos en español y en inglés, gracias a lo cual, años
después, la hermana Rojas se integró al legendario Coro de Tecalco, en el cual
cantó hasta unos pocos años antes de morir.
En 1910 comenzó la guerra civil en
México, la cual se prolongó, en forma intermitente, hasta la década de 1930. En
agosto de 1913, los misioneros estadounidenses tuvieron que abandonar el país y
los líderes mexicanos volvieron a quedarse por cuenta propia. Pero para
entonces la Iglesia estaba ya bien establecida en el país, y la guerra civil no
fue un impedimento para que los
santos mexicanos siguieran administrando la Iglesia, cosa que hicieron durante
más de cuatro años.
La hermana Rojas fue testigo de un
interrupción aún mayor para el progreso de la Iglesia en México, cuando en
1936, un grupo de miembros conocidos como la Tercera Convención se apartó del
resto de los santos mexicanos.
No obstante, para 1942, Arwell L.
Pierce, quien acababa de ser llamado en calidad de presidente de la Misión
Mexicana, había comenzado a solucionar los malentendidos y en 1946, el
presidente George Albert Smith, octavo Presidente de la Iglesia, presidió en
una conferencia efectuada para reunificar la Iglesia en México, luego de la
cual volvieron a la Iglesia más de 1,200 personas. La hermana Rojas estuvo
presente y el presidente George Albert Smith fue a visitarla a su casa, siendo
ése el primer lugar que el Profeta visitó cuando estuvo en Tecalco.
Otros acontecimientos de importancia
para la Iglesia en México empezaron a ocurrir con más frecuencia conforme la
hermana Rojas avanzaba en años. Con su familia y otros miembros de la Iglesia,
ella hizo varios viajes al Templo de Arizona, Estados Unidos, la primera vez
para tomar la investidura y luego para hacer obra por sus familiares
fallecidos. En 1972 asistió a la Conferencia de Área que se llevó a efecto en
la ciudad de México, y en 1983 a la dedicación del Templo de la ciudad de
México. Durante esos años, la hermana Rojas continuó prestando servicio a su
familia, a la obra misional y cumpliendo con los llamamientos que tenía en la
Iglesia, dos de los cuales fueron muy especiales para ella: los llamamientos
como maestra en la Primaria y maestra visitante.
Como maestra en la Primaria, a la
hermana Rojas le encantaba enseñar el evangelio por medio de relatos
especialmente del Antiguo Testamento; así despertó en los niños el amor por las
Escrituras, las que leía todos los días. Además, aprendió acerca de la vida de
todos los profetas de los Últimos Días. En esa época, la hermana Rojas tuvo el
privilegio de tener a uno de sus nietos en una de las clases de la Primaria.
En febrero de 1978 recibió un
reconocimiento especial de parte de los líderes de la Sociedad de Socorro y de
la misión, por haber sido maestra visitante durante 40 años consecutivos y
haber hecho siempre el cien por ciento de las visitas.
Pero los descendientes de la hermana
Rojas la recuerdan por algo aún más importante: el haber llevado a la Iglesia
cinco generaciones de su familia. Ella y su primer esposo, el hermano Aniceto
Rojas, hijo de Julián Rojas y pionero de la Rama Tecalco, tuvieron seis hijos
de los cuales dos sobrevivieron y a su vez tuvieron hijos y nietos. Con su
segundo esposo, Manuel Rosas, tuvo tres hijos.
La hermana Rojas sobrevivió a sus
dos esposos y llegó a ver a muchos de sus nietos y bisnietos ir a la misión.
Muchos de sus descendientes han prestado y continúan prestando un servicio fiel
y devoto en cargos de liderato en la Iglesia.
Para sus descendientes, el don más
preciado que recibieron de su “abuelita Fidnecia” fue el Evangelio de
Jesucristo; para sus hermanos de la Iglesia dejó muchos años de humilde
servicio, legado que se expandió por casi todo un siglo; un siglo durante el
cual los miembros de la Iglesia en México lucharon en contra de la adversidad,
vencieron dificultades y finalmente florecieron.
Agustín
Rojas Santos, Revista Liahona, marzo 1992, págs. 22-24
Pioneros de la Estaca Nealtican – Santos en las alturas del
Popocatépetl
La imponente estatura del volcán
Popocatépetl (el segundo más alto de México) domina todo ese valle central del
estado de Puebla. Nealtican es un pequeño pueblo rural mexicano asentado en las
laderas del Popocatépetl. Sus calles son en su mayoría de piedra o tierra. Sus
habitantes se dedican predominantemente a la agricultura, así que el pasiaje de
sus campos de cultivo es precioso.
Nealtican es tan antiguo como lo
fueron los Aztecas precolombinos. A un lado del pueblo se necuentra aún el
camino real que los comerciantes Totonacas, Zapotecas y Mayas utilizaban para
llegar al gran valle de Tenochtitlán. Inclusive Hernán Cortés y su ejército lo
transitaron para llegar al reino de los Mexicas.
Primeros
conversos.- Todavía en
el año 1930, las secuelas de la Revolución no desaparecían. Todavía se podían
ver las tropas del gobierno rondando por los poblados. La gente estaba temerosa
de salir a las calles o de trabajar en las milpas, más aún de reunirse con sus
ami-gos so pena de ser confundidos con rebeldes y caer presos.
El hermano Pedro Castillo en uno de
sus tantos viajes a Cholula (ciudad a 30 kms.), es-cuchó el evangelio
restaurado y se interesó mucho. Era algo totalmente nuevo a lo que estaba
acostumbrado a escuchar respecto a Cristo y sus enseñanzas. En cada viaje
escucha-ba más del evangelio y su alma se convertía. En una ocasión consiguió
prestada una Biblia y al regresar a Nealtican se animó a platicarle a su cuñado
Benito Panuaya de sus expe-riencias y de lo que había aprendido del evangelio
de Cristo. Su cuñado también se interesó y al poco tiempo invitaron a algunos
vecinos y amigos a leer la Biblia. Por las tardes en la casa del Hno. Panuaya
empezaron a reunirse los hermanos Abundio, Casimiro y Toribio Luna, Casildo
Santa María, Simón Ramos y Manuel, Antonio y Ángel Méndez. Fue tanto el
entusiasmo de este grupo que el Hno. Ángel Méndez compró la Biblia por un peso.

Hno. Antonio Méndez y su esposa,
primer
Pdte. de la Rama Nealtican
10 años de persecución e intrigas.-
El presidente Méndez experimentó
amargas experiencias para sostener el Reino de Dios en esa parte de la viña. En
un 15 de septiembre, durante las fiestas patrias del pueblo, la chusma
enardecida lo tomó cautivo. Lo golpearon, insultaron, escupieron sobre él y lo
apresaron culpándolo por no querer adorar a la imágen de San Buenaventura. Ya
preso le dieron un ultimátum que si él o su religión no adoraban a la imágen lo
matarían. Él respondió que estaba dispuesto a morir por sus principios y que no
consideraba un delito adorar a Dios como le dictara su conciencia.
La chusma estaba a punto de sacarlo
de la prisión para ultimarlo, cuando un anciano res-petable del pueblo y el
maestro de la Escuela abogaron por él para que lo dejaran libre. Ellos les
recordaron que el Pdte. Méndez había diseñado y construido el sistema de riego
de sus campos y que por esta razón el pueblo entero había recibido innumerables
beneficios. Agregaron también que tendrían que pasar sobre ellos para sacarlo
de prisión. Después de esto la chusma se retiró y el Pdte. Méndez quedó libre.
Xaliizintla (Tierra suelta debajo
del cerro).- Xalizintla es el pueblo que se encuentra más cerca del cráter del
volcán que ningún otro. Desde su hermosa capilla puede verse el manto blanco de
nieve que cubre la cima del volcán y también se domina el impresionante valle
que cobija a la estaca Nealtican. El edificio de la capilla sobresale
de entre el caserío tanto por su
bella arquitectura como por el impecable cuidado de los jardines y la limpieza
que inmediatamente salta a la vista. Los montículos de piedra volcánica
salpican su paisaje.
Los días domingo llegan a sus servicios familias vestidas
con sus mejores ropas. Los hermanos usan corbata y sus camisas blancas
contrastan con su piel morena. Las hermanas con sus vestidos de colores vivos y
sus rebozos al hombro y los niños con sus mejillas chapeadas y su ropa
inmaculadamente limpia completan el fabuloso espectáculo de las reuniones en el
barrio. Su promedio de asistencia es de 180 miembros de un total de membresía
de 194.
Mercando con
el Tlaxpahuastle.- Por los años 1940-1942 el hermano
Diego Tequianes se dedicaba a comerciar con el tlaxpahuastle, que es una
especie de zacate que crece como popotes con el que se hacen escobas para
limpieza doméstica. En sus continuos viajes a diferentes ciudades de la región,
conoció en San Gabriel Ometoxtla al hermano Narciso Sandoval, quien le predicó
el evangelio restaurado.
El hermano Tequianes, interesado por esta nueva doctrina lo
invitó a que fuera a Xalizintla a enseñarle a sus familiares y amigos. En
repetidas ocasiones el hermano Sandoval los visitó para predicarles el
evangelio y junto con el hermano Cruz González establecieron la rama en 1942.
Trinidad de Olarte, Jerónimo Castro, Basilio Sevilla, Ambrosio de Aquino y
Esteban Tequianes fueron los pioneros de este barrio.
Más
persecuciones.- El hermano Ambrosio de Aquino fue el
tercer presidente de Rama. En ese tiempo la mayoría de la gente del pueblo
estaba muy agitada en contra de la Iglesia, fueron momentos difíciles para los
santos de Xalizintla. Un grupo de personas amenazaron al presidente de Aquino
diciéndole que si no abandonaba sus creencias y dejaba de dirigir la Iglesia en
ese lugar lo matarían a él y a los miembros.

Familia de Aquino, pioneros del
Barrio Xalizintla
tenían de trabajar en la Iglesia y obedecer los mandamientos
pese a cualquier desafío en la vida. Su vida entera fue un ejemplo de este
consejo.
Los días siguientes a este asesinato fueron todavía más
críticos. Se llamó al Hno. Valentín Tequianes como el nuevo Presidente de Rama.
Continuaron las amenazas y tuvieron que realizar los servicios a escondidas,
algunas veces llegaban 5 o 10 miembros, otras solo la familia del presidente.
“Pensaron que con la muerte del presidente de Aquino todo se aca-baría en la
Iglesia de Xalizintla”, pero a pesar de las dificultades, el Señor nos protegió
y la obra siguió adelante”. Fue le comentario del presidente Tequianes al
recordar estos eventos.
Los tiempos
de florecimiento.- Para el año de 1940 la rama de
Nealtican contaba con 50 miembros activos. El tiempo de las difíciles pruebas,
de persecución, habían quedado atrás. Iniciaron su franco crecimiento, para
1960 ya tenían su primer capilla y en 1965 salió la primera excursión de 40
hermanos al Templo de Arizona. En los años setentas se creó la Estaca
Popocatépetl y surgieron nuevos barrios y más capillas se construyeron.

Miembros del Barrio Xalizintla
El Señor bendijo la posteridad del fiel Presidente Méndez:
15 de sus descendientes han servido como misioneros de tiempo completo y otos
han sido llamados como presidentes de Rama, obispos, y líderes de estaca. De la
misma manera los descendientes de las familias pioneras de Xalizintla han
servido en misiones, han sido obispos y líderes fuertes de la Iglesia.
En la actualidad Nealtican es una estaca que cuenta con
2,943 miembros, once unidades y siete edificios. Muchos misioneros y grandes
líderes han salido de esas tierras y ese hermoso valle del Popocatépetl ha sido
bendecido por la obediencia y sacrificio abnegado de estos fieles santos.
Por
Netzahualcóyotl Salinas V. y Carlos Monroy Villalobos, Liahona, septiembre
1995, págs. 4-8

De un artículo por Lon Pearson: Mi primera experiencia en la ciudad de México
fue en 1957 cuando era un estudiante de secundaria en intercambio. Para asistir
a las reuniones del domingo, primero viajé a través de la ciudad a la Rama
Americana que se reunía en una mansión de
Las Lomas de Chapultepec. También era la Casa de Misión. (Fue derribada
en 1960 para dar lugar a una sede mas eficiente de la Iglesia). Pronto, sin
embargo, localizé la Rama de Roma de clase media, donde tenían una buena Mutual
y bailes. Mas aún, podía caminar hasta ahí desde mi hogar, aun en la mañana del
gran terremoto de 1957 en que tuve que hacer varias paradas.
Fui llamado a regresar a México como
misionero dos años después. Conocí y aun estuve en la casa del pionero de la
Iglesia Isaias Juarez. Era muy anciano entonces, era el presidente de la rama
San Pedro Martir Branch o estaba en el Sumo Consejo.
Aparte de la Rama de San Pedro
Martir, en 1959 había otras cinco ramas en la Ciudad de México: Ermita,
Tlalpan, Industrial, Moctezuma, y Roma. La mas antigua, Ermita.
La Misión Mexicana era probablemente
la única misión en la Iglesia que contaba con un Sumo Consejo. (Esto puede haber sido una concesión debido a
la Tercera Convención). Uno de los doce que servían bajo el Presidente de la
Misión era Jose Davila, un guía de turistas de Puebla, quien conocía mas acerca
de las ruinas del antiguo México que cualquier mormón en México en ese tiempo.
Un potente orador, era muy influyente en la Iglesia. Los miembros del Sumo
Consejo viajaban cada mes para visitar a las ramas, dar un discurso y reunirse
con el Presidente Harvey H. Taylor, quien había sido llamado en enero de 1958
para reemplzar a Claudius W. Bowman. El Presidente Bowman había fallecido en un
trágico accidente automovilístico en medio de la niebla.
Tuve muchas experiencias
espirituales durante mi misión, pero la mas impresionante fue ver el
crecimiento repentino y cambis espirituales en Guadalajara. Se habían enviado
ahí a los misioneros por primera vez en 1955, pero habían encontrado grandes
dificultades para enseñar el evangelio.La ciudad era devotamente católica y
cerrada a influencias exteriores. El más grande éxito para atraer
investigadores vino de unos pocos jóvenes conversos y los misioneros que
comenzaron a jugar basquetbol, invitando a jóvenes de la ciudad a unírseles.
(El 23 de junio de 1994, entrevisté al Presidente de una de las tres estacas,
Leonardo Reyes. Él fue uno de los primeros conversos en Guadalajara en 1955 y
sirvió como misionero de 1957-59, cuando lo conocí por primera vez).
Justo antes de que fuera llamado a
servir en Guadalajara, había disfrutado la maravillosa experiencia de ir a
Yucatan y abrir Campeche a la obra misional. Tanto en Campeche como en Merida los misioneros
estaban teniendo cien bautismos al año. Pero luego de algunos meses en Campeche
recibí el desafío de ser trasladado a el punto mas duro y en la ciudad mas al
norte de la Misión, Guadalajara, llegando en autobús la nublosa mañana del 16
de diciembre de 1959. Había cuatro élderes y dos hermanas misioneras sirviendo
en la ciudad así como el Presidente de la Rama que hacía trabajos de
microfilmación para la Iglesia e Isaias Lozano Herrera. Pero aun la asistencia
a la iglesia era raras veces mas alta que diez personas, incluyendo todos los
anteriores.. Los misioneros folleteaban casi a diario, pero los primeros
investigadores que mi compañero y yo habíamos traido a la Iglesia por folletear
no gue hasta el 16 de marzo, tres meses después.
No teníamos ayuda en la casa de
alguien, no había familias con quien comer, y no teníamos refrigerador en el
apartamento. Eso significava que los élderes tenían que comprar cada día y
cocinar cada comida. Con frecuencia la tarea de cocinar recaía en mi, debido a
que había asistido a una escuela de cocina en Fort Ord. La semana enque dos de
nuestros compañeros estaban fuera en la Casa de Misión por algunos cambios,
cociné una comida como para seis personas. Justo cuando dos de nosotros
comenzamos a comer, nuestro investigador de oro, Iniguez Rodriguez, un abogado,
caminó y nos encontró al élder Benjamin Parra y a mi con dos charolas cada uno,
ambas llenas de comida.
Dos noches después el hermano
Rodriguez volvió para decirnos que no podía unirse a la Iglesia debido a
complicaciones de problemas del pasado.Los tres nos arrodillamos en oración y
el Señor nos dijo a través de la inspiración que los tres ayunarámos durante 36
horas. Lo hicimos (uno de los días mas largos y duros de mi vida), y en la
mañana del tercer día, cuando nos reunimos, el hermano Rodriguez tenía la
respuesta y fue inspirado a resolver esos aparentemente insalvables
problemasFue bautizado y él inmediatamente influyó en muchas personas para
bien.
Tratando de encontrar mastiempo para
el proselitismo, mi compañero y yo contratamos en un pequeñoñ restaurante que
tenía una deliciosa comida. Estuvieron de acuerdo en proporcionar a los cuatro
élderes de tres comidas al día por sesenta y cuatro centavos (ocho pesos) por
persona al día. Eso era muy barato aun en aquellos días. Sin embargo, después
de que salí, ocho de los doce élderes que trabajaban en la ciudad de
Guadalajara durante el resto de 1960
contrajeron hepatitis. Cada élder tuvo que permanecer en cama por un
mes. Después asumimos que la infección vino de comer en ese reatuarant.
Guadalajara fue dividida en dos
ramas después de ello. Nuestro converso especial Iniguez Rodriguez, fue llamado
como presidente de la rama nueva rama.
Para 1994 había tres estacas en
la ciudad., pero la Iglesia era todavía relativamente desconocida a los
mexicanos. Me llevó dos semanas para encontrar un miembro de la Iglesia o una
capilla, preguntando a cualquiera.

Pedro Martínez Cid
(1909-1997)
Por el
élder y la hermana Tullis
Matrimonio
misionero, en México

Era un joven listo;
a sus diez años de edad, con su dialecto y con solo cuatro años de escuela
básica, trabajó como sirviente con un médico en la lejana ciudad de Oaxaca.
Luego, Pedro regresó a su pueblo natal para servir unos años como maestro rural
bilingüe. Más tarde, por sus capacidades fue nombrado presidente de su propio
municipio, sin embar-go; por las envidias de algunos políticos y ba-jo amenazas
de muerte, fue obligado a huir de la región.
El camino lo
condujo primero, a la ciudad de México y luego a Toluca, donde obtuvo un puesto
de oficinista en el Ministerio Público Federal. Su jefe era el abogado Domitilo
Ojeda Flon, quien además era mormón. Pedro, lo apreciaba y a éste le gustaba la
forma en la que conducía su vida, así que su jefe le compartió algunas de las
cosas en las cuales él creía.
Eso le agradó
mucho, comenzó trabajando y dando servicios en la Iglesia, más tarde deci-dió
leer el Libro de Mormón, y obtuvo un testimonio de su veracidad, entonces pidió
ser bautizado. De manera paralela, y ya con treintaicinco años de edad, decidió
entrar a la es-cuela nocturna, para obtener su certificado de secundaria.
Alrededor de 1953 y
teniendo 44 años de edad, fue llamado como presidente de rama, cargo que
desempeñó durante casi cuatro años.
En 1957 Gloria, la
hija mayor de Pedro entró a La Universidad
Autó noma del Estado de México (UAEM), para estudiar medicina, Pedro se
inspiró, y también se matriculó pero para estudiar la Preparatoria, porque
además
él ya había puesto
sus ojos en la idea innovadora de que él también quería obtener una educación
universitaria.
Meta que no demoró
en alcanzar, Pedro presentó y pasó los exámenes de admisión para entrar a la
universidad; se matriculó en la facultad de leyes, para
estudiar la
Licenciatura en Derecho en la UAEM. Él se negó a considerar su edad -casi la
mitad de un siglo- como una desventaja.
Sus esfuerzos de
estudio diario y de año tras año, se vieron recom pensados: en 1960, en una
gran ceremonia y con dignatarios nacionales, un gozoso Presidente de la
República Mexicana, el Lic. Adolfo López Mateos entregó
personalmente a
Pedro Martínez Cid su certificado de leyes.
Claramente, en el
ámbito de la edu cación y de algunos círculos
políticos esto se
había convertido en una sensación nacional. ¡No todo el
mundo recibe un diploma de manos del
Presidente de la República!

En 1961, cuando la
primera estaca en el centro de México se organizó, la rama de Toluca se
convirtió en barrio. Pedro Martínez Cid, quien años antes había servido como el
Presidente de la Rama, fue ordenado obispo Martínez Cid, siendo así el primer
obispo en Toluca.
Posteriormente, en
1972, Pedro y su esposa hicieron un viaje difícil en autobús a la ciudad de
Mesa, Arizona, para hacer la obra del templo por ellos mismos y por su familia.
Del dialecto de los
Mazatecos a la lengua especializada de un abogado, que llegó a ser, sin duda
hay una vasta travesía lin-güística.
Emergió no sólo
como un poseedor del sacerdocio de Dios siendo el primer obispo del barrio de
Toluca en la primera estaca central de México, sino también sien do un ejemplo
estelar de in con tables horas de servicio, el cuál es el equivalente a una
expedición de muchas generaciones en el evangelio, pocas personas son capaces
de hacer esta gran travesía, aunque éste sea su mayor deseo.
Hijos y nietos de
Pedro han continuado con su legado y han prestado un servicio importante y
noble en la Iglesia. Uno de sus hijos es ahora el patriarca de la estaca de
Toluca. En 1997, murió entre los santos de Toluca, un hombre comprometido y
poderoso de Dios.

Liahona
Noviembre 1961
Pioneros en Chiapas
Antes de que existiera el concepto
de los templos pequeños, la probabilidad de que jamás hubiera un templo en
Chiapas era, a lo mucho, escasa. Situado cerca de la frontera con Guatemala,
este estado sufre una gran depresión económica y, en algunas zonas, un histo-rial
de agitación civil. Hace diez años, todos estos problemas fueron colmados por
una severa inundación que arrastró las viviendas de decenas de miles de
residentes.
Sin embargo, la presencia del Templo
de Tuxtla Gutiérrez, representa una influencia edi-ficante. Muchos cientos de
miembros han pasado por el templo desde que se dedicó en marzo de 2000 y
también se han sellado muchas familias. Los miembros han cobrado un renovado
optimismo, dicen los líderes.
Antes de la dedicación del templo,
el más cercano se encontraba a dieciocho horas en au-tobús; lo que hacía el
viaje imposible para los miembros que no podían permitirse perder un solo día
de trabajo. “La gente está muy impresionada, porque nunca pensaron que un día
habría un templo en Chiapas”, dice Jorge David Arrevillaga Manchinelly, quien
fue el pri-mer presidente de la cercana estaca de Tapachula. Tener este templo
desde el cual se con-templa la ciudad representa para el hermano Arrevillaga
una señal del progreso alcanzado. Sólo cinco o seis personas asistían a las
primeras reuniones realizadas en Tapachula en 1959. Un río servía como pila
bautismal para los nuevos miembros hasta que el padre del hermano Arrevillaga,
Salustio, construyó una pila. Cuando su familia se unió a la Iglesia en 1960,
se encontraron con una hostilidad declarada, pero sus experiencias en la
Iglesia sua-vizaron esos tiempos difíciles. “Llevábamos a cabo la mutual, donde
cantábamos con los misioneros y teníamos reuniones sociales”, declara.
A los catorce años de edad, el joven
Jorge David discursó en la reunión sacramental y citó principalmente partes de
los folletos misionales, dice. Aquella experiencia, seguida de mu-chas otras,
lo prepararon para el día en que se le apartó como el primer presidente de rama
de Tapachula en 1972 y para otro día posterior en el que el entonces élder
Howard W. Hun-ter del Quórum de los Doce Apóstoles, lo aparto como el primer
presidente de la Estaca Tapachula México, en 1976.
La huella que dejó el élder Hunter
en esta zona sigue presente a medida que los miembros que están en los terrenos
del templo miran a través del valle hacia la colina a la que el élder Hunter
ascendió para ofrecer una oración dedicatoria especial sobre esa zona.
Uno de los miembros antiguos de
Tuxtla Gutiérrez es Fernando Esponda Alcusar, de ochen-ta y un años, del Barrio
Lindavista, Estaca Tuxtla Gutiérrez. Se bautizó en 1964 y uno de sus primeros
recuerdos en la Iglesia es un baile en el que se le asignó vender las entradas para
poder pagar a la banda de música, “Regalé todas las entradas. No vendí ni una”,
dice riéndose.
Su disposición para servir a los
demás, continúa hasta el día de hoy. En calidad de patriarca, ha dado cerca de
quinientas bendiciones, y piensa que el templo ha motivado un cambio en los
miembros, “porque el Señor nos ha bendecido aquí y ha contestado muchas
oraciones”. Por John L. Hart, Liahona, mayo de 2001, pág. 10-11
Carlos Monroy
Bravo
Oriundo
del estado de Hidalgo, conoció el evangelio siendo un joven y se mudó a ka
ciudad de México, D.F Fue notable por su poder para predicar y se le llamó para
integrar el primer sumo consejo de la Estaca de la Ciudad de México.
José Rueda Monroy

El obispo José Rueda junto con su esposa Judith
Silva de Rueda, a un lado del letrero “México”, junto con obispos y presidentes de estaca de distintas partes del mundo, en una
reunión especial en la Universidad e Brigham Young el 4 de abril de 1967.
Andrés Serrano
También
sirvió como misionero. Padre de Celia Serrano Ortiz, que fue directora del Coro
del Benemérito.
Capítulo 3
El Centro Escolar “Benemérito de las Américas”
El primer movimiento para organizar el sistema de escuelas en
México lo inició el Presi-dente Claudio Bowman, Presidente de la Misión
Mexicana. Él logró comprar un terreno en Churubusco para la construcción de una
escuela y se organizó un comité para establecer escuelas en México. Este comité
integrado por el presidente Marion G. Romney, el presi-dente Joseph T. Bentley
y el presidente Claudio Bowman, hizo algunas recomendaciones.
En
1959 la Primera Presidencia aprobó un plan para que escuelas de la Iglesia se
estable-cieran en México, las cuales fueron administradas por lo que se llamó
el Sistema Educativo de la Iglesia que llegó a comprender 34 escuelas
Primarias, tres escuelas Secundarias y un par de escuelas Preparatorias.. A
principios de los años 1960 se fundaron seis escuelas.

El
4 de noviembre de 1963 se rompió el terreno para la edificación de un centro
escolar llamado "Benemerito de Las
Americas" en la ciudad de México.
El Élder Marion G.
Romney en ese entonces miembro del Quórum de los Doce, ofeció la oración
dedicatoria que abrió las venta-nas de los cielos que derramaron abundantes
bendiciones y cuya cosecha a 49 años de su pronunciación ha sido magnífica,
prominente y de sabor sumamente deleitable.
“Este escuela viene directamente como parte del gran movimiento de
restauración del sem-piterno evangelio”...”Reconocemos que este puelbo, los
moradores de esta tierra, tienen en sus venas sangre del padre Lehi, y que son
un pueblo escogido.. Estamos agradecidos de tener instituciones de educación donde
todos pueden aprender y tomar puestos de dirección en la tierra donde viven, y
prepararse también para una actividad fiel de Tu Iglesia.. Te pe-dimos que
bendigas a todos los que vengan aquí; a los maestros, a los alumnos, que todo
lo que se haga aquí conduzca a Tus propósitos y a la salvación y exaltación de
todos aquellos afectados por esta institución..” (Oración dedicatoria, Élder Marion G. Romney).
El
campus consistía de setenta edificios y para 1972 servía a 2,000 estudiantes y
193 miembros del profesorado. Se
construyó con un instituto, un gimnasio, comisariado, edi-ficio de
administración, centro de salud, dormitorios y cincuenta casas para albergar
estudiantes que venían de distintos lugares de todo México. (Paul Toscano, "Church Education in
Mexico," Ensign, September 1972).

El Centro Escolar "Benemérito de las Américas" fue fundado en 1963 por el Profesor Alberto Kenyon Wagner y su Esposa Leona Farnsworth Romney de Wagner quienes fueron sus directores hasta 1975.
El
Centro Escolar Benemérito de las Américas desde sus inicios hasta el año 1984,
brindó servicio educativo a través de una escuela primaria, una secundaria
nocturna, una escuela normal, y actualmente sola da servicio a nivel de
enseñanza media superior, es decir la escuela preparatoria “Benemérito de las
Américas”.
El
Centro Erscolar fue dirigido por varios extraordinarios líderes como Albert
Kenyon Wagner, Carlos Román, Efraín Villalobos Vázquez, Francisco Barrón
Rodríguez y Félix Alberto Martínez Decuir.
A principios del año 1967 se habían construido ya casi la mitad de dos nuevas
alas del edificio actual, que comprenderá una preparatoria para la universidad
y una escuela normal. Y estaba en construcción siete dormitorios más, los que
alojarán a dieciséis estudiantes cada uno.
La escuela comenzó a construirse en 1964 en los 269 hermosos
acres, que en otro tiempo fueron una granja que se extendía hasta el pie del
Monte Chiquito. En aquel tiempo aún había
vacas que pacían tranquilamente, frente al solar que ocupa la escuela, y
la planta de productos lácteos daba trabajo a muchos estudiantes, que se
ayudaban así a pagar sus gastos.
La escuela comenzó solamente con los primeros años de secundaria,
pero desde el mes de febrero de 1967, la Preparatoria abrió
sus puertas. Se iniciaron las clases con una inscripción de 88 alumnos de los
cuales 84 eran miembros, y 4 no miembros. Se
nombró
al Lic. Agrícol Lozano Herrera como su primer director. Hoy en día a mas de 30
generaciones de egresados de sus aulas la Preparatoria cuenta con una
inscripción total de mas de 2,100 estudiantes. en dos modalidades que son
alumnos externos e internos, con dos turnos.

Un grupo de alumnos de la
escuela Benito Juárez, se divierte en los jardines de la moderna
escuela de la Iglesia. (1967)

Desde su sinicios la instrucción religiosa se realizaba mediante
un seminario y un instituto religioso que se en-contraban situados en la vecindad
de la escuela, y que operaban bajo la dirección de Harold Brown, en aquel
tiempo presidente de la Estaca de México.
Observando la escuela,
(página anterior: Harold Brown,
a la derecha. Presidente de la Estaca de México, conversa con el director de la escuela, A. Kenyon Wagner, (1967)
el
presidente Brown comentaba emocionado en 1967: "Cuando estuve aquí hace veinte años, fui presidente de la única
rama que había en la ciudad de México. Hoy día tenemos 15 ramas y barrios y una
estaca de 8.500 miembros. Tenemos suficientes miembros y directores como para
formar tres estacas, si las autoridades así lo decidieran."
"Podemos lograr
aquí, en solamente una generación, ciudadanos responsables y eficaces, que de
otra manera sólo se podrían lograr después de tres o cuatro generaciones",
comentó el presidente Brown
La escuela de la ciudad
de México, ha sido creada especialmente para fortalecer futuros líderes de la
Iglesia. Los jóvenes viven de a cuatro, hay dieciséis en cada edificio. Además
de asistir a la escuela, cuidan sus casas y aprenden así diversas tareas.
.
Los alumnos internos, además de recibir el servicio académico, se constituyen en una esta-ca estudiantil, y dividida en 8 barrios, uno de los cuales es de habla inglesa, con un prome-dio de 150 personas por barrio entre alumnos y familias que supervisan.
Los alumnos internos, además de recibir el servicio académico, se constituyen en una esta-ca estudiantil, y dividida en 8 barrios, uno de los cuales es de habla inglesa, con un prome-dio de 150 personas por barrio entre alumnos y familias que supervisan.
En
sus 49 años de existencia el Benemérito ha afectado positiva y permanentemente
la vida de 80,000 jóvenes que ahora dan servicio a la comunidad y a la Iglesia.
No hay un solo ex-alumno que no experimente emoción al
entonar el Himno del Benemérito.
HImno al Benemérito
¡Benemérito
de las Américas!
Es
el Centro Escolar,
en
sus aulas combatimos
la
ignorancia y la maldad.
Nuestro
lema, es hermoso,
orgulloso,
por eso estoy.
Inteligencia,
poder, luz y verdad
y
en deportes, como en el arte,
B.
de A., B. de A., ¡Vivirá!
En
la escuela un hogar encontré
que
a mi vida cual hierro forjó,
y
en la vida yo he de luchar
por
el bien de la humanidad.
Música y Letra de Prof. Leonardo
Ramírez

El sistema educativo de la Iglesia se ha preocupado porque sus miembros crezcan en conocimiento no solamente espiritual sino tamnbién material. Por tal razón, ha establecido metas específicas entre las cuales se encuentra en primer lugar la de contenido espiritual enfocado al conocimiento divino y el resto de ellas dedicadas al conocimiento secular como se puede ver a continuación:
Fortalecer su testimonio de la divinidad de Jesucristo ysu
evangelio restaurado.
Lograr mayor
eficiencia y estabilidad en su hogares.
. Desarrollar sus habilidades de liderazgo para un eficaz
servicio en la Iglesia.
Asumir sus responsabilidades cívicas.
Mejorar su capacidad vocacional, habilidades de trabajo y
laboriosidad.
Desarrollar
una autoestima, creatividad y la habilidad de solucionar problemas en forma
eficiente.
Por último,
para los Santos de los Últimos Días, la educación es un principio que se
extiende por toda la eternidad. La escritura mormona enseña que "cualquier
principio de inteligencia que logremos en esta vida", nos seguirán en el
más allá (Doctrina y Convenios 130:18).


Jovenes
mormones en México que asisten a seminario.© 2012 Intellectual Reserve, Inc.
Todos los derechos reservados
El Benemérito es por excelencia un semillero de
misioneros, el vivir en el Benemérito es en sí, una enseñanza; los jóvenes
aprenden la autosuficiencia en su aseo, decisiones, relaciones interpersonales
y con la sociedad. El programa de Escultismo complementa la función de
familiares y profesores procedentes de una minuciosa selección


Las reuniones de la Iglesia se realizan en el
centro escolar. En 1994 comenzó una disciplina adicional: el Instituto
Agrícola, ubicado en lo que era el edificio principal del antiguo Rancho
Arbolillo, este departamento cuenta con un curso técnico, profesional y de
negocios en horticultura que dura todo el año. El centro está a la vanguardia
en el desarrollo de la agricultura. Los estudiantes mayores, y los
ex-misioneros pueden recibir instrucción en inglés y en algunos de los oficios
como mecánica, soldadura o computación.
Fuentes de consulta para
este Capítulo
Artículo por Luis Fernando Ríos Moreno, revista
Liahona
Church News, 27 noviembre 1999
El progreso de las
escuelas en México por
Williarn B. Smart (Tomado
de the Church News) en Liahona marzo 1967
Capítulo 4
El Centro de Capacitación Misional de México
Es maravilloso y
emocionante saber lo que ha sucedido en México en cuanto a la obra misional.
Hace algunos años, el presidente Kimball desafió a los miembros de la Igle-sia
en México para que proporcionaran por sí mismos a todos los misioneros
necesarios para proclamar el evangelio restaurado en México. Por muchos años,
desde el principio de la obra misional aquí, la mayor parte de los misioneros
llegaban de fuera. Para poder extender la obra a todo el mundo, como Jesucristo
mandó, se necesita cada vez más y más misioneros. Los santos de México han
respondido positivamente y con determinación a la petición del presidente
Kimball. En un año determinado, de los 1,900 misioneros de tiempo completo que
se encontraban sirviendo en la República Mexicana, el 96% eran mexicanos, esto
es, 1,824 misioneros mexicanos. Y el Centro de Capacitación Misional es la
herra-mienta que ayuda a orientar y capacitar a los misio-neros para llevar a
cabo su obra.

Los
misioneros comían en el hotel en el que se hospedaban, y recibían su
instrucción en el centro de estaca Churubusco, y después en el de Aragón. Estos
misioneros eran transporta-dos diariamente del hotel al centro de estaca por
camiones del Centro Escolar Benemérito de las Américas.
No
fue sino hasta fines de 1983, cuando el Templo de la ciudad de México y el
Centro de Visitantes fueron terminados y dedicados, que el C.C.M. Fue asignado
a usar una parte de las instalaciones ubicadas en la manzana del Templo, y de
este modo, los misioneros pudieron usar los dormitorios, el comedor, el centro
de estaca y una sección del Centro de Visitantes. Saliendo de la recepción,
hacia la derecha, se ve el lado oeste del Centro de Visitantes; en la parte
media de este edificio, había una puerta con un letrero que decía “C.C.M.”.
Esta era la entrada principal al salón y las oficinas del Centro de
Capacitación. Es allí donde el misionero entraba para registrarse y recibir
instrucciones acerca de la compra de materiales de capacitación, etc. En este
salón se llevaban también a cabo las clases de noche y de domingo. Las clases
durante la semana, de las 8:00 a las 17:00 horas, se tienen en el centro de
Estaca, también ubicado dentro de la manzana del Templo. Los misioneros comen
en el espacioso comedor proveído por el Templo para los excursionistas. Este se
encuentra situado muy cerca del Centro de Visitantes, hacia su lado oeste.

Cada
dos jueves por la mañana, las puertas del C.C.M. Se abren a un nuevo grupo de
misioneros. Vienen de todas partes de México, y en un lapso de dos semanas de
estudio intensivo, se transforman en felices, bien orientados y mejor
preparados misioneros. Cuando los misioneros llegan al C.C.M. Se da a cada uno
un compañero o compañera. Después son organizados en distritos, que usualmente
consisten en cuatro compañerismos (parejas). Con distritos de este tamaño, y
guiados por excelentes instructores, fortalecen sus testimonios y desarrollan
las habilidades de enseñar eficazmente el evangelio.

Una de las
generaciones de misioneros con el Pdte. Robert E. Wells
Trabajando
con la presidencia del C.C.M. Se encuentra una secretaria de tiempo completo, y
20 instructores. Los instructores son misioneros que han regresado, y ahora
asisten a la Universidad, los cuales enseñan solamente cuatro horas al día en
el C.C.M.; por supuesto que en dos semanas no se puede aprender todo, pero lo
que se puede hacer es recordarles
mucho
de lo que ya saben, organizándolo en forma útil; enseñándoles los principios
del evangelio, darles técnicas y ayudándoles a obtener pericia y experiencia,
al enseñar el evangelio a otras parejas de misioneros. En las clases por las
noches y los domingos, se les enseñan temas tales como la fe en el Señor
Jesucristo; la administración del tiempo y del dinero; la obediencia, el
arrepentimiento; la salud y prevención de enfermedades, como estudiar y
subrayar las Escrituras.
El
día 28 de noviembre de 2006, fue dedicado el remozado edificio que alberga el
Centro de Capacitación Misional en la ciudad de México. El evento constituyó un
momento histórico por la importancia que representa este edificio. Aquí se
entrenan a los misioneros que servirán en todas las misiones de la República
Mexicana con un potencial de más de cien millones de habitantes.
En
la oración dedicatoria, el presidente Craig C. Christensen, Presidente del Área
de México Sur, recalcó: “Estamos agradecidos, Padre, por las promesas que has
otorgado a esta nación y sobre todo por la fe de la gente que vive dentro de
sus fronteras”. También expresó “desde este día en adelante, este edificio será
reconocido como el Centro de Capacitación Misional de la Ciudad de méxico y
albergará a aquellos que has llamado a particiapr en esta sagrada obra”.
Con
corazones emocionados y agradecidos el élder Christensen dijo: “Te pedimos que
todo el que entre a este Centro de Capacitación Misional pueda tener un gran
respeto por la reverencia y la belleza del mismo”.
De
acuerdo a lo expresado por el presidente Christensen, los misioneros en el
C.C.M. De la ciudad de México, son conducidos a través del espíritu por
magníficos instructores y personal de apoyo, de acuerdo a las instrucciones
recibidas de las Autoridades que presiden la obra misional en el mundo. Los
élderes y las hermanas se capacitan durante diecinueve días antes de ingresar a
sus respectivas misiones.
Hoy
en día no sólo se recibe misioneros de la República Mexicana, sino también
misioneros extranjeros que llegan con corazones gozosos y dispuestos a dar todo
su esfuerzo por servir y representar a Jesucristo. .
Fuentes de consulta para este capítulo
J.
Avril Jesperson – Preparándonos para servir al Señor en el C.C.M. Revista
Liahona
www.
Centro de Capaciación Misional de México
Capítulo 5
Las Colonias Mormonas en el
norte de México
Los primeros colonos santos de los
últimos días llegaron en 1885 y con el tiempo se establecieron siete colonias
en el río Casas Grandes, al norte de Chihuahua, y dos más en el río Bavispe, al
norte de Sonora. A pesar de las dificultades de establecerse en el desierto,
las colonias convivieron en paz durante algunos años. En 1895 se organizó la
primera estaca de México en Colonia Juárez. Los colonos de habla inglesa fueron
expulsados del país durante la revolución que se inició en 1910, pero algunos
regresaron para reclamar sus casas y sus tierras. La mayoría de las colonias
desaparecieron, pero Colonia Dublán y Colonia Juárez, ambas al norte de
Chihuahua, son aún la tierra de muchos de los descendientes de aquellos
primeros colonos.
Muchos
apellidos de los colonizadores de habla inglesa son bien conocidos en la
historia de la Iglesia: Bowman, Brown, Call, Eyring, Hatch, Ivins, Romney,
Taylor, Turley, Johnson y otros. El presidente Marion G. Romney (1897-1988),
Primer Consejero de la primera Presi-dencia, nació allí, como también Camilla
Eyring y Henry Eyring, esposa del presidente Spencer W. Kimball y padre del
Presidente Henry B.Eyring de la Primera Presidencia, res-pectivamente. Aquellos
primeros colonizadores realizaron bien la labor de implantar el Evangelio, y
hoy día, los miembros de ascendencia mexicana superan en número a los des-cendientes
del aquellos pioneros de habla inglesa en las congregaciones locales.
En
Colonia Juárez actualmente se encuentra uno de los templos de la Iglesia en
México, el Templo de Colonia Juárez, Chihuahua, que se dedicó en 1999.
Un
éxodo similar al conducido por Brigham Young al valle de Lago Salado, fue la
larga y ardua jornada de varios cientos de fieles santos al norte de Chihuahua,
México, en 1885. Ellos también fueron mandados por Dios para realizar esta
jornada, y ellos también fueron dirigidos por líderes inspirados. “Venimos a
México con gusto porque lo teníamos que hacer”, dijo un pionero. En ése tiempo,
las autoridades de los Estados Unidos estaban celosamente ejecutando la Ley
Edmunds-Tucker en contra de aquellos que practicaban el matrimonio plural en
los Estados Unidos. Antes de renunciar a los lazos familiares ya establecidos o
de ir a prisión, muchas personas entraron a México como un refugio de la
persecución.
El
Presidente John Taylor comisionó a los élderes George, Teasdale y Moses
Thatcher del Quórum de los Doce, junto con Alexander F. McDonald, presidente de
la Estaca Maricopa en Arizona, y otros, para localizar un lugar de refugio para
los Santos. Finalmente se les concedió permiso de comprar tierras en México
sobre el río Piedras Verdes al norte de Chihuahua, cerca de cien millas al sur
de la frontera de los Estados Unidos. El primer grupo de colonizadores dejaron
Snowflake, Arizona, el 9 de febrero de 1885. Después de seis semanas había
algunos 350 colonizadores acampando a orillas del Río Casas Grandes.

Los primeros colonos en entrar a México llegaron a
fines de 1884 y principios de 1885. George Lake, Isaac Turley, George Sevey y
Alexander F. Macdonald, junto con otros, se organizaron en campos, rentando
algunas tierras cuando era posible. Durante estos pri-meros meses, recibieron
visitas y guía de varias Autoridades de la Iglesia, pero especial-mente de los
Apóstoles Erastus Snow y Moses Thatcher.
Pronto, al Apóstol George Teas-dale le fue dada la asignación de residir
permanentemente entre los colonos. Se hicieron expediciones de exploración una
y otra v ez por estos líderes para encontrar tierras ade-cuadas para adquirir.
Pero al pasar los meses, algunos se
desanimaron de esperar y empa-caron en sus carretas y regresaron con sus
familias a los Estados Unidos, prefiriendo los peligros de encontrarse con los
alguaciles de los Estados Unidos a las tormentas de polvo y al tedio de la vida
en México.
El
10 de enero de 1886, se estableció una colonia – Colonia Juárez – llamada en
honor al gran patriota mexicano, Benito Juárez. Se construyó luego un centro de
reuniones, que también sirvió como escuela y centro social. Se construyó una
presa sobre el río arriba del pueblo, y se edificaron laboriosamente canales, y
tierras fueron allanadas y plantadas.
Menos
de tres meses después de que el pueblo fuera fundado, se organizó una
celebración patriótica. Apropiadamente, se realizó el 21 de marzo, el natalicio
de Don Benito Juárez. Al guardar la tradición mormona de honrar, obedecer y
sostener la ley de la tierra, así como de sostener a sus autoridades, los
Santos invitaron a los líderes políticos de Casas Grandes, la cabecera
municipal. Una bandera roja, blanca y verde, cosida por las hermanas, fue
fijada en lo alto de una asta y vítores fervientes se escucharon: ¡Viva Colonia
Juárez! ¡Viva México!
Después
de tan feliz comienzo, la Colonia Juárez casi desaparece. Menos de un año des-pués
se descubrió que los Santos estaban establecidos sobre el rancho San Diego de
luis Terrazas y no sobre tierra comprada a Gómez del Campo, como ellos
suponían. Fueron forzados a abandonar sus hogares, campos cultivados y canales,
y moverse dos millas al norte sobre el río Piedras Verdes, donde el valle era
estrecho y el suelo rocoso y arenoso.
Sin
embargo, muchos de los pioneros empezaron de nuevo, trazando un pueblo, cavando
canales, y nivelando y plantando la tierra. El agua, una necesidad absoluta
para crecer las cosechas en esta región árida, era escasa. Durante los meses
secos había solo un hilo de agua a lo largo del lecho seco y rocoso del río.
Entonces
una tarde un terremoto severo convulsionó el área, desmoronando partes enormes
de las montañas. Chispas de las rocas prendieron el pastizal seco y la maleza,
y el polvo y humo llenaban el aire. Esa noche se escuchaban todavía ruidos, y
el cielo estaba iluminado por luces y el resplandor de fuegos. Cuando vino la
mañana, para la sorpresa de los Santos, el hilillo de agua en el lecho del río
ahora era una corriente grande. Los temblores de la tierra habían abierto
fuentes calientes veinte millas arriba del río, una fuente de irrigación para
el valle aún hoy en día.
Al
principio hubo dificultades con la adquisición de tierra, enfermedades y
desánimo, y las condiciones eran primitivas. Pero dentro de unos pocos años mas
de 3,000 Santos se habían establecido en México. Se fundaron ocho colonias en
los estados de Chihuahua y Sonora. Al principio las colonias funcionaban como
parte de la misión Mexicana, pero en 1895 fue organizada la Estaca Juárez
(ahora la Estaca Colonia Juárez) con
Anthony W. Ivins como presidente.
A la vuelta del siglo Colonia Juárez era un pueblo
próspero de 750 habitantes. Los huertos estaban en producción, el ganado se
criaba en los ranchos alrededor del pueblo, una curti-duría para una fábrica de
zapatos y para la manufactura de arneses, una quesería, y enva-sado de fruta
ayudaron a aumentar el ingreso de estos industriosos pioneros. Otras siete comunidades
mormonas fueron fundadas después de Colonia Juárez. Colonia Dublán fue fundada en 1889, 18 millas al noreste de Colonia Juárez en la rica meseta del fértil río Casas Grandes. El cultivo de alfalfa, trigo, maíz y frijol la hicieron el centro agrícola de las colonias mormonas.
El hecho de contar con un suelo fértil, la facilidad de contar con el río Casas Grandes, y la construcción eventual de una vía para el ferrocarril, contribuyeron al sostenido crecimiento económico de Colonia Dublán. Para 1900, la población de Colonia Dublán había llegado a 783. Hoy en día, Colonia Dublán alcanza una población de 200.
Pacheco, García y Chuichupa.
Los valles
altos de las montañas de la Sierra Madre fueron explorados por los
colonizadores en los años 1885 y 1886. Para 1887, George C. Williams, Peter
Dillman, y Jesse N. Smith, Jr., habían comenzado a medir tierras que eran parte
de la compra original en el alto río Piedras Verdes. Pronto algunas familias se
establecieron en el lugar que vino a ser Colonia Pacheco así como en la cuenca
de Corrales, dos millas al sur de Pacheco, y en Cave Valley, seis millas al norte. Pacheco mismo fue
organizado como un Barrio en 1891. En el próximo año, se hicieron arreglos para
comprar tierras adyacentes y al sur de
la compra de Corrales. Este fue el sitio de la Colonia Garcia, organizada como Rama en 1895
y como un Barrio en 1898. Sixtus E. Johnson, David Ellis Johnson, William Wallace Haws, David Alvin McClellan,
Alfred Baker, y otros pronto llevaron a cabo exploraciones mas al sur a las
tierras altas conocidas como Chuhuichupa
donde un barrio fue organizado en1900 con George M. Haws como obispo.
Estos
pueblos fueron notorios por su ganado y quesos. Sin embargo, debido a la pobre
transportación, falta de escuelas mas allá del nivel de primaria, y una
prolongada sequía, estas tres colonias una vez prósperas fueron con renuencia
abandonadas,

Cave Valley – Fundada en 1887
La tierra cerca de Cave Valley era fértil y productiva pero el valle era remoto e inaccesible. Era difícil conseguir víveres o realizar el comercio para obtener las provisiones necesarias En 1894, solo diez familias consistentes de 81 peronas estaban viviendo en Cave Valley. Sesi año smas tardes, en 1900, solo dos familias permanecían.
Colonia Garcia / Round Valley. Fundada en 1894 En 1894, mientras que la colonia en Cave Valley estaba decayendo, otra colonia en las montañas estaba naciendo. Alonzo L. Farnsworth, con sus tres esposas y 17 hijos viajaron diez millas al sur y a una altura de 7,000 pies para establecer en Round Valley a la Colonia Garcia.
Colonia Chuichupa – Fundada en 1894. La población registrada de Colonia Chuichupa fue de 80 en 1896 y había alcanzado los 275 justo antes del éxodo de 1912.
Colonia Diaz fue establecida algunas sesenta millas al norte de Dublán, mientras que las colonias Oaxaca y Morelos fueron fundadas setenta millas al este de Diaz en el estado de Sonora. Abandonadas en el tiempo de la Revolución Mexicana de 1912, esos tres pueblos nunca volvieron a ser habitados por los Santos.
Otras comunidades adicionales fueron
fundadas aún en Sonora.
A comienzos
de la década de 1890, George C. Williams y John C. Naegle negociaron la compra
de un terreno de algunas veinte millas a lo largo del río Bavispe. Se localizó
un sitio para un pueblo el día de navidad de 1893. Este vino a ser Colonia
Oaxaca. Fue formalmente organizado como un Barrio en 1894 y creció por los
próximos diez años. En el otoño de 1905 la colonia fue sujeta auna inundación
que destruyó el establecimiento.

En 1888 la
Compañía Mexicana Agrícola y de Colonización fue incorporada con el propósito
de ayudar a los colonos con sus compras de tierras. Usando dinero contribuído
tanto por la Iglesia como por voluntarios individuales, la compañía jugó u n
papel importante en obtener tierras para muchas de las colonias y ayudó a un
número de colonizadores que hubieran sido incapaces de adquirir una propiedad
por si mismos.
Colonia Oaxaca – Fundada en 1892Los primeros colonos en Sonora llegaron el 14 de marzo de 1892- Les tomó casi un mes atravesar la agreste Sierra Madre entre Chihuahua y Sonora. Estos colonos de Sonora lo fueron primero de las colonias en las montañas de Chihuahua..
Colonia Morelos – Fundada en 1900
Se compraron nueve mil acres para la nueva colonia de Morelos localizada 60 millas de Douglas Arizona. Esta colonia tenía el beneficio de contar con dos ríos que convergían, el río de Bavispe y el Rio Batepito.

El
establecer escuelas para sus hijos estuvo entre las primeras prioridades de los
colonos. Pronto hubo casas adecuadas para sus familias, así como otras
evidencias de mejoramiento. Después de 20 años, se había establecido la
Academia Juárez, hoy en día la última de las academias de estaca establecidas
por la Iglesia en ese periodo que está todavía en operación.
¿Porqué
fueron guiados estos valientes Santos dentro de México en 1883? Tal vez la
respuesta final permanece todavía en el futuro. En 1885 la razón inmediata fue
encontrar un refugio donde los hombres pudieran vivir en paz con sus familias.
Sin embargo, esta no es la respuesta completa, pues muchas de las familias que
ayudaron a edificar estas colonias no eran polígamas. Aún después de que el
Manifiesto fue publicado y de que cesó la persecución, estos pobladores y sus
numerosos descendientes escogieron permanecer en México.
Debido
a las condiciones en México durante la revolución de 1910-1912, muchos de los
Santos emigraron a los Estados Unidos, abandonando sus confortables hogares y
prósperos negocios. Un nuevo éxodo había comenzado, esta vez atrás a los
Estados Unidos, de donde estos Santos habían salido menos de 30 años antes.

Alojados en campos temporales con tiendas en
El paso y en Douglas, Arizona, esperaron y soñaron con un pronto retorno a sus
hogares.
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|
Unas pocas familias regresaron dentro de poco
tiempo. Bajo la dirección del obispo Joseph C. Bentley, soportaron los
siguientes siete años de incertidumbre bajo la revolución. Debido a su
fortaleza, fueron el núcleo de Santos en México a quienes otros se les unieron
cuando la violencia revolucionaria había cesado.
¿Porqué
no permanecieron en los Estados Unidos después de que la revolución terminara?
Seguramente no fue el afán del dinero el que los trajo de nuevo a México. Tan
pronto como era ya seguro, una fuerza desconocida pareció compeler a muchos
para regresar a la tierra de su adopción, a hogares saqueados o destruidos, y a
equipo y granjas ahora en un mal estado.
¿Sería
que ellos tenían todavía una misión que cumplir? La Iglesia ahora está bien
estable-cida en México en medio de un pueblo escogido, un pueblo rico en
historia, tradición y herencia – un pueblo del linaje de José, sus
descendientes directos, que son recipientes de las bendiciones de Dios. Los
colonos han contribuido sustancialmente al mejoramiento no solo del pueblo de
los alrededores, sino también a la nación entera. Sus productos han ob-tenido
honores en ferias estatales y nacionales Sus métodos de producción y marketing
han ayudado a mejorar el nivel de vida de muchos.
En
las actividades atléticas, la vida limpia de los Santos, su deportivismo y excelencia
atlética han atraído publicidad favorable hacia la Iglesia. Numerosos
campeonatos estatales y nacionales de baloncesto han sido ganados tanto por
equipos de jóvenes como de seño-ritas.
La
educación sobresale en la lista de los frutos de estas colonias. Al fundarse
los pueblos, aun antes de que se edificaran las casas, se edificaron escuelas.
Antes del término del siglo la Academia de la Estaca Juárez fue organizada. Sus
ex alumnos incluyen presidentes de universidades y muchos profesores de universidades.
Tal vez la más grande contribución es el liderato que ha proveído para las
escuelas de la Iglesia por todo México, pues muchos de los superintendentes,
directores y maestros son graduados de la Academia.
Hay
actualmente quinientos descendientes de aquellos colonizadores originales.
Donde una vez los colonizadores fueron la mayoría, sus descendientes de habla
inglesa ahora forman dos de los barrios de las dos estacas de las colonias, el
Barrio Colonia Juárez Primero y el Barrio Colonia Dublán Primero.
Importantes
como puedan ser todas estas razones, la más grande contribución de las colo-nias
sud en México, probablemente han sido en liderato de la Iglesia y en proveer
misione-ros. Varios residentes anteriores han venido a ser Autoridades
Generales, y muchos presi-dentes de estaca y obispos trazan su línea a los
pioneros de estos pequeños pueblos. En 1925 los ministros y misioneros de todas
las religiones fueron expulsados de México por edicto del gobierno. Durante el
periodo que siguió, hábiles y fieles miembros de la Estaca de Juárez realizaron
heroicamente la labor de guardar a la Iglesia unida y activa a través de todo
México.
Luego
en 1934 se permitió a los misioneros entrar a México y uno de ellos, E. LeRoy
Hatch, ayudó a establecer la Mutual para el beneficio cultural y social de la
gente. Aunque por aproximadamente los próximos quince años solo nacionales de
México fueron permi-tidos de trabajar aquí. Hasta años mas tarde, todos los
presidentes de misión eran también ciudadanos mexicanos. A través de este
periodo las colonias mormonas de Chihuahua pro-porcionaron la mayoría del
liderato y los misioneros para todo México.
La
historia de las colonias mormonas en México tiene un capítulo prominente en la
historia de la Iglesia. Mucho se he escrito de los hombres y mujeres que
colonizaron y establecieron comunidades de fe a finales del siglo XIX. Dos
hijos de la estaca Colonia Juárez – Anthony W. Ivins y Maron G. Romney,
sirvieron en la Primera Presidencia. Han producido varias Autoridades Generales
actuales y anteriores, junto con muchos presidentes de templo, directores de
centros de visitantes y centros de capacitación misional. Además, las colonias
han funcionado como fábrica de presidentes de misión: han dado cerca de 120
presidentes de misión hasta la fecha.
Al menos
parte de la razón de su inusual orden social era el extraordinario calibre de
aque-llos que servían en posiciones de liderato. Ya se ha mencionado de que en los primeros
días los Apóstoles Erastus Snow y Moses Thatcher trabajaron junto con los
Santos en su bús-queda de tierras y en su adaptación a la vida en un país
extraño. Otros que pasaron un tiempo considerable entre los Santos en México fueron
los Apóstoles Francis M. Lyman, Brigham Young, Jr., John W. Taylor, y Abraham
0. Woodruff. Fue otro Apóstol, George Teasdale, que fue nombrado Presidente de
la Misión Mexicana, cuando comprendía a las colonias, en 1890. Teasdale fue
reemplazado por Anthony W. Ivins quien,
en 1895, fue llamado como Presidente de la Estaca Juarez, organizada el mismo
año. Y cuando Ivins fue llamado al Apostolado en 1907, Junius Romney, el mismo
un producto de las colonias, los condujo a través de los años difíciles de la
Revolución Mexicana antes del éxodo.. En todos los niveles, sin embargo,
hombres y mujeres de carácter maravilloso se encontrabanen todos los
establecimientos. Personas como Alexander F. Macdonald, Helaman Pratt, Henry
Eyring, Joseph C. Bentley, Samantha Brimhall Foley, Guy C. Wilson, y Charles
Edmund Richardson, para nombrar a unos pocos.
Aparte del
heroismo de sus vidas, tal vez el tema mas recurrente en los registros de las
colonias, y uno de los logros mas impresionantes de los colonos, es el éxito
que alcanzaron en labrar una existencia respetable en la tierra y en cuidar con
tanto esmero de sus familias. Todos sus demás logros son consecuencia de esto:
de su capacidad para formar, nutrir y educar a sus familias como personas
fieles y dedicadas a la causa del Señor y dedicados al trabajo.
Parley P.
Pratt decía que esto se lo había enseñado el Profeta Jose Smith. Y el aroma y
fra-gancia de Nauvoo fue transplantado a las colonias mormonas del Norte de
México, por así decirlo. Durante los últimos años antes del Éxodo, las colonias
mormonas del norte de méxico presentaban al viajero un dramático contraste de
otras granjas y poblados de todo México. Los mormones tenían casas de ladrillo,
con hermosos jardines y huertos. Órganos, pianos, bibliotecas privadas y
mobiliario confortable eran vistos en el interior de las casas mientras que
maquinaria agrícola moderna y ganado de sangre eran visibles en los campos. Los
colonos eran progresistas, viendo que los niños participarn en eventos
culturales cuando era posible y dándoles una buena educación.
¿Porqué
se han convertido las colonias mormonas en este tesoro de liderato de la
Iglesia? Dos respuestas iniciales, son obvias: Los colonos son bilingües.
Además, crecieron entendiendo y abrazando la cultura y el pueblo latino. Ese
fondo cultural y lingüístico continua trabajando en un tiempo de crecimiento
histórico en México, Centroamérica, Sudamérica y en las regiones de habla
hispana del Caribe.
La
Estaca de Colonia Juárez junto con la
estaca de Colonia Dublán, celebraron el centenario de su fundación el 9 de
diciembre de 1995. Estas estacas se formaron de la división de la estaca
Colonia Juárez en 1990.
Los
colonos en Chihuahua formaron una comunidad de Santos donde el centro de
actividades era la capilla y la Iglesia. Una comunidad donde imperaba el amor a
la familia, el trabajo y la ayuda mutua. Tal sociedad de santos forjó grandes
líderes que han servido como misioneros, presidentes de misión, líderes de
estaca, presidentes de templo y de centros de capacitación misional, entre
otros muchos llamamientos, cuyo impacto se ha dejado sentir en toda
Latinoamérica. Y ya sea al cumplir alguna asignación dentro de la Iglesia, en
la vida profesional y en cualquier forma en que nos hemos asociado con algunos
de ellos, sentimos que nuestra vida ha sido bendecida y en alguna forma ha
cambiado para bien, y dondequiera que se encuentren los descendientes del padre
Lehi, habrá por siempre palabras de gratitud y bendición para ellos. .
Fuentes de consulta para este capítulo
E.LeRoy Hatch, “Mormon Colonies, Beacon of Light in Mexico”
Ensign, Sep. 1972, 23
LaVon B. Whetten and Don L. Searle, “Las Colonias: Once a Haven,
Still aHome” Ensign, Ago. 1985, pág. 41-45
Artículo por B. Carmon Hard
Han escuchado del libro llamado "Buscando amigos entre enemigos: Pancho Villa y los mormones"? que me pueden decir de ese libro?
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